lunes, 23 de marzo de 2020

Catedral de Burgos "exterior"


Lo primero intentar justificar esta entrada en el blog. Mi intención no es hacer un trabajo, ni un dossier sobre la catedral de Burgos, ni un monográfico sobre este monumento ya que toda la información está en Internet y la prueba está que si ponéis en Google “catedral de Burgos” la búsqueda dará alrededor de  7.500.000 resultados, como podréis comprobar toda la información está ahí.
Yo, al hacer la entrada, lo único que he buscado es hacer una compilación sencilla, aunque exhaustiva de la abundante información que sobre ella existe y para que si alguien quiere utilizarla, cuando visite la catedral, le resulte amena e interesante, sin más.
Y, es precisamente por esa extensiva documentación, por la que he optado por dividir el contenido en tres entradas que se denominarán: Catedral de Burgos “exterior”, la primera, Catedral de Burgos “interior”, la segunda y Capillas, la tercera
    
Historia de la catedral
Por comenzar la historia de la catedral en algún momento cronológico, voy a hacer una ligera retrospectiva histórica de cómo surge el reino de Castilla y por ende, como Burgos se va convirtiendo en una ciudad regia, moderna, importante  y en constante expansión hacia Europa, a través de alianzas políticas y matrimoniales y como no, a través del Camino de Santiago, hasta convertirse en capital primero del condado y después del reino de Castilla-León. Por todo ello se necesitaba una Catedral, una catedral acorde con el rango e importancia de la ciudad.
Como todas las ciudades altomedievales, y gracias a la expansión del cristianismo por la península, Burgos tendría sus iglesias, en los sucesivos estilos arquitectónicos que han predominado en una época u otra: visigodo, mozárabe, románico hasta llegar a la que nos ocupa de estilo gótico. Y en ellas se practicaría la liturgia hispana o rito mozárabe, hasta la implantación del rito romano en el siglo XI, por Alfonso VI.
Bien para empezar decir que los orígenes de Burgos hay que buscarlos en la prehistoria. A tan sólo unos kilómetros tenemos los yacimientos de Atapuerca con restos de más de 800.000 años de antigüedad y ya, en Burgos ciudad, hay constancia de asentamientos humanos en lo que se conoce como Cerro del Castillo que abarcarían desde la Edad de Bronce a la primera Edad de Hierro. Desde ahí nos trasladamos a la época romana con algunos restos, aunque no excesivos, que confirma su presencia en la zona.
El rey de León  Ordoño I otorgó a Castilla su primera forma administrativa y quien realiza el nombramiento del primer conde castellano: Rodrigo, hacia el año 850. Pero, oficialmente la historia de Burgos comienza en el año 884, cuando Diego Rodríguez Porcelo, por orden de Alfonso III, y ante el avance musulmán, levanta una fortificación en un cerro de la margen derecha del río Arlanzón, que con el paso del tiempo adquirió una gran importancia estratégica, hasta convertirse en una ciudad. 
Fernán Gonzalez
Vamos a avanzar en el tiempo y nos situamos en el año 930/931 cuando el conde Fernán González, nombrado conde por Ramiro II de León, logra reunir bajo su gobierno los condados de Burgos, LaraLantarón,  Álava y posiblemente Cerezo, tras su boda con Sancha Sánchez de Pamplona, hija de Sancho Garcés I de Pamplona, que a su vez era viuda, en segundas nupcias, del anterior conde de estos condados, D. Álvaro Herraméliz.
Con el reino de León debilitado y en una situación de desorden, Fernán González fue asegurando lentamente su posición como señor hereditario del condado independiente de Castilla, tomando forma de un Estado autónomo en el año 932, con capital en Burgos.
En el 1028, Sancho III El Mayor de Navarra adquiere el condado de Castilla tras la muerte, sin sucesor, del conde García Sánchez, al estar casado con la hermana de éste. Y al morir, en el año 1035, deja como herencia a su hijo Fernando Sánchez, el condado de Castilla.
Fernando I de León
Fernando Sánchez estaba casado con la hermana de Bermudo III de León, quien muere sin descendencia, ocasión que aprovecha Fernando Sánchez para reclamar el trono de León, que consigue, convirtiéndose en rey-consorte de León, Fernando I, y conde de Castilla. A su muerte, en el año 1065, y según costumbre, reparte su reino entre sus hijos, dejando Galicia a García, León a Alfonso y Castilla, pero con el título de reino, a su hijo Sancho, para sus hijas los infantazgos de Zamora a Urraca y Toro a Elvira.
Sancho II y Alfonso a alían y se apoderan de Galicia, posteriormente Sancho ataca y se apodera de León. Alfonso se refugia en Zamora, en cuyo sitio es asesinado Sancho por el noble Vellido Dolfos y tras lo cual Alfonso recupera todos los territorios de su padre y es coronado como Alfonso VI de Castilla.
Alfonso VI
Es la primera vez que aparecen todos estos territorios unificados como reino de León y de Castilla, posteriormente se vuelven a separar, por mor de la costumbre de dividir las tierras entre los hijos y de nuevo aparecerán unificados dinásticamente en la figura de Fernando III, hijo de Berenguela, reina de Castilla, sucesora de Alfonso VIII y de Alfonso IX, rey de León.
Ya desde Fernán González la ciudad de Burgos adquirió una importancia extraordinaria siendo capital de aquel condado y posterior reino de Castilla, hasta que perdió la capitalidad en favor de Toledo tras su conquista en el 1085 por
Fernando III el Santo
Alfonso VI. Pérdida, que en ningún momento supuso la paralización del crecimiento de la ciudad, donde, incluso, se seguirían realizando algunas Cortes y donde se veía con claridad la necesidad de la construcción de una iglesia de acorde con la importancia económica, política y social de la ciudad.

La catedral
Para explicar el nacimiento de la catedral de Burgos hay que hablar de la diócesis de Oca, cuyos orígenes se suelen remontar hasta el siglo III y se mantuvieron al menos hasta el siglo VIII. Era una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Tarragona. Y su sede se encontraba en las inmediaciones de la actual población burgalesa de Villafranca Montes de Oca.
Villafranca Montes de oca
Desde el siglo VIII al siglo XI esta sede de Oca estuvo vacante debido a la invasión musulmana. Se nombraron además en el territorio de Castilla otras sedes episcopales como AmayaValpuestaMuñó y Sasamón.
Todas estas sedes fueron sustituidas en el año 1075 cuando el rey Alfonso VI con el permiso del papa Gregorio VII restaura oficialmente la sede de Oca y ordena su traslación al pequeño pueblo de Gamonal, en Nª Señora la Antigua.
Francisco I
La sede de Oca, actualmente, se mantiene aún como diócesis titular, pero sin jurisdicción territorial. Como curiosidad el papa Francisco I fue obispo de Oca entre los años 1992 y 1998.
Al poco tiempo pasará a Burgos la sede episcopal, donde se había comenzado a construir una catedral románica.
El monarca, Alfonso VI, promovió la construcción de esa catedral románica dedicada a la Virgen María de la que apenas se  conocen sus trazas, pero que se supone románica y del tipo de las construcciones coetáneas como San Martín de Frómista o la misma catedral de Jaca. Para ello el monarca donó el recinto que ocupaban un palacio real que había pertenecido a su padre Fernando I y una pequeña iglesia dedicada a Santa María y que todavía se hallaba en construcción.
Fernando III y beatriz de Suavia
En 1096 las obras de este templo ya estaban terminadas. En ella se celebró, el 30 de noviembre de 1219, un acontecimiento muy significativo, la boda del Rey de Castilla, Fernando III, el Santo, con Beatriz de Suavia, hija del Emperador europeo Federico II. Días antes, el 27 de noviembre de ese mismo año, Fernando III fue nombrado caballero. La  ceremonia de ordenamiento, fue oficiada por don Mauricio, y tuvo lugar en el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
Pronto el templo románico resultó pequeño para las necesidades de una ciudad que era, por un lado, la capital simbólica del reino, puesto que la capital política era Toledo, pero además era una potente sede episcopal (con un cabildo catedralicio de más de treinta miembros) y, económicamente un centro comercial cada vez más dinámico.
El Rey Fernando III, el Santo, y el Obispo D. Mauricio  deciden de mutuo acuerdo levantar una catedral según el nuevo estilo, el gótico, que se extendía ya por Europa. El obispo que había estudiado en París y conocía las grandes catedrales francesas, alguna de ellas ya concluida, trajo a Burgos arquitectos y maestros franceses que iniciaron la construcción. El día 20 de julio de 1221 se coloca la primera piedra, siguiendo el modelo el modelo de Notre Dâmme, Reims, Amiens, Chartres, etc…, y logrando levantar la primera catedral gótica de la Península, que serviría de modelo a las siguientes construcciones del Reino Castellano-Leonés.
Para ello como era común en la época, se destruyó el edificio románico (del que, hoy en día, solo queda algún resto escultórico) y sobre su solar, ampliado con la demolición de unas viviendas contiguas donadas por el obispo Marino, se levantó la nueva catedral gótica.

Etapas Constructivas
La construcción fue muy rápida; se inició por la cabecera y el presbiterio, lugar éste donde se sepultó al obispo fundador, y cuyos restos fueron posteriormente trasladados al centro del coro capitular.
Catedral de Burgos
En los nueve primeros años  ya estaban concluidos el además de la cabecera y el presbiterio, el coro-ábside y las naves de la girola con sus capillas absidales, quedando dispuesta para el culto en 1230, año en que se realizó la primera consagración.
Catedral de Burgos S. XIX
A partir de esa fecha se comienza a derribar la catedral románica, intacta hasta ese momento. Las obras continúan con la conclusión de la nave del crucero y sus portadas y se inician la nave central y  las laterales, que  quedarían rematadas hacia 1260, año de la consagración definitiva de todo el templo.
Habían pasado 39 años, todo un record de construcción de una catedral.
El primer maestro de obras, del que se tiene constancia documental, fue un anónimo arquitecto francés, con el nombre de  Johan de Champagne, y muy probablemente traído a Burgos por el propio obispo Mauricio.  Hacia 1240 asumió la dirección de las obras el llamado Maestro Enrique, también de origen galo, que después se haría cargo de la catedral de León y que sin duda se inspiró en la Catedral de Reims, con cuya fachada el hastial de la seo burgalesa guarda grandes semejanzas. Al maestro Enrique, fallecido en 1277, le tomó el relevo el maestro Johan Pérez, éste ya de origen hispano.
Catedral de Reims
A pesar de todo, este templo se siguió ampliando y se enriqueciendo con nuevas edificaciones. Así se construyó un claustro nuevo al lado de la nave sur de la girola en el último tercio del siglo XIII y se remodelan las capillas absidales; además, se van construyendo capillas en las naves laterales desde finales del siglo XIV hasta el XVIII.
Es en la segunda mitad del siglo XV cuando se construyen, por la familia Colonia, tres obras fundamentales en la catedral: La Capilla de los Condestables, las agujas de las torres de la fachada principal y el cimborrio sobre el crucero, que, tras su derribo por un huracán, es sustituido, a partir de 1539 por el actual de Juan de Vallejo; elementos, todos ellos, del gótico flamígero que dotan al templo de su perfil inconfundible
Las ampliaciones se dan por concluidas en el siglo XVIII, con las portadas góticas de la fachada principal, con la nueva sacristía, la capilla de Santa Tecla y la capilla de las Reliquias.
Fachada principal
Y ya en el siglo XIX, a excepción de la restauración del claustro por su mal estado, se realizaron, tan sólo, pequeñas reformas, sobre todo en el interior, capilla del Santo Cristo, ventanales con tracería neogótica, restauración de las arcadas ciegas, o la instalación de vidrieras ornamentales siguiendo modelos y técnicas antiguas, etc…, remodelaciones, todas ellas, que no modificaron sustancialmente la estructura arquitectónica del edificio.
El 12 de agosto de 1994, una estatua de San Lorenzo se desprendió del tramo final de la torre norte de la fachada principal, lo que hizo pública la inmediata necesidad de reanudar las medidas de protección y conservación del monumento.
Los elementos decorativos y el mobiliario litúrgico del interior pertenecen a variados estilos artísticos, desde el propio Gótico, al Renacimiento o al Barroco.
En la catedral se conservan obras de artistas extraordinarios, como los arquitectos y escultores de la familia Colonia  (JuanSimón y Francisco), el arquitecto Juan de Vallejo, los escultores Gil de SiloéFelipe Vigarny, pintores como Juan Ricci o Sebastiano del Piombo, o el escultor y arquitecto Diego de Siloé, entre otros. Además de rejeros, vidrieros, doradores…  
Entre los numerosos tesoros que podemos encontrar en la catedral de Burgos podemos destacar:
·       El cimborrio gótico-plateresco.
Cimborrio
·       La Capilla del Condestable, de estilo gótico isabelino.
·       El retablo gótico hispano-flamenco de la capilla de Santa Ana de Gil de Siloé.
·       La Sagrada Familia de Sebastiano del Piombo en óleo sobre tabla.
·       La sillería del coro, obra renacentista plateresca de Vigarny.
·       Los relieves tardogóticos de la girola, de Vigarny.
Escalera Dorada
·       La renacentista Escalera Dorada, de Diego de Siloé.
·       El Santísimo Cristo de Burgos.
·   La tumba del Cid Campeador y su esposa Doña Jimena.
·       El Papamoscas..

La catedral burgalesa fue declarada Monumento Nacional el 8 de abril de 1885 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 31 de octubre de 1984. Es la única catedral española que tiene esta distinción de la Unesco de forma independiente, sin estar unida al centro histórico de una ciudad o en compañía de otros edificios, como en. Es además el templo católico de mayor rango en Castilla y León al tratarse del único templo que siendo catedral metropolitana es a la vez basílica.

Arquitectura exterior
 En la catedral gótica de Burgos se perciben dos fases claramente identificables: la de estilo gótico clásico (siglos XIII y XIV) que desarrollan los primeros maestros y la segunda de estilo gótico flamígero, protagonizada por la familia Colonia.

 Fachada occidental y Puerta de Santa María

Desde la plaza de Santa María podemos contemplar la fachada occidental del templo, claramente inspirada de las catedrales de París y Reims.
Al exterior la fachada estaba prevista en principio sin torres pero en el año 1296 un maestro llamado Juan Pérez se las añade creando una forma de letra H como era típico de las catedrales góticas clásicas, es decir se alzan las torres laterales que luego fueron rematadas por esas formas picudas realizadas en el siglo XV por Juan de Colonia y que dan todavía mayor altura a esas torres laterales.
Portada
Esta portada era obra del siglo XIII y tenía una iconografía dedicada a la Virgen (la Encarnación del Verbo,  Anunciación, Visitación, Nacimiento, Adoración de los Magos, Bautismo de Jesús, en el mainel María Madre presentando a su hijo , con los antecedentes bíblicos en las jambas, Adán, Eva, Patriarcas, Profetas y Reyes). Formada por tres cuerpos, en el cuerpo inferior se abre la Portada de Santa María. Formada por tres arcos apuntados y abocinados que dan cobijo a la Puerta Real, según la tradición allí eran recibidos los reyes, o del Perdón, en el cuerpo central, y a las de la Coronación (izquierda) y la Inmaculada (derecha), en los laterales. Las portadas laterales fueron reformadas en el siglo XVII por Juan de Pobes, y en sus tímpanos fueron ubicados los relieves de la Coronación y la Inmaculada.
Mientras que la central, que fue considerada una de las manifestaciones más importantes del estilo gótico peninsular, por su grave deterioro, fue restaurada a finales del XVIII, por el arquitecto Fernando González de Lara, pero se hizo, en el estilo imperante en ese momento, esto es, el frío y clasicista estilo neoclásico. Con vano adintelado y frontón triangular, a modo de templo grecolatino.
Y en las enjutas se colocaron dos arquillos laterales dobles protegidos a modo de guardapolvo por un arco apuntado y que cobijan,  a su vez, sendas estatuillas.
Segundo cuerpo de la portada
En el segundo cuerpo de la calle central de la fachada, y obra del siglo XIII, destaca un rosetón de traza cisterciense enmarcado en un arco gótico, que da luz a la nave central. Con tracería de círculos cuadrifoliados que rodean una estrella de seis puntas (estrella de David o sello de Salomón), que es un signo mesiánico.
En el tercer cuerpo de la misma calle se abre una elegante galería, jalonada por sendas agujas y varios pináculos, y formada por dos grandes ventanales con maineles y tracería de tres óculos cuadrilobulados; bajo los ocho arquillos que forman los maineles de ambos arcos están colocadas las estatuas de los ocho primeros reyes de Castilla, de Fernando I a Fernando III o personajes bíblicos relacionados con la Virgen. Las imágenes originales fueron trasladadas al interior, en concreto al claustro bajo, por el peligro de deterioro que suponía su exposición constante a los agentes atmosféricos. Las que aquí se exponen son reproducciones.
Tercer cuerpo
Corona la calle una fina barandilla-crestería de arquillos ojivales sobre la que se alza una estatua de la Virgen con el Niño, con mandorla radiante y con la luna bajo sus pies y acompañada de la leyenda, alusiva a la Madre de Cristo, Pulchra es et decora. Este remate fue realizado a mediados del siglo XV por Juan de Colonia.
Sobre las puertas laterales del primer cuerpo se alzan dos torres casi gemelas del siglo XIII, de 84 metros de altura cada una y de tres cuerpos, con pilastras decoradas con pináculos y estatuas en sus ángulos, y con decorados vanos ojivales en cada cara de cada cuerpo: uno abocinado con mainel y tracería de óculo, tapado con vidrieras, en el primero; dos geminados sin mainel y sin tracería, en el segundo; y otros dos geminados con mainel y tracería, en el tercero.
Agujas
Sobre estas torres, a mediados del siglo XV, Juan de Colonia elevó sendas agujas o chapiteles piramidales de base octogonal y de finos calados.  Los chapiteles burgaleses fueron levantados con las aportaciones económicas de obispos cuyos blasones, junto con los de la monarquía castellano-leonesa, aparecen en los antepechos que conectan con las cúspides de las torres. En estos antepechos el maestro Juan dispuso también la leyenda pax vobis y la escultura de Cristo mostrando las huellas de su Pasión, en uno, y la leyenda ecce agnus dei y una escultura de San Juan Bautista, en el otro.
Jalonan el conjunto de la fachada dos torrecillas poligonales, decoradas con arquillos lobulados, con pináculos y con estatuas y rematadas en agujas piramidales que ascienden hasta el arranque de las agujas de las torres; en su interior albergan sendas escaleras de caracol que ascienden al triforio y a las bóvedas de la catedral.
Papamoscas y Martinillo
En el interior de este portal, en la parte superior del primer tramo de la nave del evangelio, en lo alto del primer ventanal, podemos contemplar el Papamoscas, grotesco muñeco que da las campanadas del reloj, mientras abre y cierra la boca, figurando que caza moscas. Esta imagen es del siglo XVI y fue completada por el relojero Francisco Álvarez en el año 1743. A su lado el Martinillo, que anuncia los cuartos de hora, contempla la escena desde un balcón entre dos campanas.

Fachada y Puerta del Sarmental

La puerta del Sarmental conocida también como Puerta Sacramental, es, tal vez, uno de los elementos más reconocibles y emblemáticos de la catedral de Burgos. Es la portada meridional  del transepto y se accede a ella a través de una escalinata desde la Plaza del Rey San Fernando.
Puerta del Sarmental
El edificio estaba asentado sobre un terreno en desnivel (al pie de la colina que corona el castillo) por lo que ambos hastiales, norte y sur, se encuentran a alturas muy diferentes. La fachada del Sarmental está considerablemente más baja que su opuesta del lado norte (Coronería), pero más alta que la calle, de modo que fue preciso disponer un prolongado tramo de gradas.
Es una portada gótica abocinada y decorada con esculturas en altorrelieve o de bulto redondo, pero adosadas.  Está dedicada a Cristo en su Majestad (Maiestas Domini), aunque con una iconografía bastante arcaica, y es uno de los grupos escultóricos más representativos del estilo gótico en la península, en los que sus figuras, acusan una gran frontalidad y cierta rigidez románica, aunque ya presentan una humanización propia del gótico al relacionarse entre sí y desarrollar actividades concretas, miran todas a los espectadores y se adaptan  al marco arquitectónico. Así, de la misma manera que el arco apuntado del tímpano exige que los escribanos curven sus cuerpos, las arquivoltas obligan a las figuras que en ella se encuentran a seguir la curva de los arcos, de acuerdo con la costumbre gótica y en contra de la románica que obligaba a sus figuras a seguir la orientación de las dovelas de las arcadas. La composición es simétrica (con un eje de simetría formada por el Pantocrátor y la efigie del obispo Mauricio en el parteluz), reposada (los personajes, en su mayoría aparecen pausados y sedentes) y jerárquica (los personajes tienen distinto tamaño de acuerdo a su importancia).
Está hecha de piedra y fue construida entre 1230 y 1240. Es posible que la fachada estuviera policromada, pero en la actualidad no se aprecian restos de ese color.
Pantocrátor, Tetramorfos y Apostolado
En el tímpano se presenta a Cristo sedente como Pantocrátor (en Majestad) bendice con su mano derecha y porta el Libro de la Vida en su izquierda apoyándose en las rodillas. Esta iconografía del Apocalipsis de S. Juan es propia del románico, no del gótico y de ahí que se pueda hablar de cierto arcaísmo. Pero, lo novedoso es la doble representación de los evangelistas, bajo la forma iconográfica, esto es, como cuatro escribientes afanados, cada uno en su pupitre con sus plumas entre los dedos y los cuernos de tinta donde mojar a su derecha redactando los Evangelios que les dicta el Redentor y también simbólicamente como Tetramorfos (cada evangelista representado por su símbolo: S. Lucas, el toro; S. Marcos, el león; S. Juan, el águila y S. Mateo el ángel. El tamaño de los evangelistas es inferior al de Jesús, de acuerdo con el precepto de la perspectiva jerárquica.
En el dintel situado bajo el tímpano aparece un Apostolado en pose sedente con las cabezas nimbadas por círculos decorados por diferentes figuras geométricas y llevando libros. El apostolado va cubierto por un doselete corrido formando arquillos trilobulados inscritos en semicuadrados sobre cuyos vértices inferiores van esculpidos torreones. A pesar de su pequeño tamaño respecto a otros elementos de la portada, tiene una excelente calidad.
Arquivoltas
El tímpano está rodeado por una moldura exterior con decoración vegetal y por tres arquivoltas. Las dos arquivoltas exteriores muestran a los  24 ancianos (23 más un serafín cerca del centro) del Apocalipsis tañendo instrumentos musicales medievales junto con las alegorías de las artes liberales (trivium y quadrivium) reconocibles porque sus figuras aparecen sin coronar y junto a niños. Estas figuras son representadas puesto que esta puerta se hallaba junto a la prestigiosa Escuela Catedralicia donde se impartían estas enseñanzas. La arquivolta más interior muestra una hilera de ángeles (ceriferarios, turiferarios…) y serafines que adoran a Cristo.
Todas estas esculturas se asientan sobre peanas que, al mismo tiempo, ejercen como doseles de las inmediatamente inferiores. Este conjunto iconográfico debió ser tallado por escultores locales dirigidos por los maestros franceses.
Zócalo
Las jambas de la portada se apoyan sobre un zócalo corrido, encima del cual se apoyan dos galerías superpuestas de arcos ciegos la inferior con pares de columnas adosadas y sin decoración escultórica, mientras que en la superior se abovedan las arquerías simples y el espacio es ocupado por seis esculturas, de hechura posterior al resto de la portada, probablemente del siglo XVII, a excepción de los huecos exteriores que aparecen vacíos. Las esculturas son: la de Moisés y Aaron a la izquierda y San Pedro y San Pablo a la derecha, las otras dos no identificables.
Parteluz
En el parteluz que divide a la puerta aparece la escultura reconstruida, que sustituye a la original muy deteriorada, de un obispo con mitra estrellada y una placa decorada con piedras, bien podría tratarse de la efigie del obispo Mauricio, ya que fue el gran impulsor, junto al rey Fernando de la construcción de la catedral, pero no hay constancia del hecho, existiendo numerosas hipótesis sobre el personaje. Sobre el doselete que la cobija aparece el Cordero Místico (otro elemento iconográfico también extraído del Apocalipsis).
En el resto del hastial podemos destacar los dos robustos contrafuertes rematados en pináculos. Desde aquí arrancan dos pirámides, sobre el final de los contrafuertes. y los dos cuerpos superiores semejantes en su estructura con el cuerpo central de la fachada de Santa María, el segundo cuerpo, un rectángulo horadado por un gran rosetón centrado y las esquinas superiores del rectángulo están decoradas por dos trilóbulos que se encierran en sendos círculos. 

Por encima una galería abierta con arcos apuntados en disminución proporcional doce-seis-tres con tracería calada de triple cuadrifolio sobre maineles en cuyo frontal aparece una estatuaria que es interpretada como Divina Liturgia: Cristo está representado ofreciendo el pan de la Eucaristía, rodeado de ángeles cobijados por dosel que sostienen incensarios o cirios. Esta composición la podemos encontrar también en las catedrales francesas, como Reims. No cabe duda que estamos ante una puerta construida o cuando menos participada por artistas extranjeros, probablemente procedentes de Amiens y de Reims. Pero, donde el bagaje artístico autóctono también se deja sentir.

Fachada y Puerta de la Coronería

La llamada puerta de los Apóstoles, de la Coronería o Puerta Alta de la catedral de Burgos, se abre en el brazo norte del transepto y desde ella se accede a la llamada Puerta Dorada.
Puerta de la Coronería
Fue realizada hacia 1250, considerándose al maestro Enrique su principal artífice o bien maestros allegados a él. Aunque es una puerta de estilo claramente gótico, sin embargo, los temas escultóricos, en alguna medida prorrogan la tradición románica.
 Dedicada al Juicio Final, en el tímpano hallamos la representación de la Deesis, esto es, se representa a Cristo como Juez, sedente y enseñando sus llagas a los fieles, a su lado la Virgen, a su derecha, y san Juan Bautista, a su izquierda, implorando su misericordia para con los desdichados. El tímpano es rematado, en el vértice, por los ángeles, que en un tamaño menor y adaptándose al marco muestran la cruz y el sudario sobre un cielo representado por líneas curvas que representan la nubes, mientras que en los laterales otros dos ángeles exhiben, uno, la columna donde fue flagelado y, el otro, la lanza, iconos del martirio del Salvador.
Juicio Final y Deesis
Debajo del Cristo, en el dintel se representa la Psicostasis, esto es, el pesaje o valoración de las almas. Encontramos a San Miguel pesando las almas; a su izquierda se sitúan los condenados, que bajo la influencia de Satanás, son conducidos, violentamente, por los demonios que los arrojan al infierno ; en la derecha, tras franquear una pequeña puerta, que representa la entrada al Paraíso, nos encontramos con los elegidos o bienaventurados, entre ellos podemos apreciar la imagen de dos clérigos o “santos” probablemente, según los estudiosos, San Francisco y Santo Domingo, a continuación la imagen de un personaje mitrado, que bien podría ser la representación del obispo Mauricio y a su lado la imagen de un hombre y una mujer probables representaciones del rey Fernando III el Santo y su esposa Beatriz de Suabia.
Arquivoltas
En las arquivoltas se representan serafines en la interior, ángeles ceriferarios y turiferarios en la siguiente y en la exterior diferentes escenas de muertos resucitando y saliendo de los féretros.
Arquería con Apostolado
Por debajo y encima de las jambas, y extendiéndose por el muro circundante, aparecen sendas series de arcos ciegos ojivales apuntados y trilobulados, que en el zócalo inferior montan sobre columnillas pareadas con capiteles vegetales. 
Esta galería ciega de trilóbulos y columnillas sirve de base a un Apostolado al completo, formado por estatuas de bulto redondo, adosadas al muro, de tamaño casi natural, bajo dosel y separados por columnitas. Se presentan seis en cada lado separadas por las jambas, asistiendo al evento como jueces y dando nombre a esta puerta. 

Por encima y separado por una especie de cornisa vemos un cuerpo sólido intercalado con un ventanal de triple arquería y escalonado de ligero arco apuntado y protegidos a modo de guardapolvo por un arco de medio punto arquivolteado. Sobre él, jalonada por sendas agujas caladas, una galería de tres arcos ojivales, con maineles y tracería de tres círculos cuadrilobulados. 
Adosadas a los maineles hay doce estatuas coronadas alusivas a la realeza castellana, de ahí el nombre de Coronería y, adosadas a las enjutas de los arcos, ángeles turiferarios. Siguiendo el ejemplo de la fachada del Sarmental, el hastial de la Coronería termina en su parte superior con una barandilla formada por arquillos
Además, el entorno de la puerta fue reformado en el XVIII, en 1786, con un arco de medio punto de estilo barroco y se hizo desaparecer el parteluz, en el que estaría representado la figura de Dios Padre y cuya base a aparecido en unas recientes excavaciones arqueológicas.
Esta puerta estuvo abierta, precisamente, hasta el año 1786, fecha en la que el cabildo decidió clausurar por el excesivo y molesto tránsito de vecinos que descendían desde la parte alta de la ciudad hacia la parte baja de la ciudad, o los peregrinos del Camino de Santiago que venían por el Camino Francés y que cruzaban a través de ella y bajaban por la Escalera Dorada.
Se cuenta que fue Napoleón durante su estancia en Burgos (1808) en plena invasión de la península ibérica, el último en pasar por ella y bajar la escalera dorada cuando venía de pernoctar en el palacio de Castilfalé, situado frente a esta puerta por su parte exterior.

Puerta de la Pellejería

La Puerta de la Pellejería, menos conocida como Puerta del Canalejo, está colocada en el muro este del hastial norte del transepto, perpendicular a la puerta de Coronería e interiormente con la Escalera Dorada. Se encuentra ubicada bajo un ventanal biforo muy similar a los del ábside principal.
Estaba situada cercana a las casas de los pellejeros, de ahí su nombre. El responsable de la construcción de esta puerta de la catedral burgalesa es Francisco de Colonia, nieto de Juan e hijo de Simón de Colonia, por encargo del obispo don Juan Rodríguez de Fonseca, como alternativa al acceso por la Puerta de la Coronería, puerta, por la que era incesante el tránsito de personas desde la parte alta de la ciudad, que aprovechaban, para atravesando la catedral, alcanzar la parte baja de la ciudad de una manera mucho más
La portada está concebida como un retablo gótico de dos cuerpos, separados por un entablamento, con tres calles, más ático, o frontón, también separado por otro entablamento. Todo ello aderezado con decoración plateresca en sus pilastras, frisos y entablamentos. Se trata de una de las primeras obras platerescas existentes en Burgos y en ella destaca su profusa decoración de grutescos y de motivos “a candelieri”, también llamada de “zarcillo de acanto” por ser una decoración eminentemente vegetal en donde se muestran hojas de acanto, cintas, ovas, zarcillos, roleos de curvas y contracurvas, que se aplican en un sutil relieve dentro de las pilastras o columnas .
En la calle central, en el primer cuerpo, flanqueada por columnas, se abre la puerta, ligeramente abocinada, con arco de medio punto angrelado o festoneado, con arquivolta exterior decorada con estatuillas de los Apóstoles bajo doseletes, que siguen la dirección del arco de medio punto que las contiene; en el segundo cuerpo aparecen sendos relieves que representan el martirio de los santos juanes: San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Martirio de los Juanes
En el ático, flanqueado por las estatuas de San Pedro y San Pablo y adornado con rosetas, un frontón semicircular cuyo tímpano acoge un relieve de la Virgen entronizada con el Niño, entre tres ángeles músicos y el obispo mecenas, Rodríguez de Fonseca, arrodillado a la izquierda. El conjunto está culminado con el escudo del obispo mecenas.
En las calles laterales, bajo sendos escudos del prelado Fonseca, aparecen las imágenes de diversos santos que al igual que los escudos fueron realizadas, antes de 1523, por Bartolomé de la Haya.
El arco superior que protege la portada fue mandado hacer por el cardenal Iñigo López de Mendoza, entre 1529 y 1535.
Una reja, del siglo XIX, diseñada por Vicente Lampérez, cierra el acceso a esta zona de la Catedral.
Aunque de gran valor por su detalle artístico, la Puerta de la Pellejería adolece de una falta total de proporción, consecuencia del estrecho espacio en que los autores hubieron de trabajar.
A este paisaje exterior de puertas y fachadas hay que añadir, la presencia en la nave central de los dobles arbotantes que son utilizados para la descarga de fuerzas en las naves laterales, solución tomada de los grandes templos franceses como la Basílica de Saint-Denis y la Catedral de Notre-Dame de París

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