Como dicen los taurinos "no hay quinto malo", pues nosotros vamos a ver en esta quinta etapa las iglesias que físicamente se sitúan en el casco viejo bilbaíno y añadiremos a modo de regalo la basílica de Begoña por devoción a la amatxu y porque su relación con el casco viejo es obvia.
Otra de las muchas formas de pasar un día “entretenido” y
conocer Bilbao o mejor dicho el Casco Viejo de Bilbao, es visitar las iglesias
que en él se encuentran, dada la importancia que ellas, o más bien su labor,
tuvo, tiene y tendrán en la vida de los bilbaínos.
Y es que hay
costumbres y tradiciones relacionadas con la labor pastoral de estas iglesias
que siguen perdurando en el acervo cultural de la población de Bilbao: el
cordón de San Blas, las procesiones de la Semana Santa o la devoción a la
“Amatxu”, Virgen de Begoña.
Por todo ello
propongo desde este humilde blog acercarnos un poco más al conocimiento de esas
iglesias, bueno de las seis que yo he elegido y que creo que son las más
representativas que podemos encontrarnos en este bello entorno que es nuestro
Casco Viejo.
1.- Iglesia parroquial de San Antón de Bilbao (Entrada del 12/12/2018)
2.- La catedral-basílica de Santiago de Bilbao
Está consagrada al Apóstol Santiago,
patrón oficial de la ciudad, porque Bilbao formó parte del Camino de Santiago
por la Costa.
a catedral basílica de Bilbao se
encuentra en pleno casco antiguo de la ciudad y es un bello templo gótico
edificado entre el último cuarto de siglo XIV y principios del XVI. Su exterior
muestra influencias neogóticas fruto de la profunda reconstrucción de la
fachada y la torre en el siglo XIX.
Fue declarada Patrimonio Histórico y
Artístico de España el 3 de junio de 1931 y es considerada una de las mejores
manifestaciones góticas del País Vasco.
Destaca su acogedor claustro gótico, su
portada meridional, el pórtico, la Capilla mayor y la Puerta del Ángel,
conocida popularmente como Puerta de los Peregrinos, un ejemplo del mejor
gótico florido incluido en el itinerario de peregrinación del camino de
Santiago por el ramal de la costa.
UN POCO DE HISTORIA
El edificio actual sucedió a otros dos
anteriores, que ocuparon el mismo emplazamiento, y con la misma advocación. El
primero era anterior a 1300, fecha de la fundación de la villa por
D. Diego López de Haro mediante la Carta Puebla, y
disponía de una necrópolis exterior situada en torno al muro de cabecera. El
segundo templo fue básicamente una ampliación del anterior, obligada ante el
crecimiento demográfico del núcleo urbano. Este segundo templo duró muy poco,
ya que en 1374 quedó arrasado por un incendio, tras lo cual el
Papa Gregorio XI dispensó indulgencias a quienes dieran limosnas para
la erección del nuevo templo, con un proyecto arquitectónico más
ambicioso.
La nueva iglesia, todavía no catedral
hasta el siglo XX, levantada tras el siniestro de 1374 es el resultado de
un período largo y acumulativo de diferentes elementos como: la iglesia,
el claustro, el pórtico, la sacristía o la torre-fachada.
Comenzada a finales del siglo XIV,
hacia 1397, conforme al estilo gótico clásico entonces imperante, las
obras fueron prolongándose lentamente durante un siglo largo. Hacia mediados
del siglo XV estaban terminados el triforio y la girola con
sus cinco capillas centrales; en la segunda mitad de esta centuria se trabajó
en las demás capillas de la cabecera y posteriormente, ya en la frontera con el
siglo XVI, en las capillas laterales de la nave.
En estas mismas fechas se construyó el
claustro y la Puerta del Ángel, que le da acceso desde la calle y que incorpora
ya elementos del gótico florido.
Se completó así el conjunto gótico que
años después, bien entrado el siglo XVI, se enriqueció con la Sacristía, el
gran pórtico exterior y el perdido Retablo Mayor, ambos de
estilo renacentista.
Padres de la Iglesia latina |
El 11 de
junio de 1819 Roma otorgó a la iglesia el rango de basílica
menor, la primera del País Vasco.
En la segunda mitad del siglo XIX se
llevaron a cabo el repicado de paredes y bóvedas, la reconstrucción de la
Sacristía y, en la década de 1880, la gran reforma de toda la fachada, con su
torre y su aguja, en un estilo neogótico armonizado con las viejas
formas góticas, dando al templo su aspecto actual.
En el primer tercio del siglo XX se
restauró el claustro y en los años finales del siglo, con posterioridad a las
devastadoras inundaciones de 1983, cuando las aguas
del Nervión-Ibaizábal invadieron todo el Casco Viejo
bilbaíno y anegaron la Catedral, se actuó en todo el conjunto, reparando y
limpiando los interiores y exteriores dañados por la riada. Las actuaciones se
prolongaron hasta el año 2000. Como resultado de esta restauración, la Catedral
presenta hoy un perfecto estado de conservación.
En 1949 la basílica adquirió la dignidad
catedralicia al establecerse la Diócesis de Bilbao como una desmembración
de la Diócesis de Vitoria.
La nueva diócesis fue instituida
por Pío XII mediante la bula de erección “Quo
Commodius” con fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de
la sede episcopal el primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien
consagró la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955.
DESCRIPCIÓN
Al acceder a su interior se aprecia su
equilibrada planta de cruz latina con tres naves longitudinales de reducidas
dimensiones, de las cuales la central es de mayor altura que la de las
laterales.
Está formada por un gran número de
capillas consagradas en sus naves laterales y girola. Y en su cripta, aún hoy y
aunque no se puede visitar, se pueden observar los restos de la ermita original
sobre la cual fue edificada.
La catedral de Bilbao está considerada
como uno de los inmuebles más perfectos y completos del arte gótico
vasco. Su aparejo es muy uniforme, de piedra de sillería arenisca, y
ofrece en su interior un bello colorido, tostado con vetas.
Se trata, como ya he dicho de un templo de
tres naves, con tres tramos, transepto alineado, es decir, no sobresale en
planta hacia los lados del edificio, presbiterio y cabecera con girola tras la
Capilla Mayor y separadas por una serie de pilares circulares con
columnillas adosadas y rematadas con fajas-capitel lisas.
Los tramos de las naves son cuadrados,
mientras que los de la nave principal tienen forma rectangular. La excepción es
el crucero, cuadrado y con los brazos rectangulares. Más peculiar es la
solución del espacio de la girola, que alterna tramos rectangulares y
triangulares, tal como sucede en las construcciones francesas, pero poco
habitual en la arquitectura gótica peninsular.
En los muros laterales, encontramos
capillas de fundación particular pertenecientes a familias notables
de la villa. Se abrieron entre los contrafuertes exteriores de la iglesia a
partir de finales del siglo XV y principios del siglo XVI siguiendo fórmulas
góticas.
Una de las actuaciones más destacadas
durante las últimas obras de restauración del templo ha sido el rebaje del
nivel del suelo cerca de 60 cm., recuperando la cuota del siglo
XVIII.
El alzado de la iglesia se distribuye en
tres registros o niveles formados por arcos formeros apuntados (arquería),
triforio ornamental formado por dos pequeños pisos decorados con vanos de
cuadrifolias en su parte inferior y arcos trilobulados en su parte superior y
que rodea el edificio por el interior en todos sus lados excepto en el de
cierre en los pies y claristorio (vitrales/ventanales).
La nave mayor se eleva hasta casi 22,50
m., mucha más altura que las naves laterales, algo típicamente gótico, su
anchura es de 22,3 m. y su longitud de 51,5 m. con una superficie
total de unos 1.200 m². Tal vez por sus dimensiones, parece pequeña para
un templo catedralicio, pero grande para ser una iglesia parroquial, que es
como fue concebida.
Los pilares son
robustos, de sección circular, a los que se adosan columnillas que arrancan
desde las bases escalonadas, propias del gótico internacional hasta
las fajas/capitel lisas de donde parten los nervios de las bóvedas.
Este sencillo procedimiento resulta frecuente
en el gótico vizcaíno y, posiblemente, se deba a la influencia que sobre
toda la cornisa cantábrica ejerció la construcción de la catedral de Burgos,
donde este tipo de soporte son los habituales.
Las vidrieras se ajustan a la estética
gótica, realizadas en la segunda mitad del siglo XIX en estilo neogótico y
que se dividen en 17 ventanales y tres rosetones. Presentan decoración con
vegetales y elementos geométricos, a excepción de las dispuestas en el ábside
que llevan representación figurativa, la central con la representación de la
Santísima Trinidad flanqueada por dos vidrieras que muestran a los cuatro
Evangelistas (tetramorfos).
También en los vitrales del crucero se
encuentran dos detalles decorativos: el escudo de Bilbao, en el centro rosetón del
brazo sur del transepto, y el Sagrado Corazón, en el centro del rosetón del
brazo norte.
Las ventanas que daban luz a las naves
bajas antes de hacerse las capillas, que disponen de vanos de iluminación
particulares, están actualmente cegadas con apliques de alabastro.
PORTADA PRINCIPAL
A pesar del predominio del estilo gótico,
la fachada principal es la que más cambios ha sufrido a lo largo del tiempo.
De la primitiva construcción gótica no se
conoce nada. La precedente de la actual fue construida en el siglo XVII,
alrededor de 1650, por Martín Ibáñez de Zalbidea. Constaba de un amplio pórtico
apuntado bajo el que se disponía una portada clasicista con columnas dóricas de
jaspe de Mañaria, y sobre ésta una vidriera de diseño gótico de considerables
dimensiones.
En las décadas de 1880 y 1890 se reedificó
por completo toda la fachada, con su portada, su rosetón, su torre y
su chapitel, respondiendo a los principios fundamentales del
neogótico, que pretendía reconstruir el estilo artístico de fines de la Edad
media dejándose llevar por no pocos sentimientos románticos.
La portada se encaja entre dos
contrafuertes y consta de cuatro arquivoltas ligeramente abocinadas con
decoración vegetal y una chambrana trasdosada con remate conopial en
cogollo. Y está acompañado por las imágenes pétreas de San Pablo,
con su espada y San Pedro, que porta las llaves. El característico rosetón se
sitúa en el nivel superior, envuelto por detalles de fronda y símbolos
jacobeos, que son la venera y la cruz de Santiago. Debajo de esta serie de
emblemas santiaguistas: el canopeo y el tintinábulo.
En cuanto a la torre, es la cuarta de la
que se tiene noticia: al parecer de la primera no se conocen detalles, fue
sustituida por una torre barroca en el siglo XVIII, ésta a su vez fue sustituida
por otra de estructura más maciza y posteriormente ésta por otra neoclásica y
cuyo derribo dejó paso a la actual neogótica diseñada por el arquitecto
Severino de Achúcarro y concluida junto con la fachada en 1891.
Está formada por tres cuerpos: los
contrafuertes, el campanario y la aguja o chapitel. El primero levantado con
piedra del monte Oiz, tiene contrafuertes aciculares (con forma de aguja) en
las esquinas y se abre al exterior a través de dos vanos de estilo neogótico (arco apuntado y arquivolta) y un reloj por encima de ellos centrado en un arquería ciega de
claro aspecto decorativo, en sus esquinas presenta remates de pináculos al
igual que el siguiente nivel.
El cuerpo central o campanario, confeccionado como el
anterior y los mismos materiales, aloja el campanario que se aloja un total de once campanas, fundidas en
1890, 1895 y 1916 y distribuidas en tres niveles. En el primer nivel del
campanario de la catedral de Santiago se encuentran las campanas de volteo que
son siete, en el segundo las de repique que son cuatro y en el tercer piso se
alojan unas de volteo y otras de repique, campanas que no son
visibles ya que se encuentran tras los ventanales apuntados y
amainelados con persianas que actúan a modo de cajas de resonancia y presenta remates
de pináculos.La torre culmina en una esbelta aguja
aparejada con una piedra más clara que el resto procedente de Angulema
(Francia). De inspiración igualmente bajomedieval, alcanza los 64
metros destacando visiblemente sobre el caserío del casco viejo.
PORTADA SUR
Desde la primitiva construcción la
catedral se erige sobre terrenos de marismas y arenales, una circunstancia que
ha provocado bastantes problemas de cimentación. Por este motivo, cuando se
decide levantar el pórtico sur de la iglesia, éste se realizó no sólo para
habilitar un espacio cubierto, sino también con el objetivo de
servir como contrafuerte del edificio, por la nave de la epístola.
La tremenda presión ejercida por la
fábrica de la iglesia se puede observar en la inclinación de los gruesos
pilares que, a pesar, de su robustez, han ido cediendo por lo inestable del
terreno.
Todo ello conforma un imponente atrio de
planta irregular ligeramente triangular, que va,
prácticamente, desde la cabecera del templo hasta el área de los pies,
ocupan todo el lado sur del templo y levantado
sobre el mismo lugar que ocupaba un antiguo cementerio.
Su perímetro está definido por siete
pilares de sección prismática e irregular que sostienen los seis arcos de medio
punto. En uno de los pilares, el que da a la calle Tendería, aparecen
labradas las armas de la villa como símbolo de posesión y patronato. Fue una obra de evolución lenta y gran
monumentalidad, cuyas primeras trazas se deben a Rodrigo de Álbiz y
Juan Sáez, continuando poco después Domingo de Garita con la
ejecución del mismo, hasta su conclusión a finales del siglo XVI. Así pues, la
ejecución de todos los elementos nos remiten al estilo renacentista, a
excepción de la bóveda remodelada en el siglo XVII (1686) por Lucas Longa, que
es de claro estilo barroco.
En este espacio sobresale especialmente el
acceso al templo. Se trata de una hermosa portada gótica sin tímpano
y de arquivoltas apuntadas abocinadas que presenta decoración angrelada (con
picos o dientes) en sus arcos interiores e iconográfica en el arco exterior,
que muestra las figuras de profetas sedentes bajo doseletes. De toda la portada
ésta es la parte más interesante, la arquivolta exterior, que lleva esculpida
las imágenes sedentes de catorce profetas bajo doseletes y, arriba junto a
la clave, aparecen los bustos de un obispo y un rey probablemente los que
ocupaban esos puestos en el momento de la erección del templo: D. Gonzalo,
obispo de Calahorra, diócesis a la que pertenecía Bilbao y el rey Juan I de
Castilla. Rodeando la portada, por el exterior, se sitúa una chambrana
(guardapolvo en los retablos) con ornamentación de
hojas de vid que arranca de unas ménsulas con las figuras de una mujer y un
clérigo.
Sobre la portada el escudo de Bilbao, con
el puente de san Antón y los lobos pasantes, realizado sobre madera policromada
en el siglo XVIII. Por el interior de la catedral, el tímpano de la
portada está ocupado por una bella talla de la Inmaculada, obra de Francisco de
Arizmendi realizada en torno a 1783.
PUERTA DEL ÁNGEL
En el lado norte se sitúa la puerta de
acceso al claustro, la llamada Puerta del Ángel, que toma su nombre de un
retablo dedicado al arcángel San Miguel que había en el claustro. Su hermosa
portada gótica florida es de los primeros años del siglo XVI y fue restaurada a
finales del siglo XX. Un parteluz separa las dos puertas de entrada cobijadas
bajo arcos carpaneles deprimidos, sobre los cuales se extiende un amplio
tímpano decorado con relieves flamígeros inspirados en el símbolo
vasco del lauburu. Las arquivoltas, que flanquean dos pilares
decrecientes, presentan en la parte superior un trasdós conopial,
rematado en florón y que enmarca una venera o concha de peregrino,
reflejo de la tardía incorporación de esta iglesia a la tradición jacobea. Por
este motivo la Puerta del Ángel recibe también el nombre de Puerta de los
Peregrinos.
CLAUSTRO
Un claustro suele ser habitual en los
conjuntos catedralicios y monásticos, pero resulta raro agregado a un templo
parroquial como lo fue Santiago desde su origen hasta mediados del siglo
pasado.
Fue construido en los mismos años que la
sacristía, a principios del siglo XVI, ocupando el lugar del antiguo cementerio
norte del templo. Junto con el de San Francisco de Bermeo constituyen los
únicos claustros góticos conservados en Bizkaia. Sin embargo, a principios del
siglo XIX se hallaba bastante deteriorado, por lo que entre 1924 y 1931 se
renovaron casi por completo las tracerías los intradoses de las arquerías, los
pináculos, las gárgolas y la crestería, conforme a un proyecto del arquitecto
del arquitecto Manuel Galíndez.
Cuatro alas de 24 metros de largo y 4
metros de ancho divididas en 6 tramos cada una forman el perímetro
de este espacio, adosado al lado septentrional del edificio parroquial, es
decir, a la nave del evangelio. Las bóvedas son de crucería clásica, salvo la
del ángulo cercano al acceso que comunica con la
calle Correo a través de la Puerta del Ángel.
El jardín central está encajonado por las
cuatro crujías abovedadas que asoman al patio a través de grandes ventanales
ornados con la mencionada tracería flamígera neogótica, que descansa en tres
maineles moldurados.
Al claustro se accede desde el interior de
la iglesia y también desde la calle Correo por la Puerta del Ángel. Los
accesos desde el interior de la iglesia son dos: desde el tramo norte del
crucero, pasaje que se recuperó en las últimas intervenciones restauradoras, y
desde el primer tramo de la nave del Evangelio, por donde se ingresa
también en la Sacristía.
A lo largo del claustro se hallan
distribuidas varias piezas de tipo funerario, pertenecientes a distintas
épocas. Iniciando el recorrido por la izquierda, según se accede al claustro,
se encuentra la lápida que perteneció a la familia Olloqui, de finales del
siglo XVI, que lleva en relieve el escudo con las armas de su apellido.
Seguidamente aparece la sepultura de
Ortuño de Ugarte, de mediados del XVII. Muestra escudo heráldico e inscripción
informativa de los cargos que desempeñó este caballero, fallecido en 1634. Pero
el enterramiento más destacado es el que está a continuación, realizado en
torno a 1540. Se trata de un sepulcro renacentista en arcosolio reaprovechado
posteriormente en el siglo XVIII para enterrar parte de los restos del obispo
Andrés de Porras, prelado de la Diócesis de Calahorra, a la que entonces
pertenecía Bilbao. La última y más reciente pieza funeraria es la de Francisco
Iturribarría, a quien se dedicó el relieve sito en el pórtico sur. Falleció en
1916, aunque no fue hasta 1957 cuando se trasladaron sus restos a este
sepulcro, tallado por el escultor Quintín de la Torre. Asimismo, se exponen
tres losas pertenecientes a las necrópolis primitivas del templo.
SACRISTÍA
Bóveda de la sacristía |
Es un espacio rectangular, con eje
perpendicular al del templo, adosado a la torre por el lado noroeste y también
a la crujía occidental del claustro, con el que comparte la mitad del muro y
con el que está comunicado. Consta de tres tramos en los que se disponen
sendas ventanas ligeramente apuntadas y abocinadas.
La crucería de sus bóvedas es de
terceletes y los plementos están vistosamente decorados, al igual
que las claves. Los nervios apean en
grandes ménsulas figurativas y la plementería se
ofrece hoy pintada de un llamativo azul celeste. En las ménsulas al modo
de peanas adosadas a los muros se pueden observar a los Santos Padres de
la Iglesia latina: San Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo y San Gregorio
Magno.
De madera tallada y policromada, formaban
parte del Retablo Mayor renacentista que los Beaugrant realizaron para presidir
el presbiterio del templo entre 1533 y 1543.
PIEZAS DE ORFEBRERÍA LITÚRGICA
La sacristía es el lugar donde se guarda
la ropa litúrgica: albas, casullas, estolas, cíngulos…Junto a la ropa también y
como se muestra en la vitrina están los incensarios utilizados para purificar y
perfumar; la naveta, recipiente donde se contiene el incienso; un acetre
con su hisopo que se utiliza para las aspersiones litúrgicas; bandejitas;
vinajeras donde se deposita el aguar y el vino de la consagración; cálices y
copones.
El cáliz es el vaso sagrado donde el vino
y el agua se transforman en la Sangre real de Cristo; el Copón que es el que
tiene una tapa, es el lugar donde se custodian las sagradas formas convertidas
en el Cuerpo de Cristo.
Tanto en algunos de los armarios como en
las vitrinas instaladas sobre la cajonera se exponen piezas de orfebrería y ornamentos
(vestiduras) que ilustran sobre la vida y actividad del templo. Las obras más
antiguas son unas crismeras de hacia el 1530, pero son más abundantes las de la
época barroca, como el relicario del Lignum Crucis, la magnífica custodia con
la que se procesiona el día del Corpus Christi, o el notable conjunto de
cálices.
CRISTO DEL SIGLO XVI
Resalta el Cristo en la Cruz, una talla de
comienzos del siglo XVI. En el testero norte hay un óleo típicamente barroco
del siglo XVIII con la imagen de la Inmaculada Concepción, que es copia del de
Nuestra Señora de la Portería, en Ávila y otra pintura barroca que recoge la
escena de la Asunción de la Virgen
CRIPTA-ORATORIO
Se sitúa debajo del altar mayor y frente a
la Capilla del Sagrario, se baja a la misma por unas escaleras desde la girola.
En esta cripta se ha preservado como testimonio arqueológico parte del muro de
cabecera del primer templo de Santiago, que ya existía antes de la fundación de
la villa de Bilbao en 1300. También puede contemplarse un arca que contiene las
reliquias de San Fructuoso, San Bonifacio y otros mártires, que junto con los
nombres de los santos y beatos vinculados a la Diócesis dispuestos en los
muros, pretenden ofrecer al visitante un testimonio de la tradición cristiana
local en este particular espacio de oración.
CORO
Al tratarse el templo en origen de una
mera iglesia parroquial, el coro no se sitúa en un espacio central de la nave a
nivel del suelo, como es habitual en las catedrales, sino que aparece alzado en
el primer tramo de la nave, en su parte anterior. Acoge un órgano clásico de la
casa Pellerín & Uys de Dax (Francia), bautizado con el nombre del
compositor alavés Jesús Guridi, que fuera organista de la catedral entre
1918 y 1939. Fue construido en 2001 y colocado en 2002, sustituyendo a otro
fabricado por la firma alemana Ibach que donó la benefactora local Dña. Casilda
Iturriza en 1890.
CAPILLA MAYOR
La cabecera del templo contiene la Capilla
Mayor y la Girola. La Capilla Mayor tiene planta trapezoidal de seis
lados, de los cuales, los tres posteriores se abren a la girola con otros
tantos arcos apuntados, que conectan en una serie ininterrumpida las dos
hileras de arcos formeros. La Capilla mayor o presbiterio fue remodelado
en el año 2000 y constituye uno de los elementos más novedosos del conjunto.
Al centro está el Altar, de un original
diseño circular y apoyado en 12 columnas que simbolizan a los apóstoles.
De estructura similar, aunque con siete
columnillas, es el ambón que se encuentra, por delante en el lado del evangelio
y desde el que se realiza las lecturas.
En el frente está la cátedra, desde la que
el obispo, en nombre de Cristo, convoca y preside la asamblea. A ambos lados la
sillería coral para los canónigos formada por doce asientos.
En la actualidad no se cubre con otros
muebles, ni posee retablo, aunque hasta el siglo XIX contaba con un magnífico
retablo renacentista, a juzgar por la calidad de las tallas que han llegado del
mismo hasta nosotros.
Preside este altar un magnífico Cristo
tardogótico, una pieza de hacia 1515 que presenta un plegado del Paño de Pureza
muy característico de estas tallas en Bizkaia.
En las columnas al pie del presbiterio
pueden verse sendas tallas de la Virgen de Begoña y de Santiago Peregrino. Son
copias de las que se conservan en el santuario de la patrona de Bizkaia y en la
ermita de Santiago de Ipiñaburu, en Zeanuri, y hacen alusión a las dos
advocaciones de mayor presencia en el presente templo.
CAPILLAS DE LA GIROLA
La cabecera presenta una amplia
girola o deambulatorio. El abovedado de la girola se articula en
siete tramos triangulares y cuadrados alternos, posiblemente por influencia de
algunas construcciones del gótico francés, los cuales alojan otras tantas
capillas radiales, formando semicírculo.
Además de estas capillas de la girola hay
otras hasta un total de quince capillas, alojadas entre los contrafuertes,
éstas tiene menos altura que las naves laterales más bajas que la central,
excepto las cinco del centro de la girola, planificadas desde el principio y
construidas a la vez que la cabecera, ya que fueron financiadas por feligreses
adinerados para colocar allí sus sepulturas. Veamos esas capillas comenzando
por las de la girola comenzando por la nave de la Epístola.
La primera capilla es la de San José,
conocida como capilla de Santa Marina.
De planta rectangular
irregular, se accede a ella por un arco apuntado en cuya clave se ve un escudo
con árbol y oso rampante. Esta capilla servía como espacio de comunicación con
el pórtico sur, donde se ubicaba el antiguo cementerio y estuvo inutilizada
durante mucho tiempo.
El suelo aparece cubierto de sepulturas
recuperadas de la nave central, que recuerdan la función funeraria de esta
capilla, destinada, tras la restauración, a recibir los restos de los obispos
difuntos (entre ellos monseñor Añoveros).
Una imagen moderna de San José, patrón de
la buena muerte, preside este lugar, talla salida del taller escultórico del
bilbaíno Basterra-Larrea. Lleva al Niño en brazos y sostiene en la mano una
vara florida
2.- La siguiente capilla es la de
Nuestra Señora de los Remedios, iluminada por un ventanal apuntado (ojival) con
una vidriera de colores y diseño geométrico. Tiene planta hexagonal,
irregular y la bóveda es de crucería radial formada por seis nervios, que se
unen en una clave policromada con la imagen de la Virgen sedente.
En esta capilla se alza un curioso
retablo/relicario reconstruido hacia 1740 con piezas renacentistas y clasicista
reaprovechadas al arder el retablo precedente en el año 1641.
El cuerpo se estructura en tres calles,
con cuatro registros de reliquias en los laterales, y en el central dos pisos y
el ático. Entre las reliquias se encuentra un Lignum Crucis.
Preside el retablo una imagen de la Virgen
de los Remedios con el Niño realizada hacia 1660. Tiene larga cabellera y el
ropaje resulta abultado y rígido. Sostiene una parte de este ropaje en el
brazo, mientras lleva en el otro lado al Niño. En el segundo nicho se sitúa una
talla de San Ramón Nonato, con mucho más movimiento, de pleno siglo XVIII
(mediados). El ático está ocupado por una imagen de la Virgen de la Merced, en
madera policromada y de ejecución algo anterior a la imagen del Santo.
En esta capilla también se encuentra el
Arca de las reliquias, que acoge un total de 120 reliquias de diversos santos y
santas traídas por el Deán de la catedral de Badajoz, el bilbaíno D. Martín de
Olloqui, en 1583.
3.- La siguiente capilla es la consagrada
a la Virgen del Rosario. De planta simétrica y pentagonal, muy parecida a
la de la Piedad, se cubre con crucería de cinco nervios, que se cortan en una
clave con la imagen que representa al Ángel de la Anunciación. Tiene una
ventana ojival con vidriera que muestra la letra G, de Gortázar, su último
patrón.
El retablo de un cuerpo más ático, es una
obra barroca de principios del siglo XVIII. Luce medias columnas con el fuste
estriado y adornos florales y vegetales, con la Virgen titular situada dentro
de una hornacina central de medio punto. La Virgen del rosario es una talla en
pie de mediados del siglo XVIII, con generosa melena y el Niño en brazos.
Arriba, en el ático, hay un óleo barroco, coetáneo a la fábrica del retablo,
que representa a santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los
dominicos, y que pudiera ser de realización local.
En esta capilla se sitúa un austero
sepulcro barroco en arcosolio de mediados del siglo XVII, que perteneció a la
familia Gortázar y Arandia.
4.- Capilla del Sagrario. A
continuación y situada en el eje longitudinal del templo encontramos la Capilla
del Sagrario. De esta capilla se han recuperado, en lo posible, su aspecto y
forma originales. En el año 2000 se colocaron un cubrimiento de cristal y un
sagrario gótico exento.
Este tipo de sagrarios reciben el nombre de torre
eucarística y fueron frecuentes en los Países bajos, Alemania…, durante la
época medieval. Está esculpido en piedra arenisca, data
del siglo XV y procede de la iglesia de San Pedro en Mendexa, de donde pasó al
Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, que lo ha
depositado en la Catedral, como reserva eucarística del Jueves Santo.
El original sagrario está compuesto por
varias piezas pentagonales superpuestas y presenta una decoración de vegetales
y arquitecturas góticas en el cuerpo central y el copete, este último con
fronda calada decreciente y rematado por una figura antropomorfa que lleva un
capuchón. La puerta es de hierro forjado, muy fina y se flanquea por dos
ángeles, uno con un instrumento musical de cuerda y otro que porta una cruz.
Los restantes lados se ornamentan con tracerías, excepto uno, devastado, que
nos informa sobre la ubicación adosado a un muro o columna del templo. Este
Sagrario se apoya en un pie ornamentado con cinco columnillas góticas labradas.
5.- Capilla de Nuestra Señora de la
Piedad. En la siguiente capilla, también simétrica, de planta pentagonal, y
cubierta con crucería de cinco nervios, con la clave central decorada con una
figura sedente de El Salvador. Similar a la del Rosario, en ella hay una
hermosa escultura, del barroco castellano, que lleva a Cristo en su regazo. Se
trata de la Piedad y es del año 1642,
aunque su policromía es posterior.
Esta expresiva imagen fue realizada para
el retablo de nuestra señora de la Misericordia, desaparecido. Que se debía al
escultor y ensamblador Antonio de Alloytiz, quien la realizó también hacia
1642.
Los muros van decorados con elementos
funerarios pétreos, que estuvieron empotrados en el zócalo del presbiterio;
fueron realizados a mediados del siglo XVI, quizá por el círculo de Juan de
Beaugrant. De las tres laudas sepulcrales, dos presentan bultos yacentes
labrados al detalle y la tercera muestra la representación de las tres virtudes
teologales, fe, esperanza y caridad, enmarcadas en sendos medallones.
6.- A continuación, se presenta
la capilla de San Diego Alcalá, es de planta trapezoidal y con una bóveda
de crucería radial de cinco nervios, que confluyen de una forma
muy forzada en una clave decorada con un relieve del apóstol San Pedro.
En ella
apreciamos un sencillo, pero bello retablo donde destaca en el nicho central la talla del titular franciscano San Diego de Alcalá. Es una fina pieza barroca de hacia 1740 que se
presenta en madera bellamente policromada. El retablo seguramente es algo anterior a la talla, muestra ornamento de vides sobre columnas salomónicas
y profuso follaje en todo el conjunto. Consta de un cuerpo y el ático,
donde hay un lienzo con la escena de la Transverberación de Santa Teresa,
también barroco que se enmarca de igual forma en los primeros años del siglo
XVIII y nos recuerda la antigua advocación de la capilla. La escena,
indiscutiblemente influida por Bernini, recoge el momento culmen del éxtasis de
la santa, cuando la flecha de fuego enviada por el ángel atraviesa su corazón.
En esta capilla puede verse también el
templete del Corpus Christi que aloja la custodia con el Santísimo
Sacramento el día de su procesión.
7.- La última de las capillas de la girola
es la capilla de Santa Lucía. Presenta traza irregular y mayor
altura que las siguientes. Su acceso su acceso es levemente apuntado y su bóveda
de crucería, sencilla. Posee una ventana rectangular hacia la calle.
En el
espacio pueden contemplarse un sepulcro gótico con personaje yacente de
identidad desconocida e indumentaria militar, y un retablo neoclásico que
enmarca la talla de Santa Lucía, obra renacentista en madera policromada y
atribuida al círculo de Juan de Beaugrant, de hacia 1545. Dispone de bastante movimiento y está representada
con elegante tocado, sin embargo, la policromía es barroca, de mediados del
siglo XVIII. Le acompañan elementos de su condición de mártir, la palma y la
bandeja con los ojos que, según una leyenda, ella misma se arrancó.
Esta talla formó parte del desaparecido
Retablo Mayor de la iglesia, más dos tablas barrocas del siglo XVII, en el
banco, correspondientes a San José y San Juan Bautista.
OTRAS CAPILLAS
*.- Capilla de Nuestra Señora de Begoña.
Esta capilla se encuentra en el quinto y último tramo de la nave del evangelio
y es una de las más grandes en cuanto a sus dimensiones, está consagrada a la
patrona de Bizkaia, Nuestra Señora de Begoña.
Su acceso es apuntado y la bóveda de
crucería simple. Además, dispone de una ventana de medio punto con vitrales
recientes.
El retablo es barroco, cerca de 1700, con
las inconfundibles columnas salomónicas, llenas de vegetales y vides. Presenta
un cuerpo con una calle y el ático. La titular, en el nicho central, es una
reproducción escultórica de la auténtica Virgen de Begoña, que estuvo
resguardada en esta capilla mientras duraron las hostilidades carlistas. La que
vemos del año 1960, lleva la firma del artista De Teresa. En el ático del
retablo se dispone una interesante escultura de Santa María Magdalena con el
tarro de perfume, talla tardogótica quizás de principios del siglo XVI, con
generosa cabellera y amplia túnica de duros y quebrados pliegues.
Enfrente del retablo se encuentra un
lienzo barroco del siglo XVIII de Nuestra señora de Begoña.
También en este espacio hay un sepulcro
gótico, bajo arcosolio, propiedad de la familia Arana- Basurto, también
mercaderes bilbaínos de finales de la Edad Media, con una inscripción y
decoración heráldica.
*.- Capilla de San
Antón. Situada en el cuarto tramo de la nave del evangelio. San
Antonio Abad o San Antón goza de relevante devoción en la villa. El acceso a la
capilla es apuntado y el arco descansa sobre ménsulas con decoración vegetal
calada. Esta capilla carece de vanos al exterior y se cubre mediante la típica
bóveda gótica (de crucería simple).
La imagen del santo es una talla
hispanoflamenca policromada de fines del siglo XV que viste hábito de pliegues
pronunciados y presenta un magnífico trabajo. Lee un libro que sujeta con la
mano izquierda, y a los pies le acompañan un cerdito y las llamas del “fuego de
San Antón” alusivas a su fama como santo curador de enfermedades contagiosas.
En este espacio destaca también el
sepulcro/enterramiento de principios del siglo XVI, tardogótico
situado al fondo. Es un sepulcro bajo arcosolio y con intradós angrelado, de la
familia de comerciantes bilbaínos Arbieto. Con una inscripción en
una bella letra gótica. Presenta al matrimonio yacente, Juan Fernández de
Arbieto y María Sánchez de Vitoria, en una piedra oscura (pizarra) y con sendos
perros a los pies, como símbolo de fidelidad.
*.- Capilla de la Virgen del
Pilar. Abierta en el segundo tramo de la nave del evangelio. Presenta un
arco de medio punto levemente abocinado y planta rectangular con bóveda de
crucería simple de cuatro nervios.
La capilla tiene una sencilla ventana de
medio punto que da a la crujía sur del claustro, pero que está tapada por el
retablito barroco.
Estaba dedicada a San Julián y las Ánimas,
pero su advocación actual proviene del 1725 año en el que el caballero don
Felipe de Andirengoechea estableció la hermandad/cofradía de la Virgen del
Pilar, cambiando a la advocación mariana. Fue entonces cuando a la imagen
titular, una conocida como Virgen de los Prodigios, cuando formaba
parte del desaparecido Retablo Mayor de la iglesia , se le añadió un pilar
metálico (plateado) y la imagen orante de apóstol Santiago, obra fechable en la
segunda mitad del siglo XVIII, a los pies, convirtiéndose en Nuestra Señora del
Pilar de los Prodigios. La imagen es una fina talla, contenida en un arcosolio
y que se le atribuye al taller franco-flamenco de los Beaugrant, de mediados
del siglo XVI.
El retablo donde se inserta es un mueble
barroco de cerca de 1760. Consta de banco sobre el que va un cuerpo de una
calle con columnas corintias más el ático, llevando el conjunto ornato de
hojarasca y la cruz de Santiago entre veneras en el ático.
La capilla recibió esta advocación por los
favores atribuidos a su titular, y desde el siglo XVI y hasta casi el XX, el
Ayuntamiento celebraba anualmente tres o cuatro rogativas a las que iba todo el
pueblo.
Ya fuera de la Capilla, en su prolongación,
correspondiente al brazo septentrional del crucero, se halla un Santiago
Peregrino tallado en madera por el escultor Pérez Comendador en 1955 con motivo
de la consagración de la Catedral.
Cristo del Amor |
*.- Capilla Penitencial. En el primer
tramo de la nave de la Epístola. Es rectangular, su acceso es de arco carpanel
y se cubre con crucería estrellada que arranca de ménsulas con los signos de
los evangelistas, el Tetramorfo; su ventana es adintelada. Conoció una considerable
reforma en 1867.
*.- Capilla de San Serafín. En el
segundo tramo de la nave de la Epístola, presenta planta rectangular y es la
más pequeña de todas las capillas de la Catedral. Se cubre con bóveda de
crucería simple. A un lado del sepulcro tardogótico, similar a los anteriores y
descubierto en la última restauración, se sitúa la imagen de San Serafín, talla
neoclásica de hacia 1840.
*.- La Capilla del Bautismo. Presenta en
el centro una pila barroca realizada en caliza roja de las canteras de Ereño hacia
el 1746, así como una escultura gótica pétrea de San Juan Bautista de hacia
1300; se trata de la pieza más antigua de la Catedral, tanto del mobiliario
como de la arquitectura.
Ésta es una de las capillas más amplias y
regulares. De planta rectangular, se accede a ella por un arco de medio punto.
Dos nervios cruzados y policromados conforman la cubierta y se ilumina a través
de una ventana de medio punto que da al pórtico.
También se encuentra en esta capilla la
antigua sede episcopal, realizada en madera a fines del siglo XIX y de estilo
neogótico.
De especial interés es la puerta del
transepto sur que comunica con el pórtico. Data de mediados del siglo XVII, si
bien, debido a su precario estado de conservación, ha tenido que ser rehecha
aprovechando algunas partes de la antigua puerta y los clavos. El tímpano de la
cancela la ocupa una agraciada talla policromada de la Virgen Inmaculada, obra
del guipuzcoano Francisco de Arizmendi en torno al 1783. Tiene
sepulcro gótico similar al de la capilla del Carmen.
*.- Capilla de la Virgen del Carmen. La
escultura barroca de la titular que existió en la misma no se conserva en
la actualidad. La capilla presenta planta regular, se accede a ella bajo un
arco apuntado. La cubierta es de crucería simple. En esta capilla se conserva
un enterramiento tardogótico adosado al muro, posiblemente perteneciente a la
familia Bertendona.
En los nervios de la bóveda todavía se conservan cuatro
escudos con sus marcas comerciales, que serían como la divisa de los
antiguos propietarios. El sepulcro se corona con una peana decorada con
vegetales en la que se apoya una deteriorada imagen pétrea de la Virgen sobre
una peana y sin advocación específica quizás de fines del siglo XV, principios
del XVI.
Advocación:
La Virgen
del Carmen es una de las formas con que los católicos veneran a María, la
madre de Jesús de Nazaret. Según la tradición, un grupo de ermitaños se retiró
a vivir al monte Carmelo, en Israel. Después de ser expulsados por los
musulmanes durante las cruzadas, marcharon a Europa, donde fundaron la orden de
Nuestra Señora del Monte Carmelo, conocida como orden de los
carmelitas. Su patrona es la Virgen del Carmen que, según la tradición, se
apareció al superior general de la orden el 16 de julio de 1251 entregándole
los hábitos que debía vestir y un escapulario.
El
escapulario es un objeto formado por dos pequeños trozos de tela unidos por dos
cordones largos que se lleva al cuello, de manera que cuelga sobre el pecho y
la espalda. La Virgen habría prometido librar del Purgatorio y llevar al Cielo
a todas las personas que llevaran un escapulario como éste durante toda su
vida, por lo que se convirtió en el principal signo de los carmelitas.
Hay que
señalar que entre el mobiliario del templo, conformado por retablos y piezas
escultóricas, no figuran ni el rico ajuar litúrgico ni la orfebrería: una
selección de las mejores piezas del mismo se exponen en el Museo Diocesano
de Arte Sacro, instalado en el antiguo Convento de la Encarnación de
Achuri.