lunes, 8 de febrero de 2021

San Francisco el Grande (Madrid)

 

Real basílica de San Francisco el Grande

    

Fachada principal (Este)
La Real Basílica de San Francisco el Grande, oficialmente Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, es una iglesia católica en Madrid que está ubicada dentro del casco histórico de la capital de España, en el barrio de la Latina y forma parte del convento franciscano de Jesús y María, fundado, según la leyenda, por San Francisco de Asís en 1217,  durante su estancia en Madrid en peregrinación a Santiago de Compostela, como una humilde estancia de habitación de ramas y barro, posteriormente se levantó, extramuros de la ciudad, un eremitorio al que llamaron “cuarto viexo” que tenía una fuente, considerada milagrosa, y una ermita dedicada a la Virgen, y ya a finales del Siglo XIV una iglesia, de estilo gótico, que, junto con su convento, primero se puso bajo la advocación de Jesús y María y después ya adoptó la definitiva de Nuestra Señora de los Ángeles y San Francisco, ya que así era como se le conocía en Madrid.

Tras la instalación de la corte en Madrid en 1561, durante el reinado de Felipe II, empezó a convertirse en el templo predilecto de la ciudad y a beneficiarse de abundantes limosnas, privilegios reales y donaciones de familias madrileñas de ilustre linaje, que incluso fundaron sus propias capillas funerarias.

Exterior desde la Dalieda
Consecuencia de ello fue el sobrenombre de “el Grande”, y a la vez para distinguirlo del convento de San Francisco de Paula que se encontraba en la carrera de San Jerónimo. Llegó a tener veinticinco capillas y cuarenta y un altares. Pero la iglesia dejó de servir a los fines de la comunidad religiosa y se demolió hacia 1760. Desapareciendo así los panteones de las grandes familias de la villa. A lo largo del tiempo y además de convento, ha sido hospital, polvorín, almacén de objetos religiosos, museo, y durante el gobierno de la Primera República, Panteón de Hombres Ilustres.
Fachada del proyecto de 
Ventura Rodíguez

Planta del
proyecto de
Ventura
En el lugar que ocupa actualmente la basílica se levantaron, con anterioridad, hasta tres templos. El actual,  fue construido en estilo neoclásico en la segunda mitad del siglo XVIII. En 1760, los franciscanos mandaron derribar la anterior edificación,  para construir, sobre su solar, un templo más grande, que encargaron al arquitecto Ventura Rodríguez. Su proyecto, que se inspiraba en San Pedro del Vaticano, planteaba una iglesia de planta de cruz latina con tres naves y su correspondiente crucero, rematadas por dos torres y una gran cúpula rebajada, con órdenes de doble altura, colocación regular de huecos y tratamiento simple de cornisas en las fachadas todo ello con un planteamiento de transición entre el barroco y el neoclásico que iban introduciendo en España los arquitectos italianos, pero
Carlos III
no gustó a la comunidad franciscana porque, entre otras cosas, situaba el coro en el presbiterio impidiendo la erección de un gran retablo y fue desestimado recurriendo a fray Francisco Cabezas, un arquitecto lego franciscano, autor de varias iglesias en Alcoy, Alicante, o Sueca, y que diseña un templo centralizado con seis capillas radiales y cubierto con una gran cúpula que buscaba evocar el Santo Sepulcro de Jerusalén y que cumplía   con los deseos de los comitentes. Este proyecto presentó numerosos problemas técnicos, entre ellos, al parecer hubo informes, alentados por intereses espurios, de que los pilares y los muros diseñados no iban a aguantar el peso de la cúpula. Finalmente y con  algunas correcciones el proyecto fue finalmente aprobado y a finales de 1761 dio comienzo la obra. Los trabajos prosiguieron ininterrumpidamente durante siete años hasta la misma cornisa que inicia la cúpula. En 1768 el arquitecto zaragozano Antonio Pló, saltándose la prohibición de la Academia, intervino continuando las obras. La cúpula se terminó en 1770, y nuevamente se pararon las obras.
Francesco Sabatini

En 1776 la comunidad de frailes solicitó al rey Carlos III que se incorporara al proyecto el arquitecto real Francesco Sabatini, uno de los artífices del Palacio Real. Entre los cambios sobre la obra ya ejecutada, se suprimen las dos torres que se iniciaron en el presbiterio, y se modifica la decoración interior y la fachada principal que adopta la disposición actual con las dos torres que la coronan.

José I Bonaparte
El edificio fue finalizado en 1784. La iglesia queda terminada con una decoración simple, sin adornos ni estatuas en el presbiterio; solamente el óleo de La Porciúncula que Bayeu pintó expresamente para San Francisco el Grande. Ante el encarecimiento de los costos, se obtuvo de la Santa Sede autorización para utilizar parte de las limosnas de Tierra Santa con el fin de cubrir los gastos de las obras.

Una vez concluido, el templo se convirtió en la iglesia principal para las ceremonias oficiales, acogiendo bodas y funerales de la familia real y de la aristocracia madrileña.

Durante la invasión francesa con José I se pensó en destinar el templo a Salón de Cortes, pero finalmente, fue convertido en hospital.

Años más tarde, tras la desamortización de Mendizábal y con los franciscanos expulsados, el edificio quedó en manos del Estado español. Sirvió de sede a un cuartel de infantería.

Antonio Cánovas
En 1855 y por  impulso de Antonio Cánovas del Castillo, jefe de negociado en el Ministerio de Asuntos Exteriores durante el gobierno del bienio progresista de Espartero, se produce una reforma de la basílica de cierto alcance: un presbiterio de mármol, con su altar y tabernáculo, ensanche del atrio, renovación del órgano, y la reparación de puertas, sillería del coro y cuadros de las capillas; estando la iglesia cerrado al culto durante cinco años.

Grabado con el traslado de
los restos de Calderón
Con la revolución de septiembre de 1868, se recuperó la idea de convertir el templo en Panteón Nacional de Hombres ilustres y durante cinco años, de 1869 a 1874, albergó los restos de personajes de la historia de España como los escritores: Calderón de la Barca,  Garcilaso de la Vega o Francisco de Quevedo; militares como Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) o los del mismo Ventura Rodríguez. Restos que fueron depositados en una capilla y devueltos en 1874 a sus respectivos lugares de origen. Y fue precisamente el coche fúnebre de Calderón de la Barca, de vuelta al cementerio de San Nicolás, el primer vehículo en recorrer en 1874, el recién inaugurado viaducto de la calle Bailén. 

Francisco de Goya
En 1879, tras la celebración de algunos eventos se pone de manifiesto el profundo contraste entre la magnificencia del templo y la pobreza de la decoración. Por ello en 1881se inicia un ambicioso proyecto de  reforma, restauración y decoración  de la Iglesia, impulsado, de nuevo, por el político Antonio Cánovas del Castillo y financiada por el Ministerio del Estado.

La rehabilitación fue aprovechada para decorar su interior en un proceso que se extendió hasta 1889 y en el que intervinieron diferentes artistas españoles especializados en pinturas murales y artes decorativas que crearon en ornamentación interior, las obras más destacadas y representativas del eclecticismo artístico de la época.  Y es desde entonces proceden las 19 campanas, encargadas a los londinenses de Warner & sons, las estatuas de la fachada neoclásica, las vidrieras de la cúpula, que se hicieron en la casa Mayer de Múnich, las verjas, las esculturas del interior, los lienzos, las bellísimas puertas con relieves del pórtico, o los altares de las capillas. A lo largo del siglo XX se fueron sucediendo reformas y rehabilitaciones, permaneciendo cerrado durante décadas. La mayoría de sus estudios y bocetos se conservan en el Museo del Prado.

La Dalieda
En 1926, el rey Alfonso XIII devolvió el templo a los franciscanos. Durante la Guerra Civil la iglesia sirvió de depósito de obras de arte recogidas por la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, llegó a reunir más de 50.000 objetos de valor y junto con el museo de el Prado y el Metro había orden de no bombardear 
Durante los años 60 se proyecta la Gran Vía de San Francisco para unir la calle Bailén con la Puerta de Toledo y circunvalar Madrid con las rondas (de Toledo, de Atocha, etc.). El Convento levantado por Sabatini, deteriorado y empleado como cuartel, obstruía la futura vía y fue demolido totalmente. En su lugar hay ahora un jardín de dalias, la Dalieda, que es un precioso jardín de unos 4.000 m2  situado al abrigo de uno de los muros de la Basílica. Inaugurado el 7 de mayo de 2007 con algunos de los especímenes de dalias, en la actualidad cuenta con más de 724 dalias. La mejor época  para visitarlo es a principios de junio.
Juan XXIII
El 30 de junio de 1962 fue declarado basílica menor por el papa Juan XXIII y el 8 de noviembre del mismo año quedó bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, tras una nueva consagración. El 19 de octubre de 1980 fue declarada Monumento Nacional.
La última restauración se terminó en 2001, después de 29 años de trabajos y la ayuda económica del Ministerio de Cultura.

Dibujo de la basílica S. XVIII en
el cuadro "La pradera de S. Isidro"
de Goya
El edificio destaca por la riqueza artística que atesora en su interior, con una rica decoración interior realizada en estilo ecléctico y con lienzos de Goya o Zurbarán, entre  otros. También por su impresionante cúpula que, es la más grande de España y la cuarta de Europa, tras las de la basílica de San Pedro y el Panteón de Agripa, ambos en Roma, y la de Santa María del Fiore, en Florencia. Goya en su obra “La pradera de San Isidro” plasmó la cúpula de este templo.

También está considerada como la tercera de planta circular de mayor diámetro de la cristiandad.

Estructura

La fachada principal de la iglesia, orientada al este, está elevada sobre una escalinata que circunda el templo, y que se levantó según el proyecto, netamente neoclásico de Francisco Sabatini en piedra granítica. Presenta forma convexa para adaptarse a la planta circular de la estructura y se divide en dos cuerpos, uno inferior con tres arcos de medio punto entre columnas y pilastras dóricas que alojan las puertas realizadas en nogal en el siglo XIX y que dan paso a un  pórtico rectangular revestido de mármoles,  y otro superior con tres ventanas con dintel entre columnas jónicas, rematada con frontón triangular con la cruz de Jerusalén en el tímpano y por encima una acrótera con el escudo franciscano y la corona real sobre la ventana central y balaustradas laterales con seis estatuas representativas de santos, entre ellas la de San Francisco, y esculpidas en 1774.

Torre norte
Torre sur
La fachada está presidida por dos torres, una en cada extremo, para campanas, que están ligeramente retranqueadas y cubiertas con chapiteles ondulados coronados con veletas y enmarcadas con pilastras pareadas. En sus vanos, se alojan 19 campanas, ocho de ellas en la torre sur y las once restantes, que forman parte del carillón de la iglesia, en la torre norte, todas ellas fueron construidos e instalados en 1882 por la casa John Warner and Sons de Londres. Las campanas de San Francisco el Grande son el único conjunto europeo de campanas inglesas ubicado fuera de Gran Bretaña.  
Por la complejidad de su manejo solamente fueron tocadas al estilo original durante su inauguración.

Cúpula exterior
La cúpula y su linterna asoman entre las dos torres, dominando el conjunto, y adquiriendo, al exterior, un cierto aire achaparrado, a pesar de sus dimensiones, al carecer de tambor, que la hubiera elevado, confiriéndole una mayor grandiosidad. Está rodeada por las cupulitas de las capillas laterales,

Planta
La iglesia es centralizada, de planta circular, ábside con presbiterio de planta rectangular rematado en semicírculo, elevado sobre escalinata y acotado por una balaustrada, y capilla Mayor presidiendo todo el conjunto, y un amplio espacio central, conformado por una amplia rotonda y seis pequeñas capillas circundantes o domos (tres en cada lado norte y sur), de planta hexagonal y también cubiertas por cúpulas.
Esculturas de la fachada
Este espacio central está delimitado por grandes pilares con pilastras dóricas que sustentan una cornisa sobre la que se apoya, cubriéndolo, una inmensa cúpula circular, de 58 metros de altura (72 m. desde el suelo) y un diámetro de 33 metros, coronada por una linterna central con chapitel y cruz de hierro forjado sobre la flecha y seis ventanas en su base con vidrieras. En la decoración pictórica de la cúpula, tanto en las ocho molduras como en los gallones, participaron algunos de los más prestigiosos pintores de la época. Bajo la cúpula se encuentra la rotonda, y a su alrededor y separando las capillas se encuentran las esculturas de los doce Apóstoles. El coro se encuentra  a los pies del templo, ubicado sobre el pórtico y un atrio.
Los materiales de construcción combinan sillares de granito, empleado principalmente en la fachada principal, y ladrillo enfoscado (ladrillo cubierto de mortero). La cúpula, por su parte, es de ladrillo macizo con un grosor de tres metros en el arranque, que va haciéndose cada vez más fino hasta llegar a menos de un metro en su parte superior.

Interior

Si algo distingue a la basílica de San Francisco el Mayor, aparte de su valor arquitectónico, es su fastuosa decoración interior. Dicha decoración se fecha en la década de 1880 y aúna un discurso político y otro religioso, pues a pesar de ser un edificio religioso, era, y es, propiedad del Estado. Su promotor, Antonio Cánovas de Castillo, con su gobierno conservador y la Restauración borbónica con Alfonso XII. 
Elaborada en el más puro eclecticismo, es un compendio de todo el arte de los siglos XVIII y XIX y en el que participaron los más notables representantes españoles de las artes plásticas. La pintura mural se realizó al óleo sobre paneles de yeso, instalados sobre la superficie interior del domo y están dispuestas en ocho grandes secciones, separadas entre sí por ocho molduras, que parten del arranque de la cúpula y se cruzan en la linterna. Y se realizaron en yeso porque la pintura al fresco había caído en desuso y no había en España especialistas en esta técnica, de ahí los problemas de conservación que ha acarreado.
Comencemos, pues, su análisis desde el vestíbulo hacia el ábside.

El cuerpo inferior de la fachada aloja un vestíbulo revestido de mármoles y con tres puertas, de inspiración gótico-renacentista y talladas en madera de nogal con escenas de inspiración bíblica. La central con una representación de Cristo crucificado con la Fe y la Esperanza a sus pies, y las de la Epístola (a la derecha de la entrada) con Cristo crucificado y a sus pies los santos Buenaventura y Basilio y las del Evangelio (a la izquierda) con los santos Domingo y Francisco, obras todas ellas de Antonio Varela. 

Coro
El coro está instalado en la parte superior del vestíbulo. Estuvo ornamentado con la sillería gótica de la Cartuja de Santa María de El Paular (Rascafría-Madrid), tallada en madera de nogal  Los sitiales permanecieron en San Francisco el Grande desde 1836 hasta 2003, año en el que fueron devueltos a su lugar de origen.

Órgano
Una de las piezas más significativas del recinto es su órgano tubular, encargado a Aristide Cavaillé-Coll de París, su montaje fue completado en 1884 y restaurado en 2001. El mueble es de estilo neoclásico, realizado en madera maciza de roble. Tiene 51 tubos de estaño y dos teclados propios del tipo de órgano romántico francés.
Trampantojo y
 Porciúncula

El instrumento se conserva prácticamente igual que cuando se montó y aún se mantiene en funcionamiento. Y aunque parece tener su continuación en su frontal dando la sensación de dos órganos enfrentados, en realidad sólo hay uno, mientras el otro es un trampantojo, que esconde la escalera que da acceso al triforio, y tan extraordinariamente realizado que se presta a confusión desde la nave principal. Junto a él, al trampantojo, se encuentra  un gran lienzo de Francisco Bayeu con el Jubileo de la Porciúncula, que relata cómo Jesucristo y la Virgen se aparecieron a San Francisco mientras oraba en la capilla de la Porciúncula en la basílica de Asís para concederle el famoso jubileo, inicialmente estuvo situado en la capilla mayor, pero en remodelaciones posteriores se trasladó al coro.

Muerte de S. Francisco
En la línea de las restantes dependencias, la bóveda está decorada con pinturas murales. Tienen como tema central la muerte de san Francisco de Asís, donde aparecen distintos personajes que participaron de su vida y milagros y fueron ejecutadas en 1882.También destacan sus esculturas y relieves, entre los que cabe citar el titulado Entierro de Santa Inés, de Ricardo Bellver, labrado en la escalera de acceso.

S. Andrés de
Ricardo
Bellver
La rotonda interior está pavimentada en mármoles, así como sus zócalos. Su contorno está adornado con las doce esculturas de los Apóstoles, esculpidos en Italia en mármol blanco de Carrara, según modelos de barro de diferentes autores españoles, entre ellos Ricardo Bellver (autor de El Ángel Caído). Estas esculturas se encuentran situadas sobre grandes pedestales y tienen aproximadamente 2,50 metros de altura y en algunos casos se acercan a los tres metros de altura.

Pero, sus principales valores artísticos se concentran en las pinturas murales de la cúpula, resultado de las obras de reforma y remodelación impulsadas, como ya se ha dicho por Antonio Cánovas del Castillo

El programa pictórico de la cúpula tiene como tema central a Nuestra Señora de los Ángeles, en concreto la Coronación de María ante la corte celestial, y se muestran diferentes escenas de reyes y santos rindiendo pleitesía a la Virgen.

Cúpula central. Coronación de la Virgen
Así, en el gallón sobre el presbiterio se representa la Coronación de la Virgen por el Espíritu Santo rodeada de los siete arcángeles Miguel, Uriel, Jehudiel, Gabriel, Rafael, Seatiel y Barachiel. En el de enfrente, sobre el coro, aparece  “La impresión de las llagas a San Francisco”, milagro al que asisten santos franciscanos. Algunos son reconocibles por sus atributos, como San Buenaventura, con un libro y una pluma o San Antonio de Padua con una azucena, pan y libro en sus manos; pero, otros aunque presentan hábito franciscano, no cuentan con signo que los distinga.


Detalle de uno de los
gallones
La corte celestial ocupa el resto de gallones. Los que flanquean a la Coronación de la Virgen, representan a las santas en el lado del Evangelio y los santos en el de la Epístola. Tod@s ell@s son sant@s españoles realizados por Francisco Jover y con los que se buscaba exaltar el carácter confesional y la actitud triunfalista de reafirmación nacional de los primeros años de la Restauración. En el resto de gallones se representan Arcángeles y Doctores de la Iglesia.

La decoración se completa con los cuatro Evangelistas y las doce Sibilas, situados en el arranque de los gallones, en los ángulos sobre los lunetos; la Pérsica, que predijo la venida del Mesías, la Líbica, la Erytrea, la de Cumas, la de Samos, la Cimmeriana, la Europía, la Tiburtina, la Sibila Agrippa, la Délfica, la de Elesponto y la Phrigia, que preconizó la resurrección, y con los profetas Jacob, Moisés, Aaron, Gedeón, David, Salomón, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Habacúc y Zaracías, que profetizaron sobre la Virgen María, sobre pedestales y enmarcando las vidrieras policromadas situadas en los vanos que rodean la parte inferior de la cúpula, todos ellos realizados por Alejandro Ferrant.

Detalle del arranque de
los gallones, el profeta
Jeremías y las sibilas

En cuanto a las vidrieras, realizadas en la casa Mayer y cia. de Múnich en 1882, de acuerdo al programa iconográfico de exaltación de María, se muestran escenas de la Vida de la Virgen, como el Abrazo ante la Puerta Dorada, la Presentación en el templo, la Anunciación, la Visitación, la Huida a Egipto y la Ascensión de la Virgen. 

Destacan igualmente entre los elementos decorativos: los 16 candelabros monumentales situados en las paredes de la rotonda, realizados en latón y las magníficas pilas de agua bendita.

Presbiterio
La Capilla Mayor ubicada en el ábside está precedida del presbiterio, elevado sobre escalinata y acotado por una balaustrada marmolea, es de planta rectangular rematado en semicírculo. Hasta las reformas de la década de 1880 estuvo presidido por un lienzo de Francisco Bayeu conocido como el Jubileo de la Porciúncula,  pero al ser el único elemento decorativo daba cierta sensación de austeridad, aspecto que fue transformado con la citada remodelación del XIX, y tras la que fueron instalados numerosos elementos ornamentales, a partir de materiales como el mármol, las maderas nobles, el bronce o el oro. Hoy dicha pintura se encuentra, como ya hemos mencionado anteriormente, en el coro.

Cabecera
Ángeles con instrumentos
de la pasión
La cabecera está presidida por cinco pinturas murales, enmarcadas por cuatro grandes pilastras compuestas de ribetes dorados, que muestran episodios de la Vida de San Francisco de Asís, con La Porciúncula central flanqueada por San Francisco orando en su celda es avisado de la presencia divina en el templo y la Confirmación de la Indulgencia de la Porciúncula por Honorio III. En la cubierta de cañón se representa el Tránsito de la Virgen y en la bóveda de horno aparecen pinturas sobre fondo dorado con ángeles con los instrumentos de la Pasión (Cruz, escalera, corona de espinas…), todas realizadas por José Marcelo Contreras.
Cubierta del presbiterio
En la base de las pilastras y sobre pedestales de mármol negro se sitúan las estatuas de los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos, Juan y Lucas), realizados en madera bronceada (sobredorada).

Altar y evangelistas
Tiene seis ventanales, cuyas vidrieras policromadas, terminadas en 1882, representan escenas de la vida de San José y la Virgen María. En las citadas reformas de la década de 1880 también se incorporó, restaurada y adaptada a este ámbito parte de la sillería renacentista del 
Púlpito
monasterio de los Jerónimos de Santa María del  Parral
de Segovia, realizada en 1526 por Bartolomé Fernández.
Sillería de El Parral
Flanqueando el presbiterio encontramos dos grandes púlpitos  de mármol de Carrara y bronce dorado decorados con episodios de la Vida de San Francisco. También es de mármol la balaustrada y la escalera que separa el presbiterio de la rotonda.

Las seis capillas que circundan la rotonda central están abiertas entre pilastras, ricamente decoradas, que  sostienen grandes arcos de medio punto, y que permiten el acceso a ellas. Sobre ellos se encuentra un entablamento corrido que sostiene la cúpula centra, sin tambor. Estas capillas están distribuidas de forma simétrica, tres de ellas en el lado norte y otras tres en el lado sur.

Cada capilla lateral está cubierta por una pequeña cúpula, con su correspondiente linterna, que replican, aunque a menor escala, el modelo de la gran cúpula central que se alza sobre la rotonda. Se cierran con verjas de hierro.

Capillas laterales

Su decoración, o mejor dicho redecoración, responde a un proyecto por el que se mantuvieron algunas de las pinturas existentes y se prescindió de otras, respetando el eclecticismo histórico vigente a finales del siglo XIX, cuando fue reformado el interior de la basílica, y fue realizada por distintos artistas y en variados estilos.

Abrazo entre santos y 
Sagrada Familia
Capilla de La Inmaculada
Comenzando por el lado de la Epístola, desde el atrio de entrada, primero está la capilla de san Antonio o de la Inmaculada, un espacio concebido en líneas barrocas. Las pinturas del altar y de los laterales ya se encontraban en la iglesia antes de las remodelaciones de la década de 1880. Está decorada con una “Inmaculada Concepción” central del siglo XVIII flanqueada por el “Abrazo entre los Santos Domingo de Guzmán y Francisco de Asís”, y “la Sagrada Familia”. La cúpula está decorada con ángeles músicos.

Capilla de los 
Sagrados Corazones
A continuación se ubica la capilla de los Sagrados Corazones o Virgen de la Misericordia o de las Mercedes, que recibe este último nombre porque se consagró a la memoria de la reina María de las Mercedes de Orleans y Borbón, esposa de Alfonso XII. Fue diseñada según características neo renacentistas italianas y presenta la “Apoteosis de los Sagrados Corazones de Jesús y María” sobre el altar, cuyo culto experimentó un gran desarrollo en época de la Restauración, y la “Aparición del Niño a San Antonio de Padua” y una Alegoría del Amor divino en los laterales. La cúpula muestra la Adoración del Cordero místico.
Alegoría del Amor y
Aparición del Niño a S,
Antonio de Padua

Por último y junto al presbiterio tenemos la capilla de la Pasión que adoptó el estilo neo bizantino, de ahí que también se la conozca como “capilla bizantina”.

Capilla de la Pasión
Sobre el altar se ubica un Calvario  y las pinturas laterales son el Entierro de Cristo y el Sermón de la Montaña cuyos autores también participaron  en la decoración de la cúpula donde se representa al Padre Eterno esperando la Resurrección de su Hijo señalando su sitio vacío, lo que se conoce como la 
Entierro de Cristo y
Sermón de la montaña
Etimasia
 bizantina, rodeado de los símbolos de los Evangelistas y de las tres Virtudes Teologales y las alegorías de la Verdad, la Misericordia, la Santidad, la Belleza Eterna, la Justicia Divina y la Bondad.
Cúpula de la capilla de la
Pasión

En cuanto a las capillas del Evangelio, la primera es la capilla de San Bernardino, en la que se mantuvo la pintura realizada por  Francisco de Goya en 1784 “San Bernardino predicando ante las tropas de Alfonso V de Aragón y Nápoles” y donde Goya representa al santo predicando ante una multitud, donde figura un joven, en la parte baja del cuadro, que tradicionalmente se ha considerado como un autorretrato del pintor. 

Capilla de S.
Bernardino

S. Buenaventura y S. Antonio
de Padua
La escoltan en los lados de la capilla La aparición de la Virgen a San Antonio de Padua y un San Buenaventura acompaña los restos de San Antonio. El zócalo de azulejos procede del palacio de Álvaro de Luna en Cadalso de los Vidrios (Madrid) y la cúpula, con la Apoteosis de las Virtudes, es obra de Luis Menéndez Pidal de 1917.
Abajo a la derecha "posible
autorretrato de Goya

A continuación está la capilla de las Órdenes Militares o de Santiago, con características neo renacentistas españolas, complementa iconográficamente a la capilla de los Sagrados Corazones,apilla de los Sagrados Corazones, justo enfrente, pues la representación sobre el altar central de Santiago Apóstol en la batalla de Clavijo es otra alusión directa al concepto de catolicismo como religión nacional del templo, asociándola esta vez a la monarquía asturiana de Ramiro I. En los laterales aparecen la Consagración de la Orden por el papa Alejandro III, y San Juan bautizando en el Jordán, que debió realizarse para no dejar la pared vacía, aunque la idea primitiva había sido representar la Batalla de Tentudía (batalla, con victoria cristiana de Fernando III, en la que se detuvo el día), más acorde iconográficamente con el resto.

Consagración de la Orden y
Bautizo de Juan en el Jordán

Las pinturas de la cúpula también fueron diseñadas con la Alegoría de la conquista de Granada, aunque hoy están prácticamente perdidas, distinguiéndose a los Santos Juan Bautista y Santiago recibiendo los estandartes de los caballeros fundadores de las Órdenes militares.

Capilla de Carlos III
Y la última capilla del Evangelio, la más cercana al presbiterio, es la capilla de Nuestra Señora del Olvido o de Carlos III, con decoración centrada en la exaltación de la monarquía borbónica encarnada en la figura de Carlos III. 
Virgen del Carmen y dogma
de la Inmaculada Concepción
Sobre el altar se representa “La fundación de la Orden de Carlos III”, que nos muestra a la Virgen María descendiendo de los cielos para imponer al Rey el collar de la Orden fundada por él. En uno de los laterales se representa  “Concesión del escapulario de la Virgen del Carmen" y en el otro “la Proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada”, recogiendo el hecho histórico más contemporáneo pintado en el templo, pues el acontecimiento había tenido lugar con la promulgación de la bula
 Ineffabilis Deus el 8 de diciembre de 1854, por el papa Pío IX. En la cúpula se representan ángeles músicos.

S. Buenaventura de
Zurbarán
Corredor
En las dependencias anejas a la iglesia, con un corredor que rodea la cabecera del templo y la sala capitular, la antesacristía y la sacristía, se ha organizado un museo, conformado por 51 cuadros, entre los que destacan los corresponden al barroco español e italiano, entre ellos: un San Jerónimo de Francisco Ribalta, un San Buenaventura recibiendo la visita de Santo Tomás de Aquino de Francisco de Zurbarán, un San Antonio de Padua de Alonso Cano, un Jesús y la samaritana de Artemisia Gentileschi...
En el templo se conservaba el Cristo crucificado de Goya, obra con la que el artista consiguió ser admitido en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En el primer tercio del siglo XIX, el cuadro fue instalado en el desaparecido Museo de la Trinidad, que fue absorbido en 1872 por el Museo del Prado.

Antesacristía
Otras dependencias son la antesacristía y la sacristía. La primera, la antesacristía, tiene el techo decorado con el Triunfo de la Iglesia realizada a mediados del XIX y está rodeada de una sillería corrida de nogal, interrumpida en cada uno de los vanos (puertas, ventanas…). Algunos de los elementos de dicha sillería pertenecían a la cartuja de Santa María de El Paular y fueron devueltos en el año 2003.

Coronación de Santa María de
los Ángeles
Sacristía
En la segunda sala, la sacristía, que es una sala rectangular con una mesa central de palo de santo y mármol negro con cajonerías en las paredes. La bóveda está decorada con una Coronación de Santa María de los Ángeles, y flanqueada por escenas de la Vida de San Francisco, la de la Estigmatización en el Monte Averno y San Francisco y el Buen Pastor en los lunetos.
Luneto con el Buen Pastor
La antigua sala capitular contiene algunos valiosos cuadros, como San Antonio de Padua y la Estigmatización de San Francisco en el Monte Averno de Alonso Cano o la Relación de las órdenes mendicantes de Zurbarán. El techo está decorado con alegorías de la Fe y la Esperanza.
Estigmatización de S.Francisco
y San Antonio de Padua de
Alonso Cano
Postdata: Si queréis recorrerla en una visita de 360 grados lo podéis hacer en esta dirección: https://www.livingmadrid.com/360/sanfrancisco.html


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