Lo primero
intentar justificar esta entrada en el blog. Mi intención no es hacer un
trabajo, ni un dossier sobre la catedral de Burgos, ni un monográfico sobre
este monumento ya que toda la información está en Internet y la prueba está que
si ponéis en Google “catedral de Burgos” la búsqueda dará alrededor de 7.500.000 resultados, como podréis comprobar
toda la información está ahí.
Yo, al hacer la
entrada, lo único que he buscado es hacer una compilación sencilla, aunque
exhaustiva de la abundante información que sobre ella existe y para que si
alguien quiere utilizarla, cuando visite la catedral, le resulte amena e
interesante, sin más.
Y, es
precisamente por esa extensiva documentación, por la que he optado por dividir
el contenido en tres entradas que se denominarán: Catedral de Burgos “exterior”, la primera, Catedral de Burgos “interior”, la segunda y Capillas, la tercera
Historia de la catedral
Por comenzar la
historia de la catedral en algún momento cronológico, voy a hacer una ligera
retrospectiva histórica de cómo surge el reino de Castilla y por ende, como
Burgos se va convirtiendo en una ciudad regia, moderna, importante y en constante expansión hacia Europa, a
través de alianzas políticas y matrimoniales y como no, a través del Camino de
Santiago, hasta convertirse en capital primero del condado y después del reino
de Castilla-León. Por todo ello se necesitaba una Catedral, una catedral acorde
con el rango e importancia de la ciudad.
Como todas las
ciudades altomedievales, y gracias a la expansión del cristianismo por la
península, Burgos tendría sus iglesias, en los sucesivos estilos
arquitectónicos que han predominado en una época u otra: visigodo, mozárabe,
románico hasta llegar a la que nos ocupa de estilo gótico. Y en ellas se
practicaría la liturgia hispana o rito mozárabe, hasta la implantación del rito
romano en el siglo XI, por Alfonso VI.
Bien para
empezar decir que los orígenes de Burgos hay que buscarlos en la prehistoria. A
tan sólo unos kilómetros tenemos los yacimientos de Atapuerca con restos de más
de 800.000 años de antigüedad y ya, en Burgos ciudad, hay constancia de
asentamientos humanos en lo que se conoce como Cerro del Castillo que
abarcarían desde la Edad de Bronce a la primera Edad de Hierro. Desde ahí nos
trasladamos a la época romana con algunos restos, aunque no excesivos, que confirma
su presencia en la zona.
El rey
de León Ordoño I otorgó a Castilla su primera forma administrativa y quien realiza el nombramiento del primer conde castellano: Rodrigo, hacia el año 850. Pero, oficialmente la
historia de Burgos comienza en el año 884, cuando Diego Rodríguez Porcelo, por
orden de Alfonso III, y ante el avance musulmán, levanta una fortificación en un cerro de la margen
derecha del río Arlanzón, que con el paso del tiempo adquirió una gran
importancia estratégica, hasta convertirse en una ciudad.
Fernán Gonzalez |
Vamos a avanzar
en el tiempo y nos situamos en el año 930/931 cuando el conde Fernán González,
nombrado conde por Ramiro II de León, logra reunir bajo su gobierno los
condados de Burgos, Lara, Lantarón, Álava
y posiblemente Cerezo, tras su boda con Sancha Sánchez de Pamplona, hija de
Sancho Garcés I de Pamplona, que a su vez era viuda, en segundas nupcias, del
anterior conde de estos condados, D. Álvaro Herraméliz.
Con el reino de
León debilitado y en una situación de desorden, Fernán González fue asegurando
lentamente su posición como señor hereditario del condado independiente de
Castilla, tomando forma de un Estado autónomo en el año 932, con capital en
Burgos.
En el
1028, Sancho III El Mayor de Navarra adquiere
el condado de Castilla tras la muerte, sin sucesor, del conde García Sánchez, al estar casado con la
hermana de éste. Y al morir, en el año 1035, deja como herencia a su hijo
Fernando Sánchez, el condado de Castilla.
Fernando I de León |
Fernando Sánchez
estaba casado con la hermana de Bermudo III de León, quien muere sin
descendencia, ocasión que aprovecha Fernando Sánchez para reclamar el trono de
León, que consigue, convirtiéndose en rey-consorte de León, Fernando I, y conde
de Castilla. A su muerte, en el año 1065, y según costumbre, reparte su reino
entre sus hijos, dejando Galicia a García, León a Alfonso y Castilla, pero con
el título de reino, a su hijo Sancho, para sus hijas los infantazgos de Zamora
a Urraca y Toro a Elvira.
Sancho II y
Alfonso a alían y se apoderan de Galicia, posteriormente Sancho ataca y se
apodera de León. Alfonso se refugia en Zamora, en cuyo sitio es asesinado
Sancho por el noble Vellido Dolfos y tras lo cual Alfonso recupera todos los
territorios de su padre y es coronado como Alfonso VI de Castilla.
Es la
primera vez que aparecen todos estos territorios unificados como reino de León
y de Castilla, posteriormente se vuelven a separar, por mor de la costumbre de
dividir las tierras entre los hijos y de nuevo aparecerán unificados
dinásticamente en la figura de Fernando III, hijo de Berenguela, reina de Castilla, sucesora de
Alfonso VIII y de Alfonso IX, rey de León.
Alfonso VI |
Ya desde Fernán González la ciudad de Burgos adquirió
una importancia extraordinaria siendo capital de aquel condado y posterior
reino de Castilla, hasta que perdió la capitalidad en favor de Toledo tras su
conquista en el 1085 por
Alfonso VI. Pérdida, que en ningún momento supuso la
paralización del crecimiento de la ciudad, donde, incluso, se seguirían
realizando algunas Cortes y donde se veía con claridad la necesidad de la
construcción de una iglesia de acorde con la importancia económica, política y
social de la ciudad.
Fernando III el Santo |
La catedral
Para explicar el
nacimiento de la catedral de Burgos hay que hablar de la diócesis de Oca, cuyos
orígenes se suelen remontar hasta el siglo III y se mantuvieron al
menos hasta el siglo VIII. Era una sede episcopal dependiente de la
archidiócesis de Tarragona. Y su sede se encontraba en las inmediaciones de la
actual población burgalesa de Villafranca Montes de Oca.
Villafranca Montes de oca |
Todas estas
sedes fueron sustituidas en el año 1075 cuando el rey Alfonso VI con el permiso
del papa Gregorio VII restaura oficialmente la sede de Oca y ordena su
traslación al pequeño pueblo de Gamonal, en Nª Señora la Antigua.
Francisco I |
La sede de Oca,
actualmente, se mantiene aún como diócesis
titular, pero sin jurisdicción territorial. Como curiosidad
el papa Francisco I fue
obispo de Oca entre los años 1992 y 1998.
Al poco tiempo
pasará a Burgos la sede episcopal, donde se había comenzado a construir
una catedral románica.
El monarca,
Alfonso VI, promovió la construcción de esa catedral románica dedicada a la
Virgen María de la que apenas se conocen
sus trazas, pero que se supone románica y del tipo de las construcciones
coetáneas como San Martín de Frómista o
la misma catedral de Jaca. Para ello el monarca donó el
recinto que ocupaban un palacio real que había pertenecido a su padre Fernando I y una pequeña iglesia
dedicada a Santa María y que todavía se hallaba en construcción.
Fernando III y beatriz de Suavia |
Pronto el templo
románico resultó pequeño para las necesidades de una ciudad que era, por un
lado, la capital simbólica del reino, puesto que la capital política era
Toledo, pero además era una potente sede episcopal (con un cabildo catedralicio
de más de treinta miembros) y, económicamente un centro comercial cada vez más
dinámico.
El Rey Fernando
III, el Santo, y el Obispo D. Mauricio deciden de mutuo acuerdo levantar
una catedral según el nuevo estilo, el gótico, que se extendía ya por Europa.
El obispo que había estudiado en París y conocía las grandes catedrales
francesas, alguna de ellas ya concluida, trajo a Burgos arquitectos y maestros
franceses que iniciaron la construcción. El día 20 de julio de 1221 se coloca
la primera piedra, siguiendo el modelo el modelo de Notre Dâmme, Reims, Amiens,
Chartres, etc…, y logrando levantar la primera catedral gótica de la Península,
que serviría de modelo a las siguientes construcciones del Reino
Castellano-Leonés.
Para ello como
era común en la época, se destruyó el edificio románico (del que, hoy en día,
solo queda algún resto escultórico) y sobre su solar, ampliado con la
demolición de unas viviendas contiguas donadas por el obispo Marino, se levantó
la nueva catedral gótica.
Desde la plaza
de Santa María podemos contemplar la fachada occidental del templo, claramente
inspirada de las catedrales de París y Reims.
Etapas
Constructivas
La construcción
fue muy rápida; se inició por la cabecera y el presbiterio, lugar éste donde se
sepultó al obispo fundador, y cuyos restos fueron posteriormente trasladados al
centro del coro capitular.
Catedral de Burgos |
En los nueve
primeros años ya estaban concluidos el además de la cabecera y el
presbiterio, el coro-ábside y las naves de la girola con sus capillas
absidales, quedando dispuesta para el culto en 1230, año en que se realizó la
primera consagración.
Catedral de Burgos S. XIX |
A partir de esa
fecha se comienza a derribar la catedral románica, intacta hasta ese momento.
Las obras continúan con la conclusión de la nave del crucero y sus portadas y
se inician la nave central y las laterales, que quedarían rematadas
hacia 1260, año de la consagración definitiva de todo el templo.
Habían pasado 39
años, todo un record de construcción de una catedral.
El primer
maestro de obras, del que se tiene constancia documental, fue un anónimo
arquitecto francés, con el nombre de Johan de Champagne, y muy
probablemente traído a Burgos por el propio obispo Mauricio. Hacia 1240 asumió la dirección de las obras
el llamado Maestro Enrique, también de origen galo, que
después se haría cargo de la catedral de León y que sin duda se inspiró
en la Catedral de Reims, con cuya fachada el hastial de
la seo burgalesa guarda grandes semejanzas. Al maestro Enrique, fallecido en
1277, le tomó el relevo el maestro Johan Pérez, éste ya de
origen hispano.
Catedral de Reims |
A pesar de todo,
este templo se siguió ampliando y se enriqueciendo con nuevas edificaciones. Así
se construyó un claustro nuevo al lado de la nave sur de la girola en el último
tercio del siglo XIII y se remodelan las capillas absidales; además, se van construyendo
capillas en las naves laterales desde finales del siglo XIV hasta el XVIII.
Es en la segunda
mitad del siglo XV cuando se construyen, por la familia Colonia, tres obras
fundamentales en la catedral: La Capilla de los Condestables, las agujas de las
torres de la fachada principal y el cimborrio sobre el crucero, que, tras su
derribo por un huracán, es sustituido, a partir de 1539 por el actual de Juan
de Vallejo; elementos, todos ellos, del gótico flamígero que dotan al templo de su
perfil inconfundible
Las ampliaciones
se dan por concluidas en el siglo XVIII, con las portadas góticas de la fachada
principal, con la nueva sacristía, la capilla de Santa Tecla y la capilla de
las Reliquias.
Fachada principal |
Y ya en el siglo
XIX, a excepción de la restauración del claustro por su mal estado, se
realizaron, tan sólo, pequeñas reformas, sobre todo en el interior, capilla del
Santo Cristo, ventanales con tracería neogótica, restauración de las arcadas
ciegas, o la instalación de vidrieras ornamentales siguiendo modelos y técnicas
antiguas, etc…, remodelaciones, todas ellas, que no modificaron sustancialmente
la estructura arquitectónica del edificio.
El 12 de agosto
de 1994, una estatua de San Lorenzo se desprendió del tramo final de la torre
norte de la fachada principal, lo que hizo pública la inmediata necesidad de
reanudar las medidas de protección y conservación del monumento.
Los elementos
decorativos y el mobiliario litúrgico del interior pertenecen a variados
estilos artísticos, desde el propio Gótico, al Renacimiento o al Barroco.
En la catedral
se conservan obras de artistas extraordinarios, como los arquitectos y
escultores de la familia Colonia (Juan, Simón y Francisco), el arquitecto Juan de
Vallejo, los escultores Gil de Siloé
o Felipe Vigarny, pintores como Juan Ricci o
Sebastiano del Piombo, o el escultor y arquitecto Diego de
Siloé, entre otros. Además de rejeros, vidrieros, doradores…
Entre los
numerosos tesoros que podemos encontrar en la catedral de Burgos podemos
destacar:
·
La
Capilla del Condestable, de estilo gótico isabelino.
·
El
retablo gótico hispano-flamenco de la capilla de Santa Ana de Gil de Siloé.
·
La
Sagrada Familia de Sebastiano del Piombo en óleo sobre tabla.
·
La
sillería del coro, obra renacentista plateresca de
Vigarny.
·
La
renacentista Escalera Dorada, de Diego de
Siloé.
·
El Santísimo
Cristo de Burgos.
· La
tumba del Cid Campeador y su esposa Doña Jimena.
·
El Papamoscas..
La catedral
burgalesa fue declarada Monumento Nacional el 8 de abril de 1885
y Patrimonio de la Humanidad por
la Unesco el
31 de octubre de 1984. Es la única catedral española que tiene esta distinción
de la Unesco de forma independiente, sin estar unida al centro histórico de una
ciudad o en compañía de otros edificios, como en. Es además el templo católico
de mayor rango en Castilla y León al tratarse del único templo que siendo
catedral metropolitana es a la vez basílica.
Arquitectura
exterior
En la catedral
gótica de Burgos se perciben dos fases claramente identificables: la de estilo
gótico clásico (siglos XIII y XIV) que desarrollan los primeros maestros y la
segunda de estilo gótico flamígero, protagonizada por la familia Colonia.
Fachada occidental y Puerta de Santa María
Al exterior la
fachada estaba prevista en principio sin torres pero en el año 1296 un
maestro llamado Juan Pérez se las añade creando una forma de letra H como era
típico de las catedrales góticas clásicas, es decir se alzan las torres
laterales que luego fueron rematadas por esas formas picudas realizadas en el
siglo XV por Juan de Colonia y que dan todavía mayor altura a esas torres
laterales.
Portada |
Esta portada era
obra del siglo XIII y tenía una iconografía dedicada a la Virgen (la Encarnación
del Verbo, Anunciación, Visitación,
Nacimiento, Adoración de los Magos, Bautismo de Jesús, en el mainel María Madre
presentando a su hijo , con los antecedentes bíblicos en las jambas, Adán, Eva,
Patriarcas, Profetas y Reyes). Formada por tres cuerpos, en el cuerpo inferior
se abre la Portada de Santa María. Formada por tres arcos apuntados y
abocinados que dan cobijo a la Puerta Real, según la tradición allí eran recibidos
los reyes, o del Perdón, en el cuerpo central, y a las de la Coronación
(izquierda) y la Inmaculada (derecha), en los laterales. Las portadas laterales
fueron reformadas en el siglo XVII por Juan de Pobes, y en sus tímpanos fueron
ubicados los relieves de la Coronación y la Inmaculada.
Mientras que la
central, que fue considerada una de las manifestaciones más importantes del
estilo gótico peninsular, por su grave deterioro, fue restaurada a finales del
XVIII, por el arquitecto Fernando González de Lara, pero se hizo, en el estilo
imperante en ese momento, esto es, el frío y clasicista estilo neoclásico. Con
vano adintelado y frontón triangular, a modo de templo grecolatino.
Y en las enjutas
se colocaron dos arquillos laterales dobles protegidos a modo de guardapolvo
por un arco apuntado y que cobijan, a su
vez, sendas estatuillas.
Segundo cuerpo de la portada |
En el segundo
cuerpo de la calle central de la fachada, y obra del siglo XIII, destaca un
rosetón de traza cisterciense enmarcado en un arco gótico, que da luz a la nave
central. Con tracería de círculos cuadrifoliados que rodean una estrella de
seis puntas (estrella de David o sello de Salomón), que es un signo mesiánico.
En el tercer
cuerpo de la misma calle se abre una elegante galería, jalonada por sendas
agujas y varios pináculos, y formada por dos grandes ventanales con maineles y
tracería de tres óculos cuadrilobulados; bajo los ocho arquillos que forman los
maineles de ambos arcos están colocadas las estatuas de los ocho primeros reyes de
Castilla, de Fernando I a Fernando III o personajes bíblicos
relacionados con la Virgen. Las imágenes originales fueron trasladadas al
interior, en concreto al claustro bajo, por el peligro de deterioro que suponía
su exposición constante a los agentes atmosféricos. Las que aquí se exponen son
reproducciones.
Tercer cuerpo |
Corona la calle
una fina barandilla-crestería de arquillos ojivales sobre la que se alza una
estatua de la Virgen con el Niño, con
mandorla radiante y con la luna bajo sus pies y acompañada de la leyenda, alusiva
a la Madre de Cristo, Pulchra es et decora. Este remate fue realizado a
mediados del siglo XV por Juan de Colonia.
Sobre las
puertas laterales del primer cuerpo se alzan dos torres casi gemelas del
siglo XIII, de 84 metros de altura cada una y de tres cuerpos, con
pilastras decoradas con pináculos y estatuas en sus ángulos, y con decorados
vanos ojivales en cada cara de cada cuerpo: uno abocinado con mainel y tracería
de óculo, tapado con vidrieras, en el primero; dos geminados sin mainel y sin
tracería, en el segundo; y otros dos geminados con mainel y tracería, en el
tercero.
Agujas |
Sobre estas
torres, a mediados del siglo XV, Juan de Colonia elevó sendas agujas o
chapiteles piramidales de base octogonal y de finos calados. Los chapiteles burgaleses fueron levantados
con las aportaciones económicas de obispos cuyos blasones, junto con los de la
monarquía castellano-leonesa, aparecen en los antepechos que conectan con las
cúspides de las torres. En estos antepechos el maestro Juan dispuso también la
leyenda pax vobis y la escultura de Cristo mostrando las huellas de
su Pasión, en uno, y la leyenda ecce agnus dei y una escultura de San
Juan Bautista, en el otro.
Jalonan el
conjunto de la fachada dos torrecillas poligonales, decoradas con arquillos
lobulados, con pináculos y con estatuas y rematadas en agujas piramidales que
ascienden hasta el arranque de las agujas de las torres; en su interior
albergan sendas escaleras de caracol que ascienden al triforio y a las bóvedas
de la catedral.
Papamoscas y Martinillo |
En el interior de este portal, en la parte superior
del primer tramo de la nave del evangelio, en lo alto del primer ventanal,
podemos contemplar el Papamoscas, grotesco muñeco que da las campanadas del
reloj, mientras abre y cierra la boca, figurando que caza moscas. Esta imagen
es del siglo XVI y fue completada por el relojero Francisco Álvarez en el año
1743. A su lado el Martinillo, que anuncia los cuartos de hora, contempla la
escena desde un balcón entre dos campanas.
Fachada y Puerta del Sarmental
La puerta del
Sarmental conocida también como Puerta Sacramental, es, tal vez, uno de los
elementos más reconocibles y emblemáticos de la catedral de Burgos. Es la
portada meridional del transepto y se
accede a ella a través de una escalinata desde la Plaza del Rey San Fernando.
Puerta del Sarmental |
El edificio
estaba asentado sobre un terreno en desnivel (al pie de la colina que corona el
castillo) por lo que ambos hastiales, norte y sur, se encuentran a alturas muy
diferentes. La fachada del Sarmental está considerablemente más baja que su
opuesta del lado norte (Coronería), pero más alta que la calle, de modo que fue
preciso disponer un prolongado tramo de gradas.
Es una portada
gótica abocinada y decorada con esculturas en altorrelieve o de bulto redondo,
pero adosadas. Está dedicada a Cristo en
su Majestad (Maiestas Domini), aunque con una iconografía bastante arcaica, y
es uno de los grupos escultóricos más representativos del estilo gótico en la
península, en los que sus figuras, acusan una gran frontalidad y cierta rigidez
románica, aunque ya presentan una humanización propia del gótico al
relacionarse entre sí y desarrollar actividades concretas, miran todas a los
espectadores y se adaptan al marco
arquitectónico. Así, de la misma manera que el arco apuntado del tímpano exige
que los escribanos curven sus cuerpos, las arquivoltas obligan a las figuras que
en ella se encuentran a seguir la curva de los arcos, de acuerdo con la
costumbre gótica y en contra de la románica que obligaba a sus figuras a seguir
la orientación de las dovelas de las arcadas. La composición es simétrica (con
un eje de simetría formada por el Pantocrátor y la efigie del obispo Mauricio
en el parteluz), reposada (los personajes, en su mayoría aparecen pausados y sedentes)
y jerárquica (los personajes tienen distinto tamaño de acuerdo a su importancia).
Está hecha de
piedra y fue construida entre 1230 y 1240. Es posible que la fachada estuviera
policromada, pero en la actualidad no se aprecian restos de ese color.
Pantocrátor, Tetramorfos y Apostolado |
En el tímpano se
presenta a Cristo sedente como Pantocrátor (en Majestad) bendice con su mano
derecha y porta el Libro de la Vida en su izquierda apoyándose en las rodillas.
Esta iconografía del Apocalipsis de S. Juan es propia del románico, no del
gótico y de ahí que se pueda hablar de cierto arcaísmo. Pero, lo novedoso es la
doble representación de los evangelistas, bajo la forma iconográfica, esto es,
como cuatro escribientes afanados, cada uno en su pupitre con sus plumas entre
los dedos y los cuernos de tinta donde mojar a su derecha redactando los
Evangelios que les dicta el Redentor y también simbólicamente como Tetramorfos
(cada evangelista representado por su símbolo: S. Lucas, el toro; S. Marcos, el
león; S. Juan, el águila y S. Mateo el ángel. El tamaño de los evangelistas es
inferior al de Jesús, de acuerdo con el precepto de la perspectiva jerárquica.
En el dintel
situado bajo el tímpano aparece un Apostolado en pose sedente con las cabezas
nimbadas por círculos decorados por diferentes figuras geométricas y llevando
libros. El apostolado va cubierto por un doselete corrido formando arquillos
trilobulados inscritos en semicuadrados sobre cuyos vértices inferiores van
esculpidos torreones. A pesar de su pequeño tamaño respecto a otros elementos
de la portada, tiene una excelente calidad.
Arquivoltas |
El tímpano está
rodeado por una moldura exterior con decoración vegetal y por tres arquivoltas.
Las dos arquivoltas exteriores muestran a los 24 ancianos (23 más un serafín cerca del
centro) del Apocalipsis tañendo instrumentos musicales medievales junto con las
alegorías de las artes liberales (trivium y quadrivium) reconocibles porque sus
figuras aparecen sin coronar y junto a niños. Estas figuras son representadas puesto
que esta puerta se hallaba junto a la prestigiosa Escuela Catedralicia donde se
impartían estas enseñanzas. La arquivolta más interior muestra una hilera de
ángeles (ceriferarios, turiferarios…) y serafines que adoran a Cristo.
Todas estas
esculturas se asientan sobre peanas que, al mismo tiempo, ejercen como doseles
de las inmediatamente inferiores. Este conjunto iconográfico debió ser tallado
por escultores locales dirigidos por los maestros franceses.
Zócalo |
Las jambas de la
portada se apoyan sobre un zócalo corrido, encima del cual se apoyan dos
galerías superpuestas de arcos ciegos la inferior con pares de columnas
adosadas y sin decoración escultórica, mientras que en la superior se abovedan
las arquerías simples y el espacio es ocupado por seis esculturas, de hechura posterior
al resto de la portada, probablemente del siglo XVII, a excepción de los huecos
exteriores que aparecen vacíos. Las esculturas son: la de Moisés y Aaron a
la izquierda y San Pedro y San Pablo a la derecha, las otras dos no
identificables.
Parteluz |
En el parteluz
que divide a la puerta aparece la escultura reconstruida, que sustituye a la
original muy deteriorada, de un obispo con mitra estrellada y una placa
decorada con piedras, bien podría tratarse de la efigie del obispo Mauricio, ya
que fue el gran impulsor, junto al rey Fernando de la construcción de la
catedral, pero no hay constancia del hecho, existiendo numerosas hipótesis
sobre el personaje. Sobre el doselete que la cobija aparece el Cordero Místico
(otro elemento iconográfico también extraído del Apocalipsis).
En el resto del
hastial podemos destacar los dos robustos contrafuertes rematados en pináculos.
Desde aquí arrancan dos pirámides, sobre el final de los contrafuertes. y los
dos cuerpos superiores semejantes en su estructura con el cuerpo central de la
fachada de Santa María, el segundo cuerpo, un rectángulo horadado por un gran
rosetón centrado y las esquinas superiores del rectángulo están decoradas por
dos trilóbulos que se encierran en sendos círculos.
Por encima una galería
abierta con arcos apuntados en disminución proporcional doce-seis-tres con
tracería calada de triple cuadrifolio sobre maineles en cuyo frontal aparece
una estatuaria que es interpretada como Divina Liturgia: Cristo está
representado ofreciendo el pan de la Eucaristía, rodeado de ángeles cobijados
por dosel que sostienen incensarios o cirios. Esta composición la podemos
encontrar también en las catedrales francesas, como Reims. No cabe duda que
estamos ante una puerta construida o cuando menos participada por artistas
extranjeros, probablemente procedentes de Amiens y de Reims. Pero, donde el
bagaje artístico autóctono también se deja sentir.
Fachada y Puerta de la Coronería
La llamada
puerta de los Apóstoles, de la Coronería o Puerta Alta de la catedral de
Burgos, se abre en el brazo norte del transepto y desde ella se accede a la
llamada Puerta Dorada.
Puerta de la Coronería |
Fue realizada
hacia 1250, considerándose al maestro Enrique su principal artífice o bien
maestros allegados a él. Aunque es una puerta de estilo claramente gótico, sin
embargo, los temas escultóricos, en alguna medida prorrogan la tradición
románica.
Dedicada al Juicio Final, en el tímpano
hallamos la representación de la Deesis, esto es, se representa a Cristo como Juez,
sedente y enseñando sus llagas a los fieles, a su lado la Virgen, a su derecha,
y san Juan Bautista, a su izquierda, implorando su misericordia para con los
desdichados. El tímpano es rematado, en el vértice, por los ángeles, que en un
tamaño menor y adaptándose al marco muestran la cruz y el sudario sobre un
cielo representado por líneas curvas que representan la nubes, mientras que en
los laterales otros dos ángeles exhiben, uno, la columna donde fue flagelado y,
el otro, la lanza, iconos del martirio del Salvador.
Juicio Final y Deesis |
Debajo del
Cristo, en el dintel se representa la Psicostasis, esto es, el pesaje o
valoración de las almas. Encontramos a San Miguel pesando las almas; a su
izquierda se sitúan los condenados, que bajo la influencia de Satanás, son
conducidos, violentamente, por los demonios que los arrojan al infierno ; en la
derecha, tras franquear una pequeña puerta, que representa la entrada al Paraíso, nos encontramos con los elegidos o bienaventurados, entre ellos
podemos apreciar la imagen de dos clérigos o “santos” probablemente, según los
estudiosos, San Francisco y Santo Domingo, a continuación la imagen de un
personaje mitrado, que bien podría ser la representación del obispo Mauricio y
a su lado la imagen de un hombre y una mujer probables representaciones del rey
Fernando III el Santo y su esposa Beatriz de Suabia.
Arquivoltas |
En las
arquivoltas se representan serafines en la interior, ángeles ceriferarios y
turiferarios en la siguiente y en la exterior diferentes escenas de muertos
resucitando y saliendo de los féretros.
Arquería con Apostolado |
Por debajo y
encima de las jambas, y extendiéndose por el muro circundante, aparecen sendas
series de arcos ciegos ojivales apuntados y trilobulados, que en el zócalo
inferior montan sobre columnillas pareadas con capiteles vegetales.
Esta
galería ciega de trilóbulos y columnillas sirve de base a un Apostolado al
completo, formado por estatuas de bulto redondo, adosadas al muro, de tamaño
casi natural, bajo dosel y separados por columnitas. Se presentan seis en cada
lado separadas por las jambas, asistiendo al evento como jueces y dando nombre a esta puerta.
Por encima y
separado por una especie de cornisa vemos un cuerpo sólido intercalado con un
ventanal de triple arquería y escalonado de ligero arco apuntado y protegidos a
modo de guardapolvo por un arco de medio punto arquivolteado. Sobre él, jalonada por sendas agujas caladas,
una galería de tres arcos ojivales, con maineles y tracería de tres círculos
cuadrilobulados.
Adosadas a los maineles hay doce estatuas coronadas alusivas a
la realeza castellana, de ahí el nombre de Coronería y, adosadas a las enjutas
de los arcos, ángeles turiferarios. Siguiendo el ejemplo de la fachada del
Sarmental, el hastial de la Coronería termina en su parte superior con una
barandilla formada por arquillos
Además, el
entorno de la puerta fue reformado en el XVIII, en 1786, con un arco de medio
punto de estilo barroco y se hizo desaparecer el parteluz, en el que estaría
representado la figura de Dios Padre y cuya base a aparecido en unas recientes
excavaciones arqueológicas.
Esta puerta
estuvo abierta, precisamente, hasta el año 1786, fecha en la que el cabildo
decidió clausurar por el excesivo y
molesto tránsito de vecinos que descendían desde la parte alta de la ciudad hacia
la parte baja de la ciudad, o los peregrinos del Camino de Santiago que venían
por el Camino Francés y que cruzaban a través de ella y bajaban por la Escalera
Dorada.
Se cuenta que
fue Napoleón durante
su estancia en Burgos (1808) en plena invasión de la península ibérica, el
último en pasar por ella y bajar la escalera
dorada cuando venía de pernoctar en el palacio de Castilfalé,
situado frente a esta puerta por su parte exterior.
Puerta de la Pellejería
La Puerta de la
Pellejería, menos conocida como Puerta del Canalejo, está colocada en el muro
este del hastial norte del transepto, perpendicular a la puerta de Coronería e
interiormente con la Escalera Dorada. Se encuentra ubicada bajo un ventanal biforo muy similar a los del ábside principal.
Estaba situada
cercana a las casas de los pellejeros, de ahí su nombre. El responsable de la
construcción de esta puerta de la catedral burgalesa es Francisco de
Colonia, nieto de Juan e hijo de Simón de Colonia, por encargo del obispo don
Juan Rodríguez de Fonseca, como alternativa al acceso por la Puerta de la
Coronería, puerta, por la que era incesante el tránsito de personas desde la
parte alta de la ciudad, que aprovechaban, para atravesando la catedral,
alcanzar la parte baja de la ciudad de una manera mucho más
La portada está
concebida como un retablo gótico de dos cuerpos, separados por un entablamento,
con tres calles, más ático, o frontón, también separado por otro entablamento.
Todo ello aderezado con decoración plateresca en sus pilastras, frisos y
entablamentos. Se trata de una de
las primeras obras platerescas existentes en Burgos y en ella destaca su
profusa decoración de grutescos y de motivos “a candelieri”, también llamada de
“zarcillo de acanto” por ser una decoración eminentemente vegetal en donde se muestran hojas
de acanto, cintas, ovas, zarcillos, roleos de curvas y contracurvas, que se
aplican en un sutil relieve dentro de las pilastras o columnas .
En la calle
central, en el primer cuerpo, flanqueada por columnas, se abre la puerta,
ligeramente abocinada, con arco de medio punto angrelado o festoneado, con
arquivolta exterior decorada con estatuillas de los Apóstoles bajo doseletes,
que siguen la dirección del arco de medio punto que las contiene; en el segundo
cuerpo aparecen sendos relieves que representan el martirio de los santos
juanes: San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Martirio de los Juanes |
En el ático,
flanqueado por las estatuas de San Pedro y San Pablo y adornado con rosetas, un
frontón semicircular cuyo tímpano acoge un relieve de la Virgen entronizada con
el Niño, entre tres ángeles músicos y el obispo mecenas, Rodríguez de Fonseca,
arrodillado a la izquierda. El conjunto está culminado con el escudo del obispo
mecenas.
En las calles
laterales, bajo sendos escudos del prelado Fonseca, aparecen las imágenes de
diversos santos que al igual que los escudos fueron realizadas, antes de 1523,
por Bartolomé de la Haya.
El arco superior
que protege la portada fue mandado hacer por el cardenal Iñigo López de
Mendoza, entre 1529 y 1535.
Una reja, del siglo XIX, diseñada por Vicente Lampérez, cierra el acceso
a esta zona de la Catedral.
Aunque de gran
valor por su detalle artístico, la Puerta de la Pellejería adolece de una falta
total de proporción, consecuencia del estrecho espacio en que los autores
hubieron de trabajar.
A este paisaje exterior de puertas y fachadas hay que
añadir, la presencia en la nave central de los dobles arbotantes que son
utilizados para la descarga de fuerzas en las naves laterales, solución tomada
de los grandes templos franceses como la Basílica de Saint-Denis y la Catedral de Notre-Dame de París.
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