miércoles, 28 de diciembre de 2022

BILBAO 5ª ETAPA SUS IGLESIAS (1ª PARTE)

Como dicen los taurinos "no hay quinto malo", pues nosotros vamos a ver en esta quinta etapa las iglesias que físicamente se sitúan en el casco viejo bilbaíno  y añadiremos a modo de regalo la basílica de Begoña por devoción a la amatxu y porque su relación con el casco viejo es obvia.
Otra de las  muchas formas de pasar un día “entretenido” y conocer Bilbao o mejor dicho el Casco Viejo de Bilbao, es visitar las iglesias que en él se encuentran, dada la importancia que ellas, o más bien su labor, tuvo, tiene y tendrán en la vida de los bilbaínos.
Y es que hay costumbres y tradiciones relacionadas con la labor pastoral de estas iglesias que siguen perdurando en el acervo cultural de la población de Bilbao: el cordón de San Blas, las procesiones de la Semana Santa o la devoción a la “Amatxu”, Virgen de Begoña.
Por todo ello propongo desde este humilde blog acercarnos un poco más al conocimiento de esas iglesias, bueno de las seis que yo he elegido y que creo que son las más representativas que podemos encontrarnos en este bello entorno que es nuestro Casco Viejo.

1.- Iglesia parroquial de San Antón de Bilbao (Entrada del 12/12/2018)

2.- La catedral-basílica de Santiago de Bilbao
Está consagrada al Apóstol Santiago, patrón oficial de la ciudad, porque Bilbao formó parte del Camino de Santiago por la Costa.
a catedral basílica de Bilbao se encuentra en pleno casco antiguo de la ciudad y es un bello templo gótico edificado entre el último cuarto de siglo XIV y principios del XVI. Su exterior muestra influencias neogóticas fruto de la profunda reconstrucción de la fachada y la torre en el siglo XIX.
Fue declarada Patrimonio Histórico y Artístico de España el 3 de junio de 1931 y es considerada una de las mejores manifestaciones góticas del País Vasco.
Destaca su acogedor claustro gótico, su portada meridional, el pórtico,  la Capilla mayor y la Puerta del Ángel, conocida popularmente como Puerta de los Peregrinos, un ejemplo del mejor gótico florido incluido en el itinerario de peregrinación del camino de Santiago  por el ramal de la costa.
UN POCO DE HISTORIA
El edificio actual sucedió a otros dos anteriores, que ocuparon el mismo emplazamiento, y con la misma advocación. El primero era anterior a 1300, fecha de la fundación de la villa por D. Diego López  de Haro mediante la Carta Puebla, y disponía de una necrópolis exterior situada en torno al muro de cabecera. El segundo templo fue básicamente una ampliación del anterior, obligada ante el crecimiento demográfico del núcleo urbano. Este segundo templo duró muy poco, ya que en 1374 quedó arrasado por un incendio, tras lo cual el Papa Gregorio XI dispensó indulgencias a quienes dieran limosnas para la erección del nuevo templo, con un proyecto arquitectónico más ambicioso. 
La nueva iglesia, todavía no catedral hasta el siglo XX, levantada tras el siniestro de 1374 es el resultado de un período largo y acumulativo de diferentes elementos como: la iglesia, el claustro, el pórtico, la sacristía o la torre-fachada.
Comenzada a finales del siglo XIV, hacia 1397, conforme al estilo gótico clásico entonces imperante, las obras fueron prolongándose lentamente durante un siglo largo. Hacia mediados del siglo XV estaban terminados el triforio y la girola con sus cinco capillas centrales; en la segunda mitad de esta centuria se trabajó en las demás capillas de la cabecera y posteriormente, ya en la frontera con el siglo XVI, en las capillas laterales de la nave. 
En estas mismas fechas se construyó el claustro y la Puerta del Ángel, que le da acceso desde la calle y que incorpora ya elementos del gótico florido.
Se completó así el conjunto gótico que años después, bien entrado el siglo XVI, se enriqueció con la Sacristía, el gran pórtico exterior y el perdido Retablo Mayor, ambos de estilo renacentista.
Padres de la Iglesia latina
El Retablo Mayor debió ser una gran creación artística del franco-flamenco Guiot de Beaugrant, que  trabajó en Bilbao a mediados del siglo XVI, quien lo realizó entre 1533 y 1543; fue desmontado en 1805, de este retablo se conservan cuatro tallas de los Padres de la iglesia latina, hoy colocadas en la Sacristía, y otros tres bultos hoy sitos en las capillas del Pilar, el Cristo del Amor y Santa Lucía.
El 11 de junio de 1819 Roma otorgó a la iglesia el rango de basílica menor, la primera del País Vasco.
En la segunda mitad del siglo XIX se llevaron a cabo el repicado de paredes y bóvedas, la reconstrucción de la Sacristía y, en la década de 1880, la gran reforma de toda la fachada, con su torre y su aguja, en un estilo neogótico armonizado con las viejas formas góticas, dando al templo su aspecto actual.
En el primer tercio del siglo XX se restauró el claustro y en los años finales del siglo, con posterioridad a las devastadoras inundaciones de 1983, cuando las aguas del Nervión-Ibaizábal invadieron todo el Casco Viejo bilbaíno y anegaron la Catedral, se actuó en todo el conjunto, reparando y limpiando los interiores y exteriores dañados por la riada. Las actuaciones se prolongaron hasta el año 2000. Como resultado de esta restauración, la Catedral presenta hoy un perfecto estado de conservación.
En 1949 la basílica adquirió la dignidad catedralicia al establecerse la Diócesis de Bilbao como una desmembración de la Diócesis de Vitoria.
La nueva diócesis fue instituida por Pío XII mediante la bula de erección “Quo Commodius” con fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de la sede episcopal el primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien consagró la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955.
DESCRIPCIÓN
Al acceder a su interior se aprecia su equilibrada planta de cruz latina con tres naves longitudinales de reducidas dimensiones, de las cuales la central es de mayor altura que la de las laterales.
Está formada por un gran número de capillas consagradas en sus naves laterales y girola. Y en su cripta, aún hoy y aunque no se puede visitar, se pueden observar los restos de la ermita original sobre la cual fue edificada.
La catedral de Bilbao está considerada como uno de los inmuebles más perfectos y completos del arte gótico vasco. Su aparejo es muy uniforme, de piedra de sillería arenisca, y ofrece en su interior un bello colorido, tostado con vetas.
Se trata, como ya he dicho de un templo de tres naves, con tres tramos, transepto alineado, es decir, no sobresale en planta hacia los lados del edificio, presbiterio y cabecera con girola tras la Capilla Mayor y separadas por una serie de pilares circulares con columnillas adosadas y rematadas con fajas-capitel lisas.
Los tramos de las naves son cuadrados, mientras que los de la nave principal tienen forma rectangular. La excepción es el crucero, cuadrado y con los brazos rectangulares. Más peculiar es la solución del espacio de la girola, que alterna tramos rectangulares y triangulares, tal como sucede en las construcciones francesas, pero poco habitual en la arquitectura gótica peninsular.
En los muros laterales, encontramos capillas de fundación particular  pertenecientes a familias notables de la villa. Se abrieron entre los contrafuertes exteriores de la iglesia a partir de finales del siglo XV y principios del siglo XVI siguiendo fórmulas góticas.
Una de las actuaciones más destacadas durante las últimas obras de restauración del templo ha sido el rebaje del nivel del  suelo cerca de 60 cm., recuperando la cuota del siglo XVIII.
El alzado de la iglesia se distribuye en tres registros o niveles formados por arcos formeros apuntados (arquería), triforio ornamental formado por dos pequeños pisos decorados con vanos de cuadrifolias en su parte inferior y arcos trilobulados en su parte superior y que rodea el edificio por el interior en todos sus lados excepto en el de cierre en los pies y claristorio (vitrales/ventanales).
La nave mayor se eleva hasta casi 22,50 m., mucha más altura que las naves laterales, algo típicamente gótico, su anchura es de 22,3 m.  y su longitud de 51,5 m. con una superficie total de unos 1.200 m². Tal vez por sus dimensiones, parece pequeña para un templo catedralicio, pero grande para ser una iglesia parroquial, que es como fue concebida.
Los pilares son robustos, de sección circular, a los que se adosan columnillas que arrancan desde las bases escalonadas, propias del  gótico internacional hasta las fajas/capitel lisas de donde parten los nervios de las bóvedas.
Los pilares exentos y los semipilares adosados a los muros soportan las cubiertas, consistentes en bóvedas de crucería. Éstas, son simples en todos los tramos de las naves salvo en el crucero, donde la crucería se complica con terceletes rectos, y en la Capilla Mayor, que es de tipo estrellado. Las intersecciones de los nervios están decoradas con claves, cinco en el crucero y siete en la Capilla Mayor.
Este sencillo procedimiento resulta frecuente en el gótico vizcaíno y, posiblemente, se deba a la influencia que sobre toda la cornisa cantábrica ejerció la construcción de la catedral de Burgos, donde este tipo de soporte son los habituales.
Las vidrieras se ajustan a la estética gótica, realizadas en la segunda mitad del siglo XIX en estilo neogótico y que se dividen en 17 ventanales y tres rosetones. Presentan decoración con vegetales y elementos geométricos, a excepción de las dispuestas en el ábside que llevan representación figurativa, la central con la representación de la Santísima Trinidad flanqueada por dos vidrieras que muestran a los cuatro Evangelistas (tetramorfos).
También en los vitrales del crucero se encuentran dos detalles decorativos: el escudo de Bilbao, en el centro rosetón del brazo sur del transepto, y el Sagrado Corazón, en el centro del rosetón del brazo norte.
Las ventanas que daban luz a las naves bajas antes de hacerse las capillas, que disponen de vanos de iluminación particulares, están actualmente cegadas con apliques de alabastro.
PORTADA PRINCIPAL
A pesar del predominio del estilo gótico, la fachada principal es la que más cambios ha sufrido a lo largo del tiempo.
De la primitiva construcción gótica no se conoce nada. La precedente de la actual fue construida en el siglo XVII, alrededor de 1650, por Martín Ibáñez de Zalbidea. Constaba de un amplio pórtico apuntado bajo el que se disponía una portada clasicista con columnas dóricas de jaspe de Mañaria, y sobre ésta una vidriera de diseño gótico de considerables dimensiones.
En las décadas de 1880 y 1890 se reedificó por completo toda la fachada, con su portada, su rosetón, su torre y su chapitel, respondiendo a los principios fundamentales del neogótico, que pretendía reconstruir el estilo artístico de fines de la Edad media dejándose llevar por no pocos sentimientos románticos.
La portada se encaja entre dos contrafuertes y consta de cuatro arquivoltas ligeramente abocinadas con decoración vegetal y una chambrana trasdosada con remate conopial en cogollo.  Y está acompañado por las imágenes pétreas de San Pablo, con su espada y San Pedro, que porta las llaves. El característico rosetón se sitúa en el nivel superior, envuelto por detalles de fronda y símbolos jacobeos, que son la venera y la cruz de Santiago. Debajo de esta serie de emblemas santiaguistas: el canopeo y el tintinábulo.
En cuanto a la torre, es la cuarta de la que se tiene noticia: al parecer de la primera no se conocen detalles, fue sustituida por una torre barroca en el siglo XVIII, ésta a su vez fue sustituida por otra de estructura más maciza y posteriormente ésta por otra neoclásica y cuyo derribo dejó paso a la actual neogótica diseñada por el arquitecto Severino de Achúcarro y concluida junto con la fachada en 1891.
Está formada por tres cuerpos: los contrafuertes, el campanario y la aguja o chapitel. El primero levantado con piedra del monte Oiz, tiene contrafuertes aciculares (con forma de aguja) en las esquinas y se abre al exterior a través de dos vanos de estilo neogótico (arco apuntado y arquivolta) y un reloj por encima de ellos centrado en un arquería ciega de claro aspecto decorativo, en sus esquinas presenta remates de pináculos al igual que el siguiente nivel.
El cuerpo central o campanario, confeccionado como el anterior y los mismos materiales, aloja el campanario que se aloja un total de once campanas, fundidas en 1890, 1895 y 1916 y distribuidas en tres niveles. En el primer nivel del campanario de la catedral de Santiago se encuentran las campanas de volteo que son siete, en el segundo las de repique que son cuatro y en el tercer piso se alojan unas de volteo y otras de repique, campanas que no son visibles  ya que se encuentran tras los ventanales apuntados y amainelados con persianas que actúan a modo de cajas de resonancia y presenta remates de pináculos.La torre culmina en una esbelta aguja aparejada con una piedra más clara que el resto procedente de Angulema (Francia). De inspiración igualmente bajomedieval, alcanza los 64 metros  destacando visiblemente sobre el caserío del casco viejo.
PORTADA SUR
Desde la primitiva construcción la catedral se erige sobre terrenos de marismas y arenales, una circunstancia que ha provocado bastantes problemas de cimentación. Por este motivo, cuando se decide levantar el pórtico sur de la iglesia, éste se realizó no sólo para habilitar un espacio cubierto, sino también con el objetivo de servir  como contrafuerte del edificio, por la nave de la epístola.
La tremenda presión ejercida por la fábrica de la iglesia se puede observar en la inclinación de los gruesos pilares que, a pesar, de su robustez, han ido cediendo por lo inestable del terreno.
Todo ello conforma un imponente atrio de planta irregular  ligeramente triangular, que va, prácticamente,  desde la cabecera del templo hasta el área de los pies, ocupan todo el lado sur del templo y levantado sobre el mismo lugar que ocupaba un antiguo cementerio.
Su perímetro está definido por siete pilares de sección prismática e irregular que sostienen los seis arcos de medio punto. En uno de los pilares, el que da a la calle Tendería, aparecen labradas las armas de la villa como símbolo de posesión y patronato. Fue una obra de evolución lenta y gran monumentalidad, cuyas primeras trazas se deben a Rodrigo de Álbiz y Juan  Sáez, continuando poco después Domingo de Garita con la ejecución del mismo, hasta su conclusión a finales del siglo XVI. Así pues, la ejecución de todos los elementos nos remiten al estilo renacentista, a excepción de la bóveda remodelada en el siglo XVII (1686) por Lucas Longa, que es de claro estilo barroco.
En este espacio sobresale especialmente el acceso al templo. Se trata de una hermosa portada gótica  sin tímpano y de arquivoltas apuntadas abocinadas que presenta decoración angrelada (con picos o dientes) en sus arcos interiores e iconográfica en el arco exterior, que muestra las figuras de profetas sedentes bajo doseletes. De toda la portada ésta es la parte más interesante, la arquivolta exterior, que lleva esculpida las imágenes sedentes de catorce profetas bajo doseletes y, arriba junto a la clave, aparecen los bustos de un obispo y un rey probablemente los que ocupaban esos puestos en el momento de la erección del templo: D. Gonzalo, obispo de Calahorra, diócesis a la que pertenecía Bilbao y el rey Juan I de Castilla. Rodeando la portada, por el exterior, se sitúa una chambrana (guardapolvo en los retablos) con ornamentación de hojas de vid que arranca de unas ménsulas con las figuras de una mujer y un clérigo.
Sobre la portada el escudo de Bilbao, con el puente de san Antón y los lobos pasantes, realizado sobre madera policromada en el siglo XVIII. Por el interior de la catedral, el tímpano de la portada está ocupado por una bella talla de la Inmaculada, obra de Francisco de Arizmendi realizada en torno a 1783.
PUERTA DEL ÁNGEL
En el lado norte se sitúa la puerta de acceso al claustro, la llamada Puerta del Ángel, que toma su nombre de un retablo dedicado al arcángel San Miguel que había en el claustro. Su hermosa portada gótica florida es de los primeros años del siglo XVI y fue restaurada a finales del siglo XX. Un parteluz separa las dos puertas de entrada cobijadas bajo arcos carpaneles deprimidos, sobre los cuales se extiende un amplio tímpano decorado con relieves flamígeros inspirados en el símbolo vasco del lauburu. Las arquivoltas, que flanquean dos pilares decrecientes, presentan en la parte superior un trasdós conopial, rematado en florón y que enmarca una venera o concha de peregrino, reflejo de la tardía incorporación de esta iglesia a la tradición jacobea. Por este motivo la Puerta del Ángel recibe también el nombre de Puerta de los Peregrinos.
CLAUSTRO
Un claustro suele ser habitual en los conjuntos catedralicios y monásticos, pero resulta raro agregado a un templo parroquial como lo fue Santiago desde su origen hasta mediados del siglo pasado.
Fue construido en los mismos años que la sacristía, a principios del siglo XVI, ocupando el lugar del antiguo cementerio norte del templo. Junto con el de San Francisco de Bermeo constituyen los únicos claustros góticos conservados en Bizkaia. Sin embargo, a principios del siglo XIX se hallaba bastante deteriorado, por lo que entre 1924 y 1931 se renovaron casi por completo las tracerías los intradoses de las arquerías, los pináculos, las gárgolas y la crestería, conforme a un proyecto del arquitecto del arquitecto Manuel Galíndez.
Cuatro alas de 24 metros de largo y 4 metros  de ancho divididas en 6 tramos cada una forman el perímetro de este espacio, adosado al lado septentrional del edificio parroquial, es decir, a la nave del evangelio. Las bóvedas son de crucería clásica, salvo la del ángulo  cercano al acceso que comunica con la calle  Correo a través de la Puerta del Ángel.
El jardín central está encajonado por las cuatro crujías abovedadas que asoman al patio a través de grandes ventanales ornados con la mencionada tracería flamígera neogótica, que descansa en tres maineles moldurados.
Al claustro se accede desde el interior de la iglesia y también desde la calle Correo por la Puerta del Ángel. Los accesos desde el interior de la iglesia son dos: desde el tramo norte del crucero, pasaje que se recuperó en las últimas intervenciones restauradoras, y desde el primer tramo de la nave del Evangelio, por donde se ingresa también en la Sacristía.
A lo largo del claustro se hallan distribuidas varias piezas de tipo funerario, pertenecientes a distintas épocas. Iniciando el recorrido por la izquierda, según se accede al claustro, se encuentra la lápida que perteneció a la familia Olloqui, de finales del siglo XVI, que lleva en relieve el escudo con las armas de su apellido.
Seguidamente aparece la sepultura de Ortuño de Ugarte, de mediados del XVII. Muestra escudo heráldico e inscripción informativa de los cargos que desempeñó este caballero, fallecido en 1634. Pero el enterramiento más destacado es el que está a continuación, realizado en torno a 1540. Se trata de un sepulcro renacentista en arcosolio reaprovechado posteriormente en el siglo XVIII para enterrar parte de los restos del obispo Andrés de Porras, prelado de la Diócesis de Calahorra, a la que entonces pertenecía Bilbao. La última y más reciente pieza funeraria es la de Francisco Iturribarría, a quien se dedicó el relieve sito en el pórtico sur. Falleció en 1916, aunque no fue hasta 1957 cuando se trasladaron sus restos a este sepulcro, tallado por el escultor Quintín de la Torre. Asimismo, se exponen tres losas pertenecientes a las necrópolis primitivas del templo.
SACRISTÍA
Bóveda de la sacristía
La sacristía se edificó a fines del siglo XV o principios del  XVI. Construida en estilo gótico-renacentista en el siglo XVI, tuvo una gran remodelación en el siglo XIX. 
Es un espacio rectangular, con eje perpendicular al del templo, adosado a la torre por el lado noroeste y también a la crujía occidental del claustro, con el que comparte la mitad del muro y con el que está comunicado. Consta de tres tramos en los que se disponen sendas ventanas ligeramente apuntadas y abocinadas. 
La crucería de sus bóvedas es de terceletes y los plementos están vistosamente decorados, al  igual que las claves. Los nervios apean en grandes ménsulas figurativas y la  plementería se ofrece hoy pintada de un llamativo azul celeste. En las ménsulas al modo de peanas adosadas a los muros se pueden observar a los Santos Padres de la Iglesia latina: San Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo y San Gregorio Magno.
De madera tallada y policromada, formaban parte del Retablo Mayor renacentista que los Beaugrant realizaron para presidir el presbiterio del templo entre 1533 y 1543.
PIEZAS DE ORFEBRERÍA LITÚRGICA
La sacristía es el lugar donde se guarda la ropa litúrgica: albas, casullas, estolas, cíngulos…Junto a la ropa también y como se muestra en la vitrina están los incensarios utilizados para purificar y perfumar; la naveta, recipiente donde se contiene el incienso; un acetre con su hisopo que se utiliza para las aspersiones litúrgicas; bandejitas; vinajeras donde se deposita el aguar y el vino de la consagración; cálices y copones. 
El cáliz es el vaso sagrado donde el vino y el agua se transforman en la Sangre real de Cristo; el Copón que es el que tiene una tapa, es el lugar donde se custodian las sagradas formas convertidas en el Cuerpo de Cristo.
Tanto en algunos de los armarios como en las vitrinas instaladas sobre la cajonera se exponen piezas de orfebrería y ornamentos (vestiduras) que ilustran sobre la vida y actividad del templo. Las obras más antiguas son unas crismeras de hacia el 1530, pero son más abundantes las de la época barroca, como el relicario del Lignum Crucis, la magnífica custodia con la que se procesiona el día del Corpus Christi, o el notable conjunto de cálices.
CRISTO DEL SIGLO XVI
Resalta el Cristo en la Cruz, una talla de comienzos del siglo XVI. En el testero norte hay un óleo típicamente barroco del siglo XVIII con la imagen de la Inmaculada Concepción, que es copia del de Nuestra Señora de la Portería, en Ávila y otra pintura barroca que recoge la escena de la Asunción de la Virgen
CRIPTA-ORATORIO
Se sitúa debajo del altar mayor y frente a la Capilla del Sagrario, se baja a la misma por unas escaleras desde la girola. En esta cripta se ha preservado como testimonio arqueológico parte del muro de cabecera del primer templo de Santiago, que ya existía antes de la fundación de la villa de Bilbao en 1300. También puede contemplarse un arca que contiene las reliquias de San Fructuoso, San Bonifacio y otros mártires, que junto con los nombres de los santos y beatos vinculados a la Diócesis dispuestos en los muros, pretenden ofrecer al visitante un testimonio de la tradición cristiana local en este particular espacio de oración.
CORO
Al tratarse el templo en origen de una mera iglesia parroquial, el coro no se sitúa en un espacio central de la nave a nivel del suelo, como es habitual en las catedrales, sino que aparece alzado en el primer tramo de la nave, en su parte anterior. Acoge un órgano clásico de la casa Pellerín & Uys de Dax (Francia), bautizado con el nombre del compositor alavés Jesús Guridi, que fuera organista de la catedral entre 1918 y 1939. Fue construido en 2001 y colocado en 2002, sustituyendo a otro fabricado por la firma alemana Ibach que donó la benefactora local Dña. Casilda Iturriza en 1890.
CAPILLA MAYOR
La cabecera del templo contiene la Capilla Mayor y la Girola. La Capilla Mayor tiene planta trapezoidal de seis lados, de los cuales, los tres posteriores se abren a la girola con otros tantos arcos apuntados, que conectan en una serie ininterrumpida las dos hileras de arcos formeros. La Capilla mayor o presbiterio fue remodelado en el año 2000 y constituye uno de los elementos más novedosos del conjunto.
Al centro está el Altar, de un original diseño circular y apoyado en 12 columnas que simbolizan a los apóstoles.
De estructura similar, aunque con siete columnillas, es el ambón que se encuentra, por delante en el lado del evangelio y desde el que se realiza las lecturas. 
En el frente está la cátedra, desde la que el obispo, en nombre de Cristo, convoca y preside la asamblea. A ambos lados la sillería coral para los canónigos formada por doce asientos.
En la actualidad no se cubre con otros muebles, ni posee retablo, aunque hasta el siglo XIX contaba con un magnífico retablo renacentista, a juzgar por la calidad de las tallas que han llegado del mismo hasta nosotros.

Preside este altar un magnífico Cristo tardogótico, una pieza de hacia 1515 que presenta un plegado del Paño de Pureza muy característico de estas tallas en Bizkaia.
En las columnas al pie del presbiterio pueden verse sendas tallas de la Virgen de Begoña y de Santiago Peregrino. Son copias de las que se conservan en el santuario de la patrona de Bizkaia y en la ermita de Santiago de Ipiñaburu, en Zeanuri, y hacen alusión a las dos advocaciones de mayor presencia en el presente templo.
CAPILLAS DE LA GIROLA
La cabecera presenta una amplia girola  o deambulatorio. El abovedado de la girola se articula en siete tramos triangulares y cuadrados alternos, posiblemente por influencia de algunas construcciones del gótico francés, los cuales alojan otras tantas capillas radiales, formando semicírculo.
Además de estas capillas de la girola hay otras hasta un total de quince capillas, alojadas entre los contrafuertes, éstas tiene menos altura que las naves laterales más bajas que la central, excepto las cinco del centro de la girola, planificadas desde el principio y construidas a la vez que la cabecera, ya que fueron financiadas por feligreses adinerados para colocar allí sus sepulturas. Veamos esas capillas comenzando por las de la girola comenzando por la nave de la Epístola.
1.- En la Girola se sitúan las capillas absidiales que fueron construidas en el siglo XVI.
La primera capilla es la de San José, conocida como capilla de Santa Marina. 
De planta rectangular irregular, se accede a ella por un arco apuntado en cuya clave se ve un escudo con árbol y oso rampante. Esta capilla servía como espacio de comunicación con el pórtico sur, donde se ubicaba el antiguo cementerio y estuvo inutilizada durante mucho tiempo.
El suelo aparece cubierto de sepulturas recuperadas de la nave central, que recuerdan la función funeraria de esta capilla, destinada, tras la restauración, a recibir los restos de los obispos difuntos (entre ellos monseñor Añoveros).
Una imagen moderna de San José, patrón de la buena muerte, preside este lugar, talla salida del taller escultórico del bilbaíno Basterra-Larrea. Lleva al Niño en brazos y sostiene en la mano una vara florida
2.- La siguiente capilla es la de Nuestra Señora de los Remedios, iluminada por un ventanal apuntado (ojival) con una vidriera de colores y diseño geométrico. Tiene planta hexagonal, irregular y la bóveda es de crucería radial formada por seis nervios, que se unen en una clave policromada con la imagen de la Virgen sedente.
En esta capilla se alza un curioso retablo/relicario reconstruido hacia 1740 con piezas renacentistas y clasicista reaprovechadas al arder el retablo precedente en el año 1641.
El cuerpo se estructura en tres calles, con cuatro registros de reliquias en los laterales, y en el central dos pisos y el ático. Entre las reliquias se encuentra un Lignum Crucis.
Preside el retablo una imagen de la Virgen de los Remedios con el Niño realizada hacia 1660. Tiene larga cabellera y el ropaje resulta abultado y rígido. Sostiene una parte de este ropaje en el brazo, mientras lleva en el otro lado al Niño. En el segundo nicho se sitúa una talla de San Ramón Nonato, con mucho más movimiento, de pleno siglo XVIII (mediados). El ático está ocupado por una imagen de la Virgen de la Merced, en madera policromada y de ejecución algo anterior a la imagen del Santo.
En esta capilla también se encuentra el Arca de las reliquias, que acoge un total de 120 reliquias de diversos santos y santas traídas por el Deán de la catedral de Badajoz, el bilbaíno D. Martín de Olloqui, en 1583.
3.- La siguiente capilla es la consagrada a la Virgen del Rosario. De planta simétrica y pentagonal, muy parecida a la de la Piedad, se cubre con crucería de cinco nervios, que se cortan en una clave con la imagen que representa al Ángel de la Anunciación. Tiene una ventana ojival con vidriera que muestra la letra G, de Gortázar, su último patrón.
El retablo de un cuerpo más ático, es una obra barroca de principios del siglo XVIII. Luce medias columnas con el fuste estriado y adornos florales y vegetales, con la Virgen titular situada dentro de una hornacina central de medio punto. La Virgen del rosario es una talla en pie de mediados del siglo XVIII, con generosa melena y el Niño en brazos. Arriba, en el ático, hay un óleo barroco, coetáneo a la fábrica del retablo, que representa a santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los dominicos, y que pudiera ser de realización local.
En esta capilla se sitúa un austero sepulcro barroco en arcosolio de mediados del siglo XVII, que perteneció a la familia Gortázar y Arandia.
4.- Capilla del Sagrario. A continuación y situada en el eje longitudinal del templo encontramos la Capilla del Sagrario. De esta capilla se han recuperado, en lo posible, su aspecto y forma originales. En el año 2000 se colocaron un cubrimiento de cristal y un sagrario gótico exento. 
Este tipo de sagrarios reciben el nombre de torre eucarística y fueron frecuentes en los Países bajos, Alemania…, durante la época medieval. Está esculpido en piedra arenisca, data del siglo XV y procede de la iglesia de San Pedro en Mendexa, de donde pasó al Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, que lo ha depositado en la Catedral, como reserva eucarística del Jueves Santo.
El original sagrario está compuesto por varias piezas pentagonales superpuestas y presenta una decoración de vegetales y arquitecturas góticas en el cuerpo central y el copete, este último con fronda calada decreciente y rematado por una figura antropomorfa que lleva un capuchón. La puerta es de hierro forjado, muy fina y se flanquea por dos ángeles, uno con un instrumento musical de cuerda y otro que porta una cruz. Los restantes lados se ornamentan con tracerías, excepto uno, devastado, que nos informa sobre la ubicación adosado a un muro o columna del templo. Este Sagrario se apoya en un pie ornamentado con cinco columnillas góticas labradas.
5.- Capilla de Nuestra Señora de la Piedad. En la siguiente capilla, también simétrica, de planta pentagonal, y cubierta con crucería de cinco nervios, con la clave central decorada con una figura sedente de El Salvador. Similar a la del Rosario, en ella hay una hermosa escultura, del barroco castellano, que lleva a Cristo en su regazo. Se trata de la Piedad y es del año 1642,  aunque su policromía es posterior.
Esta expresiva imagen fue realizada para el retablo de nuestra señora de la Misericordia, desaparecido. Que se debía al escultor y ensamblador Antonio de Alloytiz, quien la realizó también hacia 1642.
Los muros van decorados con elementos funerarios pétreos, que estuvieron empotrados en el zócalo del presbiterio; fueron realizados a mediados del siglo XVI, quizá por el círculo de Juan de Beaugrant. De las tres laudas sepulcrales, dos presentan bultos yacentes labrados al detalle y la tercera muestra la representación de las tres virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, enmarcadas en sendos medallones.
6.- A continuación, se presenta la capilla de San Diego Alcalá, es de planta trapezoidal y con una bóveda de crucería radial de cinco nervios, que  confluyen de una forma muy forzada en una clave decorada con un relieve del apóstol San Pedro. 
En ella apreciamos un sencillo, pero bello retablo donde destaca en el nicho central la talla del titular franciscano San Diego de Alcalá. Es una fina pieza barroca de hacia 1740 que se presenta en madera bellamente policromada. El retablo seguramente es algo anterior a la talla, muestra ornamento de vides sobre columnas salomónicas y profuso follaje en todo el conjunto. Consta de un cuerpo y el ático, donde hay un lienzo con la escena de la Transverberación de Santa Teresa, también barroco que se enmarca de igual forma en los primeros años del siglo XVIII y nos recuerda la antigua advocación de la capilla. La escena, indiscutiblemente influida por Bernini, recoge el momento culmen del éxtasis de la santa, cuando la flecha de fuego enviada por el ángel atraviesa su corazón.
En esta capilla puede verse también el templete del Corpus Christi que aloja la custodia con el Santísimo Sacramento  el día de su procesión.
7.- La última de las capillas de la girola es la capilla de Santa Lucía.  Presenta traza irregular y mayor altura que las siguientes. Su acceso su acceso es levemente apuntado y su bóveda de crucería, sencilla. Posee una ventana rectangular hacia la calle. 
En el espacio pueden contemplarse un sepulcro gótico con personaje yacente de identidad desconocida e indumentaria militar, y un retablo neoclásico que enmarca la talla de Santa Lucía, obra renacentista en madera policromada y atribuida al círculo de Juan de Beaugrant, de hacia 1545. Dispone
  de bastante movimiento y está representada con elegante tocado, sin embargo, la policromía es barroca, de mediados del siglo XVIII. Le acompañan elementos de su condición de mártir, la palma y la bandeja con los ojos que, según una leyenda, ella misma se arrancó.
Esta talla formó parte del desaparecido Retablo Mayor de la iglesia, más dos tablas barrocas del siglo XVII, en el banco, correspondientes a San José y San Juan Bautista.
OTRAS CAPILLAS
*.- Capilla de Nuestra Señora de Begoña. Esta capilla se encuentra en el quinto y último tramo de la nave del evangelio y es una de las más grandes en cuanto a sus dimensiones, está consagrada a la patrona de Bizkaia, Nuestra Señora de Begoña.
Su acceso es apuntado y la bóveda de crucería simple. Además, dispone de una ventana de medio punto con vitrales recientes.
El retablo es barroco, cerca de 1700, con las inconfundibles columnas salomónicas, llenas de vegetales y vides. Presenta un cuerpo con una calle y el ático. La titular, en el nicho central, es una reproducción escultórica de la auténtica Virgen de Begoña, que estuvo resguardada en esta capilla mientras duraron las hostilidades carlistas. La que vemos del año 1960, lleva la firma del artista De Teresa. En el ático del retablo se dispone una interesante escultura de Santa María Magdalena con el tarro de perfume, talla tardogótica quizás de principios del siglo XVI, con generosa cabellera y amplia túnica de duros y quebrados pliegues.
Enfrente del retablo se encuentra un lienzo barroco del siglo XVIII de Nuestra señora de Begoña.
También en este espacio hay un sepulcro gótico, bajo arcosolio, propiedad de la familia Arana- Basurto, también mercaderes bilbaínos de finales de la Edad Media, con una inscripción y decoración heráldica.
*.- Capilla de San Antón.  Situada en el cuarto tramo de la nave del evangelio. San Antonio Abad o San Antón goza de relevante devoción en la villa. El acceso a la capilla es apuntado y el arco descansa sobre ménsulas con decoración vegetal calada. Esta capilla carece de vanos al exterior y se cubre mediante la típica bóveda gótica (de crucería simple).
La imagen del santo es una talla hispanoflamenca policromada de fines del siglo XV que viste hábito de pliegues pronunciados y presenta un magnífico trabajo. Lee un libro que sujeta con la mano izquierda, y a los pies le acompañan un cerdito y las llamas del “fuego de San Antón” alusivas a su fama como santo curador de enfermedades contagiosas.
En este espacio destaca también el sepulcro/enterramiento  de principios del siglo XVI, tardogótico situado al fondo. Es un sepulcro bajo arcosolio y con intradós angrelado, de la familia de comerciantes bilbaínos Arbieto.  Con una inscripción en una bella letra gótica. Presenta al matrimonio yacente, Juan Fernández de Arbieto y María Sánchez de Vitoria, en una piedra oscura (pizarra) y con sendos perros a los pies, como símbolo de fidelidad.
*.- Capilla de la Virgen del Pilar. Abierta en el segundo tramo de la nave del evangelio. Presenta un arco de medio punto levemente abocinado y planta rectangular con bóveda de crucería simple de cuatro nervios.
La capilla tiene una sencilla ventana de medio punto que da a la crujía sur del claustro, pero que está tapada por el retablito barroco.
Estaba dedicada a San Julián y las Ánimas, pero su advocación actual proviene del 1725 año en el que el caballero don Felipe de Andirengoechea estableció la hermandad/cofradía de la Virgen del Pilar, cambiando a la advocación mariana. Fue entonces cuando a la imagen titular, una  conocida como Virgen de los Prodigios, cuando formaba parte del desaparecido Retablo Mayor de la iglesia , se le añadió un pilar metálico (plateado) y la imagen orante de apóstol Santiago, obra fechable en la segunda mitad del siglo XVIII, a los pies, convirtiéndose en Nuestra Señora del Pilar de los Prodigios. La imagen es una fina talla, contenida en un arcosolio y que se le atribuye al taller franco-flamenco de los Beaugrant, de mediados del siglo XVI.
El retablo donde se inserta es un mueble barroco de cerca de 1760. Consta de banco sobre el que va un cuerpo de una calle con columnas corintias más el ático, llevando el conjunto ornato de hojarasca y la cruz de Santiago entre veneras en el ático.
La capilla recibió esta advocación por los favores atribuidos a su titular, y desde el siglo XVI y hasta casi el XX, el Ayuntamiento celebraba anualmente tres o cuatro rogativas a las que iba todo el pueblo.
Ya fuera de la Capilla, en su prolongación, correspondiente al brazo septentrional del crucero, se halla un Santiago Peregrino tallado en madera por el escultor Pérez Comendador en 1955 con motivo de la consagración de la Catedral.
Cristo del Amor
*.- Capilla del Cristo del Amor. Situada a los pies del templo, junto a la portada occidental y en el arranque de la nave de la Epístola. Tiene un retablo neogótico del siglo XX con relieves de los cuatro evangelistas y de las catorce estaciones del Vía Crucis, que acoge la imagen del Cristo del Amor, de gran devoción en Bilbao. Es una hermosa talla atribuida al imaginero franco-flamenco Guiot de Beaugrant, de hacia 1543, y, probablemente, un elemento perteneciente al desaparecido Retablo Mayor de la iglesia. Cierra la capilla una rica verja neogótica.
*.- Capilla Penitencial. En el primer tramo de la nave de la Epístola. Es rectangular, su acceso es de arco carpanel y se cubre con crucería estrellada que arranca de ménsulas con los signos de los evangelistas, el Tetramorfo; su ventana es adintelada. Conoció una considerable reforma en 1867.
*.- Capilla de San Serafín. En el segundo tramo de la nave de la Epístola, presenta planta rectangular y es la más pequeña de todas las capillas de la Catedral. Se cubre con bóveda de crucería simple. A un lado del sepulcro tardogótico, similar a los anteriores y descubierto en la última restauración, se sitúa la imagen de San Serafín, talla neoclásica de hacia 1840.
*.- La Capilla del Bautismo. Presenta en el centro una pila barroca realizada en caliza roja de las canteras de Ereño hacia el 1746, así como una escultura gótica pétrea de San Juan Bautista de hacia 1300; se trata de la pieza más antigua de la Catedral, tanto del mobiliario como de la arquitectura.
Ésta es una de las capillas más amplias y regulares. De planta rectangular, se accede a ella por un arco de medio punto. Dos nervios cruzados y policromados conforman la cubierta y se ilumina a través de una ventana de medio punto que da al pórtico.
También se encuentra en esta capilla la antigua sede episcopal, realizada en madera a fines del siglo XIX y de estilo neogótico.
De especial interés es la puerta del transepto sur que comunica con el pórtico. Data de mediados del siglo XVII, si bien, debido a su precario estado de conservación, ha tenido que ser rehecha aprovechando algunas partes de la antigua puerta y los clavos. El tímpano de la cancela la ocupa una agraciada talla policromada de la Virgen Inmaculada, obra del guipuzcoano Francisco de Arizmendi en  torno al 1783. Tiene sepulcro gótico similar al de la capilla del Carmen.
*.- Capilla de la Virgen del Carmen. La escultura barroca de la titular que existió en la misma no se conserva en la actualidad. La capilla presenta planta regular, se accede a ella bajo un arco apuntado. La cubierta es de crucería simple. En esta capilla se conserva un enterramiento tardogótico adosado al muro, posiblemente perteneciente a la familia Bertendona. 
En los nervios de la bóveda todavía se conservan cuatro escudos con sus marcas comerciales, que serían como la divisa de los antiguos propietarios. El sepulcro se corona con una peana decorada con vegetales en la que se apoya una deteriorada imagen pétrea de la Virgen sobre una peana y sin advocación específica quizás de fines del siglo XV, principios del XVI.
Advocación:
La Virgen del Carmen  es una de las formas con que los católicos veneran a María, la madre de Jesús de Nazaret. Según la tradición, un grupo de ermitaños se retiró a vivir al monte Carmelo, en Israel. Después de ser expulsados por los musulmanes durante las cruzadas, marcharon a Europa, donde fundaron la orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, conocida como orden de los carmelitas. Su patrona es la Virgen del Carmen que, según la tradición, se apareció al superior general de la orden el 16 de julio de 1251 entregándole los hábitos que debía vestir y un escapulario.
El escapulario es un objeto formado por dos pequeños trozos de tela unidos por dos cordones largos que se lleva al cuello, de manera que cuelga sobre el pecho y la espalda. La Virgen habría prometido librar del Purgatorio y llevar al Cielo a todas las personas que llevaran un escapulario como éste durante toda su vida, por lo que se convirtió en el principal signo de los carmelitas.
Hay que señalar que entre el mobiliario del templo, conformado por retablos y piezas escultóricas, no figuran ni el rico ajuar litúrgico ni la orfebrería: una selección de las mejores piezas del mismo se exponen en el Museo Diocesano de Arte Sacro, instalado en el antiguo Convento de la Encarnación de Achuri.

viernes, 23 de septiembre de 2022

BILBAO 4ª ETAPA LOS PUENTES

Conocer Bilbao, también, lleva implícito, además de conocer el Casco Viejo, conocer aunque nada más sea de referencia los distintos puentes que unen las dos riberas bilbaínas siguiendo los pasos de los dos ríos, Nervión que aporta el 35 % del caudal y el Ibaizabal con un aporte del 65 % y que confluyen a la altura del barrio de la Peña. 
El río se convierte en ría a la altura de los saltos de agua del barro bilbaíno de La Peña mezclándose con la mar y da lugar hasta su desembocadura a la ría del Nervión, un tramo navegable, que convirtió a Bilbao en uno de los puertos más importantes de la península ibérica.
La presencia de la ría, ha obligado a los bilbaínos y bilbaínas a construir puentes para unir las dos orillas, en la actualidad encontramos hasta 14 puentes en el transcurso del Nervión a su paso por Bilbao. Una lista, a la que también deberíamos sumar el Puente de Rontegui y el Puente Bizkaia o Puente Colgante si tendríamos en cuenta todo el transcurso del agua desde que llega a Bilbao hasta que desemboca en el Golfo de Bizkaia, en el Cantábrico.
A continuación vamos a hacer una enumeración de ellos, siguiendo el cauce de la ría, con una breve explicación de algunos de los aspectos más destacados de su fisonomía, historia o anecdotario.
1.- Puente de Miraflores.-  Es otro de los puentes que salva la Ría de Bilbao uniendo sus márgenes. En euskera, Larreagaburu zubia. 
Inaugurado el 28 de abril de 1995. Sus autores fueron los ingenieros Juan José Arenas de Pablo y Marcos Pantaleón. Constituye un paso elevado sobre el Nervión dando acceso y salida de Bilbao hacia y desde la autopista A-8. Es un puente sencillo de arco con las siguientes características: Su tablero superior en hormigón pretensado; tiene 316 m de longitud y 50 m de altura máxima, y lo sostienen 28 columnas. Cuenta con 14 vanos, apoyándose los 7 centrales sobre un arco de 148 m de luz y 50 m de altura. El tablero tiene 25 m de anchura.
Entró en funcionamiento en vísperas de unas elecciones y no hubo ceremonia inaugural, ya que la Diputación temía el boicot de los vecinos. Hay una anécdota muy curiosa relacionada con su construcción. Al parecer la construcción se comenzó de una forma simultánea en ambas márgenes con la idea de unir los dos tramos en el centro, cuál no sería la sorpresa de los ingenieros cuando se dieron cuenta de que las alturas de ambos tramos no coincidían. Para solucionar el problemas se realizó lo que se llama un “zurcido de hormigón armado” para disimular el escalón que se formaba al unir los dos tramos.
Desde su construcción en 1995 solo podía ser empleado por los vehículos, pero en la actualidad se han adaptado las márgenes del viaducto para el tránsito de peatones, uniendo así Bolueta, Santutxu y Atxuri por un lado con Mirivilla por el otro y en uno de sus pilares, en la margen izquierda en el barrio de la Peña hay un mural precioso conocido como "El bebé".
Se ha colocado una valla metálica de dos metros de altura en el borde exterior para evitar caídas, y otra valla metálica de 0,8 metros sobre la barrera de hormigón para separar la acera de la calzada por la que circula el tráfico rodado. También, se ha instalado iluminación a lo largo de todo el itinerario.

2.- Puente de San Antón.-  El puente de San Antón es otro de los puentes que salvan las orillas de la ría de Bilbao. Este puente y la iglesia que junto a él se encuentra forman parte del escudo de la villa lo cual habla de su significado emblemático para la ciudad. Incluso en él aparecen representados los dos leones rampantes símbolo de la casa de Haro, fundadora de la ciudad. Aunque hay que decir que la estructura que hoy posee no es la originaria, incluso su ubicación no siempre ha sido la misma.
Hasta prácticamente finales del siglo XIX fue el principal acceso a Bilbao, tanto para personas como para mercancías. 
Y es que era desde aquí, desde donde partían los minerales camino a Castilla y desde donde entraban los víveres de allí provenientes, ya que cerca discurría el camino real que viniendo de Orduña pasaba por Arrigorriaga, La Peña  y continuaba por Bilbao La Vieja hacia Basurto y Zorroza, alcanzando unas leguas más allá la costa occidental del Señorío. Dicho en otras palabras, ese camino real era la vía de comunicación de Bilbao con Castilla. . 
Tras el privilegio otorgado en tiempos de doña María Díaz de Haro. Por ello los bilbaínos emplearon todos los recursos legales, y hasta violentos, para impedir que otro puente les arrebatara el monopolio en las comunicaciones entre las dos orillas.
En el Siglo XV, bajo este puente se empozaba a los delincuentes. El empozamiento era un método de ejecución muy arraigado que consistía en atar una piedra al cuello del condenado y arrojarla al agua.
Además por esta zona discurría la ruta costera a Compostela. Venía de Begoña, descendiendo por las calzadas de Mallona y pasando por la Iglesia de Santiago y el puente de San Antón.
Desde aquí podemos acceder al Muelle de Marzana y contemplar en marea baja la llamada “playa” de Bilbao.
Su apertura data de 1318, pero según los rumores, su origen es, incluso, anterior a la fundación de la villa, allá por el año 1300 con don Diego López de Haro.
Existió un viejo puente, conocido como La puente de San Antón, localizado a los pies de la torre de la iglesia de San Antón y junto a la antigua plaza (donde hoy se levanta el mercado de la Ribera). Incluso hay referencias de un puente de madera hacia 1334.
Puente que en 1463 fue sustituido por otro de piedra, de traza gótica, pero sin tanto apuntamiento y compuesto por dos arcos, como el que aparece en el escudo.
Posteriormente y al igual que el resto de puentes de la villa  y debido a las frecuentes riadas, demoliciones y reparaciones, se realizaban auténticas reconstrucciones que modificaban notoriamente su estructura. En 1667 se abrió un tercer arco, obra del maestro Juan de Setién.
Incluso hubo un momento en el que convivieron dos puentes. Fue entre la construcción de un segundo puente y demolición del primero, entre los años de 1878 y 1882.
  Ese puente “Puente Nuevo”, también conocido como Puente de Atxuri, planificado por Ernesto Hoffmeyer Zubeldia y Pablo de Alzola, se ubicó en la parte trasera del templo, uniendo el Casco Viejo con Bilbao La Vieja, tal y como lo hace el actual. Sus obras se prolongaron de 1871 a 1877 a causa de la tercera guerra carlista. De nuevo en 1937 fue volado, como el resto de los puentes de la ría, y sustituido por el que actualmente se levanta.
Como no podía ser de otra manera, este puente, el más antiguo, aparece no sólo en el escudo de la Villa sino también en el de su club de fútbol, el Athletic.

3.- Puente de la Ribera.-  En la calle Ribera, salvando la Ría y  uniéndola con el muelle de Marzana, en la orilla izquierda, frente a Barrenkale y cerca del Mercado de la Ribera, encontramos otros de los puentes peatonales de Bilbao. 
Una estructura que antaño fue de madera y que ha pasado por más de una destrucción y reconstrucción, es la puerta de entrada a Bilbao la vieja y San Francisco, por lo que también es conocida como puente de San Francisco.
La estructura actual se abrió en 1939 y su arquitecto fue Fernando Arzadun.
La actual pasarela de la ría cuenta con antecedentes de variadas estructuras y formas. Uno  de sus antecedentes más significativos fue un auténtico puente colgante, suspendido por cadenas de hierro entre los años 1827 y 1852, y por cables de acero en los años siguientes hasta 1874, año en el que fue destruido durante la guerra carlista.
Para su inauguración, en el año 1827, se invitó al rey Fernando VII, que lo cruzó.
Lo sustituyó en 1881 otro de hierro, fijo y conocido como el Puente de Hierro, volado, como no podía ser de otra manera, también, en la contienda de 1937. Por último, en 1939 se construyó el nuevo puente o pasarela de la Ribera, que, hasta 1980, se llamó Coronel Ortiz de Zárate.
Al puente colgante que cruzó la ría desde 
1827 hasta 1874  está dedicada la famosa canción que muchos creen  que  se refiere al puente colgante actual de Portugalete, pero no es cierto, ya que dicho puente se inauguró en 1893, muchos años más tarde.

“No hay en el mundo
puente colgante
más elegante
que el de Bilbao
porque lo han hecho
los bilbainitos
que son muy finos
y muy salaos.”

4.- Puente de la Merced.-  El puente de la Merced es otro de los puente sobre la ría de Bilbao, y se encuentra enfrente de la calle de La Merced, atravesando la calle de La Ribera, en el barrio de San Francisco una zona en la que antaño se ubicaban las minas de Bilbao (zona de Miribilla) y en la que hoy en día lejos de su antigua imagen de barrio pobre y conflictivo ha evolucionado a la de un espacio bohemio y abierto donde se dan una notable presencia de la comunidad LGTBI y múltiples iniciativas vecinales y culturales.
Originariamente, en la zona, a finales del siglo XVIII parece ser que existió el llamado puente de San Francisco, era de madera y estaba situado 160 metros río arriba, estaba a cargo de los franciscanos del convento de San Francisco, situado enfrente de la calle Barrencalle Barrena. El convento fue suprimido en 1808 por José Bonaparte y tanto el puente  como los restos del convento fueron quemados por los franceses en 1813, antes de abandonar la Villa. 
Posteriormente existió, desde el año 1869 hasta 1874, un puente construido por  Sabino Goicoechea y llamado Puente de los Fueros, que fue destruido por una bomba en la contienda de la tercera guerra carlista.  
Tras la inutilización del puente de los Fueros, se da la circunstancia de que solamente el de San Antón era el unía las dos márgenes de la ría, por lo que el Ayuntamiento aprueba con urgencia la construcción de una pasarela estrecha y de madera conocida como la Pasarela de madera de la Merced que fue inaugurado el 13 de enero de 1875 y que no permitía el paso de vehículos con carga superior a 150 arrobas (unos 1.700 kilos) y que perduró hasta 1887.
Finalmente un nuevo puente, que tenía el importante reto de superar el desnivel existente entre las dos márgenes a la altura del convento de la Merced, inaugurado en 1621 y que existió en su orilla izquierda,  se abrió al público el 2 de mayo de 1887, construido por el ingeniero Hoffmeyer hasta que fue destruido en la contienda de la guerra civil, en 1937 y vuelto a levantar por el ingeniero Manuel Gil d
e Santibáñez en 1938. Finalizada la contienda y hasta 1980, este puente se llamó General Sanjurjo.
Como podemos apreciar a lo largo del tiempo este puente, al igual que otros de la villa,  ha tenido muchos episodios o contratiempos, desde su destrucción hasta cambios de nombres o cambios estructurales.
Pero una de las cosas más llamativas del puente o relacionadas con el puente es su famosa leyenda.
Alrededor del año 1400 se extendió la creencia de que existían unos seres que vivían en las zonas boscosas en el actual barrio de San Francisco. Se desconocía si eran machos o hembras, aunque se aseguraba que siempre iban en pareja y se acercaban a todas aquellas personas que se encontraban solas o desamparadas. Una especie de ángeles de la guarda. Se decía que cualquiera que rozara el pecho o el lomo de las criaturas se sentiría más afortunada y querida, y además de encontrar la suerte, encontraría el amor hasta el fin de sus días. Muchos siglos después, estos seres siguen muy presentes en la vida de los bilbaínos gracias al ingeniero Ernesto Hoffmeyer Zubeldia, que quiso representarlas en el puente pero, se encontró con la oposición de los monjes del cercano convento y de las autoridades municipales por lo que Manuel Gil de Santibáñez, años más tarde, cuando se encargó de reconstruir el puente tras su voladura en la guerra civil, recuperó la leyenda como homenaje a
  Hoffmeyer en forma de una pareja de esculturas en forma de esfinges en cada una de las ocho farolas del puente.”
Algunos “descreídos” han considerado la leyenda como una inocentada, inventada con la intención de  atraer, al igual que otras ciudades, turistas ávidos de emociones y curiosidades con un aura mística. Y es que figuras parecidas se pueden apreciar también en el puente del Arenal, “curioso” cuando menos.

5.- Puente del Arenal: El puente del Arenal es otro de los puentes que surge ante las necesidades de comunicación que se plantean con el crecimiento de Bilbao y ante la perspectiva del desplazamiento urbano del Casco Viejo hacia Abando y es que hay que considerar que el volumen de ciudadanos bilbaínos que utilizaban el desplazamiento en barca de una parte a la otra de la ría hace necesario el planteamiento de nuevas estructuras que faciliten ese trasiego de gente y mercancías de uno a otro lado de la Ría que hasta aquel momento se hacía a través de los puentes de San Antón o la pasarela de San Francisco.
Este puente está ubicado en un sitio privilegiado desde el que podemos ver algunas de las edificaciones más nobles y emblemáticas de la villa como son: el Teatro Arriaga, la Estación de Santander o de la Concordia o el rascacielos de Bailén (el primer rascacielos de Bilbao), representando ser
  uno de los puentes más céntricos de Bilbao y por lo tanto uno de los más pisados de la ciudad.
En el lugar que está ubicado y con anterioridad al que figura en la actualidad se ha encontrado la existencia de otros prototipos de puentes que han realizado esa labor de unión de las dos márgenes de la Ría, tan necesaria para el desarrollo de la ciudad moderna que siempre ha pretendido ser Bilbao.
Así, en primer lugar podemos hablar del “Puente de Hierro”, puente que se construye ante el empuje vecinal de los ciudadanos. Se proyectó la obra en 1844, llevándose a cabo la construcción durante los años que van del 1845 al 1847, al parecer bajo la dirección del arquitecto Amado de Lázaro, que estuvo al frente de las obras de la ría y el puerto de Bilbao, aunque no está demostrado, puesto que Amado de Lázaro finalizó sus estudios en 1854. En poco tiempo, este tercer puente sobre la Ría, se convirtió en la principal vía de comunicación entre Abando (a través de la calle Ripa) y el Arenal.
Con estructura metálica, fue el primer puente español de fundición conocido, y con hojas levadizas en su parte central mediante un mecanismo de elevación por cadenas recogido en templetes neoclásicos situados en cada una de las márgenes, para facilitar el paso de barcos altos al puerto de Bilbao; hojas que, dejaron de funcionar en 1866. Sus elementos metálicos fueron fundidos en Fundiciones Santa Ana de Bolueta en Bilbao.
Fue bautizado con el nombre de Isabel II. Aunque para los bilbaínos y abandotarras de la época era el puente de hierro. Incluso la propia reina quiso ver el puente durante su visita en 1865 acompañada del entonces  príncipe de Asturias y futuro rey Alfonso XII.
Era un puente de peaje, que se cobró hasta 1870, para sufragar los gastos de construcción, asunto que no era del gusto de la gente que protestó y. por este motivo, los habitantes de Abando construyeron el puente de los Fueros, en 1867, que era gratuito. Dirigido por Sabino Goicoechea, hijo de Antonio Goicoechea, existió del año 1869 al año 1874, año en el que, al igual que el puente del Arenal, fue destruido por una bomba en la contienda de la tercera guerra carlista. Duró solamente 5 años.
Era similar al que construyó su padre  por lo que podemos  decir que hubo dos puentes colgantes en Bilbao.
Estaba situado a nivel del muelle de la Naja donde aún se aprecia uno de sus apoyos.
El puente del Arenal debido a las riadas y otras causas  estructurales se fue deteriorando progresivamente desde su alzado en el 1847. Una parte de su alzado fue sustituido por tramos en madera, su parte central, que era levadiza para el paso de los veleros, quedó inutilizada; finalmente, al igual que el puente de los Fueros, durante la tercera guerra carlista, en 1874, en el sitio de Bilbao sufrió daños irreparables que junto a los daños ocasionados por una riada, días más tarde, dieron al traste con la estructura quedando parcialmente destruido.
Puente de Udondo
Uno de los arcos originales del puente de hierro del Arenal, ha sido descubierto en la carretera de Bilbao a Las Arenas, en Lejona formando la base del puente de Udondo que salva la desembocadura del río Gobela-Udondo en la
  margen derecha de la Ría y que se construyó en 1876.
Actualmente la estructura de fundición solo queda visible desde la Ría ya que se le ha adosado encima otra de hormigón con un tablero sobre vigas de hormigón armado que la oculta a la vista desde la carretera. Esta estructura es, junto con el puente de Isabel II de Sevilla, la única permanencia de la ingeniería de puentes de fundición en España.
En 1876 se iniciaron las obras de construcción de un nuevo puente en el Arenal de Bilbao, obras que implicaban la demolición de los restos del anterior y fue inaugurado el 1 de diciembre de 1878.
Un proyecto dirigido por el ingeniero Adolfo de Ibarreta. El nuevo puente estaba formado por tres arcos de piedra con una estructura fija que limitaba el tránsito fluvial a las gabarras y las pequeñas embarcaciones de vapor. La superficie del tablero era mayor que el puente de Isabel II, con 12,5 m. de anchura lo que permitía el paso de tranvías y viandantes. Más tarde se ampliaría mediante unos arcos de hierro.
Este puente, pervivió hasta 1937 en que fue objeto de la voladura generalizada de los puentes bilbaínos.
Entretanto se construía el actual puente de 
hormigón armado que fue inaugurado en 1940, con el nombre de puente de la Victoria, se construyó uno provisional por medio de gabarras y tablones, muy cerca del puente ya dinamitado. El puente estaba ornamentado con adornos de temática franquista, los cuales se quitaron en 1980, año en el que pasó de nuevo a llamarse puente del Arenal.
Hoy en día es la entrada principal al casco viejo, dando acceso directo al Parque del arenal, teatro Arriaga y plaza nueva.
Fueron los autores del mismo los ingenieros José Entrecanales y René Petit.

6.- Puente del Ayuntamiento de Bilbao.- A finales de los años 20, y ante la anexión de diversos barrios colindantes con Bilbao, como el de Begoña y, Abando en 1870 o Deusto, 1924, se vio la necesidad de construir diversos puentes que unieran las dos márgenes de la ría del Nervión. Uno de ellos fue el Puente de Begoña, actualmente conocido como Puente del Ayuntamiento. 
El puente del Ayuntamiento es un puente levadizo, permite el paso de los buques, debido al intenso tráfico fluvial, que en aquellos momentos se desarrollaba en la zona y que salvando la ría de Bilbao une el distrito de Abando, centro de la ciudad con el ayuntamiento y barrios altos de Bilbao: Matiko-Ciudad Jardín, Otxarkoaga, Santutxu o Begoña. Antaño se llamaba Puente de Begoña, ya que los terrenos donde se asienta el ayuntamiento y sus aledaños pertenecían  a la extinta anteiglesia de Begoña, en la actualidad son el distrito 2 de la villa de Bilbao.
Desde 1892 hasta la década de los años 20 del siglo XX existía frente al ayuntamiento, el puente del perrochico o perrachica, llamado así por el cobro de una perra chica (cinco céntimos) por el peaje y considerado, junto con el Puente Colgante,  el primer puente transbordador del mundo, un icono de la industrialización y la cultura del hierro.
Puente del Perrochico o de
S. Agustín
Era, en verdad, el puente del perrochico un puente móvil, con dos tramos móviles gemelos, anclados a pivotes verticales situados en las orillas, que dejaban pasar las embarcaciones, al abrirse, colocando sus brazos paralelos a las márgenes, y en direcciones opuestas. Pasado el tiempo la utilidad de este puente comenzó a cuestionarse y se planteó la sustitución por un puente nuevo entró en debate técnico. Y es aquí donde surge el proyecto del puente del ayuntamiento que tras numerosas vicisitudes desde sus comienzos
  a principios del siglo XX, como puente móvil, en la actualidad, al desaparecer el tráfico fluvial en el tramo, se ha convertido en un puente definitivamente fijo.
El proyecto inicial del puente móvil, fue diseñado en origen por el arquitecto municipal  Ricardo Bastida, y se encargó de la construcción a los ingenieros Ignacio de Rotaeche y José Ortiz de Artiñano que realizaron dos puentes móviles: el de Deusto y este del Ayuntamiento, ambos en pie todavía.
Se inicia su construcción por las empresas Euskalduna y 
Babcock & Wilcox en 1929,  y se inaugura en 1934. Tras su destrucción, por los republicanos, en el año 1937, durante la guerra civil, se reconstruye en 1940 y se reinaugura en 1941. Entonces se llamó Puente del General Mola, previamente había sido Puente de Begoña, hasta que, en 1983, se le dio el nombre actual.
El puente está situado entre un tramo curvo y otro recto de la ría bilbaína. Es de hierro y tiene una longitud de 105 m. con una ligera pendiente hacia el ayuntamiento, su anchura es de 20 m., de ellos 12 m. son de calzada y dos aceras laterales de unos 2 m. cada una. Su luz es de 40,6 m., la anchura de la ría en ese punto y el gálibo, altura, en marea alta es de 7 metros.
En uno de los extremos, en la margen izquierda, se alza la caseta de mando y maniobras. En el lado del Ayuntamiento cuenta con una especie de mirador para poder apreciar las bajadas y subidas de la marea.
Por debajo del puente, en la margen izquierda, además de la ría, pasaba el antiguo ferrocarril a Santurce, conocido como Bilbao-Portugalete y Triano. En 1969 se selló para impedir su apertura.
A orillas de la ría, junto al puente y frente al Ayuntamiento se alza la escultura Variante Ovoide, obra del escultor vasco Jorge Oteiza.

7.- Zubi zuri o Puente de Calatrava: Otro de los puentes peatonales de Bilbao. Esta estructura con suelo de cristal, une el Campo Volantín, en la margen derecha,  con Uribitarte, zona del Ensache, en la margen izquierda de Bilbao. 
También es conocido como puente peatonal del Campo de Volantín, aunque popularmente llamado puente o pasarela de Calatrava. Su nombre, Zubi zuri, proviene del euskera y significa  “puente blanco” en castellano. Las obras comenzaron en 1990 y fue inaugurado en 30 de mayo de 1997.
Diseñado por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, consiste en una estructura de 75 metros de longitud, 15´3 m. de altura o profundidad y que semeja ser un barco de vela a diez metros de altura sobre la Ría. Tiene forma de arco inclinado en un ángulo de 80º con respecto a la horizontal, o parábola distorsionada, de acero. Une dos plataformas, con rampas de acceso y escaleras en ambas orillas, y sostiene una pasarela peatonal de entre 6,5m - 7,5m de ancho y  acristalada con 39 cables, a un lado y otro, también de acero y unidos al arco con un intervalo de 1,8 m.
El pavimento de cristal permite ver el armazón que sustenta dicha pasarela y que se asemeja a la columna vertebral de un pez, mostrando cierta relación conceptual que algunas de las obras de Calatrava tienen con la naturaleza. En cada una de las costillas inferiores del puente se colocó un estudiado dispositivo lumínico que dota a la estructura de un carácter simbólico como faro y punto de referencia de la ciudad.
Todo el puente está pintado de blanco, como es común entre las estructuras de Calatrava.
Por desgracia este puente también ha sido uno de los más conflictivos de la ciudad, y es que su mal estado, ha llevado al ayuntamiento a mantener grandes disputas administrativas con el arquitecto español. La primera polémica se desató cuando se comprobó lo resbaladiza, con frecuentes caídas de ciudadanos, que resultaba su superficie de cristal en días de lluvia, situación frecuente si tenemos en cuenta el alto promedio de días lluviosos de la población vasca. Se probaron diferentes sistemas para evitar más resbalones: aplicar tiras antideslizantes, sustituir las losetas por otras realizadas con un cristal especial, pero ninguna ofrecía suficientes garantías de eficacia por lo que finalmente se optó por cubrir todo el ancho de la pasarela con una moqueta antideslizante. Pero al mismo tiempo surgieron problemas con la rotura de algunas losetas, desechada la hipótesis del vandalismo, se comprobó que era un fallo de tipo estructural, esto es, el cristal respondía mal a los cambios de temperatura, con lo que eran frecuentes los desperfectos, lo que conllevaba un gasto extra de 6.000 euros anuales, en la sustitución de las losetas estropeadas.
Para colofón del desacuerdo Ayuntamiento- arquitecto, el ayuntamiento de Bilbao autorizó al arquitecto japonés 
Arata Isozaki la construcción de una pasarela que uniera el puente Zubizuri con las Torres Isozaki, para ello había que romper una de sus cables de acero para adosarle la pasarela y conectarlo con las Torres Isozaki.
Calatrava denunció al Ayuntamiento de Bilbao por los derechos morales (propiedad intelectual, bajo la Ley española de derecho de autor) de la integridad de su creación, ya que uno de los cables fue cortado.
En primera instancia el juez local falló a favor del Concejo bilbaíno y permitió la conexión de Isozaki.
Suelo original de cristal
Calatrava apeló el fallo y la 
Audiencia Provincial de Vizcaya rectificó el dictamen del juez argumentando que la obra de  Calatrava había sido adulterada en el momento de suprimir un elemento y añadirle la pasarela de Isozaki, pues el estilo arquitectónico de la misma entraba en conflicto con el del puente Zubizuri.  Y condenó al Ayuntamiento a pagar 30.000 euros en concepto de indemnización al arquitecto. El arquitecto valenciano decidió donar la indemnización a la Casa de la Misericordia de Bilbao

8.- Puente de La Salve: Junto al Museo Guggenheim, encontramos una estructura anterior al museo, se trata del puente de La Salve, aunque su  nombre oficial es el puente de los Príncipes.
Su nombre de puente de la Salve se debe a que cuando llegaban los barcos al puerto de Bilbao por la ría, a la altura del puente es el primer sitio en el que se divisaba la basílica de la virgen de Begoña y ahí los marineros le cantaban la 
Salve, para dar gracias. ​
Su apertura tuvo lugar en enero de 1972 y su autor fue el ingeniero Juan Batanero García-Geraldo. Fue ideado para solucionar el problema del tráfico, que empezaba a saturarse en el norte de la ciudad. Fue, también, el primero de España con sistema de tirantes y uno de los pocos con tablero metálico. Tiene 23,5 metros de altura libre para el paso de los barcos, siendo fijo.
Está dotado de dos ascensores. gratuitos desde 2008 desde su base en la margen derecha, al final del 
Campo de Volantín.
El arquitecto del museo  Guggenheim, Frank Gehry, quiso integrar, en cierto modo, este puente en el mismo museo, construyendo en su lado izquierdo, según se mira desde el Campo de Volantín, una torre alta con escaleras de acceso al museo y al otro lado del puente, otra torre que tiene en su interior una gran estructura de barras metálicas inclinadas, pero sin revestimiento en la parte que mira al puente y que parece ser la continuación del museo.
A finales de 2006, para la conmemoración del décimo aniversario, ya en el año 2017, de la pinacoteca se aprobó el proyecto del artista francés Daniel Buren para construir una especie de pórtico de entrada al puente.
La estructura elegida fue denominada “Arcos rojos”, y su propósito era transformar la estructura de dicho puente e integrar aún más el Puente de la Salve dentro del conjunto del Museo, cubriéndola  con una especie de "piel" de color rojo, a modo de escultura, pero sin hacerle perder su función arquitectónica original. 
Así, el arco de sujeción se transforma en un arco de triunfo de color rojo cuyos bordes exteriores e interiores están cubiertos por bandas translúcidas en blanco y negro y que dejan ver juegos de luces verticales. Los reflejos en la ría, en el titanio del Museo Guggenheim y la interactuación con las formas del mismo y la circulación del tráfico varían y confieren a la obra una sensación de viveza y dinamismo.
La escultura de Buren está conformada por paneles laminados compactos, acero galvanizado, metacrilato translúcido, film de PVC, LEDs y proyectores de halogenuros metálicos. Un material que transforma el puente en una estructura más amable y vistosa que por la noche se ilumina creando vistosas animaciones en sus laterales.
Actualmente, acoge uno de los actos más internacionales de Bilbao, los saltos de Red Bull, los llamados Red Bull Cliff Diving, 27 metros de acrobacias al vacío, alucinante.

9.- Pasarela Pedro Arrupe: Esta pasarela es de madera tropical de lapacho o ipé, en su revestimiento interior, tratado para adaptarla a las inclemencias climatológicas, desde el sol al granizo y para evitar los deslizamientos y de acero inoxidable, en la parte externa.
Es solo peatonal, uniendo el Museo Guggenheim de Bilbao y la Universidad de Deusto, ubicados en el paseo de Abandoibarra y la avenida de las Universidades respectivamente.
Fue proyectada por el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, y tras su muerte, la obra fue finalizada por su hijo Lorenzo inaugurándose en 2004.
La estructura está formada por trece piezas de acero de mil toneladas y cuenta con una longitud total de 142,25 m. Su apertura sobre la ría, luz principal, es de 84 m. y la anchura de la pasarela es de 7 m. en la pasarela central y 3,50 m. en cada una de las dos laterales, pareciendo como una especie de libélula sobre la ría, lo que le confiere una gran vistosidad.
Está levantado en honor del sacerdote bilbaíno Pedro Arrupe,  jesuita que ocupó altos cargos en esa organización religiosa y falleció en Roma en 1991

10.- Puente de Deusto: Este puente levadizo o basculante sobre la ría de Bilbao comunica los distritos de Abando y Deusto y es uno de los puentes  más peculiares de la ciudad.
Y es que, partiéndose por la mitad, a la vez que el paso de transeúntes, permitía, dado el caso, el paso de los grandes barcos que partían desde Bilbao cargados de mineral. Diseñado por Ignacio de Rotaeche y José Ortiz de Artiñano, junto l al arquitecto municipal Ricardo Bastida, el proyecto fue comenzado en 1931 e  inaugurado en 1936. Adjudicando las obras a diferentes empresas que se encargaron de: la cimentación, de la estructura de hormigón y de la estructura metálica. Para su construcción se tomó como modelo los puentes móviles, de brazos basculantes de  Chicago, sobre todo el Puente de la Avenida Michigan.
Fue volado para la defensa de la ciudad en la Guerra Civil, reconstruido y reinaugurado el 25 de octubre de 1939, con el nombre de puente del Generalísimo.  En 1979 volvió a tener su nombre anterior.
A lo largo de estos años ha sufrido distintas intervenciones que le han dado la configuración actual: supresión de escaleras de acceso, reforma de los tramos móviles, cambió del firme de la calzada, pasando de adoquinado a asfaltado, nuevos accesos. Ya en el siglo XXI, en los años 2004 y 2006 se realizaron nuevos accesos dotándolo de ascensor…
Así mismo ha sido escenario de las protestas y enfrentamientos entre la policía con los trabajadores de los Astilleros Euskalduna, al producirse el cierre de los astilleros en 1988.
Hasta 1992 se mantenía un tráfico estable de buques por las aguas de la ría de Bilbao que obligaba a abrir el puente, pero a partir de entonces la apertura ha sido esporádica y sólo en ocasiones muy determinadas, como los acontecimientos festivos multitudinarios, favorecido esto, por la construcción del puente de Euskalduna que con menos gálibo que el de Deusto impide el paso de embarcaciones que obliguen a abrir el puente. 
Actualmente su estado no permite la apertura completa de las dos hojas, pero se han llevado a cabo algunas intervenciones para una restauración integral del puente: puesta a punto de la maquinaría de elevación, un nuevo sistema de iluminación, un cambio en el piso correspondiente a la parte peatonal y asfaltado,  y barandilla lateral.
La longitud total del puente es de 500 m con una luz de 48 m estrechando el cauce de la ría que en ese punto es de 71 m, con sendos edificios de hormigón a cada lado, donde está ubicada la maquinaria de elevación.
El gálibo en marea alta es de 7,96 m. La anchura del tramo móvil es de 20 metros (12 de calzada y dos aceras de 4) y del fijo, es de 25 metros (15 de calzada y aceras de 5). Las hojas basculan hasta alcanzar un ángulo de 70º sobre la horizontal. Tiene 27 vanos siendo el número 11 el que cruza la ría.

11.- Puente Euskalduna: Su apertura fue el 18 de abril de  1997. Es obra del ingeniero de caminos y proyectista de puentes Javier Manterola, su obra más conocida probablemente sea el puente de la Constitución de 1812 de Cádiz.
Este puente une el tráfico rodado y peatonal entre el Sagrado Corazón y Botica Vieja utilizando como soporte parte de los viejos astilleros Euskalduna, clausurados a finales de los 80. En sus 250 metros, dispone de 4 carriles para coches, paso de peatones y carril bici. Pero lo mejor de todo es que el puente tiene una marquesina que protege a los viandantes de la lluvia.
Otro elemento emblemático del puente está Justo enfrente del polideportivo de Deusto es una torre de iluminación de 45 metros que ilumina todo el parque.
Otro de sus objetivos, aparte de absorber el excesivo tráfico rodado del puente de Deusto es facilitar un acceso directo a los automovilistas con la 
autopista A-8, con dirección a San SebastiánVitoria y Santander. De hecho es utilizado a diario por cerca de 40.000 vehículos.
Bajo este puente, encontramos el Museo Marítimo de la ciudad, un espacio que junto a los barcos del dique seco y la grúa Carola forman uno de los espacios históricos de la ciudad. 
En sus proximidades también se encuentra el Palacio de Congresos y de la Música, conocido como 
Palacio Euskalduna. Y cerca, al otro lado de la ría, en la otra orilla, encontramos el edificio del Tigre, un edificio que debe su nombre a la enorme escultura que encontramos en su punto más alto. Este edificio fue construido en el año 1940 como sede de la empresa Correas del Tigre, pero no fue hasta dos años más tarde, hasta 1942, cuando se introdujo su notoria escultura.
Edificio del TIGRE
Al no ser un puente levadizo su altura impide el acceso a las embarcaciones que tengan una altura superior a la del ojo del mismo, y ha dejado sin sentido la apertura de los puentes levadizos de Deusto y del Ayuntamiento.

12.- Puente Frank Gehry: Es el primero de los tres puentes previstos en el proyecto de Zorrozaurre. Conecta el barrio de Deusto, (a la altura de la clínica IMQ Zorrozaurre) con la isla de Zorrozaurre, atravesando el canal de Deusto.
Este puente, se ha bautizado con el nombre de Frank Gerhy, el arquitecto del Museo Guggenheim, que fue el que colocó la primera piedra de este puente apadrinando el proyecto. Su construcción data de 2014-2015. Tras éste, se construyó otro, en el mismo canal, que está temporalmente cerrado, es el puente San Ignacio-Zorrozaurre.
La apertura al tráfico del puente de Gehry fue el 19 de enero de 2016 y se convirtió en la única vía de acceso tanto peatonal como  rodada a la isla de Zorrozaurre.
Está compuesto por veinte piezas prefabricadas de entre 25 y 75 toneladas. Tiene una longitud de 75 metros, comenzado junto a las instalaciones del Igualatorio Médico Quirúrgico Zorrozaurre y una anchura de  28 m. con 2 carriles en cada sentido, aceras en los dos sentidos, bidegorri y está iluminado íntegramente con tecnología led. 

13.- Puente Colgante o Puente Bizkaia (Bizkaiko Zubia en euskera).-  También conocido como  Puente colgante de Portugalete. Otro nombre, aunque más desconocido, con el que se le nombra es el de "puente Palacio", en honor de su arquitecto, Alberto de Palacio y Elissague.
Es un 
puente transbordador de peaje inaugurado el 28 de julio de 1893, y es el primer puente transbordador con estructura metálica del mundo y uno de los ocho que aún se conservan. Fue declarado "Monumento Histórico Artístico el Puente «Vizcaya»" por el Gobierno Vasco, en julio de 1984 y “Monumento de la Humanidad” por la UNESCO desde el año 2006, que lo considera como una de las más destacadas obras de arquitectura del hierro de la Revolución industrial, destacando por su uso innovador de los cables de acero ligero trenzado, siendo actualmente el puente transbordador en servicio más antiguo del mundo. 
El puente colgante sirvió de modelo de numerosos puentes construidos en Europa, África y América y ha sido distinguido con numerosos premios y distinciones. Su originalidad radicaba y radica, por un lado, en su novedosa tecnología, un mecanismo de transbordo constituido por una “barquilla”, que cuelga de un carro que circula por carriles en una espectacular estructura de hierro y acero y todo ello en altura.
Hay que destacar, que a diferencia de los demás puentes que unen las dos márgenes de la ría bilbaína, todos ellos de iniciativa pública, éste es un puente concebido, diseñado y construido por la iniciativa privada, que originalmente unía Portugalete con Las Arenas de Portugalete (pues ambas márgenes se consideraban del mismo municipio), hoy en día, el barrio de Las Arenas pertenece al municipio de Getxo. Su construcción se debió a la necesidad de unir los balnearios existentes en ambas márgenes de la ría, destinados a la burguesía industrial y a los turistas de finales del siglo XIX, sin interrumpir el activo tránsito fluvial de la ría bilbaína.
Estatua de Alberto de Palacio
El proceso de diseño y construcción del puente, que duró desde 1890 a 1893, fue obra del ingeniero español Alberto de Palacio y Elissague, con la intervención y asesoramiento del ingeniero francés Ferdinand Arnodin, gran especialista en puentes atirantados y experto en la fabricación de cables, siendo el empresario textil bilbaíno Don Santos López de Letona el principal valedor y financiador del proyecto.
Al igual que el resto de los puentes bilbaínos en la guerra civil, a mediados del 1937, los ingenieros republicanos, con el fin de detener el avance de las tropas franquistas, derribaron el travesaño central, inutilizando su uso. Años más tarde, 1941, el puente fue reconstruido y puesto, de nuevo, en servicio. El proyecto de reconstrucción se debe al ingeniero de caminos José Juan Aracil, quien actualizó el diseño de la viga original y de los cables de suspensión y atirantamiento.
La estructura básica del Puente está formada por cuatro torres de hierro, que
  constituyen los pilares del Puente, tienen una altura de 61 metros y están levantadas por pares a ambas márgenes de la Ría de Bilbao. Se unen entre, las sitas en cada margen, por un travesaño de 160 metros de longitud, situado a 45 metros de altura sobre el nivel de pleamar.
La estructura está armada íntegramente con piezas de hierro unidas entre sí mediante remaches al rojo vivo, dado que las técnicas de soldadura en la época estaban poco desarrolladas.
Toda la estructura se fija mediante 8 cables de acero (4 por cada lado) que están anclados en bloques de cimentación en los dos extremos del Puente (en Portugalete y el Getxo), a unos 110 metros de distancia de las torres. Además, las torres de la estructura están reforzadas mediante cables de acero anclados en los muelles que discurren paralelos a la Ría, a unos 60 metros de distancia.
El travesaño superior horizontal, situado entre las torres, se sujeta mediante 70 cables de acero denominados péndolas, que soportan gran parte del peso, y se apoya en una especie de ménsulas situadas en las torres laterales que contribuyen a aguantar el peso del tablero de forma equilibrada.
Por eso se llama “colgante” porque da la sensación de que el travesaño superior cuelga entre las torres.
Barquilla
Los vehículos y pasajeros son transportados en la “barquilla”, que tiene capacidad para 6 vehículos (tipo turismo) y para 200 pasajeros (100 en cada sala), pudiendo completarse, el pasaje, con 6 motocicletas o bicicletas, en un viaje que dura apenas 2 minutos. Hasta la actualidad han sido 5 las barquillas que han colgado del puente evolucionando a lo largo del tiempo en cuanto a su forma, tamaño y materiales, así como las medidas de seguridad, sobre todo después del accidente acaecido en 2010, donde un joven falleció al precipitarse de la barcaza con su coche y perecer ahogado; la actual data de1998.
La “barquilla” cuelga mediante unos cables de acero de 25 metros de longitud de un carro de 36 ruedas que se desplaza de un lado al otro por el travesaño horizontal mediante unos carriles. El carro actual data de 1999 y dispone de 12 motores eléctricos.
Pasarela superior peatonal
Toda la estructura está pintada de color rojizo, color del mineral de hierro denominado “vena roja hematites de Somorrostro”, ya que el color negro original, al parecer, absorbía mucha radiación térmica y esto causaba dilataciones bruscas que originaban el deterioro de algunas piezas.
El puesto de control está situado en la planta baja de una de las torres de Portugalete, para su mejor visión.
Actualmente se han habilitado dos ascensores panorámicos, uno a cada lado del puente, para subir a las pasarelas y realizar las visitas turísticas. Todo ello es gestionado por la sociedad El Transbordador de Bizkaia, S.L.

14.- Puente de Róntegui.- Aunque este puente no es bilbaí­no, al igual que el Puente Colgante de Portugalete, también cruza la rí­a bilbaí­na, que, según la Carta de fundación de Bilbao, llega hasta su desembocadura en El Abra. Este puente cruza la ría del Nervión entre Baracaldo y Erandio.
La vía con más tráfico de Bizkaia
El puente se construyó entre 1977 y 1979 por el ingeniero José Antonio Torroja, pero no se llegó a inaugurar hasta mayo de 1983, por el entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea, ya que no se habían completado y habilitado sus accesos.
Debido a la existencia, entonces, de los Astilleros Euskalduna y por la arribada de algunos veleros de cierta relevancia social a la capital vizcaína, se tuvo que alcanzar la altura actual de este puente y para ello se tuvo que elevar la carretera N-637 varios metros hacia el barrio  de Rontegui. La infraestructura forma parte de la N-637, la carretera que soporta el mayor volumen de circulación de Bizkaia.
Fue construido con hormigón armado, en las pilas y pretensado en los tableros  que contiene acero estirado para comprimir mejor ese material hecho de cemento, arena, agua y grava.
La técnica empleada era novedosa en aquel momento y consistía primero en construir los pilares y estribos que iban a aguantar el viaducto. Después, se generaban los tableros con hormigón pretensado y se ubicaban partiendo de cada pilastra en ambos sentidos hasta que se fusionaban en el aire. Para ello se emplearon 35.000 metros cúbicos de hormigón, 4.500 toneladas de acero y 36.000 metros cuadrados de conglomerado asfáltico.
Con sus 42 metros sobre el nivel de la pleamar, altura que desciende hacia los estribos, tiene una longitud de 655 en el tramo norte (dirección Barakaldo)  y el sur veinte menos (dirección Erandio), con 7 vanos, uno de ellos de 146 m. de abertura, y unos 16 metros de anchura y cuatro carriles, originariamente eran tres, sin arcén en cada sentido (tablero). El canto varía entre 7,30 metros en los apoyos y 3,15 en el centro del vano y sobre los estribos.
Cada tablero está sustentado por 2 estribos y seis pilas de hormigón armado, estando empotrado en las dos pilas centrales, situadas a cada lado de la ría, mientras se  apoya en el resto y en los estribos.
Los estribos son cerrados, de hormigón armado, y su cimentación es directa, escalonada en dirección transversal.
Las pilas tienen una altura que oscila entre 12,8 metros la más baja y 40,5 la más alta. Las dos columnas centrales de cada tablero están cimentadas con pilotes de 1,80 m. y empotradas en el tablero, mientras que el resto se cimentan superficialmente y resisten su carga por medio de apoyos deslizantes.
Las pilas son cajones huecos rectangulares con un ancho constante de 8,0 m, y canto también constante de 2,0 m en pilas 1 y 6, 3,50 m en pilas 2 y 5, y 4,50 en las centrales.
En 2008 y en la actualidad se realizan algunas obras de mejora debido a la densidad de circulación. Las galerías que discurren bajo cada uno de los tableros son una especie de laboratorio donde cada quince minutos se pulsa el estado de salud del viaducto, mediante unos sensores que van registrando cualquier inclinación (cuatro clinómetros), fisura (seis fisurómetros) o junta de dilatación (tres extensómetros de hilo), se revisan también los drenajes y las superficies de rodadura.
Técnicos revisando los planos
 y lecturas de los sensores
En su primera semana de funcionamiento fue utilizado por más de 42.000 conductores. Hoy en dí­a es uno de los nexos de unión de mayor importancia entre las dos márgenes de la rí­a, soportando el paso de más de 135.000 vehí­culos al dí­a, de ellos 9.500 vehículos pesados.