miércoles, 28 de diciembre de 2022

BILBAO 5ª ETAPA SUS IGLESIAS (1ª PARTE)

Como dicen los taurinos "no hay quinto malo", pues nosotros vamos a ver en esta quinta etapa las iglesias que físicamente se sitúan en el casco viejo bilbaíno  y añadiremos a modo de regalo la basílica de Begoña por devoción a la amatxu y porque su relación con el casco viejo es obvia.
Otra de las  muchas formas de pasar un día “entretenido” y conocer Bilbao o mejor dicho el Casco Viejo de Bilbao, es visitar las iglesias que en él se encuentran, dada la importancia que ellas, o más bien su labor, tuvo, tiene y tendrán en la vida de los bilbaínos.
Y es que hay costumbres y tradiciones relacionadas con la labor pastoral de estas iglesias que siguen perdurando en el acervo cultural de la población de Bilbao: el cordón de San Blas, las procesiones de la Semana Santa o la devoción a la “Amatxu”, Virgen de Begoña.
Por todo ello propongo desde este humilde blog acercarnos un poco más al conocimiento de esas iglesias, bueno de las seis que yo he elegido y que creo que son las más representativas que podemos encontrarnos en este bello entorno que es nuestro Casco Viejo.

1.- Iglesia parroquial de San Antón de Bilbao (Entrada del 12/12/2018)

2.- La catedral-basílica de Santiago de Bilbao
Está consagrada al Apóstol Santiago, patrón oficial de la ciudad, porque Bilbao formó parte del Camino de Santiago por la Costa.
a catedral basílica de Bilbao se encuentra en pleno casco antiguo de la ciudad y es un bello templo gótico edificado entre el último cuarto de siglo XIV y principios del XVI. Su exterior muestra influencias neogóticas fruto de la profunda reconstrucción de la fachada y la torre en el siglo XIX.
Fue declarada Patrimonio Histórico y Artístico de España el 3 de junio de 1931 y es considerada una de las mejores manifestaciones góticas del País Vasco.
Destaca su acogedor claustro gótico, su portada meridional, el pórtico,  la Capilla mayor y la Puerta del Ángel, conocida popularmente como Puerta de los Peregrinos, un ejemplo del mejor gótico florido incluido en el itinerario de peregrinación del camino de Santiago  por el ramal de la costa.
UN POCO DE HISTORIA
El edificio actual sucedió a otros dos anteriores, que ocuparon el mismo emplazamiento, y con la misma advocación. El primero era anterior a 1300, fecha de la fundación de la villa por D. Diego López  de Haro mediante la Carta Puebla, y disponía de una necrópolis exterior situada en torno al muro de cabecera. El segundo templo fue básicamente una ampliación del anterior, obligada ante el crecimiento demográfico del núcleo urbano. Este segundo templo duró muy poco, ya que en 1374 quedó arrasado por un incendio, tras lo cual el Papa Gregorio XI dispensó indulgencias a quienes dieran limosnas para la erección del nuevo templo, con un proyecto arquitectónico más ambicioso. 
La nueva iglesia, todavía no catedral hasta el siglo XX, levantada tras el siniestro de 1374 es el resultado de un período largo y acumulativo de diferentes elementos como: la iglesia, el claustro, el pórtico, la sacristía o la torre-fachada.
Comenzada a finales del siglo XIV, hacia 1397, conforme al estilo gótico clásico entonces imperante, las obras fueron prolongándose lentamente durante un siglo largo. Hacia mediados del siglo XV estaban terminados el triforio y la girola con sus cinco capillas centrales; en la segunda mitad de esta centuria se trabajó en las demás capillas de la cabecera y posteriormente, ya en la frontera con el siglo XVI, en las capillas laterales de la nave. 
En estas mismas fechas se construyó el claustro y la Puerta del Ángel, que le da acceso desde la calle y que incorpora ya elementos del gótico florido.
Se completó así el conjunto gótico que años después, bien entrado el siglo XVI, se enriqueció con la Sacristía, el gran pórtico exterior y el perdido Retablo Mayor, ambos de estilo renacentista.
Padres de la Iglesia latina
El Retablo Mayor debió ser una gran creación artística del franco-flamenco Guiot de Beaugrant, que  trabajó en Bilbao a mediados del siglo XVI, quien lo realizó entre 1533 y 1543; fue desmontado en 1805, de este retablo se conservan cuatro tallas de los Padres de la iglesia latina, hoy colocadas en la Sacristía, y otros tres bultos hoy sitos en las capillas del Pilar, el Cristo del Amor y Santa Lucía.
El 11 de junio de 1819 Roma otorgó a la iglesia el rango de basílica menor, la primera del País Vasco.
En la segunda mitad del siglo XIX se llevaron a cabo el repicado de paredes y bóvedas, la reconstrucción de la Sacristía y, en la década de 1880, la gran reforma de toda la fachada, con su torre y su aguja, en un estilo neogótico armonizado con las viejas formas góticas, dando al templo su aspecto actual.
En el primer tercio del siglo XX se restauró el claustro y en los años finales del siglo, con posterioridad a las devastadoras inundaciones de 1983, cuando las aguas del Nervión-Ibaizábal invadieron todo el Casco Viejo bilbaíno y anegaron la Catedral, se actuó en todo el conjunto, reparando y limpiando los interiores y exteriores dañados por la riada. Las actuaciones se prolongaron hasta el año 2000. Como resultado de esta restauración, la Catedral presenta hoy un perfecto estado de conservación.
En 1949 la basílica adquirió la dignidad catedralicia al establecerse la Diócesis de Bilbao como una desmembración de la Diócesis de Vitoria.
La nueva diócesis fue instituida por Pío XII mediante la bula de erección “Quo Commodius” con fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de la sede episcopal el primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien consagró la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955.
DESCRIPCIÓN
Al acceder a su interior se aprecia su equilibrada planta de cruz latina con tres naves longitudinales de reducidas dimensiones, de las cuales la central es de mayor altura que la de las laterales.
Está formada por un gran número de capillas consagradas en sus naves laterales y girola. Y en su cripta, aún hoy y aunque no se puede visitar, se pueden observar los restos de la ermita original sobre la cual fue edificada.
La catedral de Bilbao está considerada como uno de los inmuebles más perfectos y completos del arte gótico vasco. Su aparejo es muy uniforme, de piedra de sillería arenisca, y ofrece en su interior un bello colorido, tostado con vetas.
Se trata, como ya he dicho de un templo de tres naves, con tres tramos, transepto alineado, es decir, no sobresale en planta hacia los lados del edificio, presbiterio y cabecera con girola tras la Capilla Mayor y separadas por una serie de pilares circulares con columnillas adosadas y rematadas con fajas-capitel lisas.
Los tramos de las naves son cuadrados, mientras que los de la nave principal tienen forma rectangular. La excepción es el crucero, cuadrado y con los brazos rectangulares. Más peculiar es la solución del espacio de la girola, que alterna tramos rectangulares y triangulares, tal como sucede en las construcciones francesas, pero poco habitual en la arquitectura gótica peninsular.
En los muros laterales, encontramos capillas de fundación particular  pertenecientes a familias notables de la villa. Se abrieron entre los contrafuertes exteriores de la iglesia a partir de finales del siglo XV y principios del siglo XVI siguiendo fórmulas góticas.
Una de las actuaciones más destacadas durante las últimas obras de restauración del templo ha sido el rebaje del nivel del  suelo cerca de 60 cm., recuperando la cuota del siglo XVIII.
El alzado de la iglesia se distribuye en tres registros o niveles formados por arcos formeros apuntados (arquería), triforio ornamental formado por dos pequeños pisos decorados con vanos de cuadrifolias en su parte inferior y arcos trilobulados en su parte superior y que rodea el edificio por el interior en todos sus lados excepto en el de cierre en los pies y claristorio (vitrales/ventanales).
La nave mayor se eleva hasta casi 22,50 m., mucha más altura que las naves laterales, algo típicamente gótico, su anchura es de 22,3 m.  y su longitud de 51,5 m. con una superficie total de unos 1.200 m². Tal vez por sus dimensiones, parece pequeña para un templo catedralicio, pero grande para ser una iglesia parroquial, que es como fue concebida.
Los pilares son robustos, de sección circular, a los que se adosan columnillas que arrancan desde las bases escalonadas, propias del  gótico internacional hasta las fajas/capitel lisas de donde parten los nervios de las bóvedas.
Los pilares exentos y los semipilares adosados a los muros soportan las cubiertas, consistentes en bóvedas de crucería. Éstas, son simples en todos los tramos de las naves salvo en el crucero, donde la crucería se complica con terceletes rectos, y en la Capilla Mayor, que es de tipo estrellado. Las intersecciones de los nervios están decoradas con claves, cinco en el crucero y siete en la Capilla Mayor.
Este sencillo procedimiento resulta frecuente en el gótico vizcaíno y, posiblemente, se deba a la influencia que sobre toda la cornisa cantábrica ejerció la construcción de la catedral de Burgos, donde este tipo de soporte son los habituales.
Las vidrieras se ajustan a la estética gótica, realizadas en la segunda mitad del siglo XIX en estilo neogótico y que se dividen en 17 ventanales y tres rosetones. Presentan decoración con vegetales y elementos geométricos, a excepción de las dispuestas en el ábside que llevan representación figurativa, la central con la representación de la Santísima Trinidad flanqueada por dos vidrieras que muestran a los cuatro Evangelistas (tetramorfos).
También en los vitrales del crucero se encuentran dos detalles decorativos: el escudo de Bilbao, en el centro rosetón del brazo sur del transepto, y el Sagrado Corazón, en el centro del rosetón del brazo norte.
Las ventanas que daban luz a las naves bajas antes de hacerse las capillas, que disponen de vanos de iluminación particulares, están actualmente cegadas con apliques de alabastro.
PORTADA PRINCIPAL
A pesar del predominio del estilo gótico, la fachada principal es la que más cambios ha sufrido a lo largo del tiempo.
De la primitiva construcción gótica no se conoce nada. La precedente de la actual fue construida en el siglo XVII, alrededor de 1650, por Martín Ibáñez de Zalbidea. Constaba de un amplio pórtico apuntado bajo el que se disponía una portada clasicista con columnas dóricas de jaspe de Mañaria, y sobre ésta una vidriera de diseño gótico de considerables dimensiones.
En las décadas de 1880 y 1890 se reedificó por completo toda la fachada, con su portada, su rosetón, su torre y su chapitel, respondiendo a los principios fundamentales del neogótico, que pretendía reconstruir el estilo artístico de fines de la Edad media dejándose llevar por no pocos sentimientos románticos.
La portada se encaja entre dos contrafuertes y consta de cuatro arquivoltas ligeramente abocinadas con decoración vegetal y una chambrana trasdosada con remate conopial en cogollo.  Y está acompañado por las imágenes pétreas de San Pablo, con su espada y San Pedro, que porta las llaves. El característico rosetón se sitúa en el nivel superior, envuelto por detalles de fronda y símbolos jacobeos, que son la venera y la cruz de Santiago. Debajo de esta serie de emblemas santiaguistas: el canopeo y el tintinábulo.
En cuanto a la torre, es la cuarta de la que se tiene noticia: al parecer de la primera no se conocen detalles, fue sustituida por una torre barroca en el siglo XVIII, ésta a su vez fue sustituida por otra de estructura más maciza y posteriormente ésta por otra neoclásica y cuyo derribo dejó paso a la actual neogótica diseñada por el arquitecto Severino de Achúcarro y concluida junto con la fachada en 1891.
Está formada por tres cuerpos: los contrafuertes, el campanario y la aguja o chapitel. El primero levantado con piedra del monte Oiz, tiene contrafuertes aciculares (con forma de aguja) en las esquinas y se abre al exterior a través de dos vanos de estilo neogótico (arco apuntado y arquivolta) y un reloj por encima de ellos centrado en un arquería ciega de claro aspecto decorativo, en sus esquinas presenta remates de pináculos al igual que el siguiente nivel.
El cuerpo central o campanario, confeccionado como el anterior y los mismos materiales, aloja el campanario que se aloja un total de once campanas, fundidas en 1890, 1895 y 1916 y distribuidas en tres niveles. En el primer nivel del campanario de la catedral de Santiago se encuentran las campanas de volteo que son siete, en el segundo las de repique que son cuatro y en el tercer piso se alojan unas de volteo y otras de repique, campanas que no son visibles  ya que se encuentran tras los ventanales apuntados y amainelados con persianas que actúan a modo de cajas de resonancia y presenta remates de pináculos.La torre culmina en una esbelta aguja aparejada con una piedra más clara que el resto procedente de Angulema (Francia). De inspiración igualmente bajomedieval, alcanza los 64 metros  destacando visiblemente sobre el caserío del casco viejo.
PORTADA SUR
Desde la primitiva construcción la catedral se erige sobre terrenos de marismas y arenales, una circunstancia que ha provocado bastantes problemas de cimentación. Por este motivo, cuando se decide levantar el pórtico sur de la iglesia, éste se realizó no sólo para habilitar un espacio cubierto, sino también con el objetivo de servir  como contrafuerte del edificio, por la nave de la epístola.
La tremenda presión ejercida por la fábrica de la iglesia se puede observar en la inclinación de los gruesos pilares que, a pesar, de su robustez, han ido cediendo por lo inestable del terreno.
Todo ello conforma un imponente atrio de planta irregular  ligeramente triangular, que va, prácticamente,  desde la cabecera del templo hasta el área de los pies, ocupan todo el lado sur del templo y levantado sobre el mismo lugar que ocupaba un antiguo cementerio.
Su perímetro está definido por siete pilares de sección prismática e irregular que sostienen los seis arcos de medio punto. En uno de los pilares, el que da a la calle Tendería, aparecen labradas las armas de la villa como símbolo de posesión y patronato. Fue una obra de evolución lenta y gran monumentalidad, cuyas primeras trazas se deben a Rodrigo de Álbiz y Juan  Sáez, continuando poco después Domingo de Garita con la ejecución del mismo, hasta su conclusión a finales del siglo XVI. Así pues, la ejecución de todos los elementos nos remiten al estilo renacentista, a excepción de la bóveda remodelada en el siglo XVII (1686) por Lucas Longa, que es de claro estilo barroco.
En este espacio sobresale especialmente el acceso al templo. Se trata de una hermosa portada gótica  sin tímpano y de arquivoltas apuntadas abocinadas que presenta decoración angrelada (con picos o dientes) en sus arcos interiores e iconográfica en el arco exterior, que muestra las figuras de profetas sedentes bajo doseletes. De toda la portada ésta es la parte más interesante, la arquivolta exterior, que lleva esculpida las imágenes sedentes de catorce profetas bajo doseletes y, arriba junto a la clave, aparecen los bustos de un obispo y un rey probablemente los que ocupaban esos puestos en el momento de la erección del templo: D. Gonzalo, obispo de Calahorra, diócesis a la que pertenecía Bilbao y el rey Juan I de Castilla. Rodeando la portada, por el exterior, se sitúa una chambrana (guardapolvo en los retablos) con ornamentación de hojas de vid que arranca de unas ménsulas con las figuras de una mujer y un clérigo.
Sobre la portada el escudo de Bilbao, con el puente de san Antón y los lobos pasantes, realizado sobre madera policromada en el siglo XVIII. Por el interior de la catedral, el tímpano de la portada está ocupado por una bella talla de la Inmaculada, obra de Francisco de Arizmendi realizada en torno a 1783.
PUERTA DEL ÁNGEL
En el lado norte se sitúa la puerta de acceso al claustro, la llamada Puerta del Ángel, que toma su nombre de un retablo dedicado al arcángel San Miguel que había en el claustro. Su hermosa portada gótica florida es de los primeros años del siglo XVI y fue restaurada a finales del siglo XX. Un parteluz separa las dos puertas de entrada cobijadas bajo arcos carpaneles deprimidos, sobre los cuales se extiende un amplio tímpano decorado con relieves flamígeros inspirados en el símbolo vasco del lauburu. Las arquivoltas, que flanquean dos pilares decrecientes, presentan en la parte superior un trasdós conopial, rematado en florón y que enmarca una venera o concha de peregrino, reflejo de la tardía incorporación de esta iglesia a la tradición jacobea. Por este motivo la Puerta del Ángel recibe también el nombre de Puerta de los Peregrinos.
CLAUSTRO
Un claustro suele ser habitual en los conjuntos catedralicios y monásticos, pero resulta raro agregado a un templo parroquial como lo fue Santiago desde su origen hasta mediados del siglo pasado.
Fue construido en los mismos años que la sacristía, a principios del siglo XVI, ocupando el lugar del antiguo cementerio norte del templo. Junto con el de San Francisco de Bermeo constituyen los únicos claustros góticos conservados en Bizkaia. Sin embargo, a principios del siglo XIX se hallaba bastante deteriorado, por lo que entre 1924 y 1931 se renovaron casi por completo las tracerías los intradoses de las arquerías, los pináculos, las gárgolas y la crestería, conforme a un proyecto del arquitecto del arquitecto Manuel Galíndez.
Cuatro alas de 24 metros de largo y 4 metros  de ancho divididas en 6 tramos cada una forman el perímetro de este espacio, adosado al lado septentrional del edificio parroquial, es decir, a la nave del evangelio. Las bóvedas son de crucería clásica, salvo la del ángulo  cercano al acceso que comunica con la calle  Correo a través de la Puerta del Ángel.
El jardín central está encajonado por las cuatro crujías abovedadas que asoman al patio a través de grandes ventanales ornados con la mencionada tracería flamígera neogótica, que descansa en tres maineles moldurados.
Al claustro se accede desde el interior de la iglesia y también desde la calle Correo por la Puerta del Ángel. Los accesos desde el interior de la iglesia son dos: desde el tramo norte del crucero, pasaje que se recuperó en las últimas intervenciones restauradoras, y desde el primer tramo de la nave del Evangelio, por donde se ingresa también en la Sacristía.
A lo largo del claustro se hallan distribuidas varias piezas de tipo funerario, pertenecientes a distintas épocas. Iniciando el recorrido por la izquierda, según se accede al claustro, se encuentra la lápida que perteneció a la familia Olloqui, de finales del siglo XVI, que lleva en relieve el escudo con las armas de su apellido.
Seguidamente aparece la sepultura de Ortuño de Ugarte, de mediados del XVII. Muestra escudo heráldico e inscripción informativa de los cargos que desempeñó este caballero, fallecido en 1634. Pero el enterramiento más destacado es el que está a continuación, realizado en torno a 1540. Se trata de un sepulcro renacentista en arcosolio reaprovechado posteriormente en el siglo XVIII para enterrar parte de los restos del obispo Andrés de Porras, prelado de la Diócesis de Calahorra, a la que entonces pertenecía Bilbao. La última y más reciente pieza funeraria es la de Francisco Iturribarría, a quien se dedicó el relieve sito en el pórtico sur. Falleció en 1916, aunque no fue hasta 1957 cuando se trasladaron sus restos a este sepulcro, tallado por el escultor Quintín de la Torre. Asimismo, se exponen tres losas pertenecientes a las necrópolis primitivas del templo.
SACRISTÍA
Bóveda de la sacristía
La sacristía se edificó a fines del siglo XV o principios del  XVI. Construida en estilo gótico-renacentista en el siglo XVI, tuvo una gran remodelación en el siglo XIX. 
Es un espacio rectangular, con eje perpendicular al del templo, adosado a la torre por el lado noroeste y también a la crujía occidental del claustro, con el que comparte la mitad del muro y con el que está comunicado. Consta de tres tramos en los que se disponen sendas ventanas ligeramente apuntadas y abocinadas. 
La crucería de sus bóvedas es de terceletes y los plementos están vistosamente decorados, al  igual que las claves. Los nervios apean en grandes ménsulas figurativas y la  plementería se ofrece hoy pintada de un llamativo azul celeste. En las ménsulas al modo de peanas adosadas a los muros se pueden observar a los Santos Padres de la Iglesia latina: San Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo y San Gregorio Magno.
De madera tallada y policromada, formaban parte del Retablo Mayor renacentista que los Beaugrant realizaron para presidir el presbiterio del templo entre 1533 y 1543.
PIEZAS DE ORFEBRERÍA LITÚRGICA
La sacristía es el lugar donde se guarda la ropa litúrgica: albas, casullas, estolas, cíngulos…Junto a la ropa también y como se muestra en la vitrina están los incensarios utilizados para purificar y perfumar; la naveta, recipiente donde se contiene el incienso; un acetre con su hisopo que se utiliza para las aspersiones litúrgicas; bandejitas; vinajeras donde se deposita el aguar y el vino de la consagración; cálices y copones. 
El cáliz es el vaso sagrado donde el vino y el agua se transforman en la Sangre real de Cristo; el Copón que es el que tiene una tapa, es el lugar donde se custodian las sagradas formas convertidas en el Cuerpo de Cristo.
Tanto en algunos de los armarios como en las vitrinas instaladas sobre la cajonera se exponen piezas de orfebrería y ornamentos (vestiduras) que ilustran sobre la vida y actividad del templo. Las obras más antiguas son unas crismeras de hacia el 1530, pero son más abundantes las de la época barroca, como el relicario del Lignum Crucis, la magnífica custodia con la que se procesiona el día del Corpus Christi, o el notable conjunto de cálices.
CRISTO DEL SIGLO XVI
Resalta el Cristo en la Cruz, una talla de comienzos del siglo XVI. En el testero norte hay un óleo típicamente barroco del siglo XVIII con la imagen de la Inmaculada Concepción, que es copia del de Nuestra Señora de la Portería, en Ávila y otra pintura barroca que recoge la escena de la Asunción de la Virgen
CRIPTA-ORATORIO
Se sitúa debajo del altar mayor y frente a la Capilla del Sagrario, se baja a la misma por unas escaleras desde la girola. En esta cripta se ha preservado como testimonio arqueológico parte del muro de cabecera del primer templo de Santiago, que ya existía antes de la fundación de la villa de Bilbao en 1300. También puede contemplarse un arca que contiene las reliquias de San Fructuoso, San Bonifacio y otros mártires, que junto con los nombres de los santos y beatos vinculados a la Diócesis dispuestos en los muros, pretenden ofrecer al visitante un testimonio de la tradición cristiana local en este particular espacio de oración.
CORO
Al tratarse el templo en origen de una mera iglesia parroquial, el coro no se sitúa en un espacio central de la nave a nivel del suelo, como es habitual en las catedrales, sino que aparece alzado en el primer tramo de la nave, en su parte anterior. Acoge un órgano clásico de la casa Pellerín & Uys de Dax (Francia), bautizado con el nombre del compositor alavés Jesús Guridi, que fuera organista de la catedral entre 1918 y 1939. Fue construido en 2001 y colocado en 2002, sustituyendo a otro fabricado por la firma alemana Ibach que donó la benefactora local Dña. Casilda Iturriza en 1890.
CAPILLA MAYOR
La cabecera del templo contiene la Capilla Mayor y la Girola. La Capilla Mayor tiene planta trapezoidal de seis lados, de los cuales, los tres posteriores se abren a la girola con otros tantos arcos apuntados, que conectan en una serie ininterrumpida las dos hileras de arcos formeros. La Capilla mayor o presbiterio fue remodelado en el año 2000 y constituye uno de los elementos más novedosos del conjunto.
Al centro está el Altar, de un original diseño circular y apoyado en 12 columnas que simbolizan a los apóstoles.
De estructura similar, aunque con siete columnillas, es el ambón que se encuentra, por delante en el lado del evangelio y desde el que se realiza las lecturas. 
En el frente está la cátedra, desde la que el obispo, en nombre de Cristo, convoca y preside la asamblea. A ambos lados la sillería coral para los canónigos formada por doce asientos.
En la actualidad no se cubre con otros muebles, ni posee retablo, aunque hasta el siglo XIX contaba con un magnífico retablo renacentista, a juzgar por la calidad de las tallas que han llegado del mismo hasta nosotros.

Preside este altar un magnífico Cristo tardogótico, una pieza de hacia 1515 que presenta un plegado del Paño de Pureza muy característico de estas tallas en Bizkaia.
En las columnas al pie del presbiterio pueden verse sendas tallas de la Virgen de Begoña y de Santiago Peregrino. Son copias de las que se conservan en el santuario de la patrona de Bizkaia y en la ermita de Santiago de Ipiñaburu, en Zeanuri, y hacen alusión a las dos advocaciones de mayor presencia en el presente templo.
CAPILLAS DE LA GIROLA
La cabecera presenta una amplia girola  o deambulatorio. El abovedado de la girola se articula en siete tramos triangulares y cuadrados alternos, posiblemente por influencia de algunas construcciones del gótico francés, los cuales alojan otras tantas capillas radiales, formando semicírculo.
Además de estas capillas de la girola hay otras hasta un total de quince capillas, alojadas entre los contrafuertes, éstas tiene menos altura que las naves laterales más bajas que la central, excepto las cinco del centro de la girola, planificadas desde el principio y construidas a la vez que la cabecera, ya que fueron financiadas por feligreses adinerados para colocar allí sus sepulturas. Veamos esas capillas comenzando por las de la girola comenzando por la nave de la Epístola.
1.- En la Girola se sitúan las capillas absidiales que fueron construidas en el siglo XVI.
La primera capilla es la de San José, conocida como capilla de Santa Marina. 
De planta rectangular irregular, se accede a ella por un arco apuntado en cuya clave se ve un escudo con árbol y oso rampante. Esta capilla servía como espacio de comunicación con el pórtico sur, donde se ubicaba el antiguo cementerio y estuvo inutilizada durante mucho tiempo.
El suelo aparece cubierto de sepulturas recuperadas de la nave central, que recuerdan la función funeraria de esta capilla, destinada, tras la restauración, a recibir los restos de los obispos difuntos (entre ellos monseñor Añoveros).
Una imagen moderna de San José, patrón de la buena muerte, preside este lugar, talla salida del taller escultórico del bilbaíno Basterra-Larrea. Lleva al Niño en brazos y sostiene en la mano una vara florida
2.- La siguiente capilla es la de Nuestra Señora de los Remedios, iluminada por un ventanal apuntado (ojival) con una vidriera de colores y diseño geométrico. Tiene planta hexagonal, irregular y la bóveda es de crucería radial formada por seis nervios, que se unen en una clave policromada con la imagen de la Virgen sedente.
En esta capilla se alza un curioso retablo/relicario reconstruido hacia 1740 con piezas renacentistas y clasicista reaprovechadas al arder el retablo precedente en el año 1641.
El cuerpo se estructura en tres calles, con cuatro registros de reliquias en los laterales, y en el central dos pisos y el ático. Entre las reliquias se encuentra un Lignum Crucis.
Preside el retablo una imagen de la Virgen de los Remedios con el Niño realizada hacia 1660. Tiene larga cabellera y el ropaje resulta abultado y rígido. Sostiene una parte de este ropaje en el brazo, mientras lleva en el otro lado al Niño. En el segundo nicho se sitúa una talla de San Ramón Nonato, con mucho más movimiento, de pleno siglo XVIII (mediados). El ático está ocupado por una imagen de la Virgen de la Merced, en madera policromada y de ejecución algo anterior a la imagen del Santo.
En esta capilla también se encuentra el Arca de las reliquias, que acoge un total de 120 reliquias de diversos santos y santas traídas por el Deán de la catedral de Badajoz, el bilbaíno D. Martín de Olloqui, en 1583.
3.- La siguiente capilla es la consagrada a la Virgen del Rosario. De planta simétrica y pentagonal, muy parecida a la de la Piedad, se cubre con crucería de cinco nervios, que se cortan en una clave con la imagen que representa al Ángel de la Anunciación. Tiene una ventana ojival con vidriera que muestra la letra G, de Gortázar, su último patrón.
El retablo de un cuerpo más ático, es una obra barroca de principios del siglo XVIII. Luce medias columnas con el fuste estriado y adornos florales y vegetales, con la Virgen titular situada dentro de una hornacina central de medio punto. La Virgen del rosario es una talla en pie de mediados del siglo XVIII, con generosa melena y el Niño en brazos. Arriba, en el ático, hay un óleo barroco, coetáneo a la fábrica del retablo, que representa a santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los dominicos, y que pudiera ser de realización local.
En esta capilla se sitúa un austero sepulcro barroco en arcosolio de mediados del siglo XVII, que perteneció a la familia Gortázar y Arandia.
4.- Capilla del Sagrario. A continuación y situada en el eje longitudinal del templo encontramos la Capilla del Sagrario. De esta capilla se han recuperado, en lo posible, su aspecto y forma originales. En el año 2000 se colocaron un cubrimiento de cristal y un sagrario gótico exento. 
Este tipo de sagrarios reciben el nombre de torre eucarística y fueron frecuentes en los Países bajos, Alemania…, durante la época medieval. Está esculpido en piedra arenisca, data del siglo XV y procede de la iglesia de San Pedro en Mendexa, de donde pasó al Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, que lo ha depositado en la Catedral, como reserva eucarística del Jueves Santo.
El original sagrario está compuesto por varias piezas pentagonales superpuestas y presenta una decoración de vegetales y arquitecturas góticas en el cuerpo central y el copete, este último con fronda calada decreciente y rematado por una figura antropomorfa que lleva un capuchón. La puerta es de hierro forjado, muy fina y se flanquea por dos ángeles, uno con un instrumento musical de cuerda y otro que porta una cruz. Los restantes lados se ornamentan con tracerías, excepto uno, devastado, que nos informa sobre la ubicación adosado a un muro o columna del templo. Este Sagrario se apoya en un pie ornamentado con cinco columnillas góticas labradas.
5.- Capilla de Nuestra Señora de la Piedad. En la siguiente capilla, también simétrica, de planta pentagonal, y cubierta con crucería de cinco nervios, con la clave central decorada con una figura sedente de El Salvador. Similar a la del Rosario, en ella hay una hermosa escultura, del barroco castellano, que lleva a Cristo en su regazo. Se trata de la Piedad y es del año 1642,  aunque su policromía es posterior.
Esta expresiva imagen fue realizada para el retablo de nuestra señora de la Misericordia, desaparecido. Que se debía al escultor y ensamblador Antonio de Alloytiz, quien la realizó también hacia 1642.
Los muros van decorados con elementos funerarios pétreos, que estuvieron empotrados en el zócalo del presbiterio; fueron realizados a mediados del siglo XVI, quizá por el círculo de Juan de Beaugrant. De las tres laudas sepulcrales, dos presentan bultos yacentes labrados al detalle y la tercera muestra la representación de las tres virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, enmarcadas en sendos medallones.
6.- A continuación, se presenta la capilla de San Diego Alcalá, es de planta trapezoidal y con una bóveda de crucería radial de cinco nervios, que  confluyen de una forma muy forzada en una clave decorada con un relieve del apóstol San Pedro. 
En ella apreciamos un sencillo, pero bello retablo donde destaca en el nicho central la talla del titular franciscano San Diego de Alcalá. Es una fina pieza barroca de hacia 1740 que se presenta en madera bellamente policromada. El retablo seguramente es algo anterior a la talla, muestra ornamento de vides sobre columnas salomónicas y profuso follaje en todo el conjunto. Consta de un cuerpo y el ático, donde hay un lienzo con la escena de la Transverberación de Santa Teresa, también barroco que se enmarca de igual forma en los primeros años del siglo XVIII y nos recuerda la antigua advocación de la capilla. La escena, indiscutiblemente influida por Bernini, recoge el momento culmen del éxtasis de la santa, cuando la flecha de fuego enviada por el ángel atraviesa su corazón.
En esta capilla puede verse también el templete del Corpus Christi que aloja la custodia con el Santísimo Sacramento  el día de su procesión.
7.- La última de las capillas de la girola es la capilla de Santa Lucía.  Presenta traza irregular y mayor altura que las siguientes. Su acceso su acceso es levemente apuntado y su bóveda de crucería, sencilla. Posee una ventana rectangular hacia la calle. 
En el espacio pueden contemplarse un sepulcro gótico con personaje yacente de identidad desconocida e indumentaria militar, y un retablo neoclásico que enmarca la talla de Santa Lucía, obra renacentista en madera policromada y atribuida al círculo de Juan de Beaugrant, de hacia 1545. Dispone
  de bastante movimiento y está representada con elegante tocado, sin embargo, la policromía es barroca, de mediados del siglo XVIII. Le acompañan elementos de su condición de mártir, la palma y la bandeja con los ojos que, según una leyenda, ella misma se arrancó.
Esta talla formó parte del desaparecido Retablo Mayor de la iglesia, más dos tablas barrocas del siglo XVII, en el banco, correspondientes a San José y San Juan Bautista.
OTRAS CAPILLAS
*.- Capilla de Nuestra Señora de Begoña. Esta capilla se encuentra en el quinto y último tramo de la nave del evangelio y es una de las más grandes en cuanto a sus dimensiones, está consagrada a la patrona de Bizkaia, Nuestra Señora de Begoña.
Su acceso es apuntado y la bóveda de crucería simple. Además, dispone de una ventana de medio punto con vitrales recientes.
El retablo es barroco, cerca de 1700, con las inconfundibles columnas salomónicas, llenas de vegetales y vides. Presenta un cuerpo con una calle y el ático. La titular, en el nicho central, es una reproducción escultórica de la auténtica Virgen de Begoña, que estuvo resguardada en esta capilla mientras duraron las hostilidades carlistas. La que vemos del año 1960, lleva la firma del artista De Teresa. En el ático del retablo se dispone una interesante escultura de Santa María Magdalena con el tarro de perfume, talla tardogótica quizás de principios del siglo XVI, con generosa cabellera y amplia túnica de duros y quebrados pliegues.
Enfrente del retablo se encuentra un lienzo barroco del siglo XVIII de Nuestra señora de Begoña.
También en este espacio hay un sepulcro gótico, bajo arcosolio, propiedad de la familia Arana- Basurto, también mercaderes bilbaínos de finales de la Edad Media, con una inscripción y decoración heráldica.
*.- Capilla de San Antón.  Situada en el cuarto tramo de la nave del evangelio. San Antonio Abad o San Antón goza de relevante devoción en la villa. El acceso a la capilla es apuntado y el arco descansa sobre ménsulas con decoración vegetal calada. Esta capilla carece de vanos al exterior y se cubre mediante la típica bóveda gótica (de crucería simple).
La imagen del santo es una talla hispanoflamenca policromada de fines del siglo XV que viste hábito de pliegues pronunciados y presenta un magnífico trabajo. Lee un libro que sujeta con la mano izquierda, y a los pies le acompañan un cerdito y las llamas del “fuego de San Antón” alusivas a su fama como santo curador de enfermedades contagiosas.
En este espacio destaca también el sepulcro/enterramiento  de principios del siglo XVI, tardogótico situado al fondo. Es un sepulcro bajo arcosolio y con intradós angrelado, de la familia de comerciantes bilbaínos Arbieto.  Con una inscripción en una bella letra gótica. Presenta al matrimonio yacente, Juan Fernández de Arbieto y María Sánchez de Vitoria, en una piedra oscura (pizarra) y con sendos perros a los pies, como símbolo de fidelidad.
*.- Capilla de la Virgen del Pilar. Abierta en el segundo tramo de la nave del evangelio. Presenta un arco de medio punto levemente abocinado y planta rectangular con bóveda de crucería simple de cuatro nervios.
La capilla tiene una sencilla ventana de medio punto que da a la crujía sur del claustro, pero que está tapada por el retablito barroco.
Estaba dedicada a San Julián y las Ánimas, pero su advocación actual proviene del 1725 año en el que el caballero don Felipe de Andirengoechea estableció la hermandad/cofradía de la Virgen del Pilar, cambiando a la advocación mariana. Fue entonces cuando a la imagen titular, una  conocida como Virgen de los Prodigios, cuando formaba parte del desaparecido Retablo Mayor de la iglesia , se le añadió un pilar metálico (plateado) y la imagen orante de apóstol Santiago, obra fechable en la segunda mitad del siglo XVIII, a los pies, convirtiéndose en Nuestra Señora del Pilar de los Prodigios. La imagen es una fina talla, contenida en un arcosolio y que se le atribuye al taller franco-flamenco de los Beaugrant, de mediados del siglo XVI.
El retablo donde se inserta es un mueble barroco de cerca de 1760. Consta de banco sobre el que va un cuerpo de una calle con columnas corintias más el ático, llevando el conjunto ornato de hojarasca y la cruz de Santiago entre veneras en el ático.
La capilla recibió esta advocación por los favores atribuidos a su titular, y desde el siglo XVI y hasta casi el XX, el Ayuntamiento celebraba anualmente tres o cuatro rogativas a las que iba todo el pueblo.
Ya fuera de la Capilla, en su prolongación, correspondiente al brazo septentrional del crucero, se halla un Santiago Peregrino tallado en madera por el escultor Pérez Comendador en 1955 con motivo de la consagración de la Catedral.
Cristo del Amor
*.- Capilla del Cristo del Amor. Situada a los pies del templo, junto a la portada occidental y en el arranque de la nave de la Epístola. Tiene un retablo neogótico del siglo XX con relieves de los cuatro evangelistas y de las catorce estaciones del Vía Crucis, que acoge la imagen del Cristo del Amor, de gran devoción en Bilbao. Es una hermosa talla atribuida al imaginero franco-flamenco Guiot de Beaugrant, de hacia 1543, y, probablemente, un elemento perteneciente al desaparecido Retablo Mayor de la iglesia. Cierra la capilla una rica verja neogótica.
*.- Capilla Penitencial. En el primer tramo de la nave de la Epístola. Es rectangular, su acceso es de arco carpanel y se cubre con crucería estrellada que arranca de ménsulas con los signos de los evangelistas, el Tetramorfo; su ventana es adintelada. Conoció una considerable reforma en 1867.
*.- Capilla de San Serafín. En el segundo tramo de la nave de la Epístola, presenta planta rectangular y es la más pequeña de todas las capillas de la Catedral. Se cubre con bóveda de crucería simple. A un lado del sepulcro tardogótico, similar a los anteriores y descubierto en la última restauración, se sitúa la imagen de San Serafín, talla neoclásica de hacia 1840.
*.- La Capilla del Bautismo. Presenta en el centro una pila barroca realizada en caliza roja de las canteras de Ereño hacia el 1746, así como una escultura gótica pétrea de San Juan Bautista de hacia 1300; se trata de la pieza más antigua de la Catedral, tanto del mobiliario como de la arquitectura.
Ésta es una de las capillas más amplias y regulares. De planta rectangular, se accede a ella por un arco de medio punto. Dos nervios cruzados y policromados conforman la cubierta y se ilumina a través de una ventana de medio punto que da al pórtico.
También se encuentra en esta capilla la antigua sede episcopal, realizada en madera a fines del siglo XIX y de estilo neogótico.
De especial interés es la puerta del transepto sur que comunica con el pórtico. Data de mediados del siglo XVII, si bien, debido a su precario estado de conservación, ha tenido que ser rehecha aprovechando algunas partes de la antigua puerta y los clavos. El tímpano de la cancela la ocupa una agraciada talla policromada de la Virgen Inmaculada, obra del guipuzcoano Francisco de Arizmendi en  torno al 1783. Tiene sepulcro gótico similar al de la capilla del Carmen.
*.- Capilla de la Virgen del Carmen. La escultura barroca de la titular que existió en la misma no se conserva en la actualidad. La capilla presenta planta regular, se accede a ella bajo un arco apuntado. La cubierta es de crucería simple. En esta capilla se conserva un enterramiento tardogótico adosado al muro, posiblemente perteneciente a la familia Bertendona. 
En los nervios de la bóveda todavía se conservan cuatro escudos con sus marcas comerciales, que serían como la divisa de los antiguos propietarios. El sepulcro se corona con una peana decorada con vegetales en la que se apoya una deteriorada imagen pétrea de la Virgen sobre una peana y sin advocación específica quizás de fines del siglo XV, principios del XVI.
Advocación:
La Virgen del Carmen  es una de las formas con que los católicos veneran a María, la madre de Jesús de Nazaret. Según la tradición, un grupo de ermitaños se retiró a vivir al monte Carmelo, en Israel. Después de ser expulsados por los musulmanes durante las cruzadas, marcharon a Europa, donde fundaron la orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, conocida como orden de los carmelitas. Su patrona es la Virgen del Carmen que, según la tradición, se apareció al superior general de la orden el 16 de julio de 1251 entregándole los hábitos que debía vestir y un escapulario.
El escapulario es un objeto formado por dos pequeños trozos de tela unidos por dos cordones largos que se lleva al cuello, de manera que cuelga sobre el pecho y la espalda. La Virgen habría prometido librar del Purgatorio y llevar al Cielo a todas las personas que llevaran un escapulario como éste durante toda su vida, por lo que se convirtió en el principal signo de los carmelitas.
Hay que señalar que entre el mobiliario del templo, conformado por retablos y piezas escultóricas, no figuran ni el rico ajuar litúrgico ni la orfebrería: una selección de las mejores piezas del mismo se exponen en el Museo Diocesano de Arte Sacro, instalado en el antiguo Convento de la Encarnación de Achuri.

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