Basílica de Nuestra
Señora de Begoña
La basílica de Nuestra Señora de
Begoña es el santuario de la Madre de Dios de Begoña, patrona del
señorío de Vizcaya, y está situada
en Bilbao.
Su construcción duró algo más de un
siglo iniciándose las obras en 1511 y finalizando en 1621.
La Basílica de la Begoña, o la queridísima Amatxu (como
la llaman los lugareños por afecto), se encuentra en una de las partes altas de
la ciudad.
La relación de Bilbao con
el mar es de sobra conocida y notoria, y de esa profunda relación deriva la
intensa devoción marinera de las gentes de Bilbao a la Virgen de Begoña. De ahí
la vieja costumbre de las gentes del mar de rezar una salve al divisar el
Santuario cuando remontaban la ría a la altura del actual barrio de La Salve.
Puente de La Salve |
Desde siempre, el pueblo de Bilbao ha
tenido una relación especial con Nuestra Señora de Begoña, a quien considera su protectora. Las leyendas cuentan que
cuando alguna catástrofe asolaba la ciudad, la gente sacaba a la virgen en
procesión por las calles y las inundaciones y las epidemias remitían.
La parroquia de la
anteiglesia de Begoña era el santuario más visitado de Bizkaia, incluso mucho
antes de que su imagen titular, una Andra Mari gótica, fuera declarada patrona
del territorio en 1738. Situada en un entorno rural formado por casas de
labranza, frente a un bosquecillo de encinas y a las puertas de la villa, el
actual santuario ocupa el mismo emplazamiento que el antiguo en el centro de la
anteiglesia. Aunque el patrón de Bilbao
es Santiago, en 1903 la Santa con Pío X declaró a la Virgen de Begoña patrona
de Bizkaia. El 27 de marzo de 1908
, el Vaticano otorgó
al templo de Begoña el rango de basílica menor. Desde entonces la Basílica de
Begoña está adscrita a la Santa Basílica de San Juan de Letrán, por lo que se
puede adquirir indulgencia plenaria según las condiciones acostumbradas.
Y es el Papa Pío XI, en 1922, quien estableció como festividad de la Virgen de Begoña el
día 11 de octubre.
Pío XI |
Las obras de esta basílica se costearon gracias a la aportación
de los fieles: tanto de peregrinos como vecinos de la Villa de Bilbao y la
prueba de ello son los pequeños escudos que podemos apreciar en la parte baja
de los pilares de la nave central y en las ventanas, donde en lugar de los
escudos de armas de las familias nobles encontramos emblemas de personajes, mercaderes
y gremios de la Villa que colaboraron.
Según la tradición, el hallazgo en un
encinar de la imagen de la Virgen, de autor desconocido, pero cuya antigüedad
se remontaba a la misma época en que se fundó la villa de Bilbao, dio lugar a la construcción de una pequeña ermita,
en aquel lugar, para venerarla.
Esta ermita se edificó en el mismo lugar donde se encontró la talla, tal y como dice la leyenda: “en algún momento entre los siglos XIII y XIV, un pastor se encontró en el monte Artagan una talla de madera de la Virgen María. Apareció sobre una encina, como si hubiese brotado de la tierra.
Los vecinos quisieron buscar un lugar mejor en el que construir una iglesia para venerar la milagrosa imagen, pero se dice que cuando intentaron trasladarla, la talla se enraizó al suelo y una misteriosa voz exclamó: ¡Bego oina! (quieto el pie, en euskera). De ahí que se decidiera ese lugar y la imagen conocida siempre como Begoña se convirtió en patrona de Vizcaya y “amatxu” (mamá) de los vizcaínos.”.
Este templo primitivo consistía en una
única nave techada en madera, con una capilla de piedra que contenía la imagen
de la virgen, la cual se dice que apareció en ese mismo lugar, un coro y una
especie de pórtico, también de madera.
Aunque no se tienen noticias de sus
dimensiones, podemos suponer que su longitud coincidiría con las de la nave
central de la basílica actual.
Estaba presidida,
tras el altar, por un retablo de estilo flamenco, de gran tamaño, que contenía
14 tablas que narraban episodios de la vida y obra de la Virgen María.
Sobre este edificio se
levantó, en 1519, aunque su cimentación empezó en 1511, una iglesia, bajo la
dirección de Sancho Martínez de Asego, más grande la cual presentaba una planta
basilical de tres naves dividida en seis tramos, con una nave central amplia y
rematada en una cabecera de ábside poligonal, ochavado de tres planos, y dos
naves laterales más bajas acabadas en testeros planos y cubierta, todas ellas,
por 18 bóvedas de compleja crucería o estrelladas, sobre diez robustos pilares
cilíndricos, distribuidos en dos filas, que daban una apariencia más abierta, y
otros tantos adosados a los muros laterales y compuestos por
columnillas que
recorren todo el fuste con capiteles vegetales que forman un hermoso, variado y
complejo firmamento de nerviaciones y claves. Todo
ello sustentados en robustos muros de sillería caliza.
Bóvedas de crucería |
Al carecer de crucero el
interior ofrece una sensación de más amplitud y al mismo tiempo contribuye a dar
cierta unidad a los diferentes elementos.
La iluminación procede de las ventanas apuntadas
u ojivales con vidrieras que se ubican en cada uno de los tramos de las naves
laterales.
Al exterior destacan los
contrafuertes y arbotantes, elementos que, junto con las ventanas -apuntadas y con
molduras-, y las dos portadas laterales de arcos apuntados con jambas y
arquivolteado, también de molduras, demuestran el
estilo gótico, aunque tardío, que imperaba en el diseño de su arquitecto y
tracista Sancho Martínez de Arego.
Las bóvedas y la sacristía, en lo
esencial son obra de Juan Ortiz de Olaeta y Martín Ibánez de Zalbidea, y se concluirían
a lo largo del siglo XVII. Cabe destacar, que la
torre que precedía al templo fue diseñada por Martín de Garita. En 1621, Martín Ibáñez de Zalbidea realizó el
coro y en el año 1640, se sustituye el retablo
primitivo por uno más estético hecho gracias el escultor Pedro de la Torre, la ejecución la
realizó el también arquitecto y escultor Antonio de Alloytiz.
La imagen de la Virgen no
se pudo trasladar a su nueva iglesia hasta diciembre de 1603, cuando fue
instalada en un modesto altar mientras se seguía la construcción del nuevo
templo.
Portada principal |
La entrada, después del
portalón, es un arco escarzano, con frontón triangular y dobles columnas
laterales de zócalos altos, que cuenta con abundante decoración representando a las
virtudes,
en la clave aparece
labrada una bella imagen de la Prudencia, que parece sujetar la cartela que recuerda la prerrogativa de la basílica de conceder "indulgencias plenarias" mientras en los zócalos laterales
aparecen la Fe y la Caridad , en el lado izquierdo según miramos y de
la Justicia y la Fortaleza, en el lado derecho unidas al cuerpo central por medio de
vegetación.
La Justicia y la Fortaleza |
La Fe y la Caridad |
S. Pablo |
S. Pedro |
Bajo el frontón, en cuyo
tímpano hay una representación de Dios Padre, encontramos, escoltada por dos
pilastras, una representación de la Coronación de la Virgen.
Y para cerrar el tímpano
de la portada en su parte superior encontramos un óculo redondeado a modo de
rosetón.
En su interior está el
coro, de cierto talante y diseño clasicista con su balaustrada de piedra sobre
un arco carpanel y, en las claves, los escudos de los Leguizamón, patronos de la iglesia, sobre
cruz de Santiago y entre angelotes.
Escudo de los Leguizamón |
El
escudo de la familia Leguizamón también aparece en la sepultura que
se conserva en el suelo ante el altar. En el coro se encuentra el magnífico órgano
de estilo romántico construido en París en 1884 por Cavaillé-Coll, uno de los organeros más renombrados de
la historia.
El edificio cuenta con
tres entradas, las laterales, producto de muchas restauraciones, son adinteladas,
se encuentran enmarcadas por pilastras y se rematan con frontón, y la puerta central
ya descrita, que junto con la torre campanario
compuesta de varios cuerpos son obra de Basterra ya en el siglo XX.
Puerta lateral adintelada |
Begoña fue golpeada por las
sucesivas contiendas que se produjeron durante el siglo XIX. En la guerra de la
independencia, 1808, las tropas napoleónicas saquearon la villa y el santuario provocando
grandes destrozos en el edificio y asesinando al párroco.
Además
en el transcurso de la guerra carlista, la basílica de Begoña tuvo un papel
estratégico durante los asedios carlistas del siglo XIX,
resultando dañada durante los mismos ya que
gracias a la posición que posee, con una perspectiva bastante amplia de la
ciudad, formaba parte del perímetro defensivo de Bilbao.
A
pesar de mantenerse erguida la mayor parte del tiempo, en 1835, durante la
primera guerra carlista, las fuerzas liberales con el fin de que no fuera usada
de la misma manera por el bando enemigo, procedieron a minar el
campanario, desplomándose éste sobre parte de las bóvedas, destruyéndolas.
El 15 de junio de ese mismo año, el famoso general Zumalacárregui recibió
una herida de bala, en los alrededores de la iglesia, herida que le
acabaría matando 9 días después; lo que hizo del templo un lugar de
peregrinación carlista.
En 1836, los liberales resistieron un
nuevo embate de los carlistas, aunque por desgracia utilizando como combustible
armarios, entarimados y el retablo barroco, que sería sustituido por uno de
estilo isabelino en 1869.
La imagen de la virgen,
durante estos hechos, fue salvada gracias a que sus devotos tuvieron la
precaución de trasladarla a la iglesia de Santiago (hoy catedral) de
la villa.
Las obras de reparación
del templo fueron costeadas por el ayuntamiento y la imagen fue devuelta a su
santuario. Las obras de la nueva torre acabaron en 1850. En 1862 un rayo derribó su parte superior: la
cruz y la linterna, tras lo cual se instaló el primer pararrayos de su
historia.
En 1873, durante la tercera guerra carlista, la basílica, de
nuevo, sufre bombardeos y varios intentos de incendio, lo que provoca el
desplome de la torre sobre la bóveda de la nave.
En 1876 se vuelven a
iniciar las obras de restauración, que culminaron con la finalización, por
tercera vez, de la torre en 1881. La nueva torre tendrá corta vida, ya que en
1900, tras la coronación canónica de la imagen de la Virgen, comenzó la
demolición de la misma.
En 1928 la iglesia fue
consagrada de nuevo, luciendo ya la nueva torre, obra del arquitecto José María Basterra.
El último gran cambio de
la Basílica se produjo hace apenas 20 años, cuando se limpió la piedra, se
reformó su reloj, carillón y campanas. El reloj carillón, construido en Suiza,
consta de 24 campanas que tocan hasta 7 melodías diferentes, algunas de ellas pesan más de una tonelada.
Originalmente, además de ese estilo
gótico que tiene se encontraban elementos del barroco, pero las sucesivas restauraciones
le otorgan un cierto estilo más isabelino. También posee toques de cualidades
eclécticas y manierista.
Sin embargo, a pesar de
adolecer de cierto eclecticismo, por esa mezcolanza de elementos de distinta
hechura, no pierde el estilo unitario gótico que permite su catalogación como
monumento perteneciente a ese estilo arquitectónico.
Campanas |
En el interior de la basílica destaca el
magnífico retablo barroco que poseía la iglesia desapareció durante la primera
Guerra Carlista, siendo sustituido en 1869 por el actual, de estilo isabelino
con trazos neoclásicos, de madera dorada, diseñado por Modesto Echániz.
Retablo Mayor |
Se compone de predela, un solo cuerpo
gigante de tres calles y ático con cuatro columnas estriadas
separadoras, las cuales se rematan con capiteles de orden corintio
y se prolongan con un entablamento.
Cierra la estructura un tímpano semicircular partido sobre el cual, centrada y dominando
todo el conjunto, aparece la figura del Espíritu Santo irradiando rayos luminosos.
El nicho central lo preside una talla
gótica (de finales del siglo XIII comienzos del XIV) de la Virgen de Begoña, es
de madera policromada de vivos colores y mide 117cm.
A los lados, en las calles laterales y en sus correspondientes hornacinas, hay
una talla del Sagrado Corazón de Jesús y otra de San José con el niño, ambas del siglo XIX y ésta última que sustituyó al San Juan Bautista, que hoy se sitúa junto al
acceso de la sacristía. En el
ático, la figura de paloma, símbolo del Espíritu Santo, corona el conjunto,
mientras dos enormes angelotes parecen custodiarla
En el altar esta la mesa de mármol de Carrara, parcialmente
policromada, y que lleva el anagrama de la Virgen, las letras VM entrelazadas. En el lado del evangelio hay un sagrario de piedra con portezuela de medio punto y de forja, procedente de la parroquia de Nabarniz (Busturialdea-Bizkaia). Obra tardogótica de estilo hispano flamenco de comienzos del siglo XVI, hacia
1500-1520. Y en el de la epístola una pila bautismal de mármol jaspeado de Ereño (Bizkaia) del siglo XVIII.
A lo largo de los muros laterales varios
lienzos al óleo, recientemente restaurados, narran temas relacionados con la
Sagrada Familia. Se sabe que proceden de Sevilla -algunos copian pinturas de
Murillo - y que llegaron a Bizkaia a principios del siglo XVIII.
Vamos a hacer un sucinto recorrido por los muros reconociendo dichos cuadros, para ello entraremos por la nave de la epístola, según se entra a mano derecha, y en su
muro lateral podemos observar “La Bajada en procesión”, es un óleo realizado por Ramón Elorriaga en 1860 y
que conmemora la bajada
procesional de la Amatxu a Bilbao con motivo de la epidemia de cólera morbo que
asoló el país en 1855, Bajo
este lienzo se encuentra un extraordinario "Cristo Crucificado" de
gran devoción entre los parroquianos.
Pila bautismal |
A continuación encontramos los primeros lienzos de gran tamaño, correspondientes a la serie
pictórica dedicada a San José y la Sagrada Familia. Podemos apreciar los correspondientes a “La
Muerte de San José”, “La Predicación en el Templo” o “Jesús
entre los doctores”. Entre medio, advertimos las tallas de los patronos de
Bizkaia, San Valentín de Berriotxoa, dominico natural de Elorrio martirizado en Vietnam en 1861,
y San Ignacio de Loyola, fundador
de la “Compañía de Jesús”.
En el cuadro siguiente vemos la curiosa escena de “La Sagrada Familia y San Juan niño”. En
la cabecera de esta nave se halla “La huida a Egipto” y la talla de San Juan Bautista, a cuyos pies se encuentra la pila bautismal ya comentada.
Tumba de los Lequizamón |
Nos dirigimos a la nave Evangelio y en la cabecera de la nave
descubrimos “La Natividad de María” y, en el muro lateral, “El
Sueño de José -Concepción de María-”, “Adoración de los pastores”, “Epifanía
de Nuestro Señor” y “El Sueño de José -Matanza de los inocentes-”, que completan la serie pictórica de nueve magníficas pinturas.
En el
último tramo vemos el gran lienzo al óleo realizado por José de Echenagusia en 1902 y que representa la “Coronación Canónica de
Nuestra Señora de Begoña”, acto que tuvo lugar el 8 de septiembre de 1900, en
el que se pueden distinguir las vestimentas litúrgicas utilizadas para tan
relevante celebración.
Cajoneras de la sacristía |
Sacristía |
Una curiosidad, aunque comentada con
anterioridad es que el barrio bilbaíno de "La Salve" recibe su nombre
del hecho de que el recodo de la Ría de Bilbao que pasa al lado de este barrio
era el primer lugar desde el cual los marineros que volvían a la ciudad veían
las torres de la basílica de Begoña, y allí empezaban tradicionalmente a rezar
una "Salve"
a la Virgen, en agradecimiento por haberles protegido en sus viajes marineros”.
Para el 11 de Octubre, uno de los
homenajes más celebres es la romería de la “Amatxu”. Se inicia por la
tarde/noche en Arenal, plaza del Arriaga. Se recorre el Casco Viejo y se sube
por las Calzadas de Mallona hasta llegar a la basílica donde tras unas palabras
del romero de honor se procede a celebrar una misa sagrada en nombre de la “amatxu” de Bilbao.
El 15 de agosto, festividad de la Asunción de María y el 11 de octubre, fiesta de Nuestra Señora de Begoña, conocido
popularmente como el “Día
de la Amatxu”. la imagen de la Virgen porta un bello manto blanco. Durante
la fiesta de la Inmaculada Concepción lleva un manto celeste y un manto granate en la fiesta de Pentecostés.
No es, o no sería raro, que al realizar nuestra visita a la “amatxu”
encontrásemos a los integrantes de algún equipo deportivo de fútbol, baloncesto
u otras disciplinas deportivas como el Athletic Club, el Bilbao Basket u otros
en la iglesia. Y es que es una tradición visitar a la Virgen
para agradecerle las victorias o
los títulos logrados a lo largo de la temporada, así como rogar por las
futuras victorias.
Los txikiteros son grupos de
amigos que solían quedar después de trabajar para tomar algo antes de ir a casa. Y claro, entre charla y charla se venían
arriba y terminaban cantando canciones a coro y a
capela, las famosas bilbainadas.
Se llaman así por el tiquito, el vaso “de culo” en el que tradicionalmente se
servía el vino en el Bilbao del siglo XX.
Los txikiteros son casi una institución
en Bilbao, y celebran su día el mismo día que la Patrona de Bilbao, el 11 de
octubre. Ese día, entre otras actividades, se hace una ofrenda floral a la
Virgen de Begoña en la hornacina que se encuentra en el Palacio Yohn –edificio
conocido como La Bolsa–, se entona a coro el himno La Salve de los
Txikiteros, y después se ofrece un lunch popular.
Por otro lado, siempre ha sido costumbre
entre los txikiteros bilbaínos donar la calderilla sobrante del pago
de las rondas. Sobras que se depositaban en una hucha, que se encuentra empotrada
en la esquina –frente a la hornacina–, único punto del Casco Viejo desde
el que es visible la Basílica de
Begoña. Y es en este día en el que también se procede al recuento de
la hucha de los txikiteros. Si bien antes la recaudación se entregaba para
el cuidado de los huérfanos de la Villa, popularmente conocidos como niños de
la Casilla, hoy en día se dona a programas de diversas ONG’s.
Para llegar la Basílica
de Begoña, puedes ir a pie desde el Casco Antiguo, en concreto desde la Plaza
Unamuno y subir los 323 escalones de las conocidas Calzadas de Mallona hasta la
calle Virgen de Begoña que te hace llegar hasta la Basílica.
Para finalizar la entrada vamos a ver la serie de cuadros que visten y enriquecen los muros interiores de esta preciosa basílica.
Muerte de S. José |
Jesús entre los doctores |
Huida a Egipto |
Sagrada Familia y S. Juan niño |
Natividad de María |
El sueño de José "La Concepción de María" |
Adoración de los pastores |
La Epifanía (Adoración de los Reyes Magos) |
El sueño de José "Matanza de los Inocentes" |