jueves, 2 de abril de 2020

Capillas de la catedral de Burgos

Capillas
Vamos a intentar hacer un recorrido por las capillas más significativas de la catedral. Las he elegido por tener algún detalle significativo y diferencial del resto y ello les confiere esa particularidad a la hora de visitarlas.
He elegido una ruta que, a mi juicio, facilitará el recorrido sin dejar ninguna de visitar.
Entrada por la puerta del
Sarmental
Entraríamos por la puerta del Sarmental (situada en la fachada sur del templo y por donde se entra en las visitas) y dirigiéndonos a nuestra izquierda comenzaremos la visita por la Capilla de la Visitación, después seguiremos la dirección de las manecillas del reloj, esto es hacia el oeste, después el norte, luego el este y terminaremos en el sur. De esta forma podemos, si queremos, recorrer todas las capillas o aquellas que nos resulten más interesantes.

Capilla de la Visitación
Capilla de la Visitación
Se encuentra frente a la puerta del claustro alto, en el muro oeste del brazo sur del transepto; Su arco de entrada está cerrado mediante una reja gótica del siglo XV. Fue, también, un encargo del obispo de Burgos, Alonso de Cartagena,  al arquitecto Juan de Colonia, junto a la realización de las agujas de las torres y del crucero y fue terminada en 1442 en estilo gótico flamígero.
La capilla posee dos tramos, cubierto el primero de ellos con una hermosa bóveda de crucería estrellada de cuatro puntas, realizada por Juan de Colonia.
Bóveda de crucería estrellada
Un sepulcro gótico con túmulo exento de piedra y la figura yacente del obispo promotor se encuentra en el centro de la estancia. El túmulo es obra de Juan de Colonia, realizada antes de la muerte del prelado, y posee esculturas de santos en los costados, en la cabecera y en los pies.
Sin embargo, la estatua yacente fue ejecutada, probablemente, por Gil de Siloé cuarenta años más tarde, ya muerto el obispo. La estatua posee una rica ornamentación en sus vestiduras y fue tallada en alabastro.
Sepulcro del obispo
Alonso de Cartagena
En la estancia también hay otros enterramientos, hasta un total de catorce lápidas sepulcrales, tanto en el solar, como los del arquitecto Juan de Colonia y su mujer, a la entrada a la derecha, como en los muros laterales, estos de arcosolios góticos, con una rica decoración, son los sepulcros de familiares del obispo fundador. Amén de algunos lienzos entre los que sobresale uno de gran tamaño que representa a los Reyes Católicos y su corte ante Granada, antes de la conquista, obra de finales del XIX.
Retablo barroco
El frontal está presidido por un retablo barroco. Este retablo mayor es el elemento de culto más importante de la capilla y sustituyó  a otro gótico anterior.Se trata de una obra ejecutada a mediados del siglo XVII y que contiene pinturas sobre lienzo referidas a San Juan Evangelista y a la vida de la Virgen. Ocupando la calle central, una que representa la Visitación de la Virgen a su prima Isabel, episodio narrado por San Lucas en su evangelio. En otra se representa a Santa Isabel y la Virgen con sus hijos. Ambas dos, claramente inspiradas en los modelos del renacimiento italiano del XVI.

Capilla de San Juan de Sahagún
Retablo recocó
La capilla de San Juan de Sahagún, denominada así desde el siglo XVIII y conocida anteriormente  desde el siglo XIV con el nombre de capilla de Santa Catalina y también de los Rojas, familia que la construyó y la dotó y cuya huella queda reflejada en la abundante presencia de su emblema nobiliario, un escudo con siete estrellas, es una estancia de pequeñas dimensiones  con una sobria estructura arquitectónica y presidida por un  altar y un retablo de estilo rococó. 
Escudo nobiliario de los Rojas
La imagen que preside el retablo es la imagen del titular de la capilla, esto es, el agustino San Juan de Sahagún, con atuendo de canónigo y célebre en la ciudad por su caridad para con los pobres, así como por sus milagros. En la base del retablo se encuentra su relicario. La reja de entrada muestra la transición entre las formas barrocas y clasicistas.
La capilla conecta a través de un pasaje cubierto con bóveda de cañón con una pequeña estancia, sacristía, que, a su vez, comunica con la zona de Recepción.

Capilla de las Reliquias
Ante la necesidad y la dispersión de las diferentes reliquias que en la catedral se encontraban, en el siglo XVIII se materializó la idea de construir una capilla donde albergar el gran inventario atesorado por la catedral desde la Edad Media, y de esta manera exponerlas con dignidad y belleza. Así surgió la Capilla de las Reliquias.
Actualmente esta capilla sólo tiene acceso por la sacristía, a la que se entra por la capilla de San Juan de Sahagún pero puede verse a través de la reja acristalada que separa ambas capillas. Se encuentra entre las capillas de San Juan de Sahagún y la capilla de la Presentación, en un espacio que anteriormente estuvo ocupado por la capilla de San Pedro, que se habilitó para esta nueva función derribando el muro anejo a la de San Juan, antiguamente de los Rojas, y habilitando la entrada a través de un arco de medio punto con puerta enrejada.
Cúpula
Fue diseñada por el arquitecto carmelita fray José de San Juan de la Cruz y construida entre 1761 y 1763 por Fernando González de Lara y ya el 5 de mayo de 1765 todas las reliquias estuvieron ubicadas en sus emplazamientos actuales. Es de estilo barroco, aunque su decoración es de gusto rococó; de pequeño tamaño con muros lisos donde sólo destacan los escudos del cabildo. 
Posee una preciosa cúpula policromada, en cuyas pechinas aparecen representados las figuras de cuatro santos íntimamente relacionados con la historia de la catedral como son: San Juan de Sahagún, San Pedro Telmo, San Julián, obispo de Cuenca, San Indalecio, obispo de Oca.
A su vez la cubierta aparece decorada por unas esculturas, ocho, de estuco policromadas con el tema de las Virtudes: figuras femeninas ataviadas con ropajes de matronas clásicas que representan a la fe, esperanza, caridad, verdad, sufrimiento, castidad, bienaventuranza y martirio. La cúpula remata en una pequeña linterna con ventanales en todo su contorno.
  
Además se encuentran en esta capilla tres retablos-relicarios, de formas neoclásicas y también con decoración rococó. Están compuestos de banco, cuerpo y ático y están realizados en madera de pino. En sus nichos, se encuentran, en arquetas de materiales preciosos: marfiles, ébano, concha, plata…, tecas y bustos-relicarios, la colección de reliquias de la catedral. Fueron diseñados, al igual que la capilla,  por el carmelita fray José de San Juan de la Cruz, aunque realizados por Fernando González de Lara, al igual que la mayor parte de la decoración de la capilla. El retablo central dedicado a todas las reliquias y los otros dos a santa Casilda y la Inmaculada.
Relicarios
Tanto esta capilla como la anterior de San Juan de Sahagún han sido, recientemente, sometidas a un arduo proceso de restauración debido al deterioro de muchos de sus elementos.

Capilla de la Presentación
La capilla de la Presentación y la Consolación, también llamada de San José (por la preciosa imagen del patrono de la Iglesia universal, colocada a los pies del retablo) o de la familia Lerma Polanco está dedicada a la Consolación y a la Presentación fue realizada entre los años 1519 a 1524.  
Bóveda
La arquitectura, de estilo tardogótico, se debe a Juan de Matienzo, quien se inspiró en la Capilla del Condestable para crear un espacio de planta centralizada cubierto con bóveda estrellada sobre trompas dobles y con plementería central calada, sobre una linterna octogonal y por la que penetra la luz cenital.
Sepulcro de D. Gonzalo Díez de Lerma
Fue patrocinada por el canónigo Don Gonzalo Díez de Lerma, para que sirviera de capilla funeraria familiar y cuyo sepulcro tallado en alabastro blanco por Felipe de Vigarny, con su estatua yacente, colocada sobre cama sepulcral, enriquecida con tondos de virtudes y santos en los laterales y escudos en su cabecera y pies, ocupa el centro de la misma.
Adosados a las paredes, encontramos otros sepulcros de estilos gótico-renacentista y renacentista plateresco correspondientes a familiares del canónigo. Otros dos monumentos funerarios contienen un Cristo yacente tallado en madera por el taller de Diego de Siloé y una talla de la Virgen con el Niño, tallada en piedra y bellamente policromada del siglo XV.
Destaca en el retablo principal de estilo neoclásico el cuadro renacentista de la Sagrada Familia de Sebastiano del Piombo, traído de Italia por el propio canónigo D. Gonzalo Diez de Lerma. Y un precioso retablo pétreo de Juan de Vallejo, en el que sobresale el relieve central de la Piedad.
Una reja renacentista de Cristóbal de Andino separa el espacio de la nave.
Antes de entrar en ella puedes contemplar, en el Trascoro lateral, tres pinturas de santos venerados en la catedral: Santa Casilda, San Julián, obispo de Cuenca, y San Francisco, obras del benedictino Fray Juan Rizi.

Capilla del Santísimo Cristo
Seguimos avanzando hacia el oeste y encontramos una valla que separa las zonas de culto y de turismo. Para visitar esta zona tendremos que salir de la catedral y acceder a través de la portada de Santa María.
Ya en la zona de culto hay dos capillas destinadas permanentemente a la oración y a las celebraciones litúrgicas, a las que se puede acceder, como ya he dicho, por la portada principal de Santa María, una de ellas es la Capilla del Santísimo Cristo, en la nave de la epístola y otra la capilla de Santa Tecla, en la nave del evangelio.
Empecemos por la del Santísimo Cristo. En dicha capilla, todos los días, se rinde culto al Santísimo Sacramento y se realizan oficios religiosos.
Con forma de cruz latina alargada fue la primera de las adosadas a la nave de la Epístola. La capilla es una obra de estilo gótico, del siglo XIV, edificada sobre la crujía oeste de un antiguo claustro románico. El interior del acceso contiene una portada gótica de la segunda mitad del siglo XIII, en cuyo tímpano figura una escultura sedente de la Virgen con el Niño.
El retablo mayor actual, de estilo neogótico, fue diseñado por Vicente Lampérez. En su cabecera se exhibe la imagen del Santísimo Cristo de Burgos. Este Crucificado debió ser realizado en Flandes o en el norte de Alemania.
Se trata de una imagen milagrera, muy venerada desde antiguo, ya que los mercaderes burgaleses fundaron capillas bajo su advocación en Brujas y Amberes, y los agustinos extendieron su devoción por toda España e Hispanoamérica; con una iconografía particular de largas melenas, cuerpo ensangrentado y, sobre todo, unos faldones que le cubren casi por entero las piernas. A ella se atribuyen multitud de milagros.
La imagen reúne las características de la escultura gótica, data del siglo XIV y es de gran realismo, al estar articulado, contar con cabellera, uñas y barba humana, y estar el cuerpo de madera forrado de piel de vacuno que simula la humana. Los brazos, articulados, permitían escenificar tres escenas distintas de la Pasión durante los Oficios de Semana Santa (Crucifixión, Descendimiento de la Cruz y Santo Entierro) con una misma imagen. En sus pies, huevos de avestruz traídos a Burgos desde África por un comerciante local, esos huevos simbolizan el nido de gaviota que tenía la cruz del Cristo cuando fue encontrado flotando sobre las olas por el mercader burgalés.
Una leyenda atribuye la autoría a Nicodemo, que lo habría modelado sobre el cuerpo de Jesús al bajarlo de la Cruz. Todos los burgaleses conocen su leyenda, que afirma que en la Edad Media, Otra leyenda dice que, el Cristo había sido hallado hace 500 años, cuando un acaudalado comerciante de origen burgalés, en uno de sus viajes por Alta Mar, encontró casualmente un galeón vacío donde sólo había un arcón en el que se encontraba la divina imagen del Crucificado y unas tablas que decían que fuese cual fuese la costa a la que llegase pusieran la imagen en un lugar decoroso. Recogiéndola de las aguas, la llevó hasta su Burgos natal y allí la depositó en el convento de los Agustinos, afirmándose que las campanas «doblaron por sí solas a la entrada del Cristo en la Iglesia». Según otra leyenda, el Cristo de Palencia fue encontrado flotando en el mar por un vigía de la flota de Alfonso Enríquez, almirante de Castilla, entre 1407 y 1410. Como podéis ver hay donde elegir. ​
Sin embargo, la escultura no siempre estuvo en la catedral, ya que originariamente se encontraba en el Monasterio de San Agustín de la capital burgalesa.
Durante la guerra de la independencia se trasladó a la catedral para garantizar mejor su seguridad y después volvió a San Agustín, sin embargo, cuando se produjo la desamortización de Mendizábal, en 1860, el Cristo volvió a llevarse a la catedral, donde permanece desde entonces.
En la capilla se conservan también numerosos sepulcros, algunos procedentes del viejo claustro del siglo XIII y otros modernos, del XIX. A un lado del presbiterio se muestra una escultura pétrea de la Virgen con el Niño fechable en el siglo XIV.

Capilla de Santa Tecla
Pasamos a la nave del evangelio y bajo la arcada que sostiene la popular figura del Papa-Moscas y ocupando los cuatro primeros tramos, desde los pies, nos encontramos con la capilla de Santa Tecla, de amplias proporciones, construida en estilo barroco entre 1731 y 1736, por iniciativa del arzobispo D. Manuel Samaniego.
Para su construcción se fusionaron cuatro pequeñas capillas, tipo hornacinas, poco profundas y que ocupaban cada uno de los cuatro primeros tramos. Además se utilizó una iglesia parroquial, de Santiago de la Fuente, anexa a su lado norte. Entre los arquitectos involucrados, que fueron varios, destaco el nombre de Alberto Churriguera, hermano de José Benito, y que diseñó el trazado de la capilla.
Cuatro grandes arcos ojivales, sostenidos por robustos machones comunican la capilla con la nave, aparecen cerrados por rejas con restos de policromía de su época, y cuyos coronamientos aparecen rematados por escudos: el catedralicio con la simbólica azucena, y el del arzobispo Samaniego.
La advocación completa de la capilla es de Santa Tecla (virgen y mártir del siglo I) y Santiago (Santa Tecla por iniciativa del obispo promotor que procedía de la diócesis de Tarragona donde se tenía gran devoción a dicha santa y Santiago, en recuerdo de la parroquia suprimida). Hoy en día, una gran parte del culto regular de la Catedral se oficia en esta capilla.
Bóveda central y lateral
De todas las capillas, a excepción de la de los Condestables, es el espacio más voluminoso, la planta mide 26 metros de longitud por 17 de anchura, ya que como he dicho, con anterioridad, ocupa cuatro tramos de la nave del evangelio, delimitados por poderosos contrafuertes y apoyándose en las recias pilastras mediante arcos de medio punto, se levanta a 17 metros de altura la cubierta con dos bóvedas de crucería octopartitas, en los laterales y ocupando, los dos tramos centrales, una cúpula semicircular gallonada de 10 ms. de diámetro sobre pechinas que tienen en su interior las figuras de los cuatro evangelistas; todas ellas decoradas profusamente con yeserías policromadas: motivos vegetales, medallones, molduras, bustos, figurillas de angelotes coronados de guirnaldas  y sosteniendo canastillas de frutas, y serafines…, rellenan todos los espacios, en un horror vacui propio del barroco dieciochesco y dan la sensación de grandiosa y solemne magnificencia. Juan de Areche fue el autor de tamaña ornamentación.
Detalle bóveda central
El retablo mayor que se alza sobre un presbiterio de 8 escalones, es de fantástica arquitectura, dorado y policromado en estilo churrigueresco, y está estructurado en torno a cuatro columnas-estípite de éntasis invertidas y sostenidas, las dos centrales, por ángeles vigorosos. 
Contiene imágenes del martirio de Santa Tecla, la imagen es de madera, policromada, con ojos de cristal. En la escena Santa Tecla está en la hoguera mientras los secuaces mohometanos aportan troncos de leña para alimentar el fuego que amenaza consumir a la Santa. Recubre el trono una marquesina en forma de polígono, que imita un templete y que tiene en su lado frontal al Niño Dios sosteniendo el Universo y en los extremos a San Ignacio de Loyola y a San Francisco Javier. Corona la banda central, la airosa figura ecuestre de Santiago Matamoros. En los laterales la figura de Sto. Domingo de la Calzada (lado del Evangelio) con la clásica gallina, y en el lado de la Epístola la estatua de San Antonio Abad.
Detalle Sto. Domingo de
la Calzada
El mobiliario devocional se completa con otros cuatro suntuosos retablos laterales barrocos, bajo los arcos apuntados que corresponden al lado del Evangelio, en recuerdo de las cuatro humildes capillas que antaño existieron. Entre los que destacan las imágenes de la Virgen de Gracia y de Santa Lucía, del siglo XVII.
Pila bautismal  S.XIII
Conserva esta capilla a los pies una pila bautismal de principios del siglo XIII, con forma de taza apoyada sobre pie circular y cuya copa se ilustra con el apostolado bajo arquerías, unas semicirculares y otras apuntadas, como recuerdo de la antigua condición parroquial de una parte de la capilla. En esta pila fueron bautizados el Rey Don Pedro I el Cruel o Pablo de Santa María, el célebre judío converso, que más tarde fué Obispo de Burgos.
En el pavimento, a los pies del presbiterio, se encuentra una cámara sepulcral o carnario (vulgarmente carnero).

Capilla de Santa Ana o de la Concepción
Pasado el trascoro, situados en la nave del evangelio y fuera de la zona de culto llegamos a la Capilla de Santa Ana o de la Concepción. Ocupa lo que fueron las antiguas capillas de Santa Ana y de San Antolín más un pequeño patio o plaza que se encontraba tras ellas, ocupa los tramos quinto y sexto, si empezamos por los pies, del lado del Evangelio justo antes del crucero de la catedral.
Fue construida entre 1477 y 1488 por la familia Colonia, la inicia Juan y la concluye su hijo Simón, en estilo gótico isabelino.
El obispo D. Luis de Acuña y Osorio ordenó su construcción, dedicada a la Inmaculada Concepción de María y para servirle de enterramiento.
Retablo Mayor
En ella podemos encontrar dos de las principales joyas artísticas de la catedral, por un  lado el retablo mayor, obra maestra del escultor Gil de Siloé, y el sepulcro renacentista, de principios del siglo XVI, del obispo D. Luis de Acuña, realizado por Diego de Siloé, hijo de Gil de Siloé.
Sepulcro del obispo Luis de
         Acuña y osorio
El acceso a la Capilla se hace a través de dos arcos cerrados con unas rejas góticas de hierro forjado y dorado con crestería sobre la que va un remate de dos pináculos y arquillos conopiales, con los blasones del obispo sostenidos por dos grifos rampantes, acompañados de los nombres del eclesiástico y el rejero.
Bóveda estrellada
La cubierta consiste en dos bóvedas ensambladas de crucería estrellada, de seis puntas y de menor tamaño la más cercana a la reja y de cuatro puntas pero más compleja en su estructura con nervios adornados de caireles la interior.
Sus muros se hallan revestidos de sepulcros y retablos. A la entrada el sepulcro de D. Fernando Díaz de Fuentepelayo, canónigo y primer capellán y hombre de confianza de D. Luis. 
Sepulcro de D. Fernando
             Díaz de Fuentepelayo

Es obra del gótico florido y en él pudieron participar conjuntamente Simón de Colonia y Gil de Siloé. El sepulcro, adosado a la pared,  es un arcosolio angrelado de arco rebajado abarcado por otro conopial con remates entrecruzados y con el escudo del difunto sostenido por ángeles tenantes y en la parte superior el frontón con un Dios Padre central y una Anunciación  bajo doseletes calados.
Detalle

 En la parte inferior destaca, sobre el sepulcro decorado con una Epifanía, la magnífica estatua yacente del arcediano con el libro en las manos, acompañado de un paje a los pies, y el relieve central con el Nacimiento de Cristo y la Adoración de los pastores en el tímpano. Todo el conjunto está flanqueado por dos estilizados pináculos laterales.
En el muro del fondo, frente a la puerta, hay otro gran arco sepulcral de los familiares del obispo D. Luis, obra de los siglos XVI y XVII.
En el muro del ábside se halla el fastuoso retablo mayor, de estilo gótico flamenco, dedicado a San Joaquín y Santa Ana; es obra de Gil de Siloé, que ultimó el cuerpo central en 1492.
El retablo se compone de banco o predela, cuerpo principal de tres calles separadas por pilastras-pináculos, con gran número de pequeñas esculturas  de profetas, patriarcas, santos… muchos de ellos no identificados, pues aunque portan filacterias, en muchas de ellas no figuran sus nombres, y culmina en el ático con un calvario. Y todo ello sobre un fondo azul celeste y estrellado.
Predela del retablo Mayor
En la predela se presenta, bajo un doselete corrido, la escena de la Resurrección de Cristo, con la corona de espinas, mostrando las llagas, y flanqueado por ángeles que portan los instrumentos de la Pasión. A su derecha la Virgen y San Juan y a su izquierda María Magdalena y otra mujer. En las tablas laterales del banco se ubican los Santos Pedro, con las llaves y Pablo con la espada y los evangelistas con sus símbolos correspondientes.
Escena central y árbol de Jessé
En la calle central se desarrolla lo más importante del programa iconográfico: la genealogía humano-divina de Jesucristo. En la parte inferior está Jessé, padre de David, dormido, y de cuyo pecho sale el árbol que representa la genealogía de la Virgen: los brotes laterales fructifican en las figuras de los reyes de Judá, que envuelven la escena central del abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, de la cual emergen unas ramas que culminan en la parte superior en la imagen sedente de María con el Niño. Se trata de una exaltación de la Inmaculada Concepción de la Virgen, al tiempo que se glorifica su estirpe real. Escoltan a la Virgen y el Niño dos figuras femeninas que alegorizan el Antiguo y el Nuevo Testamento. Un Calvario exento remata el retablo en el ático, con el sol y la luna fijados en el cielo abovedado.
Calvario del retablo
En las calles laterales, más estrechas, vemos a la izquierda al obispo Acuña, orante y ataviado con ropa arzobispal, por encima el Nacimiento de la Virgen y los desposorios de María y José. A la derecha se puede ver a San Huberto o San Eustaquio como cazador, y por encima la Presentación de María en el templo y la aparición del ángel a San Joaquín.
La decoración, el estofado y policromía son obra del pintor burgalés Diego de la Cruz, su colaborador.
Retablo de Sta Ana.Detalle central
También hay que destacar el retablo de Santa Ana, se encuentra nada más entrar a mano derecha. Es una obra en piedra y madera, de estilo renacentista-plateresco realizado también por Diego de Siloé, en 1522. Está decorado con medallones y lo preside en el nicho central el grupo escultórico de Santa Ana triple (Santa Ana, la Virgen y el Niño)  policromado y flanqueado por dos hornacinas con los santos Bartolomé y Vítores.
En el centro de la capilla se halla el sepulcro del obispo  fundador, tallado en fino alabastro por Diego de Siloé. Se compone de un sarcófago exento en el que destaca la estatua yacente realizada con un gran realismo. Aparece vestido con traje pontifical, con báculo, mitrado y con la cabeza apoyada en dos almohadones. 
Detalle

Le rodea una inscripción en latín donde figura el año del fallecimiento 1495. El pedestal aparece adornado con bajorrelieves de las virtudes cardinales y teologales más una sibila para completar la composición de dos figuras por lado. También en cada lado de la urna, en el centro, aparece su emblema heráldico sostenido por grifos alados
 A la izquierda según se entra, cuelgan dos cuadros: El de la Sagrada Familia, óleo sobre tabla, y el de San Bartolomé, óleo sobre lienzo. Junto a los cuadros se han colocado tres vitrinas que muestran ornamentos litúrgicos de los siglos XV y XVI.
Martirio de S. Bartolomé
Los otros dos retablos que hay en la capilla son retablos neogóticos del siglo XIX.
Si proseguimos nuestra visita pasaremos por el transepto norte dejando a nuestra izquierda la famosa Escalera Dorada y la puerta de la Pellejería para acercarnos a la capilla de San Nicolás.

Capilla de San Nicolás
En el muro oriental del primer tramo del brazo norte del transepto, bajo el correspondiente arco del triforio, se abre el arco de acceso a la pequeña capilla gótica de San Nicolás, paralela al primer tramo del brazo norte de la girola.
 
Retablo Mayor
Es la capilla más antigua del templo, del primer tercio del siglo XIII, su arquitectura por tanto, es del más primitivo y clásico gótico. Fue patrocinada por el Capiscol de la Catedral Don Pedro Díaz de Villahoz, muerto en 1230.
Bóveda octopartita
Se cubre con bóveda de crucería simple, octopartita y está iluminada por dos ventanales, alargados y ojivales sin ornamentación de tracería, ni maineles.
 Contiene, en el muro izquierdo, el sepulcro gótico del fundador bajo un arcosolio con un interesante bulto yacente. 
Retablo románico
Bajo los ventanales hay colocado un pequeño retablo románico, del siglo XIII, que fue traído, en la década de los veinte del siglo XX, de Santa María de Mave (Palencia) y restaurado en 1996.
Parte inferior del retablo
Este retablo, tallado en madera y policromado, está formado por dos piezas; la inferior, rectangular, pudo servir de frontal, ya que en el centro presenta un espacio vertical rectangular que contiene un mandorla a la que estuvo adosado un Pantocrátor, hoy desaparecido, y que está rodeada, en sus enjutas por el Tetramorfos, del que falta el león de San Marcos, y dos recuadros laterales en los que, bajo dos series superpuestas de seis arquerías, tres a cada lado, hay un Apostolado, del que faltan cuatro de los Apóstoles y en el que solamente son identificables San Pedro y San Juan.; sobre cada serie de arcos hay decoración de castilletes y, en el marco, decoración de rosetas.
Parte superior del retablo
La pieza superior, que se supone realizada con posterioridad, tiene forma pentagonal y está organizada en tres cuerpos, los dos inferiores divididos en dos calles por un arco trilobulado que sirvió de marco a la imagen románica de la Virgen que aún se conserva en el templo de Santa María de Mave; en las dos calles del cuerpo inferior, cobijadas en arcos trilobulados, tres en cada calle, se hallaban, a la izquierda, las figuras de los tres Reyes Magos, de las que solamente se conserva una arrodillada y, a la derecha, las de San José, el ángel de la Anunciación y la Virgen, de las que solamente se conserva la del ángel; en el cuerpo intermedio, también bajo arcos trilobulados pero en espacios apaisados, aparecían las escenas de la Visitación, el Nacimiento, la Huida a Egipto y otra no identificable, de las que solamente se conserva la escena del Nacimiento, con la Virgen en la cama y el Niño sobre ella, tal como aparece tallada en algunos capiteles tardorrománicos; el cuerpo superior lo constituyen tres enmarcaciones, actualmente vacías, triangulares las dos laterales y pentagonal la central, siguiendo el principio de adaptación al marco.
Detalle de la parte inferior
Detalle de la parte superior
Ambas piezas solamente conservan algún resto de su policromía, pero la diferente decoración y la distinta bordura, de rosetas la inferior y de cordón la superior, junto a la diferente datación, hace suponer que ambas eran independientes.
Coronamiento de la reja de entrada
Bajo, en el suelo, está colocado el sepulcro románico de la Infanta Sancha, hija de Alfonso VIII, que murió a los seis años. Este sepulcro fue trasladado a esta capilla desde la de San Enrique en el año 2000.

Capilla de la Natividad de la Virgen María
La capilla actual, recientemente restaurada, es del siglo XVI, está considerada como una joya del renacimiento pleno, tanto por su arquitectura como por su escultura. 
Se levanta en el espacio que ocupaban dos viejas capillas góticas del siglo XIII, dedicadas a San Gil y a San Martín de Tours y demolidas entre 1562 y 1582 y que fueron unificadas bajo una única bóveda de planta oval. Esta capilla nueva fue fundada como capilla funeraria por Ana de Espinosa, viuda de D. Pedro González de Salamanca, y construida por Martín de Bérriz  y Martín de la Haya.
Bóveda ovalada
La arquitectura de la capilla pertenece al estilo renacimiento-manierista y en ella destaca la magnífica cúpula ovalada con linterna, que cubre el espacio rectangular, decorada con los cuatro evangelistas policromados y los cuatro doctores de la Iglesia, San Gregorio, San Agustín, San Jerónimo y San Ambrosio, en las pechinas como bajorrelieves también policromados.
Pechina. San Gregorio
En los laterales una doble columna estriada mantiene el arco. Entre las columnas destacan las estatuas de San Pedro y San Pablo, y en el segundo cuerpo, también de dobles columnas estriadas, Santa Ana y Santa Catalina.
S. Pedro
En el ábside se halla el retablo mayor, obra manierista de madera de nogal, dorada y policromada, enmarcado dentro de un gran arco triunfal en piedra, que asciende hasta la cúpula y con abundante decoración escultórica. 
El retablo se compone de banco o predela, dos cuerpos y un ático o remate, dividido en tres calles. En los relieves de la Natividad de la Virgen y de otros temas marianos trabajaron los escultores Domingo de Bérriz y Martín de la Haya, la policromía corrió a cargo del dorador Juan de Cea; todo ello fue realizado entre 1580 y 1585. 
Predela. Escena Última Cena
En la predela tres escenas: central con la última cena, escoltada con dos escenas de la Pasión. Las calles laterales que acaban con un frontón semicircular representan escenas marianas (abrazo de Joaquín y Ana, la Anunciación o la visita de María a su prima Isabel) y en la calle central se representa la Natividad de Nuestra Señora en el primer cuerpo y la adoración de los Reyes Magos en el segundo, acabando la calle central en un frontón partido, sobre el que se representa el tradicional Calvario con la Virgen y San Juan con los ángeles pasionarios a su alrededor y las tallas de S. Gil y S. Martín a ambos lados como recordatorio de las capillas que dieron origen a ésta.
Primer cuerpo. Natividad de Nuestra Señora
En el muro de la izquierda hay dos lienzos del S. XVII, de S. Francisco de Asís y San Antonio de Padua.
Entre ambos y  bajo un arcosolio se halla un pequeño retablo, con un tríptico flamenco de la primera mitad del siglo XVI, que representa un Cristo con la Cruz a cuestas, con San Pedro y Santiago a ambos lados. El retablo culmina con una Piedad.
Retablo bajo arcosolio
A los pies de la capilla la sillería del coro también de estilo renacentista es de nogal y de gran calidad con preciosos relieves de la Anunciación y las Virtudes teologales y cardinales, obra de Martín de la Haya.
Sillería
Pedro de Arce realizó la vidriera, perdida en 1813, y Denys de León la reja.

Capilla de la Anunciación
Bóveda sexpartita
La capilla de la Anunciación, o de San Antonio Abad, de planta hexagonal irregular, es una de las primitivas capillas del siglo XIII,  se cubre con bóveda de crucería simple de seis nervios (sexpartita) con sus respectivos plementos uno de los cuales, el que da a la entrada a la capilla) tiene un tercelete.
En el lado norte/oeste queda un espacio triangular que la une a la capilla de la Natividad y se cubre con bovedilla de terceletes y en el que se encuentra una pequeña sillería coral con seis estalos de nogal del siglo XVII.
En el muro del oeste, junto a la reja de entrada, hay un arco sepulcral del siglo XV, con estatua yacente de un clérigo no identificado, bajo un arco rebajado, cuyo tímpano está ocupado por un Calvario.
En el muro norte hay un arco funerario, transformado en altar retablo con un lienzo de Santa María Magdalena, escoltado, en los laterales, por un tetramorfos pétreo y culminado por el tradicional Calvario.
La entrada se encuentra cerrada por un enrejado, recientemente restaurado y rematado por el escudo y las armas del Obispo de Ciudad Rodrigo D. Juan de la Torre y Ayala
El espacio se encuentra iluminado por tres ventanales, también recientemente restaurados siguiendo los modelos caustrales, para garantizar la estanqueidad, ya que la capilla al dar a norte sufre las inclemencias del tiempo atmosférico.
Retablo
Sirvió de enterramiento a algunos miembros del capítulo y a algún obispo y, en la primera mitad del siglo XVI (1540) se encargó el retablo manierista/romanista que hoy la preside y que fue realizado por el escultor Juan de Lizarazu y por el pintor y dorador Lázaro de Azcoitia.
Credencia. S. XVIII
El retablo tiene tres cuerpos con tres esculturas cada uno, separadas por columnas abalaustradas, realizado por discípulos de Diego de Siloé y Cristóbal de Andino y se remata con el escudo de las cinco llagas entre ángeles y el busto del Padre Eterno. En el cuerpo alto aparecen S. Juan Evangelista, San Jerónimo y Santa Catalina; en el central San Sebastián, el Ecce Homo y San Roque, y en el banco San Juan Bautista, la Anunciación y San Antonio abad.  A su lado se encuentra una credencia del siglo XVIII con escena de la Anunciación.
S. Antón. S. XIII
En el centro del pavimento, remarcado con geometría de pizarra se halla la cripta donde descansan los restos mortales del Obispo de Ciudad Rodrigo antes mencionado. En la clave de la bóveda se encuentra la figura del obispo.

Capilla de San Gregorio
La Capilla de San Gregorio, también se llamó anteriormente de S. Juan Evangelista hasta el siglo XV, y, aunque no está totalmente documentado, también de Santiago Apóstol, como lo acredita la clave de su bóveda con la representación del patrono de España combatiendo a los árabes.
Clave con Santiago Apóstol
Desde el siglo XVI (1576), en que el Papa Gregorio XIII, le concedió altar privilegiado, ha prevalecido la denominación de San Gregorio.
Es esta capilla, una de las más antiguas de la catedral ya que es una de las dos que quedan de la girola de los últimos años del S. XIII y que a su vez había sustituido a otra anterior.
Es de planta similar, aunque esta vez es pentagonal achatada, a su gemela de la Anunciación y se cubre con bóveda sexpartita. Ha sufrido modificaciones, a lo largo de los años, en muros y ventanales, por causas diversas. Al construir la capilla del Condestable, de la que es aledaña, hubo que alterar el muro este y con posterioridad se suprimieron las tracerías de los ventanales para conseguir una mayor iluminación en el interior.
En el transcurso del tiempo ha tenido tres retablos, hechos expresamente para la capilla. En todos ellos presidía la imagen de San Gregorio, que ahora puede verse sobre el pedestal situado a la izquierda del retablo.
El actual retablo de San Pedro de tres cuerpos con tres calles procede de la Iglesia de Castromorca, y es obra de Pedro de Robledo. Las esculturas son de Toribio Fernández y  los relieves fueron tallados por Marcos Díez. 
En la predela dos escenas con la presencia de s. Pedro: el prendimiento y la transfiguración, debidamente separadas por las imágenes de los evangelistas con sus símbolos.
Predela: Prendimiento

En el primer cuerpo el sagrario con la figura central del Ecce Homo, en el cuerpo superior la imagen de S. Pedro escoltada por dos escenas con pasajes de su vida: recibiendo las llaves, velando el prendimiento de Jesús y por encima  los padres de la iglesia: San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo y San Gregorio. Para culminar el copete con la imagen de San Miguel arcángel
Cuerpo superior: S. Pedro y Padres de la Iglesia
Dentro de esta capilla son obras de gran calidad artística los sepulcros de los Obispos D. Gonzalo de Hinojosa, y el de D. Lope de Fontecha. 
Sepulcro de D. Gonzalo de Hinojosa
El primero, adosado al muro norte, es un sepulcro con motivos alusivos a la muerte y a la liturgia funeraria del Obispo bajo dosel gótico corrido. Sobre él sobresale la figura yacente del Obispo, vestido de pontifical. Sobre el mismo sepulcro aparece la inscripción histórica de la concesión de Altar Privilegiado.  Más arriba, cerca de la bóveda, se halla un lienzo, recuperado, de grandes dimensiones con el martirio de San Pedro,  realizado por Mateo Cerezo, el Viejo en 1646.
Sepulcro de D. Lope de
 Fontecha
El de D. Lope de Fontecha tiene carácter de monumento funerario y se halla en el muro de la derecha. Consta de arcosolio, en cuyo frente se hallan en relieve el Nacimiento de Jesús y  la Adoración de los Magos. Sobre ella descansa el obispo, yacente, con atuendo pontifical y séquito a su alrededor desarrollando la liturgia funeraria y al fondo el relieve de una Déesis,  Cristo en Majestad (pantocrátor) flanqueado por la Virgen María y San Juan Apóstol y Evangelista orantes y, envolviendo el arco un alto gablete con los doce apóstoles, culmina con la Coronación de la Virgen.
Detalle  del sepulcro de D. Lope de
          Fontecha
Estas tumbas eclesiásticas muestran una rica iconografía muy informativa sobre las costumbres y los ritos funerarios de la época.
En el cerramiento de la verja conserva el escudo del Cabildo.
A continuación está la capilla del Condestable de la que he dado una cumplida explicación con anterioridad, por lo que saltaremos al siguiente habitáculo que es la capilla de San Juan Bautista y Santiago.

Capilla de San Juan Bautista y Santiago. El tesoro
Bóveda de la capilla de S. Juan Bautista
A la Capilla de San Juan Bautista se accedía desde la galería del claustro y a la de Santiago desde la girola, pero a lo largo de la primera mitad del siglo XVI (1524 – 1534)  Juan de Vallejo derribó el muro que las separaba, unificando los dos espacios en uno sólo más amplio, de planta más irregular, pero de gran esbeltez con una cubierta de crucería estrellada de cuatro puntas en la capilla de San Juan Bautista y una bóveda de compleja crucería estrellada de bellas nervaduras y elegantes claves decoradas, en la de Santiago, ésta última profundamente reformada por Vallejo.
Clave dela bóveda
En la portada de la antigua capilla de San Juan Bautista, convertida en sacristía, coro y antesala de la de Santiago, podemos observar unas interesantes policromías en el tímpano y la imagen de la Virgen con el Niño. En el esquinal del claustro, situado detrás, se halla el grupo escultórico de la Anunciación del Ángel a la Virgen entre dos profetas, donde merece especial mención el tratamiento de la imagen de la Virgen. En su interior se hallan dos bellos sepulcros de la familia Cabeza de Vaca. 
Sepulcro del maestre Pedro
              Hernández Cabeza de Vaca
Mientras, la amplia capilla de Santiago, que ha estado destinada a parroquia en los últimos siglos, es hoy la sala del Tesoro y es ahora el espacio museístico más importante y la principal sala del Museo de la catedral.
Sepulcro del obispo Juan Cabeza
de Vaca
En el muro izquierdo de la estancia se halla un hermoso sepulcro renacentista, uno de los más bellos de la catedral con columnas cariátides, a ambos lados del arco; con ángeles, en las enjutas del mismo; con un frontón coronado por un Calvario y presidido por la escena de la Asunción de la Virgen, entre los medallones de San Pedro y San Pablo; con la escena del Bautismo de Cristo, en el fondo del arco, y con la figura del finado, en bulto redondo, y una cartela sostenida por niños, bajo el sepulcro propiamente dicho; el conjunto fue realizado, con la intervención de Juan de Vallejo y la colaboración de otros escultores. Frente a este sepulcro, en el muro frontero, se hallan otros dos sepulcros, de la familia Astudillo, en los que destaca un relieve policromado de la Eucaristía.
El retablo de la capilla, dorado y policromado, es del siglo XVI, pero restaurado, está presidido por un Santiago matamoros, en el centro, y las tallas de San Juan Evangelista y Santa María Salomé, en las calles laterales; junto al retablo, al lado derecho, hay una talla de Cristo atado a la columna y flagelado, obra de Diego de Siloé.
Repartidas por la estancia hay importantes obras de arte, como algunos tapices de los siglos XV y XVI, nueve tablas góticas, de finales del siglo XV que formaban parte del  retablo de las Reliquias. El conjunto tenía la forma de un gran armario, por lo que las puertas se hallaban pintadas por el interior y por el exterior. Cerrado mostraba la Pasión de Cristo y abierto dejaba ver las reliquias mostrando en las puertas la Infancia de Jesús.
Cruz del siglo XII-XIII
Vemos cruces de marfil y de orfebrería de diversas épocas y estilos, entre las que destaca una cruz arzobispal, que se halla colocada en una vitrina junto a la salida hacia el claustro bajo, es de plata repujada y sobredorada, cincelada por Juan de Horna  en 1537 como cruz episcopal, con un solo brazo, y para conmemorar  que Burgos fue elevada a sede arzobispal, en 1574, Juan de Arfe (autor de la célebre custodia de la catedral de Sevilla) en 1590 realiza el segundo brazo transversal, ajustándose en estilo y forma al estilo del maestro anterior.
Cáliz. S. XVI
Encontramos cálices y portapaces de los siglos XVI al XIX, entre ellos un cáliz gótico de oro con engastes de perlas,  piedras preciosas y esmaltes y un portapaz con la Virgen sedente y el Niño... También el ajuar litúrgico de la capilla del Condestable y de la capilla de la Purificación con: patenas, vinajeras, sacras, portapaces, relicarios como los de plata sobredorada de San Pedro, San Pablo y Santiago; un altarcito portátil de marfil, de finales del siglo XV, regalo del rey Manuel I de Portugal al Condestable; un cuadro de Mateo Cerezo, del siglo XVII, que representa a San Francisco de Asís; una custodia neogótica, de oro marfil y piedras preciosas.
Altar portátil
También se expone una muestra de pintura flamenca y española que representa la muerte de Cristo: Cristo bajado de la cruz, la Resurrección y la Ascensión.
Una obra de orfebrería más moderna es la espectacular custodia de oro, marfil, esmaltes y piedras preciosas realizada en 1927 por Granda, que es utilizada en la procesión del Corpus Christi.

Capilla de Santa Catalina
Retablo/templete central
Fue edificada en el primer tercio del siglo XIV (1316), siendo la capilla más antigua del Claustro Alto de la Catedral de Burgos y utilizada como sala capitular hasta 1586. También sirvió para algunas importantes sesiones del Concejo de la ciudad.  
Altar de Sta Catalina
Documentos y códices
En el siglo XVI sufrió una reforma que la llevó a convertirse en sacristía mayor, y comenzó a decorarse con los retratos de obispos y arzobispos tras la creación de la archidiócesis de Burgos en 1574. En el siglo XVIII se manda hacer la cajonería, retablos (templetes) y pavimento; destacando el retablo central con la imagen de la santa titular.
Su portada ojival, abocinada con arquivoltas decoradas con motivos vegetales y geométricos tiene en su tímpano un relieve policromado que representa el Descendimiento y, en el dintel y las jambas, abundante decoración de castillos y leones.
Portada con el Descendimiento
Bóveda estrellada
Se cubre con bóveda estrellada de ocho puntas cuyos nervios descansan en ocho arcos que están sostenidos por ocho columnas  fasciculadas, que no apoyan en el suelo de la capilla sino en ménsulas, a modo de capiteles policromados, situadas a media altura y en las que se representan escenas propias de la literatura cortesana: caza, cortejo... Hay una donde se representa la rendición de los nazaríes a Fernando III. En la clave central se representa una Déesis.
Los muros están casi completamente cubiertos con los retratos de los obispos y arzobispos de Burgos, hasta un total de 134, desde la época en la que la sede estuvo en Oca, los primeros fueron pintados entre 1571 y 1579, hasta nuestros días, siendo la mayor parte de estos retratos “inventados”.
Virgen de Oca. Gótica
 También se exponen en esta capilla algunas tallas de valor, como la gótica de la Virgen de Oca, que en el siglo XIV sustituyó a la imagen titular de la primitiva diócesis, y algunos de los documentos y códices más valiosos del Archivo, como el documento fundacional del Infantado de Covarrubias, la carta de arras del Cid y la Biblia de Cardeña.

Capilla del Corpus Christi
Portada con Deesis y mecenas
A continuación en la galería oriental del claustro nos encontramos la entrada en la capilla del Corpus Christi con una portada gótica de arco apuntado ojival en cuyo tímpano figura un relieve con la Déesis sobre un fondo estrellado, donde Cristo Juez aparece rodeado de cuatro ángeles que portan símbolos de la Pasión y acompañado de la Virgen y San Juan, mientras que en el dintel aparecen los mecenas de la capilla, el noble Juan Estébanez Castellanos y su esposa, arrodillados a uno y otro lado de su escudo, escudo que cubre las jambas y la parte interior del dintel. La vestimenta que llevan sería la propia de la época y de la clase social que representan
La capilla fue construida hacia 1373, es de planta rectangular y se cubre con dos tramos de bóvedas de crucería simple, octopartitas que se apoyan en ménsulas decoradas con ángeles y rostros humanos. El pavimento es el original y sus muros, en general, aparecen libres de columnas y de adornos arquitectónicos hasta el arranque, sobre ménsulas, de las bóvedas, a excepción de los repetidos escudos de armas que aparecen en los plementos, claves y paramentos.
García Fernández de Castellanos
La capilla contiene varios sepulcros entre ellos el del hijo del fundador, cuya estatua yacente sobresale escasamente del pavimento, amén de otros dos, en arcosolios, uno doble de mármol bajo la escalera de acceso al Archivo, en el muro sur y otro situado a la altura del descanso de la citada escalera, bajo un arcosolio conopial angrelado.
Cofre del Cid
Pero, es de destacar, por su relevancia histórica, la presencia del llamado Cofre del Cid, arcón medieval, del siglo XIII/XIV que según la tradición fue empleado por el héroe castellano para engañar a los judíos de Burgos y poder sufragar sus mesnadas, pero que estuvo destinado a guardar los documentos del cabildo y que cuelga en el muro norte de la estancia entre dos escudos de Castilla.
Al fondo de esta estancia, a la derecha, una sencilla puerta renacentista nos conduce a la Sala Capitular. Y, en el frontal del enterramiento situado en el suelo, se ha colocado una copia del Santo Cristo de Burgos.
Archivo catedralicio
Archivo de la catedral
El Archivo está situado sobre la capilla del Corpus Christi y sobre la contigua sala capitular moderna. Custodia una importantísima documentación que abarca desde el siglo X al XIX y en la que destacan el documento fundacional de la abadía y del Infantado de Covarrubias, del 978, como documento más antiguo o la carta de arras del Cid, de 1074, así como  numerosos privilegios de los reyes castellanos sobre distintas cuestiones. También custodia el Archivo valiosos códices e incunables.
Sala Capitular
Como ya he dicho con anterioridad en el muro sur de la capilla del Corpus Christi, bajo la escalera del Archivo, se abre la puerta de acceso a la sala capitular, anteriormente biblioteca del cabildo; fue construida por Martín de la Haya en 1596, con el patrocinio de Alonso de Cartagena.
Artesonado mudéjar
Se trata de una sala rectangular de sencilla y austera arquitectura, en cuya techumbre aparece un rico artesonado de traza arabesca, en concreto gótico-mudéjar, obra del siglo XV, con florones dorados colgantes, rodeado por un friso de yesería pintada en el que se desarrollan textos bíblicos.
Adoración de los Magos. Diego de la
 Cruz
Contiene una mesa italiana del siglo XVII, adornada con piedras y maderas preciosas, algunas maquetas de la catedral gótica y de sus muros cuelgan valiosos y preciosos trípticos del siglo XV/XVI como el de la Adoración de los Magos, de Diego de la Cruz que representa la Epifanía, en el centro, y a la Virgen y a un caballero, en los laterales; el anónimo de la Virgen con el Niño del Bello País, también de finales del siglo XV; el de la “Crucifixión”, atribuido a Goswijn van del Weiden, discípulo de Rogier van der Weyden; el del “Descendimiento”, de Jan de Beer con la “Deposición y la “Resurreción” en su laterales; el de la Dolorosa y el de la “Virgen con el Niño de Pereda” o cuadros como “La misa de San Gregorio” o “Virgen de la leche” del siglo XVI.
Crucifixión de Goswijn van del Weiden
Virgen de la leche
Y vamos a volver a través del claustro a la girola cuya última parte nos queda por visitar, encontrándonos en primer lugar con la sacristía mayor.

Sacristía Mayor
Entrada con la imagen de Fernando III
Se ingresa en ella a través de un vestíbulo o antesacristía desde la nave. Se trata de un espacio casi circular  y aunque su construcción data de tiempos anteriores, la remodelación total de esta Sacristía Mayor se acometió en el siglo XVIII (entre 1762 y 1765) en estilo barroco rococó.  Estilo barroco rococó, que vemos perfectamente reflejado en la abundante decoración de la bóveda y pechinas en un “horror vacui” que no deja espacio sin decoración; a esto se une esa sensación de inestabilidad que provocan estos elementos decorativos que parecen imprimir movimiento en todas y cada una de las formas arquitectónicas que completan la estancia.
Cúpula elíptica
Coronación de la Virgen

La arquitectura con cúpula elíptica de seis gajos y linterna así como su abigarrada decoración con yeserías, dedicadas al tema de la Coronación de la Virgen como Reina del Cielo en medio de numerosos ángeles músicos, o  la Anunciación del ángel a María, situada en el luneto del muro opuesto
Retablos barrocos bajo el luneto de la
                    Coronación
y donde figura  una cartela con la inscripción  “Año del Señor 1765”se deben al maestro carmelita fray José de San Juan de la Cruz.
Bajo el luneto, antes mencionado, y sobre la puerta se encuentra  una  imagen del fundador de la Catedral, el Rey Fernando III, el Santo; dicha puerta comunica con la antesala desde la que se accede al Claustro Alto.
Mobiliario barroco con cajonería
        y retablos
Aunque la policromía es posterior, de 1870. Completa la estancia un fastuoso mobiliario, integrado por cajonería, retablos sin dorar, tallas y cuadros, que constituye igualmente un exponente del barroco final del siglo XVIII.
Para terminar el recorrido por las diferentes estancias que configuran la catedral de Burgos vamos a entrar en la capilla de San Enrique.

Capilla de San Enrique
Reja de entrada
Colocada a continuación de la puerta del claustro alto, entrando por la puerta del Sarmental, se halla el acceso a la capilla de San Enrique, o del Ecce Homo. Ocupa los dos primeros tramos del brazo sur de la girola y  es el resultado de una reforma realizada en 1674, y que convirtió en una sola capilla las antiguas capillas de Santo Tomás de Canterbury, o del Ecce Homo, y de la Magdalena y San Andrés. La reforma fue patrocinada por el arzobispo D. Enrique Peralta y Cárdenas para su enterramiento.
Se trata de una obra del barroco clásico, diseñada y construida por Juan de Sierra y Bernabé de Hazas, finalizándose en 1674.
La estancia se cubre con una doble cúpula: octogonal la de los pies y semiesférica con linterna la de la cabecera. En el muro del testero se halla el retablo mayor, construido en la misma época que la capilla y en estilo barroco. El retablo está presidido, en su hornacina central, por una talla de Cristo Doliente sentado, obra flamenca anónima realizada en Amberes hacia 1500, que ya se veneraba, sobre todo en épocas de grandes calamidades, en la capilla anterior a la reforma con el nombre de Ecce Homo.
Ecce Homo
S. Enrique
Sobre ella y ya en el ático del retablo, bajo un arco de medio punto, encontramos la talla de  San Enrique emperador germánico del siglo XI, titular de la capilla y santo patrono del prelado mecenas, el arzobispo Enrique de Peralta y Cárdenas, cuyo enterramiento dentro de un arcosolio está junto al retablo, en el muro de la derecha, con su estatua orante en bronce.
Sepulcro del arzobispo Enrique
           de Peralta y Cárdenas
También se hallan en esta capilla otro retablo barroco, conteniendo las tallas de San Andrés y Santa María Magdalena; así como otros dos sepulcros de canónigos de los siglos XV y XVI; y dos lápidas funerarias, correspondientes a sendos obispos de Oca.
Cristo yacente
Entre el mobiliario podemos destacar la pequeña sillería del coro con magníficas taraceas de maderas preciosas, el órgano “positivo” u “organino” exento, del siglo XVII y una urna con un "Cristo yacente".
Y con esto hemos acabado con este paseo descriptivo de las diferentes estancias/capillas que componen esta belleza única del gótico hispano y que bajo ningún concepto hay que dejar de ver si alguna vez visitamos la ciudad de Burgos.