LEONARDO DA VINCI - LA ANUNCIACIÓN
Como ya habíamos dicho con anterioridad La
Galería Uffizi nos ofrece más de 45 salas, situadas en el primer y segundo piso
del palacio que alberga el museo. Todas las salas de la Galería merecen
ser visitadas, ya que las obras que en ellas podemos ver son obras de un inestimable
valor histórico y artístico.
Sin embargo, cuando visitamos el museo, la mayoría de las veces, no contamos con el suficiente tiempo para poder pasar por todas y cada una de ellas, de ahí, que me haya atrevido a hacer una pequeña selección de aquellas que me parece más interesante visitar, pero ese criterio de selección sólo responde a mi gusto particular, es decir, porque a mí me gustan, sin más criterio, porque considero que todas son dignas de ver y disfrutar.
La sala 15 es famosa porque expone, entre otras, las primeras obras del gran Leonardo da Vinci, realizadas antes de marchar a Milán en 1482 a la corte de Ludovico el Moro. En la misma sala, además de las obras de Leonardo, se encuentran también otros trabajos importantes de otros famosos maestros activos a finales del siglo XV y del inicio del siglo XVI: Perugino (con la espléndida Piedad que transmite una fuerte sensación de misticismo), Luca Signorelli, Lorenzo di Credi y Piero de Cosimo.
De las tres obras de da Vinci, que en esta sala podemos ver he elegido para comentar La Anunciación, pero antes haremos una pequeña semblanza del artista hasta el momento que parte de Florencia a Milán para trabajar al servicio de Ludovico Sforza.
Leonardo da Vinci (Leonardo di ser Piero da Vinci), nace en Vinci o Anchiano, el 15 de abril de 1452 y fallece en Amboise, el 2 de mayo de 1519. Si hay algún personaje histórico difícil de definir por su profesión ese es Leonardo da Vinci que fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, botánico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista, en una palabra un polímata (el que sabe muchas cosas) florentino del Renacimiento italiano.
Hijo ilegítimo de Piero Fruosino di
Antonio, notario y embajador de Florencia y de
Caterina di Meo Lippi, una campesina de 15 años. A los cinco años fue
acogido en la casa de la familia de su padre en el pueblo de Vinci. Y aunque
era considerado plenamente desde su nacimiento como hijo de su padre, Leonardo
nunca fue reconocido formalmente como hijo legítimo. Aprendió a leer y a
escribir y adquirió conocimientos de aritmética. Sin embargo,
prácticamente no aprendió latín,
base de la enseñanza tradicional.
Su ortografía caótica muestra que su instrucción no estuvo exenta de lagunas o que, en todo caso, no fue la de un universitario.
Su abuela paterna, Lucia di ser Piero di Zoso, ceramista, fue probablemente la persona que lo inició en las artes.
El joven Leonardo era un amante de la naturaleza, que observaba con gran curiosidad, dibujaba caricaturas y animales mitológicos de su propia invención y practicaba la escritura especular en dialecto toscano. Se cuenta que siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por sorpresa.
A partir de 1469, Leonardo entró como aprendiz en uno de los talleres de arte más prestigiosos de Florencia, el de Andrea del Verrocchio, artista ecléctico de gran renombre, y a quien debe parte de su excelente formación multidisciplinar.
Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuolo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín y el griego.
Después de un año dedicado a la limpieza de los pinceles y otras pequeñas actividades propias de un aprendiz, Verrocchio inició a Leonardo en las numerosas técnicas artísticas como el dibujo, la pintura y la escultura sobre mármol y bronce. Igualmente, recibió formación en la preparación de los colores, el grabado y la pintura de los frescos. Al darse cuenta de su talento excepcional, Verrocchio decidió confiarle a su alumno terminar algunos de sus trabajos, así, colaboró en una pintura llamada Bautismo de Cristo que se encuentra en esta sala y que fue pintada en su mayoría por el maestro Verrocchio, pero en la que se puede observar el toque de Leonardo en el paisaje “esfumado” y en la gracia y delicadeza del joven ángel de la izquierda arrodillado y de perfil que contrasta con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.
Verrocchio era un pintor importante, pero, al
parecer, el ángel de Leonardo y su paisaje cerca de San Juan fueron la
razón por la cual Verrocchio decidió dejar a un lado la pintura para dedicarse
a la escultura, “el alumno había superado al maestro”.
Por estas mismas fechas pinta La Anunciación que analizaremos más adelante.
Ya, con veinte años se le da de alta en el gremio de San Lucas que acogía a artistas y doctores en Medicina de Florencia. De esta época, 1473, es un dibujo realizado a pluma y tinta sobre un boceto a lápiz borrado, Paisaje del valle del Arno, también conocido como Paisaje de Santa Maria della Neve, donde el paisaje desnudo y fascinante está representado con gran detalle y belleza, con especial énfasis en la flora y la fauna.
Las líneas de tinta y lápiz se vuelven más débiles y los detalles más esquemáticos a medida que los detalles se alejan del fondo del dibujo, son los primeros pasos del dominio que Da Vinci adquirió sobre la plasmación de la perspectiva a través de la técnica del sfumato.
El dibujo, fechado de su puño y letra
empleando escritura especular, se
produjo en los últimos días del aprendizaje en el taller de Verrocchio que duró
más de 7 años. A los pocos meses de completar este dibujo, Da Vinci dejó el
empleo de Verrocchio y se fue por su cuenta. Aunque continuó colaborando con su
maestro debido a que le profesaba un gran afecto.
La Galería Uffizi solo exhibe esta pieza ocasionalmente debido a su frágil estado y al parecer en el reverso tiene un boceto de una figura humana que es objeto de estudio.
Hasta hace no mucho se pensaba que era su obra
más temprana conocida, pero en el 2017, una baldosa de terracota (mayólica) pintada y fechada en 1471 fue
atribuida a Leonardo. Al parecer fue pintada cuando tenía 18 años, en el taller de su abuelo que vivía en la localidad Toscana de Baccheretto y muestra al arcángel
Gabriel. Otro detalle que hace que el azulejo sea aún más interesante de lo que ya de por sí es, sería que la imagen del Arcángel Gabriel podría ser muy bien un autorretrato de Leonardo da Vinci, convirtiéndose a la vez en el primer autorretrato del maestro renacentista.
Sin embargo, cuando visitamos el museo, la mayoría de las veces, no contamos con el suficiente tiempo para poder pasar por todas y cada una de ellas, de ahí, que me haya atrevido a hacer una pequeña selección de aquellas que me parece más interesante visitar, pero ese criterio de selección sólo responde a mi gusto particular, es decir, porque a mí me gustan, sin más criterio, porque considero que todas son dignas de ver y disfrutar.
La sala 15 es famosa porque expone, entre otras, las primeras obras del gran Leonardo da Vinci, realizadas antes de marchar a Milán en 1482 a la corte de Ludovico el Moro. En la misma sala, además de las obras de Leonardo, se encuentran también otros trabajos importantes de otros famosos maestros activos a finales del siglo XV y del inicio del siglo XVI: Perugino (con la espléndida Piedad que transmite una fuerte sensación de misticismo), Luca Signorelli, Lorenzo di Credi y Piero de Cosimo.
De las tres obras de da Vinci, que en esta sala podemos ver he elegido para comentar La Anunciación, pero antes haremos una pequeña semblanza del artista hasta el momento que parte de Florencia a Milán para trabajar al servicio de Ludovico Sforza.
Leonardo da Vinci (Leonardo di ser Piero da Vinci), nace en Vinci o Anchiano, el 15 de abril de 1452 y fallece en Amboise, el 2 de mayo de 1519. Si hay algún personaje histórico difícil de definir por su profesión ese es Leonardo da Vinci que fue a la vez pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, botánico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista, en una palabra un polímata (el que sabe muchas cosas) florentino del Renacimiento italiano.
Su ortografía caótica muestra que su instrucción no estuvo exenta de lagunas o que, en todo caso, no fue la de un universitario.
Su abuela paterna, Lucia di ser Piero di Zoso, ceramista, fue probablemente la persona que lo inició en las artes.
El joven Leonardo era un amante de la naturaleza, que observaba con gran curiosidad, dibujaba caricaturas y animales mitológicos de su propia invención y practicaba la escritura especular en dialecto toscano. Se cuenta que siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por sorpresa.
A partir de 1469, Leonardo entró como aprendiz en uno de los talleres de arte más prestigiosos de Florencia, el de Andrea del Verrocchio, artista ecléctico de gran renombre, y a quien debe parte de su excelente formación multidisciplinar.
Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuolo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín y el griego.
Después de un año dedicado a la limpieza de los pinceles y otras pequeñas actividades propias de un aprendiz, Verrocchio inició a Leonardo en las numerosas técnicas artísticas como el dibujo, la pintura y la escultura sobre mármol y bronce. Igualmente, recibió formación en la preparación de los colores, el grabado y la pintura de los frescos. Al darse cuenta de su talento excepcional, Verrocchio decidió confiarle a su alumno terminar algunos de sus trabajos, así, colaboró en una pintura llamada Bautismo de Cristo que se encuentra en esta sala y que fue pintada en su mayoría por el maestro Verrocchio, pero en la que se puede observar el toque de Leonardo en el paisaje “esfumado” y en la gracia y delicadeza del joven ángel de la izquierda arrodillado y de perfil que contrasta con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.
Bautismo de Cristo Verrocchio |
Por estas mismas fechas pinta La Anunciación que analizaremos más adelante.
Ya, con veinte años se le da de alta en el gremio de San Lucas que acogía a artistas y doctores en Medicina de Florencia. De esta época, 1473, es un dibujo realizado a pluma y tinta sobre un boceto a lápiz borrado, Paisaje del valle del Arno, también conocido como Paisaje de Santa Maria della Neve, donde el paisaje desnudo y fascinante está representado con gran detalle y belleza, con especial énfasis en la flora y la fauna.
Las líneas de tinta y lápiz se vuelven más débiles y los detalles más esquemáticos a medida que los detalles se alejan del fondo del dibujo, son los primeros pasos del dominio que Da Vinci adquirió sobre la plasmación de la perspectiva a través de la técnica del sfumato.
Paisaje de Santa Maria della Neve |
La Galería Uffizi solo exhibe esta pieza ocasionalmente debido a su frágil estado y al parecer en el reverso tiene un boceto de una figura humana que es objeto de estudio.
Durante este período, recibió encargos
personales y pintó su primer cuadro, La Virgen del clavel (1478).
Una de las primeras obras independientes, la Adoración de los Reyes Magos, realizada para los monjes de San Donato en Scopeto en 1481, y dejada incompleta. El administrador del monasterio era el padre de Leonardo, y es muy probable que indujese a los monjes a contratar a su hijo.
Por lo demás no se conoce la existencia de
ninguna obra más totalmente realizada por Leonardo durante la época en que
trabajó con Verrocchio como aprendiz.
También, de acuerdo con la tradición de que era el aprendiz quien debía posar, Leonardo habría servido de modelo para el David de Verrocchio, una estatua en bronce.Del mismo modo, también se supone que es el retrato de Leonardo el que representa al arcángel Rafael en la obra Tobías y el ángel del taller de Verrocchio.
Pero sus primeros trabajos de importancia
fueron creados en Milán al servicio del duque Ludovico Sforza.
Trabajó a continuación en Roma, Bolonia y Venecia, y pasó sus últimos
años en Francia, por invitación del rey Francisco I.
Frecuentemente es descrito como un arquetipo y símbolo del hombre del Renacimiento, un genio universal. Leonardo da Vinci es considerado uno de los más grandes pintores de todos los tiempos y, probablemente, la persona con el mayor número de talentos en múltiples disciplinas que jamás ha existido. Como ingeniero e inventor, Leonardo desarrolló ideas muy adelantadas a su tiempo, pero muy pocos de sus proyectos llegaron a construirse, puesto que la mayoría no eran realizables en esa época y como no publicó jamás sus hallazgos estos tuvieron escasa influencia, si es que alguna, en la ciencia posterior.Dos de sus obras más conocidas, La Gioconda y La Última Cena, han sido copiadas y parodiadas en numerosas ocasiones, al igual que su dibujo del Hombre de Vitruvio. No obstante, únicamente se conocen alrededor de 20 obras suyas, debido principalmente a sus reiterados (y a veces desastrosos) experimentos con nuevas técnicas y a su inconstancia crónica.
Su arte fue innovador, y tomó las ciencias para aplicarlas con maestría a la pintura, de una manera incomparable en cuanto a la técnica y la expresión.
Su reducido número de creaciones, junto con sus cuadernos con dibujos, diagramas científicos y reflexiones sobre la naturaleza de la pintura constituyen su legado.
Y sin más preámbulos pasemos a la descripción y análisis de una de las obras que, de este autor, podemos encontrar en la sala 15 de la Galería Uffizi, La Anunciación.
Para empezar, decir, que, hay muy poca información cierta respecto al origen de esta obra y fue una obra desconocida hasta 1867 que llegó a la Galería Uffizi desde la sacristía de la iglesia de San Bartolomeo, aneja al suprimido monasterio de los Olivetanos.
Sin embargo, se sabe que es uno de los
primeros encargos que llevó a cabo y, se cree, que es la primera obra completa
existente de Leonardo.
Anteriormente a su llegada a Uffizi se atribuía a Ghirlandaio, quien era, como Leonardo, un aprendiz en el taller de Verrocchio; incluso algunos también consideraban que era obra de este último. Pero, ya en 1869, algunos críticos la reconocieron como obra de juventud de Da Vinci y actualmente hay consenso en cuanto a su atribución a Leonardo.
Lo cierto es que su Anunciación, fue ejecutada alrededor de 1472, cuando el artista todavía estaba en el taller de Andrea del Verrocchio y realizada casi al mismo tiempo en que Leonardo contribuyó al Bautismo de Cristo de Verrocchio.
Se le atribuye otra “Anunciación” de hechura
posterior y que se conserva en el Louvre, es una tabla de 16 cm X 60 cm,
pintada en óleo y temple, de madera de álamo y de unos dos centímetros de
espesor, que constituye la parte central de la predela de un altar
encargado en 1474 a Andrea del Verrocchio con destino a una de las
capillas de la catedral de Pistoia. Pero, algunos expertos la atribuyen a
Lorenzo di Credi, también compañero de Da Vinci en el taller de Verrocchio y
que lo realizó partiendo de un dibujo previo de Leonardo ya que, al parecer
existe un dibujo atribuido a Leonardo con el mismo esquema general y que se
conserva en la Galería Uffizi.
Se puede observar que la Anunciación de Leonardo, es realizada al estilo de Fra Angélico, pintor del primer Renacimiento, con la Virgen María sentada o arrodillada a la derecha de la pintura, a la que se acerca desde la izquierda un ángel de perfil, con rico ropaje que flota, alas alzadas y portando un lirio.
Este cuadro está pintado al óleo sobre tabla de madera de álamo y mide 98 cm. de alto y 217 cm. de ancho en el que se representa el tema de la Anunciación de la venida de Cristo a María, anunciándole su cometido como madre de Jesús, anuncio hecho por el arcángel Gabriel, que aparece arrodillado y ofreciendo un lirio a la Virgen María, conforme a la Biblia cristiana según el evangelio de San Lucas.
Aunque es una obra de temática religiosa y
tradicional, el escenario es bastante inusual y a diferencia de la iconografía
clásica y tradicional, la escena se desarrolla en el exterior. De hecho, las
dos figuras se sitúan perfectamente en el espacio y en el tiempo, ya que se
encuentran en un jardín cerrado de un palacio o villa renacentista florentina.
Y para aumentar ese grado de intimidad y reserva deja entrever el lecho, además
que delimita el jardín con un pequeño muro
La búsqueda de la perspectiva y, probablemente, de la óptica caracterizan esta obra temprana de Leonardo y aunque es difícil de creer, aquí hay una pintura donde arte y ciencia conviven perfectamente y armoniosamente.
María es representada como una jovencísima y
bella dama, rubia. Está en su jardín, donde se ve la entrada a su
casa con una puerta que deja entrever un lecho. La joven se
encuentra leyendo, sentada en un sillón cubierto por sus ropajes. Unos
ropajes que cubren el reposabrazos y que dejan ver su forma gracias a la
delicada técnica de Leonardo. Aunque a primera vista parece tener tres piernas,
ya que el borde del manto está sobre el brazo del sillón.A la llegada del ángel, alza su mano
izquierda hacia el ser celestial a modo de saludo y aceptación de su papel en
la historia.
Interrumpe su lectura de un libro apoyado en un atril, sobre una pequeña mesa de piedra, cubierto con un velo y colocado frente a su sillón. Con su mano derecha, marca delicadamente el punto donde ha parado su lectura
bien
para no perderse o para evitar que se cerrase el libro, presumiblemente la
Biblia. Otro gesto de serenidad y entereza ante la gran noticia que
recibe del ángel Gabriel.
A diferencia de otras representaciones de
esta escena, Da Vinci muestra a una Virgen activa y protagonista, no
simplemente aceptando su papel sino tomando parte en la decisión. Activa y no
sumisa ante el encargo divino.
El arcángel Gabriel, representado a la manera
clásica, por su parte aparece arrodillado sobre una pierna, incluso se percibe
el movimiento del aire que provoca al aterrizar, se apoya en el verde jardín y
se inclina en señal de respeto hacia la Virgen. En una mano sostiene una planta
de lirio blanco, símbolo de pureza, mientras con la otra saluda a María
anunciándole la nueva.
El rostro del ángel está lleno de expresión y sentimiento. En él se lee la responsabilidad que, con su noticia, hará recaer en la joven que la recibe. En su rostro de Gabriel también podemos apreciar el respeto e incluso, admiración hacia la Virgen. Casi con timidez inclina su cabeza y mira hacia la Virgen.
En la representación de los objetos, Leonardo
vuelve a demostrar unas habilidades magníficas. La mesa de piedra con numerosos
detalles en su parte frontal, los ropajes de los protagonistas con esos
drapeados de pliegues amplios y
voladizos que ocupan gran parte del espacio que rodea a las figuras, el libro y,
en general, cualquier parte del cuadro.
Incluso los gestos de los personajes representados tienen un nivel de detalle y realismo impresionantes.
Se cuenta que el artista hacía a menudo modelos de arcilla de las figuras, los vestía con suaves mantos bañados en yeso y entonces reproducía pacientemente la caída de los drapeados.
Además, da Vinci aplica
una técnica que le atraía y estudiaba continuamente. Ésta consistía
en mostrar con algo menos de detalle los objetos más alejados, los objetos
próximos se representan minuciosamente porque se ven mejor. En la Anunciación
podemos verlo en la mesa de piedra, que muestra con más nitidez y detalles que
el apoyo del libro sobre él, que está un poco más alejado.
En el estilo del genial artista se aprecia su atención científica hacia los fenómenos naturales que se producen a su alrededor y están perfectamente expresados, por ejemplo, en la descripción detallada en las alas del ángel, que a diferencia de los ángeles que normalmente se representaban no tiene alas de pavo real, sino las alas de un pájaro auténtico, cuya anatomía ha estudiado el autor. O en el jardín con sus innumerables variedades de hierbas y que muestran también la gran observación, cuidado e interés que Da Vinci sentía por la botánica.
Como curiosidad decir que los estudios que
sobre el cuadro se han realizado, han determinado que, al parecer, Leonardo había representado las alas del
ángel batiéndose en posición más cerrada y corta, imitando las de un ave que
aterriza y mostrando que el ángel ha llegado apenas hace unos instantes. Pero,
una restauración de un artista posterior eliminó este detalle expandiendo las
alas del ángel, presuponiendo que Leonardo había cometido un error.
Sin embargo, el artista no quería hacer de sus conocimientos protagonistas sino herramientas para poder representar con la mayor fidelidad la realidad que con tanto interés estudiaba y admiraba.
Pero es en el paisaje donde el genio de
Leonardo nos sorprende. Nos muestra una ciudad junto a un lago o río con
meandros y barcas y algunas montañas que la rodean, todo ello envuelto en una
suave luz, como una niebla que difumina los detalles de los objetos más
alejados, pero de la manera exacta en la que percibimos los detalles a esa
distancia, pues sabía que entre el ojo y un objeto visto a distancia se
interponían capas de polvo atmosférico, de partículas y motas muy pequeñas, que
hacen los contornos menos nítidos; Leonardo fue el primer pintor en preferir
esta perspectiva atmosférica sobre la geométrica.
En el cuadro hay un pequeño detalle que
podríamos considerar un error de perspectiva, error que queda corregido si
cambiamos nuestro punto de vista o posición respecto el cuadro. Así si lo
miramos de frente podemos darnos cuenta de la desproporción del brazo derecho
de la Virgen en cuanto a su longitud y a su asimetría con el resto del cuerpo,
pero si nos colocamos un poco a la
derecha y un poco desde abajo tales errores queden corregidos.
Debemos tener en cuenta que en el Renacimiento no todas las obras se realizaban para mirarlas de frente como hoy hacemos en los museos. Muchas pinturas se realizaban por encargos y ya sabiendo dónde se colocaría, por lo tanto desde dónde se miraría. Esto implicaba que, muy a menudo, los artistas debían adaptar la obra según desde donde se observaría. Esto podría ser lo que hizo que Leonardo pintase el brazo de esa guisa para que la composición se viese perfecta justo desde ese otro punto de vista. Si esto hubiese sido así lo que parece un error se convertiría en otra prueba del infinito genio de Leonardo Da Vinci.
Estos “errores”, así como numerosos
arrepentimientos, demostrarían ciertas dificultades del artista con la
organización del espacio escénico que más adelante corregiría y perfeccionaría.
La Anunciación de Leonardo da Vinci ha sido objeto de numerosos estudios por su increíble técnica, su meticulosidad y cuidado del detalle, las novedades aportadas a la pintura de la época y, por supuesto, a su tremenda belleza.
Una de las primeras obras independientes, la Adoración de los Reyes Magos, realizada para los monjes de San Donato en Scopeto en 1481, y dejada incompleta. El administrador del monasterio era el padre de Leonardo, y es muy probable que indujese a los monjes a contratar a su hijo.
David de Verrocchio |
También, de acuerdo con la tradición de que era el aprendiz quien debía posar, Leonardo habría servido de modelo para el David de Verrocchio, una estatua en bronce.Del mismo modo, también se supone que es el retrato de Leonardo el que representa al arcángel Rafael en la obra Tobías y el ángel del taller de Verrocchio.
Tobías y el ángel de Verrocchio |
Frecuentemente es descrito como un arquetipo y símbolo del hombre del Renacimiento, un genio universal. Leonardo da Vinci es considerado uno de los más grandes pintores de todos los tiempos y, probablemente, la persona con el mayor número de talentos en múltiples disciplinas que jamás ha existido. Como ingeniero e inventor, Leonardo desarrolló ideas muy adelantadas a su tiempo, pero muy pocos de sus proyectos llegaron a construirse, puesto que la mayoría no eran realizables en esa época y como no publicó jamás sus hallazgos estos tuvieron escasa influencia, si es que alguna, en la ciencia posterior.Dos de sus obras más conocidas, La Gioconda y La Última Cena, han sido copiadas y parodiadas en numerosas ocasiones, al igual que su dibujo del Hombre de Vitruvio. No obstante, únicamente se conocen alrededor de 20 obras suyas, debido principalmente a sus reiterados (y a veces desastrosos) experimentos con nuevas técnicas y a su inconstancia crónica.
Su arte fue innovador, y tomó las ciencias para aplicarlas con maestría a la pintura, de una manera incomparable en cuanto a la técnica y la expresión.
Su reducido número de creaciones, junto con sus cuadernos con dibujos, diagramas científicos y reflexiones sobre la naturaleza de la pintura constituyen su legado.
Y sin más preámbulos pasemos a la descripción y análisis de una de las obras que, de este autor, podemos encontrar en la sala 15 de la Galería Uffizi, La Anunciación.
Para empezar, decir, que, hay muy poca información cierta respecto al origen de esta obra y fue una obra desconocida hasta 1867 que llegó a la Galería Uffizi desde la sacristía de la iglesia de San Bartolomeo, aneja al suprimido monasterio de los Olivetanos.
La Anunciación de da Vinci |
Anteriormente a su llegada a Uffizi se atribuía a Ghirlandaio, quien era, como Leonardo, un aprendiz en el taller de Verrocchio; incluso algunos también consideraban que era obra de este último. Pero, ya en 1869, algunos críticos la reconocieron como obra de juventud de Da Vinci y actualmente hay consenso en cuanto a su atribución a Leonardo.
Lo cierto es que su Anunciación, fue ejecutada alrededor de 1472, cuando el artista todavía estaba en el taller de Andrea del Verrocchio y realizada casi al mismo tiempo en que Leonardo contribuyó al Bautismo de Cristo de Verrocchio.
Anunciación del Louvre |
Se puede observar que la Anunciación de Leonardo, es realizada al estilo de Fra Angélico, pintor del primer Renacimiento, con la Virgen María sentada o arrodillada a la derecha de la pintura, a la que se acerca desde la izquierda un ángel de perfil, con rico ropaje que flota, alas alzadas y portando un lirio.
Este cuadro está pintado al óleo sobre tabla de madera de álamo y mide 98 cm. de alto y 217 cm. de ancho en el que se representa el tema de la Anunciación de la venida de Cristo a María, anunciándole su cometido como madre de Jesús, anuncio hecho por el arcángel Gabriel, que aparece arrodillado y ofreciendo un lirio a la Virgen María, conforme a la Biblia cristiana según el evangelio de San Lucas.
La Anunciación. Detalle |
La búsqueda de la perspectiva y, probablemente, de la óptica caracterizan esta obra temprana de Leonardo y aunque es difícil de creer, aquí hay una pintura donde arte y ciencia conviven perfectamente y armoniosamente.
La Anunciación. Detalle |
Interrumpe su lectura de un libro apoyado en un atril, sobre una pequeña mesa de piedra, cubierto con un velo y colocado frente a su sillón. Con su mano derecha, marca delicadamente el punto donde ha parado su lectura
La Anunciación. Detalle |
La Anunciación. Detalle |
El rostro del ángel está lleno de expresión y sentimiento. En él se lee la responsabilidad que, con su noticia, hará recaer en la joven que la recibe. En su rostro de Gabriel también podemos apreciar el respeto e incluso, admiración hacia la Virgen. Casi con timidez inclina su cabeza y mira hacia la Virgen.
La Anunciación. Detalle |
Incluso los gestos de los personajes representados tienen un nivel de detalle y realismo impresionantes.
Se cuenta que el artista hacía a menudo modelos de arcilla de las figuras, los vestía con suaves mantos bañados en yeso y entonces reproducía pacientemente la caída de los drapeados.
La Anunciación. Detalle |
En el estilo del genial artista se aprecia su atención científica hacia los fenómenos naturales que se producen a su alrededor y están perfectamente expresados, por ejemplo, en la descripción detallada en las alas del ángel, que a diferencia de los ángeles que normalmente se representaban no tiene alas de pavo real, sino las alas de un pájaro auténtico, cuya anatomía ha estudiado el autor. O en el jardín con sus innumerables variedades de hierbas y que muestran también la gran observación, cuidado e interés que Da Vinci sentía por la botánica.
La Anunciación. Detalle |
Sin embargo, el artista no quería hacer de sus conocimientos protagonistas sino herramientas para poder representar con la mayor fidelidad la realidad que con tanto interés estudiaba y admiraba.
La Anunciación. Detalle |
La Anunciación. Detalle |
Debemos tener en cuenta que en el Renacimiento no todas las obras se realizaban para mirarlas de frente como hoy hacemos en los museos. Muchas pinturas se realizaban por encargos y ya sabiendo dónde se colocaría, por lo tanto desde dónde se miraría. Esto implicaba que, muy a menudo, los artistas debían adaptar la obra según desde donde se observaría. Esto podría ser lo que hizo que Leonardo pintase el brazo de esa guisa para que la composición se viese perfecta justo desde ese otro punto de vista. Si esto hubiese sido así lo que parece un error se convertiría en otra prueba del infinito genio de Leonardo Da Vinci.
La Anunciación. Detalle |
La Anunciación de Leonardo da Vinci ha sido objeto de numerosos estudios por su increíble técnica, su meticulosidad y cuidado del detalle, las novedades aportadas a la pintura de la época y, por supuesto, a su tremenda belleza.