jueves, 20 de junio de 2019

Viaje a Oviedo (Catedral)



Como en otras ocasiones voy a intentar describíos algunas de las visitas a monumentos que realicé estando en Oviedo. 
Plaza de Alfonso II el Casto
Si alguna vez viajáis a esta bonita ciudad, procurad no marchaos de ella sin haber visitado por lo menos estos edificios que a continuación intentaré mostraos.
Son: La Cámara Santa, la cripta de Santa Leocadia, la catedral del Salvador  y San Julián De Prados (Santullano) dentro de la ciudad y en las afueras y en las faldas del Naranco, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, aunque ésta última la están restaurando, por lo cual sólo podréis visitar el exterior y los dinteles de entrada, el resto lo muestran abajo en Santa María del Naranco y mediante unos paneles explicativos, que están bien pero como digo yo la visita se convierte en virtual y no en real, pero bueno como no hay más pues contigo….
Y sin más preámbulos paso a la descripción de esos monumentos antes mencionados. 
En primer lugar, en esta parte y debido a lo extenso de la explicación, sólo comentaré la catedral de Oviedo, el resto de los monumentos, los iré incorporando, poco a poco en el blog y recordad la mayoría de las fotos son originales sacadas por mí, lo digo para que disculpéis los fallos que tengan, pero por el contrario no tienen ningún copyright, con lo cual las podéis copiar o utilizar sin ninguna traba legal. Y como siempre dar las gracias a todos aquellos que me han ayudado a confeccionar esta descripción de estos monumentos con sus páginas web.
Empezaré diciendo que la visita a la catedral se realiza con audioguía previo pago de 7 euros. Y a partir de ahí “Hor konpon, Marianton! "¡Ahí te las compongas, muchachote!" Al parecer también hay visitas guiadas teatralizadas, pero en “temporada alta” creo, además son caras, en torno a los 15 euros y no está incluida la entrada a la catedral. Pero en fin, lo mejor es acudir a la oficina de turismo, que está enfrente del ayuntamiento y solicitar información, que será mucho más fidedigna de la que yo pueda daos aquí.
CATEDRAL DE OVIEDO


Plano de la catedral
La Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo es una catedral de estilo gótico conocida también como Sancta Ovetensis, debido a la  calidad y cantidad de las reliquias que contiene. Comenzó a edificarse a finales del siglo XIII por la sala capitular y el claustro, y su construcción se prolongó durante tres siglos hasta el remate de la torre a mediados del siglo XVI. Posteriormente se añadiría una girola en el siglo XVII además de diversas capillas anexas a las naves laterales.
Fue declarada Monumento histórico-artístico en 1931 y patrimonio de la humanidad por la Unesco en el 2015 como parte del Camino de Santiago primitivo.
La basílica se eleva sobre el lugar donde estaba ubicado el anterior conjunto catedralicio prerrománico del siglo IX, mandado construir por Fruela I y posteriormente saqueado y destruido por los musulmanes.
Posteriormente Alfonso II el Casto, cuando traslada la capital del reino de Asturias a Oviedo manda edificar, dentro de un ambicioso proyecto constructivo, un conjunto catedralicio (catedral, residencia del obispo, dependencias episcopales, iglesias, monasterios e incluso un muro defensivo), en los mismos terrenos ocupados anteriormente por la Iglesia de San Salvador.
Catedral de S. Salvador de Oviedo
La nueva basílica románica de San Salvador fue consagrada el 13 de octubre de 821. Era un edificio de tres naves con cabecera triple rectangular y cubierta de madera, como la Iglesia de Santullano. Sus dimensiones eran, aproximadamente, de 40 m de longitud, 20 m de ancho y 25 m de altura máxima. Su cabecera tripartita albergaba un altar principal dedicado a San Salvador, advocación del templo, y otros doce dedicados a los apóstoles, que llegaron a ser posteriormente veintiuno, teniendo muchos de ellos una doble dedicatoria. La iglesia estaría decorada con pinturas de estilo semejante a las existentes en Santullano.  La basílica de San Salvador, fue creciendo hasta absorber otras construcciones realizadas por Alfonso II: el Palacio Real y la iglesia de Santa María. La capilla palatina del palacio es la actual Cámara Santa que es la parte más antigua de la Catedral. 
Esta nueva basílica románica cumpliría su función hasta los años 1382-1388 que es cuando se decide erigir la actual catedral gótica a instancias del obispo Gutierre de Toledo. 
Alguna de sus antiguas construcciones perviven hoy en día. Es por ello, por lo que en el edificio actual podemos encontrar algunas estructuras prerrománicas o románicas como en la Cámara Santa, góticas como la propia catedral, renacentistas como en el remate de la torre e incluso barroca como alguna de las capillas de la girola. Como podemos ver un compendio de todos los estilos trascurridos durante los siglos hasta su construcción definitiva y total.
Los inicios de la construcción del templo gótico comienzan en 1382 bajo el mandato del obispo antes mencionado y es elegido como primer arquitecto Juan de Badajoz el Viejo.  La renovación gótica del conjunto catedralicio, comenzó, no por el edificio principal, tal vez debido a la escasez de recursos o por respeto a la tradición, sino por edificios anexos: la sala capitular y el claustro, la capilla Mayor se construye en 1388.
Y es a mediados del siglo XV cuando se edifican la mayoría de los elementos arquitectónicos, como son el crucero, las naves y las capillas laterales.
Exteriores de la catedral
En el siglo XVI se termina el pórtico y la torre de la fachada en un gótico hispano-flamenco. Es lo que podemos contemplar de la catedral actual. En los siglos siguientes se hicieron obras y mejoras en muchas de las capillas.
En octubre de 1934, se produce  la conocida como Revolución de Octubre de 1934, siendo uno de los principales focos de rebelión Asturias, donde se produjeron algunos de los sucesos más graves, como la quema de conventos, etc. En Oviedo un grupo de revolucionarios explosionó en la cripta de la Cámara Santa una bomba que arruinó gran parte del monumento y causó serios daños a la estructura. También sus obras de arte sufrieron grandes desperfectos y desaparecieron importantes reliquias, aun así se pudieron rescatar algunos de los tesoros de la cripta, como el Santo Sudario, de los escombros. Se realizó la reconstrucción de este desastre entre 1939 y 1942, respetando en la medida de lo posible y reconstruyendo según el original.
Pero pasemos a su descripción estructural. Primero decir que, en su conjunto se trata de un edificio de planta de cruz latina, con cabecera única, tres naves, capillas laterales entre sus contrafuertes y girola del siglo XVII. En altura reúne las características de los templos góticos, un primer piso con la arquería gótica de las naves, un segundo piso o cuerpo con una galería gótica de dobles ventanas (triforio). Y un tercer cuerpo ocupado por las vidrieras (claristorio).

Exterior de la catedral
 La fachada
La construcción de la actual fachada se inicia a comienzos del siglo XVI bajo el diseño de Juan de Badajoz, sobre la idea de un pórtico bajo de tres arcos y dos torres de flanqueo, de las que sólo se levantó una. Y a pesar de la época de construcción se siguió utilizando el estilo gótico, al igual que las de Salamanca o Segovia; en vez del renacentista con el que convivió durante un tiempo.
Pórtico
La fachada, como en todas las iglesias góticas, está situada al Oeste, a los pies de la Catedral. Consta de tres portaladas asimétricas que dan acceso a cada una de las naves, central y laterales, y que aparecen  cerradas por rejas, con lo que se crean tres pequeños atrios.
Se construyen, por tanto, los pórticos de poca altura con tres arcos, más grande el central, y en su interior tres portadas que dan acceso a cada una de las naves. Se cubre con una bóveda de cascarón nervada casi plana. Cada una de las portadas aparece surtida de repisas y doseles para imágenes que nunca llegaron a colocarse, tal vez por falta de presupuesto,  y en todo caso, esos elementos, repisas, doseles, etc…, de por sí, son buenos ejemplos del gótico flamígero, por la abundancia y la riqueza ornamental que presentan.
Tímpano de la portada central
La portada central, la más importante, aunque normalmente se entra por la portada de la izquierda, tanto estéticamente como en tamaño, está coronada con un relieve de la Transfiguración del Monte Tabor (Jesús hablando con los profetas Moisés y Elías y en el suelo los apóstoles Juan, Pedro y Santiago. Alguno sostienen que las figuras de los profetas son Fruela I y a Alfonso II el Casto (los dos principales promotores del conjunto catedralicio) y un poco más abajo unos medallones que representan al niño Jesús y a San Juan niño. Sobre todo el conjunto la imagen de Dios Padre.
Puertas 
Sus puertas gemelas, bajo el arco ojival que las cobija, están realizadas en el siglo XVII, su estructura es de madera de castaño, pero los paneles labrados son de nogal, que en principio  estaban policromados y con pan de oro, lo que causó una sorprendente admiración, aunque con el tiempo debió de parecer un tanto sobrecargado y se pintaron de verde imitando el bronce patinado. Más tarde de quitaron las dos capas y se dejaron con la madera vista, con su brillo natural, que es como han llegado a nosotros. En la hoja izquierda  aparece una imagen del San Salvador (patrono de la catedral) en el medio y encima, el escudo de España sostenido por ángeles. A su derecha se ve un templo que podría ser una representación esquematizada de la propia catedral. A su izquierda hay un pozo de agua y alrededor numerosas figuras de plantas y animales.
Hoja con la imagen de Sta. Eulalia
En la hoja de la derecha la imagen de Santa Eulalia de Mérida (patrona de la diócesis y de Oviedo) en el centro. Se la declara patrona porque se creía que, traslandando los restos de la santa por la ciudad, se atraía a la lluvia en las sequías. Por ello aparece cuidando el ganado y regando con una jarra los maizales, cereal que hacía un siglo que se cultivaba, traído de América, y que ya era fundamental en el campo asturiano para la alimentación de gente y ganados, también se ve un caserío. Alrededor figuras de animales, rosas y ángeles y arriba la Cruz de los Ángeles. Ambas dos muestran también una rica decoración de motivos geométricos y florales.
 En la pica del de la arquivolta exterior aparece, de nuevo, el símbolo de la ciudad, la Cruz de los Ángeles.
Al templo accedemos por la puerta de la izquierda (nave del evangelio). Portada con una sola puerta donde también se puede apreciar con claridad la inspiración del flamígero, muchísimas filigranas y la bóveda nervada, de la etapa final del gótico, que en otros lugares ya había sido dejado atrás a primeros del siglo XV pero que en otros, como Asturias, enlaza prácticamente con el barroco. La portada derecha tiene similar tamaño y decoración.

La Torre
La torre es definida por Clarín en su obra “La Regenta” como “"Poema romántico en piedra".
Torre
El diseño inicial del pórtico, como ya he dicho con anterioridad, se proyectaba con dos torres, no obstante, finalmente se decidió por la construcción de sólo una, probablemente por motivos económicos.
 La construcción de la torre de estilo gótico flamígero y renacentista se inicia en 1508, bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón sobre planos de Juan de Badajoz y se finaliza en 1587.  La cantera era traída en carros de bueyes desde las canteras de Aspra y Piedramuelle.
Con una altura de unos 80 m, (62 m. la torre y 17 m. la aguja) desde el suelo al pararrayos, está dividida en cinco cuerpos o plantas que van disminuyendo (retranqueo) en tamaño según se asciende, esto es,  el muro de la fachada se va remetiendo en la planta superior.
La torre se inicia integrada al pórtico y descansa sobre los cuatro pilares que forman la arcada del pórtico y se remata con un templete de torres cilíndricas que acaban en la flecha del pináculo y está aislada del resto de la edificación. El remate de la aguja, que son dos grandes globos de cobre, fue traído desde Flandes por el puerto de Laredo en 1552.
A medida que ascendemos los contrafuertes laterales van adelgazando hasta alcanzar la primera terraza abalconada con un antepecho calado, de estilo renacentista y sobre la que se levanta un templete entre torres cilíndricas que se remata, a través de una última y más diminuta balaustrada, en la flecha del pináculo, flecha de ocho paños, como las de Burgos y León y diseñada por Gil de Hontañón
En la torre podemos encontrar un reloj en el segundo piso, en el último piso el escudo del obispo de Oviedo Cristóbal Rojas Sandoval que ostentaba el cargo a la finalización de la torre y en cada sección una ventana de medio punto decorada con baquetoncillos y con una columnilla a modo de parteluz o mainel que sostiene arquillos trenzados ojivales trenzados de piedra. A lo largo de todos los elementos verticales, sobre todo en agujas y pináculos, podemos observar la abundancia de elementos decorativos de croché.
Detalle de la parte alta de la torre
Pese a sus dimensiones, el sentido ascensional de todos los elementos, los vanos alargados, el estrechamiento progresivo y la disminución de la sección de cada planta, toda la estructura en su conjunto no da esa sensación de mole maciza que dan otras torres.
Si bien con el remate de la torre única y del pórtico de la fachada, muy avanzado el siglo XVI, se da por acabada la catedral, el edificio fue agrandándose con varias capillas laterales: la de Santa Bárbara o San Miguel, la de San Martín de Tours, San Roque o la Natividad, San Antonio, el Santo Cristo de Velarde, la Anunciación, la Asunción o la de Santa Eulalia,
Capilla del Rey Casto
patrona de la diócesis, además de la del Rey Casto, reedificada en 1705 sobre otra prerrománica.
Escultura de La Regenta
en la plaza Alfonso II
de Oviedo
En 1521 hubo un gran incendio en la ciudad  que prácticamente la destruyó entera, ya que la mayor parte eran edificaciones de madera, el incendio afectó también a la catedral pero las obras prosiguieron, aunque la penosa situación económica en la que quedó la ciudad hizo que los fondos no alcanzasen para esa segunda torres. Incluso Carlos I, rey de España en aquellos momentos, eximió a la ciudad de alcabalas y tributo, para ayudar a su recuperación. Más tarde, en el siglo XIX, con el romanticismo y el arte  neogótico, hubo un proyecto para construirla, lo que suscitó debates con posturas a favor y en contra. Al final no se hizo.
 La torre es famosa en la literatura española del siglo XIX pues es una de las protagonistas inertes de la novela de Leopoldo Alas «Clarín» La Regenta. “Desde su altura y con ayuda de un catalejo, vigilaba la ciudad Don Fermín de Pas, el Magistral de la catedral y provisor en la diócesis de Vetusta”.

El Campanario
El conjunto de las campanas de la Catedral está compuesto por siete campanas y tiene dos características que le dan un gran valor histórico/artístico: por un lado en él, se encuentra la más antigua campana datada y en uso, de todas las Catedrales de España, su nombre "Wamba".
Por otra parte, las campanas conservan íntegra la instalación original, apenas modificada con una electrificación muy básica.
Wamba fue fundida  en 1219, según la inscripción que consta en ella, siendo, como ya he dicho, la campana más antigua en funcionamiento de España. ​ Está hecha en bronce con un peso de 833 kg, un diámetro de 122 cm, es forma cónica, con una altura de bronce de 105 cm y un borde de 13 cm. Sigue en activo dando el toque de las horas a pesar de estar rajada.

La torre románica o Torre Vieja de San Miguel
También en el exterior y como vestigio de la anterior iglesia románica de Alfonso II, nos queda la llamada Torre románica o Torre vieja de San Miguel  (siglo XII). Esta torre es más antigua que la cámara santa, por lo que se atribuye su construcción al rey Fruela I (rey de Asturias entre 757 y 768) y padre de Alfonso II.
Torre románica 
Se trata de una torre de dos pisos situada en el lado sur de la Catedral con una clara función defensiva y de protección de la Cámara Santa donde estaban depositadas las reliquias y el tesoro catedralicio, ante los saqueos en las incursiones de normandos y musulmanes
La torre de unos 20 metros de altura, se puede apreciar tanto desde el exterior de la catedral como desde el interior a la entrada de la Cámara Santa, y cuya construcción, impulsada por Alfonso III, cuenta con gran similitud con la propia Cámara, lo que nos da una idea de que fueron construidas en fechas parecidas.
En esta robusta fortificación -los muros alcanzan un grosor de 1’40 metros- podemos claramente diferenciar dos partes, la parte  inferior de aspecto más antiguo y la superior más reciente, y es que ambas partes pertenecen a épocas distintas y a estilos diferentes. Posee una robusta puerta en la fachada Norte, que permite la comunicación con la basílica de San Salvador.
Parte inferior de la torre
La inferior, presenta una estructura rectangular pero irregular, donde apenas hay ventanas, con su parte central rehundida, con fábrica de mampostería y sillarejo, probablemente prerrománica y que acaba, en su parte central en un  arco de medio punto dovelado y enmarcado por una imposta, a partir de la cual, en los siguientes dos pisos, se utiliza el sillar. Las ventanas de la parte inferior y media son adinteladas.
Los laterales de esta estructura aparecen con sillares para reforzar las esquinas al modo de grandes pilares.
En la parte superior y a modo de cornisa aparece una imposta saliente que recorre horizontalmente los cuatro lados de la torre y que la separa del siguiente cuerpo o campanario.
Sobre esta base prerrománica se levantan el segundo piso de clara sillería románica. En la parte central aparece un arco ciego de medio punto, formándose entre los dos arcos concéntricos una superficie horadada por tres agujeros de clara utilidad constructiva.
Parte superior de la torre
La última parte de la torre que parece de fabricación posterior, con sillares en hiladas regulares, tiene el aspecto de un campanario, y probablemente se añadió en el último tercio del siglo XI.
Cada cara dispone de dos vanos rodeados por arquivoltas dobles de medio punto sobre parejas de columnas con capiteles de clara construcción románica, en alguno de ellos se puede apreciar: aves picoteándose las patas, entrelazados, sogueados y hasta el famoso taqueado jaqués, o los adornos de bolas típicos elementos decorativos del románico. En el centro de cada panda, partiendo desde el tejado y sobresaliendo aparece al exterior unos estribos sobre ménsulas soportadas por canecillos.
Está cubierta por una bóveda esquifada articulada por dos arcos fajones, que determinan dos bóvedas de cañón que se cruzan, que siguen el sentido de los ejes y que en el exterior determinan los estribos sobresalientes del muro, por encima de los ventanales, y que se apoyan en ménsulas soportadas por dos canecillos con representación de cabezas de animal.
En el interior, justo antes de bajar las escaleras que dan acceso a la Cámara Santa podemos apreciar como el muro sufre sucesivos retranqueos, destinados tanto a adelgazar el espesor como a permitir la colocación de los forjados de madera de los pisos.
Al aparecer una reciente excavación arqueológica ha puesto de manifiesto que asienta directamente sobre la roca madre, sin restos de cimentación.

Interior de la catedral
El recorrido interior, después de abonar la consabida entrada, nos lleva directamente a la nave de la epístola, a nuestra derecha según miramos el retablo mayor.

Interior
En la actualidad se trata de un edificio  de planta de cruz latina formada por tres naves, la central más ancha y alta que las laterales. Con capillas laterales entre los contrafuertes y cabecera única con girola.
Por encima de la arquería lateral nos encontramos un segundo cuerpo con un triforio compuesto por una galería gótica de dobles ventanales y a continuación un tercer cuerpo ocupado por las vidrieras o claristorio, típica estructura de los edificios góticos. Aunque, al parecer, al principio de su construcción la cabecera era tripartita con un ábside central semicircular y dos ábsides laterales, también semicirculares, pero siglos más tarde, en el Barroco, se reforma la zona absidial y el coro para construir un deambulatorio con capillas radiales, como está en la actualidad.
Desde la entrada, el templo resulta imponente, y a ello contribuye la nave central con una anchura de 10 metros, el doble de altura, unos 20 metros y una longitud de 67 metros, cerrada con bóveda de crucería cuatripartita, aunque la bóveda central de los cinco tramos aparece con terceletes, pero que son añadidos con posterioridad, al igual que los diferentes adornos del resto de los tramos dada la cronología avanzada de su construcción.
Bóveda cuatripartita
Excepción hecha de la zona del transepto, donde su crucero se cubre por una bóveda de terceletes sencillos, mientras que el resto está cubierto por bóvedas cuatripartitas. Hay un detalle que son los machones de los arcos torales (los cuatro que forman el transepto son muy anchos y gruesos, lo cual parece excesivo para sostener una sencilla bóveda de crucería, aunque sea con terceletes, por lo cual pudiera ser posible que en el diseño original del templo en lugar de esa bóveda de terceletes estuviera diseñada una estructura de cimborrio, “pura elucubración”.
Triforio y claristorio
Las naves laterales poseen una menor altura, apenas la mitad, una anchura de 6 metros y está cubiertas también por sencilla bóvedas clásicas de crucería simple (cuatripartitas).  En sus naves laterales presenta capillas abiertas entre los contrafuertes, que es una  solución arquitectónica habitual en este tipo de edificios.
Los soportes que separan las naves y sostienen las bóvedas son de tipo fasciculado, tanto los arcos formeros, como los arcos fajones formados por grandes bloques pétreos están trabajados a la manera de manojos de haces; en alzado, el templo presenta una organización claramente gótica: arcadas de separación entre la nave mayor, más alta que las laterales mediante cinco arcos ojivales y moldurados; a continuación, en altura, el triforio (formado por parejas de vanos ojivales, con columnas pequeñas y decorados con tracería y antepecho propios del gótico flamígero) y formando una galería que recorre toda la longitud de la nave y el transepto, para finalizar y sobre el triforio aparece un piso superior iluminado, el claristorio,  con ventanales vidriados compuestos por dos arcos calados y cobijados a su vez por otro envolvente con cierto perfil escarzano, algunas de las vidrieras son del siglo XVI, y el resto de creación moderna.
Transepto Sur
Órgano
La nave del crucero o transepto posee una estructuración semejante a la nave central en su distribución, se encuentra limitado en sus dos extremos, en el lado norte por la Capilla del Rey Casto, situada paralela a la catedral, y por el lado sur con la Cámara Santa.
Nada más traspasar la puerta, vemos el órgano y, al lado del órgano, las vidrieras del muro norte, en la pared de la nave izquierda. No son las originales, estas del muro norte se habían perdido y los ventanales estaban tapiados hasta que en 1929 se encargaron unas nuevas. Las vidrieras originales del siglo XVI, obra del maestro burgalés Diego de Santillana y de artistas flamencos, se conservaban en otras ventanas pero los episodios bélicos de la revolución y la guerra acabaron con ellas. Fueron repuestas tras la contienda por el maestro Santos Cuadrado partiendo de las antiguas burgalesa y flamenca. Son una fuente de luz y de color que ilumina la iglesia.
A lo largo de la derecha (nave de la Epístola) y desde los pies a la cabecera nos encontraremos con una serie de capillas, hasta un total de seis, de diferentes épocas y estilos: gótico, barroco, plateresco, etc. Estas capillas de diferentes advocaciones, poseen hermosos retablos y algunas de ellas  tumbas y cenotafios de personajes ilustres de su tiempo como obispos, abades… Estas capillas son:
Capilla de Sta. Bárbara
Capilla de Santa Bárbara o de San Miguel, de estilo barroco con un bonito retablo también barroco, construida con la finalidad de servir de depósito de las reliquias de la Cámara Santa, por lo que durante un tiempo se llamó Nueva Cámara Santa, de hecho, sus hornacinas estaban pensadas para albergar las diferentes reliquias, pero al percatarse el cabildo catedralicio que la ubicación tradicional de aquellas reliquias estaba muy arraigada entre los fieles se desistió de este cometido y nunca se llevó cabo dicho traslado. Pero, actualmente, las hornacinas muestran imágenes de santos y mártires relacionados con esas reliquias y arriba hay un grandioso San Miguel de modelos de Gregorio Fernández. A la vez serviría de panteón funerario del obispo promotor Bernardo Caballero Paredes (ninguno de las dos previsiones se llevó a cabo). Fue el primer gran retablo barroco de Asturias. Tuvo la advocación del arcángel San Miguel (de ahí el sobrenombre).
Capilla S. Martín de Tours
Capilla de San Martín de Tours del siglo XVII, de estilo gótico con un bonito retablo. San Martín de Tours, es un santo francés muy relacionado con las peregrinaciones europeas. La imagen del santo ocupa la calle central del primer cuerpo, arriba de la imagen del santo está la Inmaculada y más arriba Jesús resucitado. A los lados los Padres de la Iglesia
Capilla de S. Roque
Capilla de San Roque o capilla de la Natividad. Alberga un sepulcro y un retablo del siglo XVIII, aunque el San Roque, otro santo peregrino, central de este retablo es del siglo XVII de un discípulo del vallisoletano  Gregorio Fernández. En el muro, el sepulcro del abad que  mandó construir la capilla y frente al retablo un confesionario
Capilla S. Antonio de Padua
Capilla de San Antonio de Padua. Capilla de estilo gótico con un retablo barroco con elementos de Rococó  En la capilla existen dos sepulturas bajo arcosolio, una del arcediano que financió la construcción y cuyo blasón figura también en la capilla y otra de un propietario desconocido. El retablo del siglo XVIII y la figura central San Antonio
Capilla del S. Cristo de Velarde
Capilla del Santo Cristo de Velarde. Gótica. Su retablo es barroco y en el centro hay un Cristo crucificado atribuido a Berruguete (siglo XVI). Es una de las joyas más valiosas de la catedral.
También hay un sepulcro con arcosolio, en este caso aparece el nombre de Joaquín María Velarde, conde de Nava y es que muchos personajes: clérigos, prelados y personajes destacados amparaban y patrocinaban la construcción de estas capillas-panteón
Ya en el transepto en el arco toral sureste, antes de llegar a la capilla mayor y al 
El Salvador
comienzo de la girola nos encontramos con una imagen medieval de El Salvador. Cristo bendiciendo  con la mano derecha, mientras en la izquierda tiene una esfera cósmica que simboliza su dominio  sobre el mundo terrenal (en aquel momento ya se asumía la redondez del mundo). Su túnica es roja, símbolo de la Pasión y del triunfo sobre la muerte,  cubriendo la túnica lleva un manto azul representando a la monarquía y del poco apego a lo mundano
. Los plegados de todo el ropaje buscan el naturalismo aunque su semblante es hierático, falto de sentimientos y propio del románico. Ambas prendas tienen ribetes dorados. Abajo vemos sus pies descalzos. Si nos fijamos bien las manos y cabeza están un tanto desproporcionados respecto al cuerpo, son más grandes, se busca resaltar los elementos más que conseguir la escala perfecta (el naturalismo no es un rasgo románico) . Tal vez la cabeza sea la que busca el aspecto más realista con detalles como: el pelo y los ojos morenos, la melena sobre los hombros, no se tapan las orejas, la barba ondulada. También su altura, 1,80, le confiere también cierta sensación tanto de realismo como de majestad y divinidad, al mismo tiempo, reforzando esa sensación de los peregrinos que se postraban  ante un Dios verdadero.
 Detalles todos ellos que, de alguna forma preconizan la llegada de una nueva etapa artística donde se va buscar más el realismo y la humanización de las imágenes: el arte gótico.
La talla es románica y de madera policromada, obra del siglo XII o XIII y ante la que se postraban los peregrinos con admiración pues era uno de los símbolos de la meta del camino que lleva su nombre. Se cree que procede de la anterior basílica románica. El Papa Juan Pablo II en su visita a España en Agosto de 1989, como peregrino a Santiago, visitó Oviedo y rezó a los pies de este Salvador.
No olvidéis, al igual que hizo el Papa, la máxima ovetense: "Quien va a Santiago y no al Salvador visita al criado y olvida al Señor"
Como casi todas las catedrales españolas, San Salvador tuvo aquí un coro, en el centro de la nave mayor, guardado por una rejería gótica del siglo XV hecha en hierro y bronce, con escudos y remate de la Cruz de los Ángeles. Había también un trascoro de piedra con arco gótico, el cual fue trasladado a la puerta exterior de la cámara santa, está en el lado oeste del transepto sur. Este coro, si bien ofrecía mayor intimidad y relleno a la gran estancia estorbaba a una visión en conjunto del templo, por lo que fue demolido a finales del siglo XIX.
A continuación la audioguía, nos llevará a la Cámara Santa
Entrada a la Cámara Santa
La Cámara Santa es un edificio situado en el lado sur de la catedral, pero, dentro del conjunto de la catedral de Oviedo y es de estilo prerrománico asturiano. Accedemos a la capilla de San Miguel o de las Reliquias, por el brazo derecho del transepto de la Catedral a través de una bonita portada con un arco gótico y que es reaprovechada tras ser trasladada del desaparecido trascoro de piedra catedralicio, donde era el arco de su altar. Esta parte, obedece a obras del siglo XVIII y se llega a una escalera de tres tramos y doce escalones que nos llevan a unas dependencias que corresponden a lo que podríamos llamar la ansela de la Cámara santa y que en realidad, son parte de la antigua torre adosada con las reformas que se han ido haciendo, desde aquí y a través de una bonita arquería gótica, con dos ángeles que sostienen una Cruz de los Ángeles entraremos en la antecámara, cubierta con una bóveda esquifada sobre ménsulas, donde destacan cuatro pinturas con reyes asturianos: Fruela, Alfonso II, Pelayo y Alfonso VI y una placa en memoria de Víctor Hevia Granda, quien restauró la Cámara Santa en 1921 y volvería a hacerlo en 1940 tras la voladura en la Revolución del 34 y pasada la Guerra Civil.
Pasamos a la capilla superior o de San Miguel, la propiamente llamada Cámara Santa, pues abajo está la Cripta de Santa Leocadia, que veremos después. Son por lo tanto dos capillas superpuestas y sin comunicación directa entre ellas
No hay unanimidad en cuanto a la fecha de construcción de la Cámara Santa, mientras que algunos autores la datan en tiempos del rey Alfonso II (760-842), otros consideran que su construcción es algo posterior, probablemente en la época de Alfonso III siendo la fecha más aceptada la de (884/885), tal vez, a partir de los restos de la capilla u oratorio del palacio del rey Alfonso II el Casto, siendo uno los edificios más antiguos de  todo conjunto catedralicio. La cuestión sigue abierta a la espera de más hallazgos y excavaciones que confirmen una u otra opinión

La Cámara Santa está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. Posteriormente en el 2015 fue incluida, junto con la catedral de El Salvador de Oviedo, y también por la Unesco, como uno de los bienes individuales del Camino de Santiago.
Su función, prácticamente desde su construcción y que conserva en la actualidad, ha sido la de guarda de las reliquias y tesoro catedralicios, para cuya defensa y protección estaba la torre de San Miguel, anteriormente descrita.

La Cámara Santa está formada por dos capillas superpuestas, como ya he dicho, abovedadas y sin comunicación entre ellas, siendo las entradas a ellas independientes la una de la otra.  La capilla inferior, llamada Cripta de Santa Leocadia, y la superior o Capilla de San Miguel que tiene una longitud muy reducida si la comparamos con la altura que tiene. Este tipo de construcciones corresponden a un tipo de capillas de las conocidas como martiriales, cuyo fin en principio servía para que reposaran los restos de un mártir, pero que también eran utilizadas como oratorio del Rey e incluso para guardar reliquias como es este el caso. Y es en esta última, precisamente, donde, en el siglo XIII se empezó a guardar las importantes reliquias que estaban depositadas en la catedral, función que hoy en día sigue realizando guardando las reliquias del Principado de Asturias, o más bien dicho las reliquias que poseía el antiguo reino de Asturias.
Ambas capillas están adosadas a la torre de San Miguel, torre que es difícil de reconocer desde el exterior por estar totalmente embebida dentro de las construcciones que en torno a ella se realizaron con posterioridad. Pero que se puede apreciar desde el interior de la capilla de la Virgen de Covadonga (la primera de la girola entrando por la nave de la epístola)
Durante los sucesos de la Revolución de Asturias de 1934, la Cámara fue volada por un grupo de revolucionarios. La reconstrucción se realizó fielmente reutilizando de nuevo todos los materiales. Se custodian en el interior las joyas más preciadas de la catedral: las cruces de la Victoria y de los Ángeles, símbolos de Asturias y de la ciudad de Oviedo respectivamente, la Caja de las Ágatas y el Arca Santa que contiene un gran número de reliquias entre las que se encuentra el Santo Sudario. En 1977 la Cámara sufrió el robo de estas joyas siendo recuperadas en 1981 parcialmente desmontadas. Una vez restauradas fueron de nuevo colocadas en su lugar en 1984.
La capilla presenta una planta rectangular, en su origen esta capilla tenía una cubierta de madera y era de menor altura pero la riqueza e importancia de las reliquias hizo que, para dotarlas de un entorno digno de su importancia, fue remodelada en el siglo XII, remodelación consistente en la sustitución de la bóveda original de madera, demasiado sencilla, por una bóveda de cañón recrecida en altura hasta los 3,50 metros. La capilla presenta arcos fajones que descansan sobre seis columnas o pedestales añadidos para soportar la bóveda, columnas  que se decoraron con una pareja de apóstoles cada uno, conformando un apostolado románico considerado como una obra maestra de la escultura de la época.
S. Pedro y S. Pablo
Santiago y San Juan
Las esculturas originales fueron donadas por el rey Alfonso VI el Bravo  a la Catedral, en el siglo XII.
Los apóstoles figuran emparejados en actitud dialogante entre si. Encontramos las siguientes parejas: San Pedro y San Pablo / Santiago y San Juan / San Andrés y San Mateo / Santiago el menor y San Felipe / Santo Tomás y San Bartolomé / San Simón y San Judas Tadeo.


En los capiteles y pedestales se narran diversas escenas del Nuevo Testamento y se hacen alusiones a la muerte o la lucha entre el bien y el mal.
Las figuras de los apóstoles están finamente trabajados y se han querido atribuir al Maestro Mateo, autor del Pórtico de la Gloria de Santiago, ya que muestran una interacción similar a los que aparecen en las jambas de Santiago, con rasgos de individualidad, como llaves, libros o báculos que permiten su identificación y abundancia de plegados, pero ya se ha descartado dicha opción, si bien siguen la línea de esta autor.
Capitel de S. Pedro y S. Pablo
Ocupan todo el largo del fuste y poseían policromía. Sobre la columna de San Pedro y San Pablo encontramos un capitel con una representación de la Resurrección de Cristo, sobre Santiago y San Juan, el capitel representa dos escenas, una de ellas la Anunciación, la otra la Anastasis o Descenso a los infiernos de Cristo, sobre la columna de San Andrés y San Mateo, la representación del capitel se corresponde con la Cristofanía o aparición de Jesucristo tras la crucifixión, se da la circunstancia que estos
Santo Tomás y S. Bartolomé
apóstoles son los dos únicos que van nimbados. Sobre la columna de Santiago el menor y San Felipe, capitel alegórico de la lucha entre el bien contra el mal. Sobre Santo Tomás y San Bartolomé, capitel en donde observamos a cuatro caballeros en lucha con dos leones. Estos dos apóstoles son los únicos que tienen grabado su nombre en las filacterias que llevan. Por último sobre San Simón y San Judas Tadeo encontramos un capitel con decoración vegetal.
En la remodelación del techo de la nave también se decoró con imágenes labradas en los arcos fajones.
Calvario
En el muro de la entrada a la nave, dándonos la vuelta, aparecen tres cabezas de un Calvario, cuyos cuerpos y el fondo estarían probablemente pintados. Se tratan de las cabezas de Cristo, María y San Juan, los tres protagonistas del Calvario, lo que conocemos con el nombre de Deesis. La única figura prácticamente original es la figura de Jesús, ya que María y San Juan fueron tallados nuevamente después de la Guerra Civil de 1936 ya que, como ya he dicho, la cámara santa fue volada con explosivos en la llamada revolución de 1934.
De entre las reliquias que podemos encontrar en la cabecera de la capilla de San Miguel y protegidas por una verja metálica voy a describir alguna de ellas: la Caja de Ágatas, la Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria, el Cristo de Nicodemo, el Santo Sudario y el Arca Santa o de las Reliquias
 Caja de las Ágatas
Es una caja-relicario donada por el príncipe y después rey astur-leonés Fruela II y su esposa Numilo a la Catedral de San Salvador de Oviedo en el 910, aún en vida de su padre  Catedral de Oviedo y estaba destinada a guardar reliquias de la catedral. Está considerada, junto con la Cruz de la Victoria, la Cruz de los Ángeles una de las obras cumbres de la orfebrería prerrománica asturiana. Y junto al resto del tesoro catedralicio ha sufrido los avatares de la revuelta de 1934, y el robo de 1977 y al igual que las demás piezas fue recuperada, pero su tapa no apareció hasta años más tarde, en 1989 en el cauce de un río en la provincia de Orense.
Caja de Ágatas
Se trata de una caja de madera de peral de base rectangular. Su  tapa tiene forma  de pirámide rectangular truncada con sus lados inclinados y rematados por una placa horizontal. A excepción del solero y la tapa está recubierta de láminas de oro repujadas y adornadas con motivos florales. En las placas hay 99 oquedades de diferentes tamaños y en formas de arcos de herradura, elipses, de medio punto…estas aberturas están ocupadas por 99 placas de ágatas y calcedonias de unos 3 mm de grosor y que dan nombra a la “caja”.
Tiene unas medidas de 42 x 27,5 x 16,5 cm. Y su tapa mide 15cm x 10 cm. Y el peso total de la Caja de las Ágatas es de 7.420 gramos.
El lateral de la Caja se divide en dos niveles por la abertura que separa la caja de la tapa y están adornados con cenefas de trazos rectilíneos repujados que alternan con gemas hasta un total de doscientas doce que llegó a tener y que muchas de ellas han sido reemplazadas.
En la cubierta superior, la cúspide de la pirámide ha sido achaflanada y en su lugar encontramos una placa de oro cuyo origen es muy discutido entre los expertos del arte –algunas teorías apuntan a que podría ser la hebilla de un cinturón visigodo-. Se trata de una placa de oro macizo y en ella encontramos un reborde ondulado que alberga distintas gemas y algunos esmaltes policromados con representaciones animales que forman dragones, cuadrúpedos, pájaros, peces, reptiles y árboles estilizados. En la placa, al parecer, había 655 granates, 4 perlas, 12 esmaltes y 13 cabujones.
Solero con la Cruz de la Victoria
La base de la caja, el solero, es de plata maciza (se ve muy bien por un espejo que tiene colocado en su parte inferior), y está sujeta a aquélla mediante ciento veintinueve clavos.  En ella podemos observar una imagen de la Cruz de la Victoria, entre cuyos brazos figura el tetramorfos (los cuatro animales simbólicos de los cuatro evangelistas, recordad: S. Marcos el león, S. Juan el águila, S. Lucas el toro y S. Mateo el ángel), además de una inscripción donde aparece el nombre de los donantes y la fecha de donación. Además de cuatro semiesferas que sirven de soporte a la caja.
La inscripción, que tiene cierta similitud con la Cruz de la Victoria, es:
“Permanezca esto complacientemente realizado en honor de Dios que ofrecen los siervos de Cristo Fruela y Nunilo, por sobrenombre Jimena. Esta obra se acabó y se concedió a San Salvador ovetense. Quienquiera que pretendiera arrebatar este don nuestro, perezca por el rayo divino. Se fabricó en la era 948 (910 era cristiana).
 La Cruz de los Ángeles.
Donada por el rey astur Alfonso II a la Iglesia del Salvador, por su consagración (hoy desaparecida) en el año 808 de nuestra era y realizada por orfebres bizantinos itinerantes, llegados a Oviedo por intercesión de Carlomagno, con quien Alfonso II tuvo buenas relaciones. Recibe el nombre de Cruz de los Ángeles ya que según la tradición, la misma fue realizada por unos ángeles que se hacían pasar por peregrinos y que una vez terminada desaparecieron misteriosamente. La cruz hace funciones de relicario, ya que en cada brazo tiene una cajita con una tapa corredera. En el siglo XIII se incluyó en el escudo de Oviedo, hecho que perdura en nuestros días.
Cruz de los ángeles
La Cruz de los Ángeles  se trata de una cruz-relicario, es de tipo griego y de forma patada (ensanchada en sus extremos). La longitud de sus cuatro brazos es casi idéntica, y todos ellos parten de un disco colocado en el centro de la cruz. Las medidas de la cruz son de 465 mm. de alto por 450 mm. de ancho y 25 mm. de grosor. El peso de la cruz es de 1.765 gramos y el disco central de la misma mide 85 mm. de diámetro. Está formada por dos piezas de madera de cerezo silvestre, unidas en el centro de la cruz mediante un disco central, forradas con una delgada lámina de oro sujeta mediante pequeños clavos elaborados también con oro.
El anverso de la cruz está adornado por una filigrana de oro con cuarenta y ocho piedras, en forma de cabujón. Algunas de las piedras son semipreciosas, como granates y ágatas.
El reverso de la cruz está recubierto con una lámina lisa de oro, y en cada uno de los cuatro brazos de la cruz aparece una inscripción en letras de oro. Asimismo, en cada uno de los cuatro extremos de la parte posterior de la cruz hay una gema rodeada por dos círculos de pequeñas piedras. En el disco central del reverso había un camafeo romano de ágata, rodeado por un círculo con perlas y pedrería, camafeo que, en la actualidad, ha sido sustituido por una réplica ya que el original desapareció en el robo del año 1977. También sufrió desperfectos en la Revolución de 1934
De los camafeos romanos incrustados en la cruz, uno de ellos representa a una joven campesina romana, otro a la diosa Atenea, otro muestra una cabeza caprina con cuerpo de serpiente, y otro a Eneas abandonando la ciudad de Troya. Representaciones, todas ellas, claramente paganas.
Aunque en numerosas versiones heráldicas la Cruz de los Ángeles aparece representada con las letras alfa y omega colgando de los brazos de la cruz, los expertos en historia del arte aún no han alcanzado un acuerdo sobre si de la cruz colgaron alguna vez dichos símbolos en el pasado.
Se conservan tres anillas en cada uno de los brazos horizontales de las que colgarían las letras griegas alfa y omega (principio y fin). En la actualidad a la cruz le acompañan dos ángeles en actitud orante. 
La inscripción que figura a lo largo de los brazos del reverso en latín vulgar y de la que deducimos el año y el donante, es:
Permanezca en honor de Dios esto, realizado con complacencia. Alfonso, humilde siervo de Cristo, lo ofrenda. Cualquiera que presumiere llevarme fuera de donde mi buena voluntad la dedicó, perezca espontáneamente con el rayo divino. Esta obra se concluyó en la era DCCCXLVI. Con este signo es protegido el bueno. Con este signo es vencido el enemigo”.
Recordad que la fecha actual se obtiene restando 38 años a la Era Hispánica y que la Cruz de los Ángeles aparece en el escudo de Oviedo.
 Cruz de la Victoria
Regalo del rey astur Alfonso III y su esposa Jimena a la Catedral de San Salvador de Oviedo, en el 908, y realizada en el castillo de Gauzón, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Es el principal símbolo representativo del Principado de Asturias, ya que figura tanto en su bandera como en su escudo.
Cruz de la Victoria
 La cruz en su interior es de madera de roble y al exterior chapada en oro. Y según refiere la tradición, la cruz de madera que se encuentra en el interior de la cruz de la Victoria fue la que el rey don Pelayo enarboló en la batalla de Covadonga, librada en el año 722, y en la que las tropas asturianas derrotaron a las musulmanas. Pero está tradición está científicamente desmentida. Al parecer tuvo cierto carácter ceremonial, servía de guía en las procesiones y era utilizada para rogar la paz o la victoria ante ciertos conflictos.
Al igual que el resto del tesoro ovetense en la revuelta de 1934 sufrió daños y desperfectos, e incluso en años posteriores, en 1977, fue robada y posteriormente recuperada
Tiene forma de cruz latina y se compone de dos piezas de madera de roble ensambladas por un disco central con caja relicario, al parecer en el pasado contuvo un fragmento del Lignum Crucis.
Los brazos de la cruz se ensanchan ligeramente hacia los extremos, siendo rematados en forma trilobulada por tres círculos casi cerrados. El extremo inferior de la cruz, que le sirve de base, termina en dos círculos casi cerrados y no en tres, a fin de dejar espacio al astil que permite mantener la cruz en posición vertical.
Mide 92 mm de alto, 72 mm de ancho y un grosor medio de 2,5 cm, pues en el centro es mayor de unos 40 mm. Sus brazos laterales miden 230 mm, el brazo superior 350 mm y el inferior 430 mm. Y su peso aproximado es de 5 Kg.
Decorada ricamente con filigrana de oro, esmaltes, y pedrería tallada en forma de cabujones (recordad con forma de cráneo) muy relacionada con la orfebrería de los reyes carolingios en su parte frontal y lisa por su parte posterior a excepción de cuatro gemas, una  en cada uno de los extremos, los clavos que fijan la lámina de oro a la cruz de madera están ocultos por florecillas, esferitas y formas de almendras soldadas.
En sus brazos, al igual que la Cruz de los Ángeles, figura la siguiente inscripción, traducida al castellano: "Permanezca esto recibido benignamente para honra de Dios, lo cual ofrecen el siervo de Dios príncipe Alfonso y la reina Ximena. Cualquiera que se atreviere a tomar estos nuestros dones perezca con rayo del cielo. Esta obra, siendo acabada, fue ofrecida a la iglesia Catedral de San Salvador de Oviedo. Con esta señal se defiende el cristiano y con ella se vence al enemigo y fue labrada esta cruz en el castillo de Gauzón el año 42 de nuestro reino, andando la era de 946" (año 908 de nuestra era moderna)
 El Cristo de Nicodemo
Cristo de Nicodemo
      Es un relicario compuesto por una cruz latina de plata y un crucificado de marfil, que portan en su interior un trocito de la Santa Cruz. El objeto está datado en el siglo XI, tras la apertura del Arca Santa en 1075 por Alfonso VI, cuando se dotó a las reliquias de soportes con dignidad suficiente para guardarlos.
Según la leyenda, este relicario habría pertenecido al fariseo miembro del Sanedrín Nicodemo que al igual que José de Arimatea, y según el Evangelio de San Juan, ayudaron a embalsamar y sepultar el cuerpo de Jesús.
 Santo Sudario
El Santo Sudario de Oviedo (conocido también por Pañolón de Oviedo) es una de las reliquias depositadas en la Cámara Santa. Se trata un pañuelo de lino manchado de sangre y alguna quemadura de velas, de forma rectangular con una medida de 83 × 53 centímetros. Se le venera como una prenda funeraria de Jesús de Nazaret mencionada en el Evangelio de Juan. En él se habla de un «sudario» que cubría la cabeza, y una “sábana” «prenda de lino» o «vendajes» cubriendo el cuerpo.
Santo Sudario
El Santo Sudario se expone al público solo tres días al año que son el Viernes Santo, el 14 de septiembre y el 21 de septiembreSan Mateo Apóstol. El resto del año se encuentra depositado en la Cámara Santa, encima del Arca Santa.
Se han realizado diferentes estudios sobre la procedencia, época, relación, etc…, con la Sábana Santa turinesa, sin llegar, a pesar de algunas coincidencias, a ninguna conclusión fidedigna que pueda dar una explicación científica a los dos hechos. Aunque  el paño ha sido datado mediante la técnica del radiocarbono como originario del siglo VII, por lo que no podría ser de la época de los primeros cristianos, al igual que la Sábana datada en el siglo VIII con la misma técnica.
 El Arca Santa o de las Reliquias. 
Es un cofre en madera de cedro recubierto con placas de plata primorosamente trabajadas, con inscripciones cúficas (estilo de caligrafía árabe) y con atauriques (decoración de tipo vegetal de tradición musulmana).
El Arca, como la conocemos en la actualidad, data de la segunda mitad del siglo XI, de época de Alfonso VI de León (hacia 1075), aunque otras propuestas la situarían en años posteriores hacia 1120.
Arca de las reliquias
Según narra un monje de Silos anónimo, esta enorme caja de madera de cedro ensamblada, procede de Jerusalén, donde se guardaban reliquias de Jesús y la Virgen María. Ante el avance persa del año 612, el arca fue llevada a Alejandría y de aquí pasaría a la península ante el avance musulmán por el norte de África en los siglos VII y VIII. El arca fue llevada a Toledo por S. Isidoro, obispo de Sevilla, capital goda y de allí, ante la invasión de la península por los musulmanes, nuevamente trasladada, esta vez a Asturias (hacia el 812 o 842) para protegerla en un lugar seguro. 
Quedó depositada en la Cámara Santa que Alfonso II mandó construir para albergarla. Se cuenta que en el año En el año 1035 el obispo Ponce abrió el Arca Santa para ver las grandezas que albergaba. Se dice que él y algunos de los abades y clérigos que le acompañaban quedaron ciegos del resplandor que salió de ella. Sus reliquias adquirieron tal fama que los peregrinos de desviaban del camino a Compostela para venerar el Arca Santa. Mereciendo el calificativo de Sancta Ovetensis
En el año 1075 y con motivo de la visita del rey Alfonso VI a Oviedo, se procedió a la apertura del Arca y a inventariar los distintos objetos guardados en ella. Como homenaje a su precioso contenido, la reina Doña Urraca ordenó que se recubriese de plata y ornamentase con relieves e inscripciones (hacia 1113), sobre la Crucifixión, el anuncio del Nacimiento a los pastores, la Virgen, los santos y demás imágenes, además de un texto que bordea los cuatro lados de la tapa en el que se informaba del contenido del Arca.
En su interior, tal y como reza la inscripción, se guardan un fragmento del madero de la Santa Cruz, un trozo del vestido de nuestro Señor, un pedazo de pan de la última cena, una sandalia de San Pedro y el Santo Sudario, sin duda la reliquia principal. 
Amén de todos estos objetos de veneración y custodia, en la Cámara Santa podremos observar  otros como un díptico románico del siglo XII, y diferentes custodias y arquetas.
Una vez visitada la Cámara Santa, atravesando de nuevo la antecámara, saliendo a la izquierda y subiendo unas escaleras llegamos al Museo de la Iglesia, situado en la planta de arriba, en unas salas construidas sobre el claustro en el siglo XVIII e inaugurado en 1990, donde veremos piezas de muchísimo interés, como una importante colección de orfebrería y distintos elementos eclesiásticos, pero donde no se pueden sacar fotos. Sin embargo, lo más importante del museo se guarda en la Cámara Santa.
 Visitado el museo, que está incluido en la entrada, y a través de unas escaleras descendemos hasta el claustro. 

Claustro
Claustro bajo
 Se encuentra en uno de los brazos del crucero y se trata de un claustro gótico, empezado en 1300 y concluido en 1441. Tiene forma rectangular con unas dimensiones aproximadas de 32 m. de largo por 27 metros de ancho, con cuatro arcos en sus lados mayores y tres en los menores, en total 14 arcadas.
Al parecer sustituye a un claustro románico anterior. El recinto, al igual que otras partes de la construcción ha sufrido importantes cambios a lo largo del tiempo, la más importante se produjo en el siglo XVIII al añadirle un segundo piso con su ventanal y su balconada correspondiente por cada uno de los arcos inferiores y que dan al patio central, en un claro estilo renacentista.
Por ello podemos observar en él diferentes estilos y elementos arquitectónicos:
·        Algún elemento románico, como la escultura que está a la entrada de la sala capitular y algunos de los capiteles decorados, probablemente procedentes del claustro románico anterior.
·        Elementos del gótico clásico del siglo XIII (arquería del lado norte y algún tramo del oeste)
·        Elementos del gótico manierista del siglo XIV(arquería del lado sur y oeste)
·        Elementos del gótico florido del siglo XV (arquería del lado este)
·        Elementos del barroco del siglo XVII (el piso superior) y la puerta del archivo/sala capitular
Mención aparte podemos hacer del conjunto escultórico tan variado que nos muestra el claustro tanto en sus arcos y columnas con sus capiteles, con un total de 167, profusamente labrados con toda clase de escenas, símbolos o motivos tanto religiosos como fabulosos, como en sus esculturas, románicas, las de los apóstoles Pedro y Pablo a la entrada de la sala capitular, o las góticas como la de la Virgen con el Niño.
Sala Capitular
A lo largo del recorrido claustral podremos apreciar las distintas dependencias del claustro como la Sala Capitular, a la izquierda de la puerta por la que hemos accedido al claustro y el Archivo.
Esta sala es la más antigua de la estructura, empezando a construirse en 1293. Las obras terminaron en 1314. Aquí está la que fue la sillería del antiguo coro catedralicio, hecha en madera de nogal por varios maestros extranjeros del arte gótico. La sillería fue restaurada en 1982 por el matrimonio Dorothy y Henry Kraus. En los respaldos de los estalos aparecen figuras de los profetas, apóstoles, santos, etc., y en las misericordias representaciones de animales.
Detrás, en la pared, podemos ver los sepulcros de algunos prelados y alguna lápida.
La Sala Capitular es el lugar de la reunión de los monjes y el abad y aquí se guarda lo que queda de la antigua sillería gótica de la Catedral. Tiene una planta cuadrada, con unos muros muy gruesos y casi ausencia de ventanales, pero sí varias puertas.

Bóveda nervada
Está rematada por una bóveda gótica nervada de estructural octogonal constituida por ocho paños. El paso a la bóveda se realiza mediante cuatro trompas. En el suelo se encuentran varias sepulturas.  
En el suelo, antes más bajo, hay también sepulturas.
 La razón de la abundancia de sepulturas en todo este claustro está en su proximidad a las reliquias de la Cámara Santa, siendo considerado por su proximidad este lugar especialmente sagrado
Retablo de Las lamentaciones
A la entrada vemos las imágenes de San pedro y San Pablo y en medio de ellos un rosetón. También nos encontramos un precioso retablo del siglo XV llamado de Las Lamentaciones o del Llanto sobre el Cristo, procedente de otra parte de la catedral, pues era parte del sepulcro de Juan Candamo. En él se representa el Descendimiento, a la Virgen sosteniendo sobre su regazo el cuerpo muerto de Cristo, descendido de la cruz, la acompañan las Marías, San Juan, José de Arimatea y Nicodemo. Los ladrones Dimas y Gestas continúan crucificados y a ambos lados de la cruz de Cristo cuatro ángeles sostienen los instrumentos de la Pasión. Los dos personajes de las esquinas derecha e izquierda inferior, en posición orante, son los donantes, el arquitecto Juan de Candamo y su esposa Catalina González.
Es, también, en esta Sala Capitular donde el 25 de mayo de 1808 tuvo lugar la declaración de guerra a Francia, en el marco de la Guerra de la Independencia Española, por parte de la Junta General del Principado de Asturias.
También a lo largo del paseo por el claustro encontramos algunos sepulcros dedicados  a personajes de la historia asturiana. Por ejemplo, al traspasar la puerta por la que hemos accedió al claustro, arriba a la derecha hay una lápida pertenece a uno de los personajes eclesiásticos más influyentes de la historia de la catedral y de Asturias, es el obispo Pelayo, fallecido en 1153. Y  la figura de San Salvador en lo alto de la pared, sobre peana en forma de cabeza humana.
Si paseamos por la crujía norte, a la derecha de la puerta por donde hemos accedido al claustro, veremos la arquería apuntada, elementos típicos del gótico, y a la derecha está la puerta al Cementerio de los Peregrinos (bonito patio interior con enterramientos antiguos, donde se enterraba a los romeros que morían en la catedral. ) y a sus pies una sepultura con una lápida muy desgastada que ya es parte del
Puerta de los Peregrinos
mismo suelo del claustro y en la que figura un sol radiante (símbolo del apellido Solís) y un texto a su alrededor. Saliendo por esta puerta bajo el arco gótico nos encontramos a nuestra izquierda con la cabecera de la Cripta de Santa Leocadia.
De la época románica son los canecillos del alerón del tejado. Predominan en ellos los motivos vegetales y flores y una cenefa geométrico-vegetal recorre el conjunto. La parte derecha, un poco más alta, es la traza de lo que fue la Torre de San Miguel.
Olivo
Bueno y después de dar un paseo por el jardín donde abundan los enterramientos y un precioso y gran olivo, procedente del Huerto de los Olivos de Jerusalén, bajo el que hay que hacerse una foto para la posteridad, entraremos de nuevo al claustro  y siguiendo por la crujía llegaremos a la puerta de la cripta, que visitaremos.
La cripta formó parte de un conjunto de dos santuarios superpuestos, pero sin comunicación entre ellos, la cripta es el santuario inferior y el superior es la cámara Santa. Hoy en día el edificio ha quedado completamente encajado dentro de la catedral gótica. La propia construcción guarda un misterio, su fecha de consagración. Para algunos se atribuye al reinado de Alfonso II El Casto, para otros pudo ser construida en tiempos de Alfonso III El Magno tras el traslado de los restos de los santos mártires cordobeses Eulogio y Leocricia (Leocadia) desde el emirato de Córdoba por Dulcidio.​ La primera noticia de la cripta aparece en el año 908 (Alfonso III).
 La cripta de Santa Leocadia se trata de una nave estrecha, de 10 metros de largo, por 3 metros de ancho, es decir, rectangular, con una altura de 2,30 metros y cubierta con bóveda de ladrillo de cañón uniforme a lo largo de toda la construcción y que arranca desde un basamento o podio corrido que rodea el perímetro interno.  Cuenta con dos puertas de acceso, una frente a otra y adinteladas y con cierto derrame hacia el interior, en las fachadas norte y sur.
El interior se distribuye en dos partes o zonas, la nave propiamente dicha y el presbiterio, que pudo estar separado
Cripta de Santa Leocadia
de la nave por una cancela, al modo visigodo, y de la que restan los agujeros en el suelo.
La cripta es una estructura maciza con fuertes efectos de claroscuro y luces. La luz penetra por las escasas y estrechas aberturas, cuatro, dos a cada lado y a modo de aspilleras con fuerte derrame, produciendo unos claros contrastes de luces y sombras que acentúan la sensación de recogimiento y el espíritu martirológico del lugar. Una de las ventanas, al exterior, consiste en una celosía con la cruz patada, y está situada en la pared cabecera y por detrás del altar. Las dos celosías que podemos apreciar en su exterior son elementos que imitan los modelos del Arte Asturiano añadidos en las restauraciones.
En el presbiterio, que conserva el pavimento original, se encuentra el altar mayor, consistente en un gran bloque de piedra que descansa sobre una tumba, probablemente de Dulcinio.
En el suelo, a la altura de las puertas de entrada a la cripta, encontramos tres tumbas, excavadas en la tierra y con orientación canónica este-oeste, dos de ellas cubiertas con laudas, decoradas con motivos vegetales ondulante y de racimos y pétalos y la tercera sin ella, y que contenían los restos de la ya citada Santa Leocadia y los restos de otros mártires.
En el muro del testero, bajo la ventana y mediante arco de medio punto apoyado en dos columnas aparece un espacio a modo de tabernáculo.
Parte posterior de la cripta
En el muro contrario, a los pies, encontramos otro enterramiento con lápida inscrita, del siglo XI, correspondiente al obispo Frolián donde figura la fecha de su muerte “el día de la segunda feria 14 de las kalendas de marzo de la era 114 después de la milésima” recordad la forma de datar medieval (equivaldría al lunes, 16 de febrero de 1076) y un sarcófago, también del siglo XI situado en un lateral de la parte de atrás.
Una vez visitada la cripta saldremos de nuevo a la crujía norte del claustro, donde encontraremos a nuestra derecha un conjunto funerario formado por dos sepulcros y arriba en la pared hay tres figuras de piedra caliza blanca mutiladas y sin cabeza de las que se ha podido localizar a San Nicolás a la derecha. En medio es una figura masculina y a la izquierda femenina pero sin determinarse quiénes podrían ser. En él vemos la decoración dominante de hojas y pétalos cincelada en los arcos góticos, pero también figuras animales y humanas en los capiteles.
A nuestro frente, el muro oeste, en él nos encontramos con una puerta que nos llevará de nuevo a la nave central de la catedral. 

Esta puerta es del siglo XVI y en su parte superior hay una imagen muy humana de la Virgen con el Niño,  con un semblante que, aún siendo de majestuosidad gótica, tienen una notable acercamiento a la inspiración renacentista. Y que también padeció las destrucciones de 1934, siendo reconstruida. Esta era, en estos templos, la Puerta Speciosa  porque ante ella se canta en procesión a la Virgen la antífona Speciosa Facta Est. Nos llama la atención, bajo la repisa, una especie de diablillo o dragón, símbolo del mal derrotado.
Este lado oeste del claustro representó una segunda fase en su construcción, pasando del gótico clásico similar al de la fachada norte al gótico manierista.
Añadir leyenda
Hay varios sepulcros, algunos procedentes del antiguo claustro románico. Con un gran trabajo en los capiteles, las columnas bien labradas, al igual que el resto de elementos ornamentales (intentad localizar un capitel donde un titán transporte a hombros un gran pez o un pedestal que contiene la escena de Daniel en el foso de los leones).
Proseguimos la visita claustral por la crujía sur, con dos enterramientos muy similares formando la esquina oeste/sur, hay que observar las columnas que dan al patio, con estatuas y capiteles con escenas diversas y el resto de enterramientos.
Puerta de la Limosna
Seguidamente nos encontramos con la Puerta de la Limosna.
Más adelante y a la derecha la figura de un monje, tal vez un prelado, ante una pequeña puerta gótica, como montando guardia. Pasamos ante la talla y llegamos a la esquina con el muro este.
En la crujía este, al igual que en las otras crujías, encontraremos  además de los sepulcros con diversas piezas arqueológicas expuestas en el pasillo (restos del anterior claustro románico). En el recorrido llegamos a la portada del Archivo con una preciosa decoración externa, con la cruz de los Ángeles y el escudo de España en piedra y la artística puerta tallada. El interior es un pequeño museo arqueológico de la catedral, con laudas
Púlpito forjado
sepulcrales, escudos, celosías, capiteles, y otras piezas. Y en la pared de enfrente parte
Archivo convertido en museo
del antiguo coro desmontado con sus barrotes e inscripciones e incluso un púlpito forjado que formaba parte de las verjas del coro.
A lo largo de la crujía podemos observar la decoración de los capiteles: figuras monstruosas, mezcla de hombres y animales y que representan a los vicios, los pecados y los castigos, ornamentación vegetal, etc.
Al proseguir nuestro paseo nos topamos con otra puerta, la de la Sala Capitular, que he explicado más arriba y llegamos a la crujía norte que recorreremos de nuevo pasando por delante de la puerta del Cementerio de los Peregrinos y la Cripta de Santa Leocadia, hasta llegar a lo que hemos llamado la Puerta Speciosa, por la que saliendo al pasillo a la derecha podremos volver a las naves de la catedral por el transepto sur a través de la puerta Lorenzana.
Retablo de Sta. Teresa
Santa Teresa
Nada más entrar  y a nuestra derecha nos encontramos con el retablo de Santa Teresa, el retablo es obra barroca del artista asturiano Manuel de Pedredo mientras la imagen de Santa Teresa es de Luis Fernández de la Vega y la policromía del dorador portugués Juan de Facundis. La santa aparece en la casilla central rodeada de preciosas columnas salomónicas y otros santos y culminando el retablo San Juan de la Cruz.
Y casi de frente y antes de comenzar a caminar por el deambulatorio, encontraremos la ya mencionada imagen de San Salvador, objeto de un culto especial en Oviedo. Y dejándola de lado, comenzaremos nuestro deambular por la girola.
La primera capilla que veremos a nuestra derecha será:
Capilla de Covadonga
Capilla de Covadonga
Fue originariamente construida para albergar los restos del Obispo D. Gutierre de Toledo y dedicada a San Ildefonso. Hubo de ser destruida al levantar la girola. En la actualidad se venera en ella a la Virgen de Covadonga con su imagen, bajo cuyo altar se encuentran los restos de Melchor García Sampedro, primer santo asturiano y representando a la izquierda y en la misma capilla también pueden contemplarse una casulla, una cruz de nácar y una cruz de marfil pertenecientes al santo. Tras el retablo se encuentra la puerta, hoy tapiada, por la que se descendía desde la torre de San Miguel del palacio de Fruela I a la Catedral. A derecha e izquierda de la capilla se encuentran las imágenes de Santa María Magdalena y San Antonio Abad.
Capilla de S. Pablo
A continuación nos encontramos con la girola propiamente dicha, su construcción se llevó a cabo hacia la mitad del siglo XVII y es el resultante de eliminar los absidiolos laterales de la catedral gótica para construir el mencionado deambulatorio de forma heptagonal y entre los primitivos contrafuertes se construyeron capillas, en número de cinco, poco profundas de testero plano y adornadas con retablos barrocos. Esas capillas son en sentido contrario a las agujas del reloj: la de San Pablo, con un formidable retablo barroco cuyo centro es una pintura de San Pablo cayendo del caballo. La de La Piedad, con un
Capilla de La Piedad
retablo de clara influencia italiana con una Piedad llena de sentimiento. La de San Pedro, con un retablo presidido por San Pedro. La de San Andrés, cuyo retablo es otra joya del Barroco y la de San Bartolomé, con unas bonitas y llamativas columnas salomónicas. Entre cada una de las capillas encontramos la imagen de un santo.
Capilla de S. Pedro
Enfrente de la de San Pablo, a nuestra izquierda, encontramos una imagen pequeña en un pequeño altar, pero muy importante en Oviedo, se trata de San Mateo. San Mateo es importante en Oviedo por el Jubileo de la Santa Cruz que comienza el día 14 de septiembre y termina el 21 del mismo mes con la fiesta de San Mateo.
San Mateo
Capilla de San Andrés
El mismo día 21 se bendice el 
Santo Sudario, según la tradición de los peregrinos, y se expone la dicha hidra de las bodas de Caná, en la que Cristo transformó el agua en vino.
Entre una y otra capilla nos encontramos la imagen de un santo a
Capilla de San Bartolomé
modo de introductor en la capilla, así a la de San Pablo aparece la figura de San Antonio Abad, a la de la Piedad San Blas, a la de San Pedro Santa Lucrecia,  a la de San Andrés Santa Eulalia de Mérida, patrona de la diócesis y conocida como Santolaya y a la de San Bartolomé Santa Leocadia.
 Y llegamos a la  Sacristía, con dos santos en sus laterales San Emeterio y San Jerónimo.  Situada donde se inicia la girola por su lado norte y abierta por detrás de la capilla mayor, es del siglo XVII (1626). Tiene planta de cruz latina,  los brazos cubiertos por bóvedas de cañón y el centro rematado con un bonito cimborrio con cúpula elevada sobre tambor y decorada con un fresco de la Asunción. Toda la sacristía se encuentra ornamentada con obras pictóricas de distintas épocas.
Transepto norte
Continuamos avanzando y nos encontramos en el brazo norte del crucero donde podemos apreciar en primer lugar y de frente la portada de entrada a la capilla del Rey Casto, pero que no se utiliza. A su derecha vemos un hermoso retablo barroco de la Inmaculada del siglo XVIII y justo a su izquierda, entre el retablo y la portada está la hornacina con la Hidria de Caná, situada en la cara interna del muro norte del crucero se encuentra guardada detrás de una puerta que pasa bastante desapercibida.  Es del siglo XV.
Según la tradición cristiana la hornacina
Tinaja de las Bodas de Caná
contiene 
una de las seis hidras o tinajas que en las Bodas de Caná fueron llenadas de agua por mandato de Jesús transformándose en vino, suceso considerado el primero de sus milagros. Admite 100 litros y se expone al público cada 21 de septiembre, festividad de San Mateo y se puede beber del agua que ha sido previamente bendecida. 
A la capilla del Rey Casto no podemos acceder desde su puerta en el transepto norte, hay que salir de la catedral y entrar por la puerta externa que se encuentra en el jardín de los Reyes Caudillos. Junto a la puerta interior, a su izquierda, se puede ver una inscripción en latín en una lápida.
    Capilla de Nuestra Señora del Rey Casto
     
Capilla del Rey Casto
Situada perpendicular al crucero por su lado norte, sus naves y la cabecera son paralelas a las de la propia catedral. En esta   capilla se entremezclan elementos góticos, clásicos y barrocos.
    Su planta obedece a la de un templo independiente, con tres naves, las naves laterales son muy estrechas y la central más ancha con crucero, con la puerta de acceso a la catedral y un gran cimborrio octogonal que reposa sobre pechinas ornamentadas y rematado por una linterna ochavada. Sobre las cuatro pechinas de los arcos torales hay bustos, en relieve, de varios reyes asturianos (Alfonso II, Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III).
 
Crucero con cimborrio
Tiene entrada exterior propia, en el jardín de los Reyes Caudillos, una hermosa portada barroca. Está reedificada en el año 1705, sobre una anterior mandada construir por Alfonso II el Casto (siglo IX) y que estuvo dedicada a la advocación de la Santísima Virgen.
 
Portada
Se une al templo catedralicio a través de una gran
portada con decoración gótica tardía de inspiración flamenca de finales del siglo XV. En el parteluz aparece una talla de La Virgen con el Niño
S. Pablo y S. Andrés
flanqueada a su izquierda por las figuras de Santiago y San Pedro y a la derecha San Pablo y San Andrés. En el tímpano calado de la puerta, Cristo resucitado bajo un dosel y a su lado dos ángeles. Todo ello junto con las esculturas de las arquivoltas, componen un conjunto escultórico de una gran belleza y en la que su autor hace gala de un gran realismo, propio del estilo flamenco. 
   En la capilla mayor protegida por una reja de hierro forjado, construida en el año 1714, puede verse, en el centro del retablo una imagen de la Santísima Virgen que el Rey Casto llamó Santa María, pero que también se conoció como la Virgen de las Batallas. Junto a ella distintas relieves sobre la vida de la Virgen María y Jesucristo, si nos fijamos la cúpula de esta capilla tiene forma de elipse, en lugar de circular.
 
retablo de La Virgen de la Luz
También encontramos, junto al Panteón de los Reyes, un 
retablo de la Virgen de la Luz del siglo XVI, de la escuela de Juan de Juni. A su lado, cuatro pequeños apóstoles; en el ático está la figura de Dios Padre. Tiene también, a los lados, dos imágenes en mármol de San Pedro y San Pablo del siglo XVIII.
 En esta capilla estuvieron sepultados algunos reyes asturianos. Fue el primer panteón de la monarquía española, se trata del Panteón de los reyes asturianos o Panteón Real, junto a la puerta de ingreso, adosado al muro norte de la capilla y aislado del resto de la capilla por una reja de 1713.
 Tiene seis nichos que cubren otras tantas urnas funerarias. Hay  dos lápidas que recuerda los nombres de los reyes aquí enterrados y algunas reinas, así como distintas efemérides y visitas reales. Es la parte más suntuosa del conjunto, debido a su decoración vegetal y heráldica, que llena todo el recinto.
Panteón
 El actual panteón fue levantado sobre otro que Alfonso II había mandado construir. Este primitivo panteón estaba enfrente, poco más o menos del actual, en el centro de la nave. Era un pequeño recinto de doce pies de largo, con techado de madera y las sepulturas de los Reyes estaban en el suelo. Tanto el primitivo panteón como la primitiva iglesia  de Nuestra Señora del Rey Casto fueron demolidos a principios del siglo XVIII, debido a su mal estado de conservación,  y ambos fueron posteriormente reedificados y consagrados en 1712. Sólo se conserva de él, un sarcófago de alabastro,  conocido como el sarcófago de Ithacio, de época romano-cristiana en el que se cree que, según la tradición, fueron trasladados desde Zamora a Oviedo los restos de Alfonso III y de su esposa doña Ximena. Al parecer Ithacio, pudo ser un niño, por el tamaño del sarcófago o tratarse de Ithacio obispo de Mérida, ya que el mármol, se ha demostrado científicamente, que procede de las canteras de Estremoz en Portugal y era muy utilizado en Mérida. Todo ello suscita numerosas incógnitas difíciles de aclarar.
 Pero volvamos al interior de la catedral, desde donde nos habíamos salido para visitar la capilla del Rey Casto. A continuación nos encontramos con otra capilla, la capilla de Santa Catalina de Belén.
Capilla de Nuestra Señora de Belén o de Santa Catalina.
 
Capilla de Nª Sª de Belén
Situada en el lado del evangelio. De hechura gótica y uso funerario, hay un sepulcro del siglo XIV y tres tumbas con epitafios latinos. También encontramos en ella  un retablo de reciente creación del asturiano contemporáneo Joaquín Rubio Camín (1965) y un confesionario del siglo XVIII de estilo rococó. 
 A continuación nos encontramos con un precioso enrejado, se trata de la capilla de los Vigiles.
 Capilla de los Vigiles o de la Anunciación.
Capilla de los Vigiles
Situada en el lado del evangelio. Se trata de una capilla del siglo XVII, construida entre los años 1628 y 1640. A pesar del momento artístico temporal, esto es, el barroco, todavía es visible la impronta sobria del arte del renacimiento en su estructura totalmente clásica: riqueza arquitectónica, columnas, frontón semicircular, predominio de la línea recta, verticalidad, sobriedad decorativa, equilibro, armonía, etc….
Fue proyectada por el arquitecto clasicista montañés Juan de Naveda  y finalizada por el arquitecto cántabro Hernando de la Huerta.
Tiene una hermosa reja del siglo XVII. De esta capilla sobresalen el retablo de estilo clasicista y la escultura orante del obispo promotor y fundador Juan Vigil de Quiñones (de ahí el sobrenombre de los Vigiles), canónigo de la catedral y obispo de Segovia y Valladolid, quien la mandó construir para ser su panteón y que murió antes de ver acabada la obra y realizados ambos por el escultor Luis Fernández de la Vega y el ensamblador Antonio Carreño. 
Retablo
El retablo presenta un banco  o predela historiada y una sola calle de dos pisos. Las escenas de la predela muestran momentos de la vida de Jesús como el Nacimiento, la Adoración de los Magos, la Circuncisión y la Huida a Egipto. La zona central está tapada en proceso de restauración.
Arriba están la Anunciación de María y el Bautismo, también el mismo escultor haría la estatua orante del obispo, que figura fuera del retablo arriba a la izquierda de la capilla, y con un cierto parecido, en cuanto a la distribución de la decoración, aunque es posterior a ésta, de la capilla Cornaro de Bernini, donde los Cornaro observan desde un palco situado fuera de la escena, a la derecha, el Éxtasis de Santa Teresa.
Siguiendo la nave del evangelio hacia los pies, encontramos una nueva capilla la de la Asunción.
Capilla de la Asunción 
Capila de la Asunción
Situada en el lado del evangelio, es una capilla de estilo gótico del siglo XV con retablo rococó de José Bernardo de la Meana realizado entre 1746 y 1750, es el retablo de la Inmaculada a la derecha. Tiene, en la pared norte, una ventana geminada dovelada de arco apuntado con mainel y derrame hacia adentro
Era el lugar preferido de los peregrinos junto con la de Santa Eulalia y la hornacina de la Hidria. La escena central es la Inmaculada. Hay un relieve de la Adoración de los Magos y arriba la versión bélica de Santiago que empezó a extenderse tras la leyenda de la batalla de Clavijo (844) en tiempos de Ramiro I.
Continuamos nuestro paseo por la nave del evangelio y llegamos a la capilla de San Juan Bautista
Capilla de San Juan Bautista
Está situada junto a la capilla de Santa Eulalia de Mérida pero es mucho más modesta. De estilo gótico está realizada a finales del siglo XV, se encuentra adornada por un retablo del XVII, con predela en la que la Virgen, Reina y Señora impone la
Retablo de la capilla de S.
Juan Bautista
casucha a un personaje tonsurado con una espada en el suelo (¿posible representación de Alfonso II el Casto?),la Virgen aparece escoltada a derecha e izquierda por Santa Lucrecia y Santa Eulalia que llevan filacterias con su nombre y su atributo de “virgen y mártir” en las calles del retablo aparecen figuras de santos, como San Benito, San Francisco, Santo Domingo de Guzmán y San Ignacio de Loyola, en torno a la figura central de San Juan. El retablo aparece culminado con el tradicional Calvario.
En el lado izquierdo de su pared norte aparece una puerta barroca desde la cual y protegida por un enrejado podemos ver la capilla de Santa Eulalia de Mérida a la que iremos a continuación.
Capilla de Santa Eulalia de Mérida 
Capilla de Sta. Eulalia
Capilla de Santa Eulalia de estilo plateresco del siglo XVII. Es una capilla bastante lujosa. Construida sobre planta de cruz griega con una gran cúpula central y plagada, como el resto de la capilla, de elementos decorativos barrocos. Sobre las pechinas que sustentan la cúpula se narra el martirio de Santa Eulalia. Tiene un baldaquino o templete central con la urna de plata con los huesos de la santa, patrona de la diócesis de Oviedo. Era un lugar de peregrinación.Situada también en el lado del evangelio, cerca de la salida de la catedral por la fachada oeste. Capilla dedicada a Santa Eulalia que es patrona de la diócesis de Oviedo.
Cúpula sobre pechinas
Se trata de una capilla barroca, construida sobre planta de cruz griega  con una gran cúpula plagada de elementos decorativos barrocos. Su construcción fue promovida por el obispo franciscano Simón García Pedrejón para servir de sepultura. El proyecto fue diseñado por el arquitecto Francisco Menéndez Camina, quien la llevó a cabo junto, con su hijo, también arquitecto y del mismo nombre.
Del siglo XVII (1690), contiene una ornamentación escultórica que cubre prácticamente toda su arquitectura, dejando en el centro aislado un baldaquino o templete, igualmente barroco (siglo XVIII), obra de Domingo Suárez de la Puente, con las reliquias (huesos) de Santa Eulalia de Mérida, en una urna de plata de estilo morisco del siglo XI, regalo del rey Alfonso VI.
Baldaquino
Pechina con Sta Eulalia
La situación central del baldaquino permite a los peregrinos circundarla. Este pabellón fue construido por Domingo Suárez de la Puente y está rematado por una imagen de la Inmaculada y de la Cruz de los Ángeles.
En las pechinas distintas escenas del martirio de la Santa. Además en esta capilla hay enterrados varios obispos entre ellos el de su fundador, García Pedrejón. 
Y andando andando, sólo nos queda por visitar la Capilla Mayor con su retablo.
Capilla Mayor
Capilla Mayor
Situada en el ábside de la catedral.  El ábside de forma poligonal y en estilo gótico tiene dos líneas de vidrieras, pero actualmente sólo podemos ver la línea superior de vidrieras, ya que la inferior fue tapada al colocarse el retablo mayor en el siglo XVI. Fue, precisamente, por esta capilla mayor o ábside por donde se comenzó en 1388 la construcción de la nueva Catedral.
En su interior se puede observar de izquierda a derecha:
A la izquierda, encontramos el sepulcro de Juan Arias del Villar, que fue embajador de los Reyes Católicos ante Carlos VIII de Francia y obispo de la diócesis de Oviedo entre 1487 y 1498, con una escultura orante; actualmente se encuentra vacía ya que sus restos fueron trasladados a la Catedral de Segovia, de donde fue también obispo. Se trata de un nicho abierto entre dos pilares del muro, bajo un arco decorado, cuyo trasdós contiene la flor de lis, que también campea en los blasones, junto con conchas jacobeas y bordura de estrellas, mientras el hueco lo llena la escultura exenta del prelado, revestido y de rodillas, a la moda isabelina del siglo XV. 
Retablo Mayor
El gran Retablo Mayor dedicado al Salvador, se hizo en los mismos años en que se ejecutaba la fachada. Su estilo oscila entre el gótico flamígero y el Renacimiento y se adapta a la forma poligonal de su planta. Se considera uno de los mejores retablos góticos españoles junto a los de Sevilla y Toledo.
Fue encargado por el obispo don Valeriano de Villaquirán. La estructura del retablo se compone de cinco calles verticales y cinco cuerpos o pisos horizontales, a excepción de la calle central que tiene cuatro.
Se contrató en 1511 a Giralte de Bruselas, siendo terminado en 1531 por Juan de Balmaseda y Miguel Bingeles.  Es de madera dorada con altorrrelieves policromados, en cuya pintura debió de intervenir Alonso Berruguete, pues aparece en la documentación referente al retablo,
Tiene unas medidas de 12 metros de altura por otros tantos de ancho, y en total encontramos 24 escenas de la vida de Jesús. 
Calle central
El repertorio iconográfico es amplísimo, va desde El Salvador - el Cristo glorificado, rodeado de los signos de los evangelistas - a la Anunciación y la Crucifixión que ocupan la parte central, mientras en las otras se representan escenas de la vida de Jesús y de la Virgen. En el primer piso aparece narrado el nacimiento de Jesús a través de La Anunciación, La Visitación, en el centro los Santos Padres: S. Ambrosio de Milán, S. Jerónimo de Estridón, S. Agustín de Hipona y S. Gregorio Magno,  La Adoración de los Pastores, La Epifanía.
En el segundo piso se refleja la infancia de Jesús con  la Presentación en el Templo, la Huida a Egipto, Maiestas Domine o Cristo en Majestad, la Circuncisión y el Bautismo de Jesús.
En el tercer piso muestra la vida pública de Jesús a través de las Tentaciones de Jesús, las bodas de Caná, en la calle central la Virgen con dos ángeles y una figura arrodillada que se supone es el obispo que hizo el encargo, don Valeriano, a la izquierda están la Resurrección de Lázaro y la Entrada en Jerusalén.
En el cuarto piso está el ciclo de la Pasión, con la Adoración en el Huerto de los Olivos, y La Flagelación. La escena de la calle central es el Calvario y a la derecha se ven la Coronación de Espinas y Cristo llevando la Cruz.
El quinto y último piso se dedica a la Segunda Venida de Cristo con la Resurrección y la Duda de Santo Tomás y, a la derecha del Calvario la Ascensión a los Cielos y el Pentecostés o Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.
Se tratan de tallas de relieve entero (bulto redondo). 
Tercer cuerpo
De todas ellas hay que fijarse en la segunda calle por la izquierda en el tercer cuerpo o piso (encima de la huida a Egipto) se representa Las bodas de Caná, contad las vasijas (hidrias), tan sólo hay cinco, el evangelio de S. Juan habla de seis, parece ser que la sexta es la “verdadera” y se encuentra en la Capilla de la Hidria, junto a la puerta que da a la capilla del Rey Casto (¿historia o verdad? Ahí lo dejo). También su lectura es especial de izquierda a derecha y de abajo arriba, hasta llegar al ático, con el Calvario
Por lo visto es difícil precisar con exactitud el autor o autores que llevaron a cabo su ejecución, pero el retablo en su conjunto, continente y contenido, es una auténtica maravilla.
Ático/Calvario
En las esquinas, aparecen cuatro escudos pertenecientes a los prelados que mandaron realizar la obra. 
Con esto creo que hemos visto lo más interesante de la catedral de Oviedo, nos queda dar una vuelta por el exterior y aquí si que no hay ningún tipo de información.
Según salimos de la catedral nos dirigimos hacia nuestra derecha, estamos en la plaza de Alfonso II el casto cuya figura vemos presidiendo la plaza, detrás de él está la capilla de Santa Eulalia, que ya hemos visitado en el interior.
Jardín de los Reyes Caudillos
Pasando por delante de él nos dirigimos al Jardín de los Reyes-Caudillos, inaugurado en 1942, en él hay un conjunto de esculturas, doce en total, de los reyes de Asturias, que son obra de Gerardo Zaragoza, Manuel Álvarez-Laviada y Alzueta y Víctor Hevia Granda.
Nada más entrar en el recinto a nuestra mano izquierda nos encontramos con la figura de Ramiro I. Realmente al morir Alfonso II El Casto sin descendencia en el año 842 llega al trono Nepociano, quien reina unos meses, pero es derrotado por Ramiro I, hijo de Bermudo I, instalándose éste en el trono. Por ello a Nepociano no se le representa. Ramiro era hijo de Bermudo I el Diácono y sucedió en el trono asturiano a su primo segundo el rey Alfonso II el Casto, quien falleció sin dejar sucesión. Fue coetáneo de Abderramán IIemir omeya de Córdoba en el siglo IX. Durante su reinado, tan sólo de ocho años, se construyeron numerosos monumentos de estilo ramirense, entre ellos: Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo.
D. Pelayo, Favila y Alfonso I
A continuación, aparece una especie de tríptico con tres representaciones que corresponden a Pelayo, vencedor en Covadonga , 722,  que instaló la capital en Cangas de Onís y falleció en el 739 subiendo al trono su hijo Favila, a su izquierda que reinó dos años, 737 a 739, cuando murió en una caza de osos, según las crónicas, y a su izquierda Alfonso I, rey entre 739 y 757, yerno de Pelayo e hijo del duque de Cantabria y con él se intensificó la Reconquista
A continuación otros reyes asturianos, pero que no siguen ningún orden cronológico sino que están colocados según la importancia que les suelen dar los historiadores, pues el continuador de Alfonso I, su hijo Fruela I está colocado en el otro extremo del jardín.  Vamos a intentar describirlos de izquierda a derecha a partir del que hemos denominado tríptico.
Alfonso III
A continuación aparece en un nicho la figura de Alfonso III, sucesor de su padre Ordoño I y último rey asturiano,  al final de su reinado, en el año 910, y dentro de unos controvertidos sucesos, es apartado del trono por sus hijos, quienes se reparten el reino.
El primero de los bustos es Aurelio, sobrino de Alfonso I, que fue escogido por la nobleza palaciega para reinar tras el asesinato de Fruela. Trasladó la corte, no la capital, a San Martín del rey Aurelio (cerca de Langreo)
El siguiente es Silo, que llegó al trono tras Aurelio favorecido por su matrimonio con Adosinda, hija de Alfonso I, trasladó la capital a Pravia.
Después Mauregato, hijo natural de Alfonso I, da un golpe de estado para evitar que Alfonso II llegue al trono tras la muerte de Silo, según deseo de Adosinda, esposa de Silo, y se vengue de los asesinos de su padre Fruela. A Mauregato se le atribuye el llamado tributo de las cien doncellas. Según la leyenda, el rey habría pactado la ayuda del emir de CórdobaAbderramán I, a cambio de dar un tributo anual de cien doncellas cristianas.
A continuación de frente el busto de Bermudo I, era hermano del rey Aurelio de Asturias, sobrino de Alfonso I y nieto del duque Pedro de Cantabria. Fue destinado por su padre a la carrera eclesiástica y llegó a reinar a la muerte de Mauregato, abdicó en 791 y se retiró a su estado clerical.
El siguiente, casi centrando esta especie de panteón, y sedente es Fruela, hijo de Alfonso I y llamado el Cruel que murió asesinado en una confabulación de la nobleza.
Ramiro I
Continuando a su izquierda el busto de Ordoño I, hijo de Ramiro I que lo sucede a su muerte en el año 850, fue el primer rey de Asturias en acceder al trono por herencia, no por elección de la nobleza y reina hasta su muerte natural en el 866.
Afuera, recordemos, está la estatua de Alfonso II El Casto, mirando a su plaza, apodado el Casto, fue rey de Asturias en dos periodos distintos: primero en el año 783, fue destituido por Mauregato, y posteriormente entre los años 791 y 842, en que falleció. Trasladó la capital a Oviedo, donde construyó varias iglesias  (San Julián de PradosèSantullano), durante su reinado, que abarcó un periodo de cincuenta y un años, se descubrió en Compostela la supuesta tumba del apóstol Santiago.
Alfonso II
Y ante la estatua de Alfonso II El Casto los
Placa que señala los dos caminos
caminos se unen y se dividen, uno hacia la costa, el Camino Norte, y otro hacia el oeste, el Camino Primitivo. Una placa en el suelo nos lo señala: los dos caminos.



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