viernes, 24 de marzo de 2023

BILBAO 5ª ETAPA SUS IGLESIAS (4ª PARTE)

 

Basílica de Nuestra Señora de Begoña

L
a basílica de Nuestra Señora de Begoña es el santuario de la Madre de Dios de Begoña, patrona del señorío de Vizcaya,  y está situada en Bilbao.
Su construcción duró algo más de un siglo iniciándose las obras en 1511 y finalizando en 1621.
La Basílica de la Begoña, o la queridísima Amatxu (como la llaman los lugareños por afecto), se encuentra en una de las partes altas de la ciudad.
La relación de Bilbao con el mar es de sobra conocida y notoria, y de esa profunda relación deriva la intensa devoción marinera de las gentes de Bilbao a la Virgen de Begoña. De ahí la vieja costumbre de las gentes del mar de rezar una salve al divisar el Santuario cuando remontaban la ría a la altura del actual barrio de La Salve.
Puente de La Salve
Desde siempre, el pueblo de Bilbao ha tenido una relación especial con Nuestra Señora de Begoña, a quien considera su protectora. Las leyendas cuentan que cuando alguna catástrofe asolaba la ciudad, la gente sacaba a la virgen en procesión por las calles y las inundaciones y las epidemias remitían.   
La parroquia de la anteiglesia de Begoña era el santuario más visitado de Bizkaia, incluso mucho antes de que su imagen titular, una Andra Mari gótica, fuera declarada patrona del territorio en 1738. Situada en un entorno rural formado por casas de labranza, frente a un bosquecillo de encinas y a las puertas de la villa, el actual santuario ocupa el mismo emplazamiento que el antiguo en el centro de la anteiglesia. Aunque el patrón de Bilbao es Santiago, en 1903 la Santa con Pío X declaró a la Virgen de Begoña patrona de Bizkaia. El 27 de marzo de 1908
Pío XI
, el Vaticano otorgó al templo de Begoña el rango de basílica menor. Desde entonces la Basílica de Begoña está adscrita a la Santa Basílica de San Juan de Letrán, por lo que se puede adquirir 
indulgencia
 plenaria según las condiciones acostumbradas. Y es el Papa Pío XI, en 1922, quien estableció como festividad de la Virgen de Begoña el día 11 de octubre.
Las obras de esta  basílica se costearon gracias a la aportación de los fieles: tanto de peregrinos como vecinos de la Villa de Bilbao y la prueba de ello son los pequeños escudos que podemos apreciar en la parte baja de los pilares de la nave central y en las ventanas, donde en lugar de los escudos de armas de las familias nobles encontramos emblemas de personajes, mercaderes y gremios de la Villa que colaboraron.
Según la tradición, el hallazgo en un encinar de la imagen de la Virgen, de autor desconocido, pero cuya antigüedad se remontaba a la misma época en que se fundó la villa de Bilbao,
dio lugar a la construcción de una pequeña ermita, en aquel lugar, para venerarla.
Esta ermita se edificó en el mismo lugar donde se encontró la talla, tal y como dice la leyenda: “en algún momento entre los siglos XIII y XIV, un pastor se encontró en el monte Artagan una talla de madera de la Virgen María. Apareció sobre una encina, como si hubiese brotado de la tierra.  
Los vecinos quisieron buscar un lugar mejor en el que construir una iglesia para venerar la milagrosa imagen, pero se dice que cuando intentaron trasladarla, la talla se enraizó al suelo y una misteriosa voz exclamó: ¡Bego oina! (quieto el pie, en euskera). De ahí que se decidiera ese lugar y la imagen conocida siempre como Begoña se convirtió en patrona de Vizcaya y “amatxu” (mamá) de los vizcaínos.”.
Este templo primitivo consistía en una única nave techada en madera, con una capilla de piedra que contenía la imagen de la virgen, la cual se dice que apareció en ese mismo lugar, un coro y una especie de pórtico, también de madera.
Aunque no se tienen noticias de sus dimensiones, podemos suponer que su longitud coincidiría con las de la nave central de la basílica actual.
Estaba presidida, tras el altar, por un retablo de estilo flamenco, de gran tamaño, que contenía 14 tablas que narraban episodios de la vida y obra de la Virgen María.
Sobre este edificio se levantó, en 1519, aunque su cimentación empezó en 1511, una iglesia, bajo la dirección de Sancho Martínez de Asego, más grande la cual presentaba una planta basilical de tres naves dividida en seis tramos, con una nave central amplia y rematada en una cabecera de ábside poligonal, ochavado de tres planos, y dos naves laterales más bajas acabadas en testeros planos y cubierta, todas ellas, por 18 bóvedas de compleja crucería o estrelladas, sobre diez robustos pilares cilíndricos, distribuidos en dos filas, que daban una apariencia más abierta, y otros tantos adosados a los muros laterales y compuestos por
Bóvedas de crucería
columnillas que
recorren todo el fuste con capiteles vegetales que forman un hermoso, variado y complejo firmamento de nerviaciones y claves. Todo ello sustentados en robustos muros de sillería caliza.
Planta
Al carecer de crucero el interior ofrece una sensación de más amplitud y al mismo tiempo contribuye a dar cierta unidad a los diferentes elementos.
La iluminación procede de  las ventanas apuntadas u ojivales con vidrieras que se ubican en cada uno de los tramos de las naves laterales. 
Al exterior destacan los contrafuertes y arbotantes, elementos que, junto con las ventanas -apuntadas y con molduras-, y las dos portadas laterales de arcos apuntados con jambas y arquivolteado, también de molduras, demuestran el estilo gótico, aunque tardío, que imperaba en el diseño de su arquitecto y tracista Sancho Martínez de Arego.
Las bóvedas y la sacristía, en lo esencial son obra de Juan Ortiz de Olaeta y Martín Ibánez de Zalbidea, y se concluirían a lo largo del siglo XVII. Cabe destacar, que la torre que precedía al templo fue diseñada por Martín de Garita. En 1621, Martín Ibáñez de Zalbidea realizó el coro y en el año 1640, se sustituye el retablo primitivo por uno más estético hecho gracias el escultor Pedro de la Torre, la ejecución la realizó el también arquitecto y escultor An­tonio de Alloytiz.
La imagen de la Virgen no se pudo trasladar a su nueva iglesia hasta diciembre de 1603, cuando fue instalada en un modesto altar mientras se seguía la construcción del nuevo templo.
Portada principal
Aunque, con el paso del tiempo, el estilo fue evolucionando, habiendo perdido algunos elementos góticos, como son las galerías laterales que recorrían el perímetro de las naves y que en nuestro caso es imposible dado la escasa diferencia de altura entre las naves laterales y la central e instalando otros de clara hechura renacentista como podemos observar en la portada principal  que hace gala de un asombroso arco de triunfo, de medio punto, con bóveda de cañón con adornos de casetones de corte completamente renacentista que enamora por lo realista de sus detalles.
La entrada, después del portalón, es un arco escarzano, con frontón triangular y dobles columnas laterales de zócalos altos, que cuenta con abundante decoración representando a las virtudes,
La Justicia y la Fortaleza
La Fe y la Caridad
en l
clave aparece labrada una bella imagen de la Prudencia, que parece sujetar la cartela que recuerda la prerrogativa de la basílica de conceder "indulgencias  plenarias"      mientras en los zócalos laterales aparecen la Fe y la Caridad , en el lado izquierdo según miramos y de la Justicia y la Fortaleza, en el lado derecho unidas al cuerpo central por medio de vegetación.
S. Pablo
S. Pedro
En las enjutas de la portada encontramos, en dos medallones, las imágenes de San Pedro, a la izquierda y San Pablo a la derecha. 
Bajo el frontón, en cuyo tímpano hay una representación de Dios Padre, encontramos, escoltada por dos pilastras, una representación de la Coronación de la Virgen. 
Y para cerrar el tímpano de la portada en su parte superior encontramos un óculo redondeado a modo de rosetón.
En su interior está el coro, de cierto talante y diseño clasicista con su balaustrada de piedra sobre  un arco carpanel y, en las claves, los escudos de los Leguizamón, patronos de la iglesia, sobre cruz de Santiago y entre angelotes.
Escudo de los Leguizamón

El escudo de la familia Leguizamón también aparece en la sepultura que se conserva en el suelo ante el altar. En el coro se encuentra el magnífico órgano de estilo romántico construido en París en 1884 por Cavaillé-Coll, uno de los organeros más renombrados de la historia.
El edificio cuenta con tres entradas, las laterales, producto de muchas restauraciones, son adinteladas, se encuentran enmarcadas por pilastras y se rematan con frontón, y la puerta central ya descrita, que junto con la torre campanario compuesta de varios cuerpos son obra de Basterra ya en el siglo XX.
Puerta lateral adintelada

Begoña fue golpeada por las sucesivas contiendas que se produjeron durante el siglo XIX. En la guerra de la independencia, 1808, las tropas napoleónicas saquearon la villa y el santuario provocando grandes destrozos en el edificio y asesinando al párroco.
Además en el transcurso de la guerra carlista, la basílica de Begoña tuvo un papel estratégico durante los asedios carlistas del siglo XIX, resultando dañada durante los mismos ya que gracias a la posición que posee, con una perspectiva bastante amplia de la ciudad, formaba parte del perímetro defensivo de Bilbao.
A pesar de mantenerse erguida la mayor parte del tiempo, en 1835, durante la primera guerra carlista, las fuerzas liberales con el fin de que no fuera usada de la misma manera por el bando enemigo,
procedieron a minar el campanario, desplomándose éste sobre parte de las bóvedas, destruyéndolas.
El 15 de junio de ese mismo año, el famoso  general Zumalacárregui recibió una herida de bala, en los alrededores de la iglesia, herida que le acabaría matando 9 días después; lo que hizo del templo un lugar de peregrinación carlista.
En 1836, los liberales resistieron un nuevo embate de los carlistas, aunque por desgracia utilizando como combustible armarios, entarimados y el retablo barroco, que sería sustituido por uno de estilo isabelino en 1869.
La imagen de la virgen, durante estos hechos, fue salvada gracias a que sus devotos tuvieron la precaución de trasladarla a la iglesia de Santiago (hoy catedral) de la villa.
Las obras de reparación del templo fueron costeadas por el ayuntamiento y la imagen fue devuelta a su santuario. Las obras de la nueva torre acabaron en 1850.
  En 1862 un rayo derribó su parte superior: la cruz y la linterna, tras lo cual se instaló el primer pararrayos de su historia.
En 1873, durante la tercera guerra carlista, la basílica, de nuevo, sufre bombardeos y varios intentos de incendio, lo que provoca el desplome de la torre sobre la bóveda de la nave.
En 1876 se vuelven a iniciar las obras de restauración, que culminaron con la finalización, por tercera vez, de la torre en 1881. La nueva torre tendrá corta vida, ya que en 1900, tras la coronación canónica de la imagen de la Virgen, comenzó la demolición de la misma.
En 1928 la iglesia fue consagrada de nuevo, luciendo ya la nueva torre, obra del arquitecto José María Basterra.
El último gran cambio de la Basílica se produjo hace apenas 20 años, cuando se limpió la piedra, se reformó su reloj, carillón y campanas. El reloj carillón, construido en Suiza, consta de 24 campanas que tocan hasta 7 melodías diferentes,  algunas de ellas pesan más de una tonelada.
Originalmente, además de ese estilo gótico que tiene se encontraban elementos del barroco, pero las sucesivas restauraciones le otorgan un cierto estilo más isabelino. También posee toques de cualidades eclécticas y manierista.
Campanas
Sin embargo, a pesar de adolecer de cierto eclecticismo, por esa mezcolanza de elementos de distinta hechura, no pierde el estilo unitario gótico que permite su catalogación como monumento perteneciente a ese estilo arquitectónico.
En el interior de la basílica destaca el magnífico retablo barroco que poseía la iglesia desapareció durante la primera Guerra Carlista, siendo sustituido en 1869 por el actual, de estilo isabelino con trazos neoclásicos, de madera dorada, diseñado por Modesto Echániz.
Retablo Mayor
Se compone de predela, un solo cuerpo gigante de tres calles y ático con cuatro columnas estriadas separadoras, las cuales se rematan con capiteles de orden corintio y se prolongan con un entablamento. Cierra la estructura un tímpano semicircular partido sobre el cual, centrada y dominando todo el conjunto, aparece la figura del Espíritu Santo irradiando rayos luminosos.
El nicho central lo preside una talla gótica (de finales del siglo XIII comienzos del XIV) de la Virgen de Begoña, es de madera policromada de vivos colores y mide 117cm
. A los lados, en las calles laterales y en sus correspondientes hornacinas, hay una talla del Sagrado Corazón de Jesús y otra de San José con el niño, ambas del siglo XIX y ésta última que sustituyó al San Juan Bautista, que hoy se sitúa junto al acceso de la sacristía. 
En el ático, la figura de paloma, símbolo del Espíritu Santo, corona el conjunto, mientras dos enormes angelotes parecen custodiarla
En el altar esta la mesa d
e mármol de Carrara, parcialmente policromada, y que lleva el anagrama de la Virgen, las letras VM entrelazadas.  En el lado del evangelio hay un sagrario de piedra con portezuela de medio punto y de forja, procedente de la parroquia de Nabarniz (Busturialdea-Bizkaia). Obra tardogótica de estilo hispano flamenco de comienzos del siglo XVI, hacia 1500-1520. Y
 en el de la epístola una pila bautismal de mármol jaspeado de Ereño (Bizkaia) del siglo XVIII.
A lo largo de los muros laterales varios lienzos al óleo, recientemente restaurados, narran temas relacionados con la Sagrada Familia. Se sabe que proceden de Sevilla -algunos copian pinturas de Murillo - y que llegaron a Bizkaia a principios del siglo XVIII. 
Vamos a hacer un sucinto recorrido por los muros reconociendo dichos cuadros, para ello entraremos por la nave de la epístola, según se entra a mano derecha, y en su muro lateral podemos observar “La Bajada en procesión”, es un óleo realizado por Ramón Elorriaga en 1860 y  
Pila bautismal
que conmemora la bajada procesional de la Amatxu a Bilbao con motivo de la epidemia de cólera morbo que asoló el país en 1855, Bajo este lienzo se encuentra un extraordinario "Cristo Crucificado" de gran devoción entre los parroquianos.
A continuación encontramos los primeros lienzos de gran tamaño, correspondientes a la serie pictórica dedicada a San José y la Sagrada Familia. Podemos apreciar los correspondientes a “La Muerte de San José”, “La Predicación en el Templo” o “Jesús entre los doctores”. Entre medio, advertimos las tallas de los patronos de Bizkaia, San Valentín de Berriotxoa, dominico natural de Elorrio martirizado en Vietnam en 1861, y San Ignacio de Loyolafundador de la “Compañía de Jesús”. En el cuadro siguiente vemos la curiosa escena de “La Sagrada Familia y San Juan niño”. En la cabecera de esta nave se halla “La huida a Egipto” y la talla de San Juan Bautista, a cuyos pies se encuentra la pila bautismal ya comentada.
Tumba de los Lequizamón
Ya nos encontramos a
nte las escaleras que se elevan hacia el altar mayor y donde se encuentra la antiquísima y al mismo tiempo sencilla tumba de los patrones del santuario: señores de Leguizamón.
Nos dirigimos a la nave Evangelio y en la cabecera de la nave descubrimos “La Natividad de María” y, en el muro lateral, “El Sueño de José -Concepción de María-”, “Adoración de los pastores”, “Epifanía de Nuestro Señor” y “El Sueño de José -Matanza de los inocentes-”, que completan la serie pictórica de nueve magníficas pinturas. 
En el último tramo vemos el gran lienzo al óleo realizado por José de Echenagusia en 1902 y que representa la “Coronación Canónica de Nuestra Señora de Begoña”, acto que tuvo lugar el 8 de septiembre de 1900, en el que se pueden distinguir las vestimentas litúrgicas utilizadas para tan relevante celebración.
Cajoneras de la sacristía
Sacristía
La sacristía, obra también de Basterra, presenta una impresionante 
cajonería de roble de Eslavonia (Croacia), de estilo barroco, diseñada por el arquitecto Emiliano Amann.
Una curiosidad, aunque comentada con anterioridad es que el barrio bilbaíno de "La Salve" recibe su nombre del hecho de que el recodo de la Ría de Bilbao que pasa al lado de este barrio era el primer lugar desde el cual los marineros que volvían a la ciudad veían las torres de la basílica de Begoña, y allí empezaban tradicionalmente a rezar una "Salve" a la Virgen, en agradecimiento por haberles protegido en sus viajes marineros”.
Para el 11 de Octubre, uno de los homenajes más celebres es la romería de la “Amatxu”. Se inicia por la tarde/noche en Arenal, plaza del Arriaga. Se recorre el Casco Viejo y se sube por las Calzadas de Mallona hasta llegar a la basílica donde tras unas palabras del romero de honor se procede a celebrar una misa sagrada
  en nombre de la “amatxu” de Bilbao.
El 15 de agosto, festividad de la Asunción de María y el 11 de octubre, fiesta de Nuestra Señora de Begoña, conocido popularmente como el “Día de la Amatxu”. la imagen de la Virgen porta un bello manto blanco. Durante la fiesta de la Inmaculada Concepción lleva un manto celeste y un manto granate en la fiesta de Pentecostés. 
No es, o no sería raro, que al realizar nuestra visita a la “amatxu” encontrásemos a los integrantes de algún equipo deportivo de fútbol, baloncesto u otras disciplinas deportivas como el Athletic Club, el Bilbao Basket u otros en la iglesia. Y es que es una tradición visitar a la Virgen para agradecerle las victorias  o los títulos logrados a lo largo de la temporada, así como rogar por las futuras victorias.
Los txikiteros son grupos de amigos que solían quedar después de trabajar para tomar algo antes de ir a casa. Y claro, entre charla y charla se venían arriba y terminaban cantando canciones a coro y a capela, las famosas bilbainadas.
Se llaman así por el tiquito, el vaso “de culo” en el que tradicionalmente se servía el vino en el Bilbao del siglo XX. 
Los txikiteros son casi una institución en Bilbao, y celebran su día el mismo día que la Patrona de Bilbao, el 11 de octubre. Ese día, entre otras actividades, se hace una ofrenda floral a la Virgen de Begoña en la hornacina que se encuentra en el Palacio Yohn –edificio conocido como La Bolsa–, se entona a coro el himno La Salve de los Txikiteros, y después se ofrece un lunch popular.
Por otro lado, siempre ha sido costumbre entre los txikiteros bilbaínos donar la calderilla sobrante del pago de las rondas. Sobras que se depositaban en una hucha, que se encuentra empotrada en la esquina –frente a la hornacina–, único punto del Casco Viejo desde el que es visible la Basílica de Begoña. Y es en este día en el que también se procede al recuento de la hucha de los txikiteros. Si bien antes la recaudación se entregaba para el cuidado de los huérfanos de la Villa, popularmente conocidos como niños de la Casilla, hoy en día se dona a programas de diversas ONG’s.
Para llegar la Basílica de Begoña, puedes ir a pie desde el Casco Antiguo, en concreto desde la Plaza Unamuno y subir los 323 escalones de las conocidas Calzadas de Mallona hasta la calle Virgen de Begoña que te hace llegar hasta la Basílica.
Para finalizar la entrada vamos a ver la serie de cuadros que visten y enriquecen los muros interiores de esta preciosa basílica.
Coronación canónica de Nuestra Selñora de Begoña
La bajada en procesión


 

 




Muerte de S. José


Jesús entre los doctores


 

 

 


Huida a Egipto
Sagrada Familia y S. Juan niño









     



Natividad de María
  
El sueño de José "La Concepción
de María"


Adoración de los pastores

La Epifanía (Adoración de los
Reyes Magos)

El sueño de José "Matanza de los Inocentes"


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