jueves, 9 de septiembre de 2021

Catedral de San Antolín de Palencia

 

Santa Iglesia Catedral de San Antolín de Palencia

Construcción: siglo XIV- siglo XVI.

Estilo: Visigodo, románico y gótica.

La Santa Iglesia Catedral de San Antolín es un templo de culto católico y la sede episcopal de la diócesis de Palencia. Está dedicada a san Antolín mártir, patrono de Palencia, parte de cuyas reliquias conserva.
La catedral es llamada popularmente “La bella desconocida”.  Y fue el primer monumento del municipio de Palencia en ser declarado como Monumento Nacional, el 3 de noviembre de 1929Es la tercera catedral más grande de España en cuanto a extensión, después de la de Sevilla y Toledo y la segunda, tras la de Sevilla, en cuanto a longitud de la nave central. 
Es una construcción de grandes proporciones: 130 metros de longitud, con una anchura de 50 metros en el crucero, más otros tantos del claustro y sala capitular; el ábside roza los 42 metros de altura.​ El elemento más reconocible al exterior es la torre de 55 m de altura, elevada y sobria. Al parecer fue torre de carácter militar en el pasado y tras cumplir esa función se le añadieron pináculos y espadaña como única decoración.
Se trata de un edificio de estilo predominantemente gótico, aunque conserva elementos anteriores, de época visigoda y románica, y elementos  decorativos   renacentistas,  barrocos y neoclásicos.
La construcción comenzó en el siglo XIV finalizándose en el XVI. Aunque en realidad lo que hoy en día podemos ver y disfrutar es una labor de más de catorce siglos, desde el resto más antiguo que nos queda, la cripta de san Antolín del siglo VII, hasta las últimas remodelaciones llevadas a cabo en el siglo XX y que confieren a la catedral una grandeza y un interés histórico y artístico digno de reseñar.
La planta de la catedral, en origen, es de cruz latina, pero cuenta con un transepto doble, ya que a mitad de obra se añadió un segundo transepto más monumental, adquiriendo una cierta estructura de planta de cruz patriarcal o arzobispal (las que tienen doble crucero con la forma del báculo de los patriarcas de rito ortodoxo). Por ello también dispone de cinco puertas, dos más que las tradicionales catedrales góticas: la Puerta de los Reyes o de San Juan, la Puerta de Santa María o del Obispo, la Puerta de los novios o del Salvador, la Puerta del Hospital o de los Canónigos y la Puerta de San Antolín o de los descalzos.
Planta

Orígenes del edificio

En el  espacio que hoy ocupa la catedral, en la antigüedad, existieron diversos templos y de diversos cultos: paganos,  paleocristiano, etc., pero de ninguno de ellos se conservan restos que nos permitan aseverar su existencia, ni sus características.
El espacio prerrománico, data del siglo VII, y la ampliación románica se fecha hacia 1034 coincidente con la restauración de la diócesis.
San Antolín, santo sirio muerto en Apamea en el siglo IV fue transformado por la leyenda en compañero de San Dionisio y mártir del siglo X, venerado en Pamiers (Francia). Sus reliquias habrían sido traídas a Palencia desde Narbona por el rey godo Wamba, en el 672,  con lo que es de suponer que se levantaría un edificio de características visigóticas para guardar sus reliquias, aunque no se sabe con exactitud. Olvidado tras la invasión musulmana fue descubierto por Sancho III en un episodio cinegético, según la leyenda.
Sancho III
Al parecer Sancho III en una de sus cacerías por la zona acorraló en unas ruinas a un jabalí al que pretendió dar muerte con su arco, cuando tensaba su arco, se dio cuenta de que tenía el brazo paralizado, mientras la imagen de S. Antolín parecía reconvenirle de su acto sanguinario, el rey se postró, pidió perdón al santo, le dio gracias y prometió edificarle una iglesia en su nombre.
Esta tradición se narra en los bellos relieves renacentistas de la escalera que da acceso a la cripta, bajo el trascoro.
En tiempos de Sancho III el Mayor se restauró la diócesis palentina eligiéndose su ubicación en el mismo lugar que ocupaban las ruinas visigóticas, que fueron ampliadas y restauradas consagrándose las nuevas edificaciones y dentro de ellas  la cripta de San Antolín. Más tarde, ya en el siglo XII, se edificó un nuevo templo en estilo románico dominante en aquel momento, que se consagró en 1219.
Lamentablemente de la catedral románica que aquí hubo, edificada sobre los templos visigodo y prerrománico, no quedan sino tenues vestigios y documentación que nos permite determinar su situación, sus dimensiones  y extraer sus características, se trataba de un edificio de tres naves con una longitud de 13 m. y una anchura de 8 m., con cubierta de madera y varias capillas en su interior, una portada al oeste y una torre. Tenía también un claustro y sala capitular.
Sepulcro de Dña. Urraca
En la actual capilla mayor se mantienen columnas y capiteles que flanquean los ángulos exteriores del coro y que hacen pensar que aquella zona correspondería al ábside. También se guardan, procedentes de aquella catedral románica, algunos objetos litúrgicos y esculturas en piedra policromada, el sepulcro de doña Urraca (hija de 
Alfonso VII) y la mesa de altar de piedra que se apoya sobre columnas con capiteles de la capilla del Sagrario. La reja que sirve de puerta a la misma capilla es también románica. La escalera y el brocal del pozo son del siglo XVI.

La catedral gótica (1321-1516)

La catedral románica tuvo un siglo de existencia. Al cabo de esos cien años se propuso, por parte del cabildo encabezado por el obispo del momento, levantar en el mismo lugar un nuevo edificio, al estilo del momento, el Gótico. Supuestamente la decisión se tomó por el mal estado del edificio románico  y la necesidad de dotar a la diócesis de un edificio más “digno”, ante el auge que la diócesis de Palencia  había adquirido en el reino de Castilla.

Fases

El 1 de junio de 1321 se colocó la primera piedra.  Se desconoce el nombre del autor del proyecto, aunque por su diseño y estructura se supone que era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y LeónLa catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue derribando según avanzaban las obras.
Desde 1321 a 1426 se distinguen tres etapas constructivas:
1.- La primera se extiende desde 1321 a 1426, se comienza la cabecera, con siete capillas absidales y girola. Las obras fueron muy lentas a lo largo del siglo XIV. Y es, ya en siglo XV, cuando se termina la capilla mayor cerrando sus bóvedas y se procede a su decoración.
Exterior del ábside
2.- La segunda comprende desde 1426 a 1486, en ella se construyen tres tramos de las naves, más la nueva capilla mayor y parte de la torre. También se construyó la parte que comprendía desde la capilla mayor ya terminada hasta el crucero. Con esta ampliación se hizo realidad el proyecto de agrandar el espacio, cuyas proporciones iban a ser menores en un principio. De esta manera quedó la catedral diseñada con dos cruceros, el auténtico y más ancho que se sitúa entre la actual capilla mayor y el coro, y el falso crucero, más estrecho, que se extiende a continuación de lo que fue capilla mayor (hoy capilla del Sagrario). También quedaron cerradas las bóvedas de la girola y se construyeron los dobles arbotantes y el triforio. Se crea la Cofradía de San Antolín a través de la cual se encauzaron importante donaciones que contribuyeron a la aceleración de las obras. 
A finales de este siglo se propone un nuevo proyecto con la ampliación de un tramo más, para aumentar la longitud del templo. Estos cambios se efectuarán en el siglo siguiente.
3.- La tercera etapa va desde 1486 a 1516, en ella participaron diversos  obispos, algunos de ellos, como Juan Rodríguez Fonseca que sufragó, el trascoro, la remodelación de la escalera de acceso a la cripta, y regaló una rica serie de tapices, personaje con muchos recursos, recursos que puso al servicio de la ejecución del proyecto catedralicio, amén de los arquitectos que aportaron diversas soluciones para culminar las obras de la fábrica, entre ellos Juan Gil de Hontañón (catedral de Salamanca) y Pascual de Jaén, que puso la última piedra, en 1516, cerrando las bóvedas de los pies. Ésta fue, tal vez, la etapa más activa ya que se realizaron los cinco restantes tramos de las naves más el crucero, el claustro y la sala capitular.
Resumiendo en la primera fase,  
Catedral de Palencia
siglos XIV y comienzos del XV, se lleva a cabo la cabecera, se levanta la girola y la capilla del Sagrario, con influencia de las de Burgos y León. En la segunda, pleno siglo XV, se
 llega hasta el segundo transepto, realizándose parte de las naves, la capilla mayor y parte de la torre. Y en la tercera, siglo XVI, finaliza la obra, acabando el transepto mayor, el resto de las naves, el claustro y la sala capitular.
También en el proyecto participaron otros personajes de la sociedad palentina como la noble  Inés de Osorio, que dejó en su testamento una importante suma con la que se pudo finalizar las bóvedas del crucero y avanzar en otros espacios. Esta señora está enterrada en el lateral de la actual capilla del Sagrario, en un notable sepulcro.
Cartel de las Edades
del Hombre 1999
Pero la obra no concluye aquí sino que durante los siglos siguientes se llevaron a cabo una serie de obras y remodelaciones destinadas fundamentalmente a decorar, amueblar y embellecer el templo y sus diversas dependencias: capillas, sala capitular, sacristía….; destacando entre ellas el embellecimiento de las bóvedas de la capilla mayor o la restauración de los arbotantes de la cabecera y las reformas del claustro bajo en el siglo XIX, las cubiertas o la crestería.
Ya en el siglo XX se diseñó la portada de la fachada oeste, la de San Antolín, y se acondicionó el templo con la intención de albergar la séptima exposición de Las Edades del Hombre que, con el título de Memorias y Esplendores, tuvo lugar en 1999. ​
En el siglo XXI se han llevado a cabo diferentes trabajos centrados, sobre todo, en la restauración, limpieza y conservación de las distintas dependencias de la catedral. Entre ellas, y quizás la más importante, es la restauración del claustro, con lo que se mejoró su aspecto gótico y la reconstrucción de los remates en esta fachada que ha recuperado las pendientes originales de las cubiertas laterales, de modo que vuelven a verter las aguas de lluvia hacia sus lados, resolviendo el problema de la humedad.
Este proceso constructivo tan largo se refleja en los distintos estilos del edificio como por otra parte suele ser habitual en casi todas las catedrales españolas. Su aspecto exterior es de estilo gótico flamígero y en su interior podemos encontrar elementos góticos-flamígeros, isabelinos, platerescos y renacentistas.

Estructura

Se trata de un templo de planta de cruz latina, de tres naves, más grande y alta la central, con poderosos arbotantes, cincuenta y dos pilares compuestos con capiteles cada vez más historiados a medida que se alejan de la cabecera. Cuenta con dos cruceros y girola. Triforio con dos huecos por tramo, mainel, antepechos y tímpanos calados. En total dispone de cinco puertas y una torre campanario, cuadrada, con recios contrafuertes, rematada con una balaustrada y, en una de las caras, una pequeña espadaña de dos cuerpos. La torre se construyó entre 1461 y 1469. La Catedral no dispone de cimborrio ni de fachada principal.
Todo el templo emplea como elemento de división, el pilar fasciculado y como cubierta, decorativas bóvedas de terceletes y estrelladas. Similares cubiertas se emplearon en las capillas funerarias particulares que se alinean en la pared norte del templo, nave del evangelio.
La anomalía de disponer de dos cruceros, se debe a que en un primer momento se construyó el altar mayor en el lugar que hoy ocupa la Capilla del Sagrario, en el epicentro de la girola y precedida de su correspondiente crucero. Más la envergadura adquirida por el proyecto determinó que ese espacio ocupado por la capilla quedara pequeño, por lo que se optó trasladar el altar mayor al lugar antes ocupado por el coro en dirección hacia los pies, construyéndose entonces un nuevo crucero y trasladando el anterior coro al lugar que hoy ocupa en la actualidad.
El primer crucero o antiguo es de cinco tramos que limita con el presbiterio al arranque de la girola, mientras que el segundo crucero es de mayor amplitud, aparece cortando las tres naves paralelas al nivel del claustro, que se extiende hasta allí desde la fachada de la Catedral y bordeando la nave de la epístola, no dejando por tanto espacio para las capillas laterales, tal y como ocurre con la nave del evangelio.

Exterior de la catedral

Su aspecto exterior es austero y sobrio, tan sólo roto por la riqueza ornamental de algunas de sus fachadas y el dinamismo que irradia del juego de volúmenes de su ábside.
Las cinco puertas se distribuyen en las tres fachadas, y en el lado sur se alza la torre, de aspecto militar, y situada entre dos de las puertas, la del obispo y la de los novios.
Desde el brazo sur del transepto hasta los pies, y debido a la presencia del claustro,  muestra al exterior una alta pared lisa con un solo vano como decoración externa.

Fachada occidental

Fachada occidental

Se halla orientada hacia la orilla del río Carrión,  junto a ella se encuentra la antigua capilla (del siglo XVIII) que sobresale claramente de la horizontalidad de la fachada.
Dicha capilla es de planta ochavada con vanos de medio punto, en su parte central, ligeramente abocinados y cubierta por un tejado de pizarra que acaba en un chapitel en forma de cúpula. Está decorada con relieves, unos de yesería y otros de madera, representando guirnaldas de flores, hojarascas y cabezas de ángeles, todos ellos policromados, al gusto rococó. 
En el fondo de la capilla hay un pequeño altar del siglo XVII, con jambas estriadas y doradas a los costados y capiteles compuestos policromados. En el centro se encuentra una sepultura, con losa de bronce del obispo don Juan de Herrera.
Frontal gótico
Desde el año 1776 se guardaron en esta capilla las reliquias de la Catedral. Actualmente se custodian en ella obras artísticas especialmente de orfebrería.
La fachada occidental se cierra, en su parte alta, con un frontón en cuyo centro se abre un clásico rosetón gótico. Este frontón equilátero está decorado con pináculos y crestería y remata su vértice una cruz con el anagrama JHS. Dos gruesos contrafuertes recorren los laterales de la pared; entre ellos se abre una vidriera de colores azulados que representa la Anunciación. A pesar de su modernidad (año 2005) no rompe el estilo gótico de la catedral; este ventanal fue colocado para sustituir a una vieja vidriera en mal estado.
Puerta de S. Antolín
El acceso es una puerta sencilla, conocida como la Puerta de San Antolín o de las Descalzas.  Como el resto de la fachada permaneció inacabada desde el siglo XVI hasta finales del siglo XX (1980). Tiene forma de edículo de estilo clasicista y es una obra moderna de Fernando Chueca Goitia. Sobre la fachada se encuentra un hastial triangular rematado con una cruz y pináculos calados; en su interior está perforado un rosetón.
Anexas a un lado de la fachada se encuentran la antesala y sala capitular (que guardan el tesoro del Museo catedralicio); sus muros exteriores están surcados de ventanales y contrafuertes que terminan en pináculos. Otro espacio colindante alberga la biblioteca de la catedral.

Fachada septentrional

La fachada es casi lisa, interrumpida solo por dos puertas, la de los Reyes y la del Hospital, correspondientes, respectivamente, al crucero nuevo y al crucero antiguo (falso crucero).
Puerta del Hospital
A lo largo de este muro se encuentran trasdosadas las sacristías que corresponden a las sucesivas capillas de la nave del Evangelio, lo que proporciona a la catedral tres alturas en este lado.
En el lado Este, junto a la cabecera, se encuentra la Puerta del Hospital o de los canónigos. Hubo un tiempo en que se la llamó Puerta nueva por ser la última en construirse, sin contar con la anteriormente descrita de los pies del templo. En las actas capitulares se dice que fue construida en 1762. Consiste en un sencillo arco rebajado, dovelado y sin ornamentación que da entrada al falso crucero. Frente a esta puerta se halla el Hospital de San Antolín, de ahí su nombre, dependiente del Cabildo desde el siglo XII.
Puerta de los Reyes
o de S. Juan
Hacia el oeste se encuentra el crucero principal, y en su parte baja la Puerta de los Reyes o de San Juan, de estructura gótica, con cinco arquivoltas abocinadas y apuntadas, pero muy decoradas, aunque degradadas por la erosión al estar expuesta al lado norte del edificio, en estilo flamígero. Las arquivoltas interiores con decoración vegetal y geométrica y en la parte inferior de la arquivolta central dos huecos, a modo de hornacinas, a cada lado, probablemente con representación escultórica de santos y siguiendo el arquivolteado central al modo gótico una serie de figuras: peregrinos, santos, músicos…, bajo dosel. En el vértice superior de la arquivolta más exterior, encontramos una pareja de “aliens” y algunos de los santos de la arquivolta aparecen con cascos de obra.
Tiene doble arco de entrada, ambos notablemente rebajados o escarzanos.  Es la única de las puertas que
posee mainel o parteluz. Está decorado con una elegante pilastra que sirve de soporte a la imagen, muy deteriorada, de S. Juan Bautista, y que da nombre a la puerta.
Detalle de la
arquivolta
El tímpano se divide en dos franjas horizontales, el superior ocupado por una serie de cuarteles labrados  con motivos platerescos y el dintel inferior está por cuatro vanos acristalados, dos circulares, a modo de rosetones  y los otros dos enmarcados por arcos de medio punto.
Por encima de portada en las enjutas aparecen dos elementos del plateresco como son los medallones.
En el siglo XVII, ya en estilo barroco, se añadieron las hornacinas superiores para los bultos redondos de San Antolín, en el centro, y sus compañeros mártires (Juan y Almaquio) en los laterales.
Hoy en día esta puerta ha quedado cerrada al colocarse un altar elevado sobre una tarima, en el interior de la catedral que se utiliza en las grandes ceremonias como las misas del Domingo de Ramos o del Corpus Christi. Sus bancos móviles se disponen hacia ese altar o hacia la capilla mayor según convenga.

Cabecera

Planta absidial

Es la parte más antigua de la catedral, siglo XIV, y es la que mejor representa la pureza del estilo gótico clásico.
Su planta es poligonal con absidiolos configurados con grandes ventanales que, recuerdan a la catedral de León. Posee  una girola de tramos trapezoidales donde se ubican siete capillas, cinco hexagonales y dos rectangulares. Las capillas reciben los nombres de: San Pedro o de los Reyes, San José, del Monumento, Nuestra Señora La Blanca, San Isidro o San Jerónimo y la Capilla del Baptisterio.
Gárgola del fotógrafo
En el exterior sobresale la decoración de pináculosgárgolas, dobles arbotantes y ventanas góticas. Entre los pináculos surgen extrañas gárgolas; se basan, como es costumbre en el gótico, en temas relacionados con la muerte, el infierno y seres fantasmagóricos. Llama la atención la gárgola del fotógrafo, un añadido moderno del arquitecto Jerónimo Arroyo; se trata de una curiosa imagen anacrónica muy popular entre los palentinos, representando a un conocido del arquitecto portando una moderna cámara fotográfica. A destacar, también,  es la baranda decorativa que remata el ábside, y que, también es obra de Jerónimo Arroyo.
Ábside
Todo ello conforma un curioso juego de volúmenes, al exterior, y luces, al interior, enriquecido todo ello con una cuidada decoración de molduras, frisos de escamas, pináculos y tracerías que le confieren una gran majestuosidad.

Fachada meridional
Es en esta fachada sur donde se puede apreciar una evolución en los estilos decorativos, desde un gótico clásico en la girola, pasando por las connotaciones flamígeras de las puertas y el estilo renacentista del centro de la nave o el neoclásico de la parte oeste, y a pesar de todo no se rompe en ningún momento la unidad de todo el conjunto. En esta parte edificio presenta por un lado dos portadas, la torre y la parte de muro que corresponde al claustro.
Fachada sur
Desde el ábside, y correspondiente al primer transepto, tenemos la portada llamada del Salvador, o más usualmente, de los Novios. Es obra del siglo XV con decoración sencilla, gótica. Se compone de cuatro arquivoltas apuntadas y concéntricas, enmarcadas por un floreado arco conopial adornado con cardinas y rematado por un florón. Ornamentadas todas ellas con dibujos geométricos, calados, follajes y agujas, más los escudos de dos obispos y el del Cabildo, en el friso bajo la cornisa. El tímpano está desprovisto de toda ornamentación y posee tres peanas sin ocupar. Se encuentra enmarcada por dos pilastras rematadas con sendos pináculos.
Puerta del Salvador
o de los Novios
Es la puerta de entrada diaria a la Catedral. Dicen las crónicas que recibe el nombre de puerta de los novios, por el matrimonio en 1388, entre un príncipe de 10 años (el futuro rey Enrique III de Castilla) y una dama de la nobleza de 14 años (Catalina de Lancaster) que entraron por esta puerta entonces llamada del Salvador y que a partir de este momento recibió el nombre de Puerta de los Novios.
Torre
catedralicia
A continuación se levanta la torre catedralicia, levantada a mediados del siglo XV. Es una construcción de tipo militar  muy sobria de planta prismática y que alcanza los 30 metros de altura. Destinada para albergar las campanas. Se encuentra dividida en tres registros separados por unas líneas de imposta. El primer cuerpo se cierra con bóveda de cañón apuntada, remodelada en el siglo XV. El segundo con un hueco en el que se colocó, en 1507, un reloj, aunque posteriormente se sustituyó por otro actual.
El tercero con sencillos ventanales de medio punto, se culmina en dos arcos que se conforman como espadaña, uno grande y de medio punto sobre cuyo  arquitrabe se asienta otro a modo de templete o baldaquino y que dan cobijo a las campanas y todo coronado con grandes pináculos decorados con tracerías góticas.
En la torre encontramos, once campanas, que van desde la gran campana conocida como el "zarambombon", con un peso de más de 1500 kg., una altura de 1,20 metros y algo más de 1,60 m. de circunferencia en su parte más ancha, hasta los címbalos y el cimbalillo. Todas tienen su nombre.
Puerta del Obispo o Santa Mª
A su la izquierda, se encuentra la puerta más grande y decorada del templo: la del Obispo (pues por ella accedía el prelado en las grandes ceremonias) o de Santa María (segunda mitad del siglo XV), en la actualidad bastante deteriorada por la erosión. Su decoración es algo más tardía, del siglo XVII, y consiste en un arco de medio punto rebajado, con cinco arquivoltas en forma de arco apuntado, y un guardapolvo muy decorado con gárgolas, doseletes y arquerías geminadas; las arquivoltas aparecen adornadas con motivos vegetales e historiados con santos y profetas, y se apoyan en columnas, coronadas por apóstoles esculpidos en el siglo XVI y todo ello abarcado por un arco conopial. Los apóstoles de las jambas son ya renacentistas así como los tres escudos episcopales.
Detalle de las
arquivoltas
En la parte superior de las arquivoltas, en el vértice formado por la línea del arco conopial exterior, se ubica una imagen de San Antolín, patrono del templo y de la diócesis.
El tímpano, en su parte superior, se enriquece con un conjunto casetones decorados con finos relieves con formas grutescas de estilo plateresco y bajo ellos, en el centro de la portada, encontramos una bella imagen de la Virgen María, gótica, entre dos vidrieras con tracería en forma de flor (rosetones). En la parte superior se aprecia una especie de galería, con gárgolas, doseletes y arquerías geminadas.
Virgen gótica
Por último y más a la izquierda, adosado a la nave lateral de la epístola se encuentra la pared exterior del claustro, ocupa cinco tramos, desde el crucero hasta los pies  y está animada por contrafuertes coronados por pináculos. El claustro es de planta cuadrada y su construcción comenzó hacia 1439. Dispone de dos entradas desde el interior de la catedral y otro  desde el exterior, cerrada con una verja de hierro. Sobre el claustro se aprecia el exterior de la unión de las naves con el crucero, con sus típicos arbotantes y vidrieras.

Interior de la catedral

Si desde el exterior podemos admirar la monumentalidad de este edificio, por dentro asombra en el plano artístico, fruto todo ello de la conjugación de los distintos estilos artísticos que en él se nos muestran como consecuencia del devenir temporal y la transición de estilos acaecidos en las distintas corrientes artísticas.  En su interior el estilo gótico se repite en todas sus variantes flamígeras, así como decoraciones renacentistas, platerescas e incluso barrocas, estas últimas patentes en la gran cantidad de retablos, cuadros y tallas que decoran sus numerosas estancias.
Vista aérea
No olvidemos, también, que la sucesión de fases constructivas dentro de la corriente gótica, con cambio de proyecto en 1423, hace que la seo palentina posea dos capillas mayores y dos naves de crucero. Tales son la actual de la Sagrario, rodeada por la girola y construida en la primera campaña, con el transepto delimitado por las puertas de San Antolín y de los Novios; por delante de ella la actual Capilla Mayor, con su crucero delimitado por las puertas de San Juan y del Obispo. Ninguno de los dos transeptos sobresale en planta.
La planta, que es de cruz latina, está dividida en tres naves de nueve tramos, sin contar el que corresponde al falso crucero, situado a partir de lo que fue la primitiva capilla mayor, la actual capilla del Sagrario que es más estrecho y une el resto de los tramos con la girola. La nave central es más alta que las laterales y está dotada de triforios. A la nave del Evangelio o Norte se abren siete capillas cuadradas, con sus correspondientes sacristías. Se cubre con bóvedas de crucería estrellada, mientras que las colaterales reciben bóvedas de terceletes.
Planta
El crucero mayor está situado en el sexto tramo, entre el coro y la capilla mayor, que se encuentra en la nave central ocupando los siguientes dos tramos.
Las naves están separadas por pilares compuestos fasciculados sobre los que descansan los arcos formeros apuntados y las bóvedas de crucería, características del gótico. La estructura de estas bóvedas se va complicando desde la cabecera hacia los pies, a medida que trascurría el tiempo de ejecución de la fábrica, se comprueba en los sencillos diseños de las bóvedas de los absidiolos, que fue lo primero construido y que se van complicando y convirtiendo en aparatosas bóvedas de crucería sexpartita y combadas a partir del crucero.
Las bóvedas que cierran el espacio interior están muy decoradas y se elevan hasta más de 30 metros de altura.
Interior: bóvedas, triforio...
La catedral dispone de un auténtico 
triforio practicable, aunque ciego al exterior. Recorre la nave central, el crucero y la cabecera, y se cierra con magníficas tracerías caladas.
Del claristorio de grandes vidrieras góticas y renacentistas que cerraban los ventanales son pocas las que han llegado a nuestros días. La mayoría de las existentes son de los siglos XIX y XX, como las que decoran las capillas del ábside  de estilo neogótico. Entre ellas  hay una, de estilo renacentista con detalles góticos, del siglo XVI, que actualmente, y después de restaurarla, se exhibe en el claustro.  La vidriera completa muestra a varios apóstoles y patriarcas bíblicos y a Cristo que aparece en el parte superior en una bellísima imagen. 
Deambulatorio/Girola

Su cabecera posee girola o deambulatorio que se cubre con tramos trapezoidales y cuenta con siete capillas, cuatro de ellas radiales hexagonales, una octogonal, la central y dos rectangulares a ambos lados de la Capilla del Sagrario. Todas ellas todas iluminadas por grandes ventanales góticos con vidrieras la mayoría fruto de las restauraciones llevadas a cabo en la catedral en el siglo XIX.
La catedral cuenta con capillas laterales solo en la nave del Evangelio,  claustro adosado a la nave de la Epístola y torre en su fachada Sur.

Cripta de San Antolín

Planta de la cripta de S. Antolín
También en el interior nos encontramos con la cripta de San Antolín. Es un espacio muy importante dentro del edificio, tanto por el valor histórico como por su arquitectura que representa la época visigoda y protorrománica o prerrománica.
Como ya hemos mencionado anteriormente Una vez más según la tradición, fue un milagroso episodio cinegético el que desembocó en la edificación de este templo.
Entrada a la cripta
Es así, pues, que este lugar, en lo más recóndito de la seo palentina, fue pionero en la técnica constructiva románica. Hasta entonces, hablamos de principios del siglo XI, no había en la región edificaciones de esta nueva forma de hacer.
Tal vez se conocía el arte prerrománico asturiano y de ahí podemos apreciar un cierto interés en imitar o repetir las hechuras de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo o la planta baja de Santa María del Naranco (ambas construcciones del siglo IX).
Se encuentra en un nivel inferior (hipogea) bajo el nivel del coro sito hacia mitad de la nave central y se accede a él por una escalinata abierta en su lado de poniente (oeste) situada a los pies de las gradas del trascoro, pero en origen el acceso se ubicó en la cabecera de su muro sur (en el primer tramo). La nueva entrada fue decorada con motivos decorativos y escenas del martirio de San Antolín o de la cacería del jabalí, leyenda que narra que Sancho III el Mayor de Navarra. 
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Cripta
El cuerpo principal se encuentra bajo el coro, pero se cree que alcanza hasta la Capilla del Sagrario por numerosos túneles y debió de hallarse sobre el nivel del suelo, de lo contrario no se explica la edificación de ventanales en sus muros laterales.
El espacio primitivo oriental es rectangular y angosto, con una zona abovedada y al fondo una triple arquería de arcos de herradura sobre columnas y capiteles romanos. La ampliación románica muestra planta basilical, con ábside semicircular con arquerías, abierta la central, a la parte antigua y muestra vanos de ventilación laterales.
En lo formal, el templo está canónicamente orientado, se compone de cabecera y nave. Esta última consta de cuatro tramos delimitados por cuatro fajones de medio punto haciendo el primero de ellos las veces de arco triunfal y articulando con la cabecera y cubriéndose con bóveda de cañón. Dichos fajones arrancan desde una bancada lateral corrida y se alzan a partir de sendos podios formados por dos grandes sillares superpuestos, biselados los superiores. Los sillares que componen cada fajón, son más cuidados en su hechura que los del resto de la bóveda. En los centros de cada tramo encontramos ventanales en lunetos, de medio punto dovelado, arcaicos y muy derramados en sus laterales siendo aspillerados en su exterior.
La cabecera del templo es un cilindro absidal semicircular que se une a la nave directamente a través del primer arco fajón que funciona como arco triunfal. Parece que no dominaban, en ese momento, como realizar bóvedas de cuarto de esfera por el encuentro entre la bóveda de la nave, que es de cañón, con el cilindro absidal  que es forzado, y ambas estructuras parecen acabadas de forma brusca y burda y se juntan en una especie de arista.
Su hechura viene forzada por la preexistencia de los restos visigodos y la necesidad de articularse con aquellos.
Capiteles visigodos
Al mismo tiempo la cabecera realiza funciones de descarga de la bóveda como si de otro fajón -cóncavo y decorado- se tratase. Su decoración se limita a tres arcos de medio punto que apean en el primer arco fajón y en las dos pilastras laterales que dan paso a la parte visigoda. Los arcos laterales son desiguales, menor el del lado sur y en ambos apreciamos un ventanal de medio punto dovelado en el muro rehundido que los cierra.
A los pies de la cripta, y poco por delante de la escalinata de acceso actual, hay un pozo con brocal moderno. Es tradición que el dos de septiembre, día de San Antolín, los palentinos acudan al pozo a beber agua, por ser tradición que estas aguas tienen poder salutífero.
Por delante de la cabecera encontramos la parte visigoda del templo de mediados del siglo VII, la mandada edificar por Wamba para guardar los restos del mártir francés San Antolín traídos de Narbona en 672 bajo el pontificado de Ascario. Fue descubierta a finales del siglo XIX y sería lo que corresponde a lo que podríamos llamar la catedral visigótica de lo que entonces era Palencia. Sus restos, tras las distintas transformaciones y modificaciones acometidas a través del tiempo, apenas nos permiten aventurar hipótesis sobre su configuración original.  Lo que queda es  una nave compuesta de tres tramos de diferente anchura delimitados por arcos que en origen debieron de ser de herradura, aun cuando en algunos puntos se nota que han sido rebajados para adecuar el ancho al de la nave. En los laterales de su primer tramo observamos dos vanos de herradura dovelados y cegados (quizás daban acceso a otras estancias laterales), hoy en día se encuentran disimulados tras un arco-fajón de medio punto añadido (probablemente añadido con posterioridad).
Cripta cabecera
Ya en la cabecera vemos un frontal formado por dos columnas en que apean tres arquillos de herradura, dovelados y con salmeres compartidos. Toda la estructura está cubierta con techumbre plana de grandes bloques pétreos que van de lado a lado de la nave. Las columnas de la cabecera son romanas, reutilizadas. Sus basas son capiteles dóricos invertidos. Sobre ellas toscos capiteles con decoración triangular
 y por encima, los cimacios son anchos y se decoran con motivos estrellados que rellenan todo el espacio siguiendo el "horror vacui" de los modelos visigodos.

Naves

Nave del evangelio

En la nave del evangelio encontramos un conjunto de capillas que explicaremos más adelante, pero a lo largo de la nave y de esas capillas observamos la existencia de sepulcros de personajes notables de la diósesis, así como de retablos, escultura y pinturas de distintos autores y momentos que fueron enriqueciendo el patrimonio artístico de la catedral, entre ellos vamos a destacar alguno:
Nave del evangelio
.- En el muro que separa la Capilla Mayor de la nave del evangelio encontramos un bonito arcosolio que corresponde al biznieto del rey Alfonso XI y junto a él otro arcosolio con un pequeño retablo dorado y policromado, con figuras en 
grisalla sobre oro, enmarcando una pintura sobre tabla representando La Aparición de Jesús Resucitado a su Madre, atribuida por algunos a Alonso Berruguete.
Cristo de las Batallas
.- También encontramos  unas esculturas en piedra policromada del siglo XVI representan a san Juan Evangelista y a San Juan Bautista.
.- Si seguimos avanzando hacia los pies del templo por la nave del evangelio  encontramos dos pequeñas puertas que dan entrada al coro, que ocupa el cuarto y quinto tramo de la nave central y al corredor alto, están talladas en madera de nogal con los escudos del cabildo y del obispo Fonseca (fueron construidas a su costa) y las cabezas de los apóstoles S. Pedro y S. Pablo, realizadas en bajorrelieve. En el arcosolio que se halla a su lado se encuentra Cristo de las Batallas, imagen muy venerada en la ciudad, ante la que se encomendaban los soldados al partir a la guerra. Es una talla gótica de gran calidad e impactante patetismo, acentuado por la policromía.
Exterior del altar mayor en la
nave del Evangelio
.- En el tramo quinto decorado profusamente con una clara inspiración plateresca, atribuida a Diego de Siloé encontramos un pequeño altar dedicado al Salvador y con una bonita talla central, también en madera de nogal, dorada y policromada, fue realizada por Felipe Bigarny y en un principio estaba destinada al Altar Mayor, decisión que fue revocada por el propio cabildo decidiendo que quien debía presidir el Altar Mayor era la imagen de S. Antolín. Además vemos un conjunto de tallas realizadas en piedra policromada que representan a santos, reyes y fundadores.

Nave de la epístola

A diferencia de la nave del evangelio, en esta nave no nos encontraremos capillas ya que a ella va adosadas algunas dependencias como la sacristía o el claustro que impiden la ejecución de esas estructuras. Pero, al igual que la nave del evangelio en esta nave también encontramos una serie de arcosolios, altares y decoraciones que embellecen el interior y entre los que vamos a destacar frente a la sacristía, en la pared de la capilla mayor, el sepulcro de Diego de Guevara con un bonito retablo.
Si seguimos avanzando y traspasamos el brazo correspondiente del transepto con su portada, al fondo, la puerta del Obispo,  llegaremos a la puerta de entrada al coro, delimitado todo el tramo por un arco gótico decorado con doseletes, cresterías y pinturas murales y en cuyo centro vemos dos bonitos altares en sus laterales, uno de ellos dedicado a la Visitación y el otro a la Natividad.
Altar de la Visitación
En el Altar de la Visitación, observamos un bonito retablo de finales del siglo XV, con tablas pintadas al óleo. Es una de las mejores piezas pictóricas de la catedral, destacando el excelente estudio de la perspectiva, y el realismo de clara influencia hispanoflamencas.
Enfrente podemos ver la bonita portada gótica que da acceso al claustro.
Trascoro
El espacio ocupado por el trascoro está formado por un gran altar plateresco, con trazas atribuidas a Diego de Siloé. Lleva columnas altas, con pilastras e impostas que delimitan las divisiones, y en el centro un arco rebajado y trilobulado. Preside la parte superior la imagen de San José sedente con el Niño, estando ocupadas el resto de las hornacinas por imágenes de diversas santas, realizadas, todas ellas en piedra. La parte baja se encuentra ocupada por un pequeño retablo en madera dorada y policromada, llevando en su centro las esculturas, en piedra policromada, de San Pedro y San Pablo, con aspectos gotizantes. En el remate del mismo, dos grupos escultóricos de pequeño tamaño, el Nacimiento y escoltándole la Anunciación, obras rococó fechadas en 1769.

Capillas

Las capillas la catedral se hallan ubicadas en la girola y en la nave norte. La nave sur carece de ellas porque da cobijo al espacio del claustro, al que se accede por dos puertas. En el centro y frente al coro está la capilla mayor. El Cabildo en cada capilla fundó un patronato cuyos miembros estaban obligados a unas ciertas obligaciones, ornamentación, mantenimiento, etc…, a cambio de determinados derechos.
Las capillas eran atendidas por capellanes que dependían del Cabildo en lo concerniente a parte eclesiástica o espiritual, pero eran los patronos o mecenas quienes elegían y pagaban a los artistas que trabajaban en ellas. Así la mayoría de las capillas guardan en su interior obras de arte de gran importancia y algunas están cerradas por rejas de gran calidad artística.
La arquitectura de todas ellas es gótica, con bóvedas muy bellas y de gran altura gracias a la merma en altura de los claristorios, merma que permitía elevar las naves laterales y dar lugar a capillas y galerías laterales de mayor amplitud

Capillas Mayores

La catedral de Palencia tiene, como ya hemos explicado con anterioridad dos capillas mayores: La primera, situada en la cabecera es la más antigua y hoy es llamada la capilla del Sagrario, y enfrente  y separada por la nave del antiguo transepto se encuentra la segunda capilla: la capilla Mayor actual.

·        Capilla del Sagrario

Capilla del Sagrario
La capilla del Sagrario, está rodeada por la girola ocupando la parte central del ábside, tal y como correspondería a una capilla mayor. De hecho, en origen este espacio estuvo ocupado por la primitiva capilla mayor de la catedral. Se la conoce también como capilla de los Curas y capilla de la Parroquia.  Su estructura es heptagonal (con siete paredes que corresponden a la girola). 
Además de la bóveda superior del ábside, cuenta con una segunda bóveda inferior, nervada con colgadizos (arcos cairelados), de diseño atrevido y el escudo del comitente en la clave. El retablo mayor renacentista, está presidido por una imagen de la Virgen, de estilo tardorrománico.
Bóveda de la capilla del
Sagrario
El acceso a la capilla se estructura como un arco triunfal cuyo intradós está decorado con  arcos polilobulados con caireles de clara  tradición árabe. En las enjutas destacan dos esculturas que corresponden a personajes relacionados con la obra de la capilla y  junto a ellas los escudos del obispo Rojas.  El arco está cerrado casi hasta la mitad por una gran reja de dos cuerpos, adornada con flores de lis, y rematada por un crucifijo y el escudo episcopal. Sobre el arco se extiende un frontal con arquería y estatuas bajo doseletes: en el centro la Virgen con el Niño y a los lados San Pedro, San Pablo.  Todas estas esculturas son de estilo Gótico y de principios del siglo XV.
Arca  con los restos de Dña.
Urraca
A la entrada, en el lateral izquierdo y sobre una repisa se encuentra un arca de madera pintada, con una inscripción funeraria y los restos mortales de la reina Urraca, hija de Alfonso VII y reina consorte del reino de Navarra. También en la capilla encontramos un sepulcro, rodeado por una reja,
 es de una noble palentina, Inés de Osorio, quien donó cuantiosos bienes para obras en la catedral, entre ellas un retablo de plata para el altar mayo, retablo que más tarde fue vendido y con su importe se sufragó el coste del retablo que hay en la actualidad, y una puerta con reja de fábrica románica, restos de la antigua catedral románica.
El retablo actual, acabado en 1534 fecha en en que fue policromado, está situado en el centro de la capilla. Retablo cuya estructura consta de banco con una decoración renacentista de medallones y elementos vegetales y tres cuerpos más el ático, está dividido verticalmente en dos calles y dos entrecalles.
En el primer cuerpo figura de izquierda a derecha:
.- La Última Cena. Sus figuras son de canon corto por la dificultad de distribuir tantos personajes en un espacio tan pequeño.
Retablo de la capilla del
Sagrario
.- San Juan Evangelista (en la entrecalle); figura exenta en hornacina con venera.
.- Tabernáculo barroco, del siglo XVII.
.- Santiago Apóstol.
.- La Oración en el Huerto. Al fondo de la escena se divisan unas montañas y un castillo en representación de la ciudad de Jerusalén, más un ángel con un cáliz y unos árboles.
El segundo cuerpo está compuesto por:
.- La Natividad, cuya composición simétrica presenta a los principales personajes de la escena S. José, La Virgen y el Niño, sobre los que revolotean dos ángeles.
.- San Pedro y San Pablo, en hornacinas de venera, en las entrecalles, escoltando la representación central.
.- Tránsito de la Virgen en la calle central, con figuras abigarradas en el fondo, que hacen dividir la escena en dos planos.
.-  La Epifanía.
En el tercer cuerpo puede verse:
.- La Anunciación.
.- Juan Bautista y San Antolín en las entrecalles.
Detalle del retablo
Coronación de la Virgen
.- La 
Coronación de la Virgen, escultura de bulto redondo, gótica del siglo XV, que pertenecía al antiguo retablo de esta. Es una pieza de influencia burgalesa, por la posición de la mano izquierda de la Virgen sobre el hombro del Niño. Es éste un gesto muy frecuente en los artistas palentinos durante la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV. Otra señal característica es el broche en forma de uve con que se sujetan los mantos de ambos personajes, costumbre que puede verse en las esculturas de Navarra, La Rioja, y País Vasco. ​
Ático: como es costumbre en la mayoría de retablos, está ocupado por un Calvario.
El hueco bajo la mesa del altar de esta capilla, debajo del sagrario, está ocupado por un sepulcro del santo representado por la escultura que se encuentra a la entrada de la capilla (San Manuel González García).

·        Capilla mayor

La capilla mayor ocupa los tramos séptimo y octavo de la nave. Su edificación se llevó a cabo durante la segunda etapa  de las tres constructivas señaladas anteriormente.
El espacio en un principio se había utilizado para coro conventual. En 1519 se trasladó la primitiva capilla mayor (que estaba en lo que ahora es capilla del Sagrario) a este lugar.
Capilla Mayor
Los dos tramos habían sido rematados y cubiertos a finales del siglo XV. Unos años más tarde, en el primer cuarto del siglo XVI, se decoraron, por maestros yeseros,  los nervios de la bóveda y las  claves; en las dos centrales se muestran los escudos obispales.
El triforio fue realizado a finales del siglo XV. ​
Se accede a la capilla a través de dos rejas de hierro forjado realizadas por Cristóbal de Andino, considerado en su época como el más ilustre de los rejeros españoles, que tenía su taller de trabajo en Burgos. La más grande de las dos da al crucero y. consta de dos cuerpos, más crestería y un crucifijo en lo alto. Tiene como ornamentación florones y los escudos de los mecenas. La segunda reja es más pequeña y da a la nave sur, frente a la puerta de la sacristía. Está colocada en una puerta en esviaje o sesgada. Fue dorada  y colocada en 1531. Consta de dos cuerpos más crestería y está ricamente adornada con los bustos de San Antolín, San Pedro y San Pablo.
En la capilla se encuentran dos púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro​ y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento a comienzos del siglo XVII. Son de hierro forjado. Las esculturas de los tornavoces son de Gregorio Fernández y representan a las Virtudes. En las paredes laterales cuelgan magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de Bruselas, de principios del siglo XVI, donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca. A destacar una gran lámpara vótiva de plata del siglo XVI.
El Altar Mayor se cubre con bóveda de crucería, donde se pueden ver numerosos escudos dorados y policromados de diversos tamaños.
Muro exterior de la Capilla
Mayor, lado del evangelio
En las pare
des exteriores del Altar Mayor encontramos dos paños, se trata de cuatro arcosolios conopiales, los dos centrales a modo de altares.
Pero la obra maestra de esta capilla es el retablo mayor, cuyas trazas fueron ejecutadas por Pedro de Guadalupe en 1504.

.- Retablo mayor

Retablo Mayor
Es el ejemplar más tempranero entre los retablos renacentistas de España,  eso junto a la intervención de excelentes artistas que trabajaron en él, lo convierten en una pieza excepcional. 
Tiene once calles verticales separadas por pilastras platerescas y en sus numerosos aposentos se encuentras tallas de Vigarny, de excelente ejecución, así como la magnifica colección de doce tablas con escenas de la vida de Jesús de Juan de Flandes que constituyen la obra maestra del pintor de los Reyes Católicos.
Fue encargado, entre 1504 y 1506, por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla mayor. e encargó la obra al ensamblador Pedro de Guadalupe. Pero, jamás llegó a montarse en aquella capilla mayor original, sino que se llevó a la capilla mayor nueva, la actual, cuando en 1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió su traslado.
Detalle Retablo Mayor
Se hicieron entonces diferentes modificaciones para que su colocación estuviera acorde con las dimensiones del espacio. Algunas de las pinturas y relieves se desecharon al no encajar adecuadamente en la nueva estructura, vendiéndose algunas, como la pintura de La Crucifixión, de Juan de Flandes, que se exhibe hoy en el 
Museo del Prado.
Calvario Retablo Mayor
Destacan sobremanera en el conjunto las magníficas tablas de Juan de Flandes, que fueron sus últimas obras, y el Calvario del remate; además de una Magdalena  y el San Antolín que preside el retablo, obra juvenil de Gregorio Fernández. Todo el conjunto tallas y tablas desarrollan un completo ciclo credencial centrado en las escenas de la Pasión y la Resurrección.
Por la catedral repartidas se conservan otras piezas que, aunque encargadas para este retablo, no se pudieron colocar finalmente como estaba previsto, por problemas estructurales.
Frente a la capilla Mayor y en el pasillo de la nave de la epístola nos encontramos con la Sacristía Mayor.

.- Sacristía Mayor

Pintura de la
 sacristía
Se trata de un espacio formado por dos habitaciones que se cubren con bóvedas de crucería estrellada de ejecución barroca realizadas con posterioridad y que ocultan las primitivas ojivales. La sala primera fue capilla, con la advocación de Corpus Christi y más tarde de Santa Catalina. En esta sala encontramos dos sarcófagos de piedra situados en la pared frontera a la puerta, con estatuas yacentes.
La segunda sala ocupa la base de la torre. Los muros tienen un espesor de tres metros. Una gran ventana rasgada en el muro sur, ilumina la habitación.
Entre los tesoros que se guardan en esta sacristía, destacan las amplias cajoneras de nogal, decoradas con pinturas sobre mármol, representando doce vistas arquitectónicas, con paisajes y la Inmaculada. Una inscripción de su interior nos dice que fueron fabricadas en 1798. La cajonería situada en la estancia bajo la torre, es anterior.
También encontraremos numerosas pinturas sobre lienzo o tabla, así como esculturas y objetos de culto.

Capillas radiales de la girola

Este espacio está dividido en 5 tramos con 4 capilla hexagonales y una, la central, en octógono irregular. Se proyectaron además dos pequeños tramos rectangulares a ambos lados, que unían la girola con el falso crucero. ​
De izquierda a derecha, comenzando por el lado del evangelio, se encuentran situadas:

·        Capilla de San Miguel

Altar de S. Jerónimo
Capilla de San Jerónimo
De planta hexagonal con dos grandes ventanales con vidrieras, conservándose restos de las realizadas a mediados del siglo XVI por Diego Salcedo.
Llamada también de San Isidro, por las dos imágenes de este santo que guarda, incluso de San Jerónimo por el retablo que la preside, un retablo renacentista, con relieves en “stiacciato” (relieves aplanado) de dos santos, uno de ellos Santa Catalina  y otro de un santo mártir que flanquean la imagen del  titular, que pese al nombre de la capilla, es San Jerónimo penitente ante el crucifijo. Corona el retablo una pintura de la Asunción. También encontramos en esta capilla un pequeño retablo plateresco dedicado a san Roque, de mediados del siglo XVI, y un sepulcro pétreo, en arcosolio de arco apuntado, con bulto yacente vestido con ropajes eclesiásticos (de abad).

·        Capilla de Nuestra Señora la Blanca

Retablo capilla Nª Sª
 La  Blanca
La capilla de Nuestra Señora la Blanca es lo primero que empezó a construirse de la catedral. Tiene planta hexagonal y alberga tres arcosolios del siglo XIV Destaca en esta capilla la imagen de la titular, trabajo gótico del siglo XIV, realizada en alabastro, y gemela de la que se conserva en la catedral de Toledo. Destaca en esta escultura la ejecución con el suave movimiento de los pliegues y las sonrisas que muestran María y el Niño Jesús, que acaricia a su madre, actitud, ésta, que la aleja de los rígidos y serios cánones románicos y protogóticos. Está flanqueada por las esculturas de los santos Toribio y Pedro de Osma El retablo que preside esta escultura es muy posterior, de época neoclásica, siglo XVIII.
La reja es de comienzos del siglo XVI y las vidrieras son fruto de una recreación de fines del siglo XIX de la mano del vidriero modernista catalán  Antoni Rigalt, igual que las de la mayoría del resto de capillas de la girola.

·        Capilla del Monumento

La capilla del Monumento, que también se ha denominado del Corpus Christi, de San Nicolás o de Santa Teresa y ha desempeñado funciones de baptisterio, y en ella se reunía el Concejo de la ciudad. Recibe el nombre actual desde que se trasladó a esta capilla el altar de plata que se usa como monumento en Semana Santa.
Es la capilla central de la girola.   Es de planta octogonal y de mayores dimensiones que las demás. Su bóveda es de crucería con nervaduras radiales que parten desde el centro hacia los extremos con la imagen del Salvador esculpida en la clave.
Monumento
Dispone de tres grandes ventanales apuntados con vidrieras de tonos azulados que datan del siglo XIX. Debajo de estos ventanales la pared está forrada de terciopelo rojo.
Pero lo que más destaca es el monumento, chapado de plata en parte sobredorada con tres partes bien diferenciadas: el frontal, que se adorna con el escudo del cabildo y dos jarrones de azucenas a los lados, el basamento, y una gradería decreciente sobre la que se alza el expositor eucarístico. Es una obra de orfebrería barroca, del siglo XVIII, obra del platero Andrés de Espetillo.​
La capilla se cierra con una fina verja de hierro forjado, obra del taller de Juan Pascual, como se puede observar en la inscripción de la cerradura.

·        Capilla de San José

Retablo capilla de S. José
La capilla de San José estuvo dedicada a las Once mil vírgenes hasta el siglo XVIII.
Contrasta en esta capilla la pureza de las líneas góticas de su arquitectura, con lo moderno de la decoración. Está presidida por un cuadro de San José obra del siglo XVIII y enmarcado en un altar de la misma época realizado en mármoles y jaspes de colores, todo ello de un severo Neoclasicismo.

·        Capilla de los Reyes o de San Pedro

Capilla de los Reyes
La capilla de San Pedro o de los Reyes,  es conocida familiarmente como capilla de los Reyes.  Fue construida en el siglo XIV por artistas anónimos y reformada en el XVI. Tiene planta hexagonal y estructura gótica, con cubierta estrellada, pero su decoración es renacentista y barroca, que han hecho de esta capilla una de las más ricas del templo con yeserías policromadas en azul, blanco y ocre cubriendo los testeros, tanto en la bóveda como las paredes, sin dejar espacio libre en una especie de “horror vacui” y con los tres relieves en yeso de los Reyes Magos dentro de marcos individuales,  limitados por columnas y en actitud de marcha, en lugar destacado y en la bóveda medallones con los profetas Isaías, Balaam y David junto a angelotes, escudos y grutescos.
Detalle Capilla de los Reyes

Cuenta con un retablo renacentista. , realizado por entalladores locales y que denota influencias de Vigarny. Fechado en el siglo XVI  está dedicado a San Pedro,  
Detalle bóveda. Rey David
cuya figura preside la hornacina central. Dorado y policromado y con una imagen de la Virgen con el Niño, en el cuerpo superior. Se cierra con reja dorada, policromada y con medallones con las caras de los Reyes. También llama la atención el zócalo de azulejos de Talavera, presente en otras capillas de la catedral.
A la derecha se comunica con la primitiva sacristía, la última capilla de la girola, de planta rectangular. 
La presencia de los Reyes Magos, se hizo como homenaje al arcediano Don Gaspar Fuentes de la Torre, que contrató a Juan del Corral, para la decoración de la capilla.

Edículos rectangulares

La catedral de Palencia copia de la Catedral de León el sistema de dos estrechas capillas rectangulares para hacer la transición de las radiales de la girola con el transepto.

·        Capilla del baptisterio

Bóveda capilla del Baptisterio
Comenzando desde el lado del Evangelio, nos encontramos con la capilla del baptisterio o de san Cristóbal, este espacio estrecho permite la unión de la cabecera con el falso crucero, presentando una peculiar forma estrecha y alargada, con escasa iluminación. De planta rectangular,  se cubre con bóveda de crucería simple. En el centro se encuentra una pila bautismal plateresca, con una sencilla decoración de querubines, obra del siglo XVI.
El retablo, dorado y policromado, que ocupa el testero, presenta dos cuerpos y tres calles, encuadra un heterogéneo grupo de tallas, dando la sensación que, salvo el titular, sirvió para recoger imágenes de otros retablos desechados.
Está dedicado al santo titular, San Cristóbal y es renacentista, en él aparece San Cristóbal portando al Niño, entre Santo Toribio de Astorga y San Isidoro y debajo San Antón, San Pedro y San Blas, el retablo está rematado con un típico Calvario y dos ángeles tenantes con blasones episcopales. Llevado a cabo, probablemente, por seguidores de Alonso Berruguete.

·        Arco de San Martín

Es este el espacio gemelo del Baptisterio, sito en la nave opuesta, y en este caso se encuentra tapiada su salida hacia la nave al hacer las funciones de sacristía. El espacio visible se configura como un pequeño altar-hornacina, con un relieve alusivo a San Martín (de ahí su nombre) en el remate, y un cuadro copia del de Tiziano conservado en el Museo del Prado, que representa el Entierro de Cristo.

Coro

Coro
El coro se sitúa enfrente de la capilla mayor, a la que está unido por un espacio cerrado denominado Vía Sacra, ocupando los tramos cuarto y quinto de la nave central. Cierra el coro una formidable reja, del siglo XVI,  con abundante decoración plateresca, parcialmente dorada y policromada y con escudos obispales. Los pretiles de piedra que la sustentan, a modo de zócalo, muestran inscripciones alusivas a la visita del emperador Carlos V y el papa Adriano VI en 1522. Sobre la reja se observa un arco entibo y rebajado, conocido como “arco del miedo”, coronado con una imagen de la Inmaculada.  
El interior del coro aparece casi totalmente ocupado por la sillería capitular, de madera de nogal y estilo gótico, tallada en la primera mitad del siglo XV y reformada posteriormente a comienzos del XVI. Consta del sitial episcopal,  y dos filas de asientos: 55 sillas y dos bancos en el piso alto, y 46 sillas en el bajo, 20 de ellas añadidas coincidiendo con las reformas del siglo XVI.
Silla episcopal
Los asientos y respaldos de la misma se enriquecen con tracerías gotizantes, los respaldos altos son lisos y los bajos de motivos geométricos de diferentes diseños, según un esquema muy sencillo. Resulta curioso que en el dosel de las sillas altas, enmarcados en el gablete que lo decora, se incluyesen campos vacíos para pintar el escudo del canónigo titular del asiento, muchos de estos escudos fueron repintados según se iba renovando la composición del Cabildo. Destaca en el centro el asiento del obispo, flanqueado de doseletes, pináculos calados y ornados con San Antolín en el respaldar, un obispo en la misericordia y relieves de la Virgen, santos y profeta.
A la derecha según se entra al coro,  sobre el lado del Evangelio, elevado sobre la sillería, se encuentra el órgano catedralicio. El órgano original fue obra del siglo XVII, siendo reparado posteriormente en el siglo XVIII. De este primer órgano se conservan hoy la caja (una espléndida obra barroca, con decoración vegetal en los fustes de las columnas,  con multitud  de cabezas de ángeles y ángeles músicos en las cornisas y otra serie de menudas figurillas) y los tubos de fachada; sin embargo, el órgano en sí fue reemplazado en 1925 por otro nuevo de estética postromántica. Cuenta con dos teclados de 61 notas y un pedalero en abanico de 30 notas.
Coro lateral epístola
La estructura que cobija el coro fue financiada por el obispo don Juan Rodríguez de Fonseca a comienzos del siglo XVI. Los cuatro tramos que cierran lateralmente el coro se realizaron en momentos muy cercanos en el tiempo, aunque en ellos se evidencia el tránsito del gótico final al Renacimiento.
Cristo de las Batallas

El primer paño del Evangelio, situado frente a la Capilla de la Purísima, con decoración gótica, aloja el altar con el Cristo de las Batallas, imagen muy venerada en la ciudad que recibe su sobrenombre de la tradición que afirma que ante esta imagen dejaban sus pendones las tropas palentinas antes de partir al combate, invocando su protección. La imagen fue tallada en el primer cuarto del siglo XIV, y es un soberbio Crucificado gótico de madera policromada y tamaño natural, que responde a la tipología de Cristo muerto en la Cruz, de ancha cintura, piernas cruzadas y largo paño de pureza anudado al lateral que cae hasta las rodillas; el torso y los brazos aparecen sumamente estilizados. El rostro es bellísimo y sereno, enmarcado por una larga cabellera partida y rizada. Su excelente policromía, tanto del paño como de las carnaciones, contribuye a aumentar su realismo y dramatismo. 
Cristo de las Batallas.
Detalle
Actualmente lo enmarca un retablo del siglo XVII en el muro que cierra el coro por el lado Norte, entre dos puertas de acceso al interior de éste,
  talladas en nogal con los escudos del cabildo y de Fonseca y las cabezas de los santos Pedro y Pablo, todo ello cumplimentado por una soberbia decoración tardogótica.
El segundo tramo del Evangelio, situado frente a la capilla de San Fernando, cuenta con una decoración plateresca datada hacia el 1500 y atribuida a Diego de Siloé en la que aparecen ocho esculturas de piedra policromada de santos, reyes y fundadores.
El Salvador.  ¿Vigarny?
Está presidido, el tramo, por un pequeño altar dedicado al Salvador dentro de un arco de medio punto. La escultura en nogal, dorada y policromada, es  atribuida a Felipe Vigarny, e iba a ubicarse en el altar mayor, pero el cabildo finalmente decidió colocar en él, una talla del santo titular, San Antolín.
En el primer paño de la Epístola hay un arco gótico similar al que se corresponde con el Evangelio y cobija el Altar de la Visitación, que cobija un retablo de fines del siglo XV con tablas pintadas de autor no identificado. Bajo una Santa Faz y en torno a la tabla central con el abrazo entre la Virgen y su prima Isabel vemos a su  a San Andrés protegiendo al donante, que aparece de rodillas y a San Lorenzo. En los laterales se representan San Juan Bautista y San Esteban.
Altar de la Visitación

En cuanto al segundo paño de la Epístola, presenta decoración plateresca atribuida a Diego de Siloé, a base de pilastras que delimitan las divisiones, con un arco central trilobulado que cobija un pequeño retablo renacentista -plateresco de madera dorada y policromada, con medallones de santos y las esculturas de piedra policromada de los santos Pedro y Pablo sobre los que aparece una Natividad en una hornacina flanqueada por las figuras de la Anunciación, obra del siglo XVIII. Finalmente el retablo se corona con una escultura de San José sedente con el Niño.

Trascoro

Trascoro
Fue encargado por el obispo Fonseca a inicios del siglo XVI, y en él se unen las formas del gótico final (tardogótico) con el estilo Plateresco del Renacimiento hispano, siendo una de las obras maestras de la catedral.
El trascoro se levanta sobre cinco escaleras y se puede considerar como una especie de tercer altar mayor sobre la cripta. El trascoro se organiza como un retablo pétreo de cinco calles enmarcadas por pilares. Está presidido por un soberbio políptico de Nuestra Señora de la Compasión, siete tablas con los Dolores de la Virgen encargada, también, por el obispo Fonseca en Flandes en 1505, comitente que aparece retratado, en posición orante, en la tabla central junto a la Virgen y San Juan Evangelista, con fondo de un delicado paisaje. Las demás tablas muestran escenas de los Siete dolores de María: Circuncisión, Huida a Egipto, Jesús entre los doctores, Camino del Calvario, Crucifixión, Llanto ante Cristo muerto y Santo Entierro. Todas ellas con un refinado realismo y excelente sentido del color.
Políptico de Nuestra Señora
de la Concepción
Por encima, un arco de medio punto alberga dos ángeles tenantes con el escudo del obispo Fonseca,
 y está abarcado por otro trilobulado con la heráldica de los Reyes Católicos, sobre sus arcos: el yugo y las flechas. Para finalizar con una crestería de piedra y la estatua de San Antolín. Y en las calles laterales, San Bernardo a los pies de la Virgen, el martirio de San Ignacio de Antioquía y estatuas de santos.
Está cuajado de doseletes, encajes de piedra y hornacinas con figuras de santos.
Este políptico es uno de los conjuntos pictóricos más destacados de la pintura flamenca en España.
Dos puertas, talladas en madera con minuciosos relieves, permiten el acceso al coro catedralicio.
En él se pueden resumir los tres aspectos fundamentales de la catedral de Palencia: el valor legendario representado en la cripta sobre la que se eleva, el valor artístico representado por la riqueza en su ornamentación y el valor constructivo representado por la altivez estructural de su nave central, en la que se encuentra. Enfrente del trascoro, se encuentra la escalera que da acceso a la cripta de San Antolín.
Púlpito

Muy cerca de esta escalera y adosado al pilar del Evangelio del penúltimo tramo de la nave central, ante el trascoro, se ubica un púlpito del siglo XVI, de madera sin policromar, obra de algunos de los más destacados discípulos de Alonso Berruguete.

Capillas de la nave norte

Las capillas laterales de la catedral solo se distribuyen a lo largo de la nave del Evangelio o norte, pues el lado de la Epístola está ocupado por el claustro.Son un total de siete, todas de planta cuadrangular con sacristía en el testero norte. Su sistema de fundación fue mediante patronato, casi siempre para fines funerarios, con la obligación de embellecer y mantener el ámbito.

Capilla de San Sebastián

La primera de las capillas de la nave del evangelio desde el transepto antiguo  es la capilla de San Sebastián.
De forma rectangular, su pared norte aparece adornada por una ventana ojival y dos óculos redondos y abocinados con decoración interior en el abocinamiento. Su bóveda de crucería estrellada aparece profusamente decorada en sus plementos y alrededor de la clave observamos la representación de las virtudes teologales y cardinales.
En el testero de los pies encontramos una lápida con sepulcro del siglo XVII correspondiente  al  tesorero catedralicio, donante de la capilla,  junto con pinturas, un escudo en alabastro de los Calderón de la Barca y una inscripción en la que dejó memoria de su generosa donación.
Su elemento más sobresaliente es su monumental retablo renacentista. Es un retablo de estructura arquitrabada, compuesto de dos cuerpos sobre predela con tres calles separadas por columnas entorchadas y datado en 1637.  Está presidido en la calle central por la imagen del santo titular San Sebastián en su martirio, siguiendo modelos de Gregorio Fernández, influencia que se hace presente en los pliegues duros y angulosos del paño que cubre al santo, en su teatral pose y en el veraz tratamiento anatómico. Le acompañan, una Inmaculada en el segundo cuerpo  y un Calvario en el ático, además de cuatro  óleos, en las calles, con los martirios de los santos Sebastián, Juan Bautista, con el Agnus Dei y San Antolín, con la palma y el destierro de San Juan.
Puerta de la sacristía
Entre las tres pinturas de la predela vemos a San Gregorio y San Sebastián en el centro y dos martirios en los laterales, todas obras del pintor palentino Blas de Cervera.
Predela
Al siglo XVI corresponden las pinturas murales, con un Calvario, que aparecieron tras el actual retablo.
Sobre la puerta de la sacristía destaca un alto relieve, en piedra, con la Resurrección de Cristo (Cristo vencedor de la muerte). Y sobre él, una pintura sobre lienzo, representando a San Sebastián, curado por las matronas Fabiola e Inés, copia de Ribera del siglo XVII.

Capilla de San Jerónimo

Sepulcros de Jerónimo
 de Reinoso...
Esta capilla de estructura rectangular fue construida en 1440 y estuvo dedicada en origen a la Santísima Trinidad. En 1612 fue cedida al canónigo y abad de Lebanza que mandó hacer aquí el sepulcro de sus amigos Jerónimo de Reinoso y Martín Alonso de Salinas, cercanos a Santa Teresa de Jesús, y en honor al primero se cambió la advocación de la capilla, dedicándola a custodiar las reliquias de San Antolín. Aquí estuvo el cuadro de San Sebastián del Greco hoy exhibido en el Museo Catedralicio.
En su interior vemos un arcosolio pétreo de claro estilo herreriano/escurialense enmarcado por dos columnas corintias, con las estatuas de los finados, representados bajo el nicho de arco de medio punto como estatuas orantes.
Retablo
El gran retablo de 1612, también clasicista, fue realizado en madera dorada y policromada, dedicado a San jerónimo, alternándose en él pinturas y esculturas. Se distribuye en tres calles, separadas por columnas salomónicas, con tres cuerpos y ático. Centrado nos encontramos, con un bajo relieve-puerta con la escena de Pentecostés (venida del Espíritu Santo), donde se guardan en varios relicarios las reliquias de San Antolín, junto a una escultura de este santo. DE aquí también el nombre con el se conoce este ámbito “Capilla de la Reliquias”. Encima, la talla de San Jerónimo entre los santos Juanes, San Almaquio y San Juan, y en el ático la Inmaculada Concepción.
Cerrada con dos rejas, la mayor de dos cuerpos y crestería dorada con escudos del siglo XVII comunica con la nave y la más pequeña, semejante, situada en la puerta de acceso al Crucero.

Capilla de la Inmaculada o de La Purísima

Llamada anteriormente de San Enrico o Eurico, y también de La Santa Cruz. De forma rectangular, con ventana ojival y su bóveda estrellada de nervios entrelazados o combados, se trata de una de las primeras que con este diseño se realizaron en España.

Alberga un retablo barroco de madera dorada de la segunda mitad del siglo XVII, que se distribuye en tres calles, separadas por columnas salomónicas y está presidido por una  talla de la Inmaculada, orante y coronada, inserta en aureola de rayos dorados y sobre angelotes, que sigue, claramente los cánones de Gregorio Fernández.
Sobre ella, en el ático, una exaltación de la Cruz, elevada al cielo por dos ángeles. Lo completan seis pinturas sobre lienzos con el Ángel exterminador, Moisés haciendo brotar agua de la piedra, y la intercesión de la Cruz y la Virgen en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212. En lo alto, escoltando la Santa Cruz aparecen los escudos del cabildo.
Conserva un interesante mural pictórico representando el Triunfo de la Cruz, motivo de su anterior advocación. Estuvo cubierto durante siglos por un enlucido y un retablo traído de la capilla de las reliquias. Esta decoración fue recuperada en una restauración que terminó en el año 2017.​ Se trata de una pintura mural del siglo XVI simulando arquitecturas renacentistas en el zócalo, y un amplio paisaje con celajes (grupos de nubes) entre los que emergen ángeles con los símbolos de la Pasión, en torno a la cruz desnuda que preside la composición.

Capilla de San Fernando

Sepulcro de D. Álvaro de
Salazar
La capilla de San Fernando y antiguamente de Santa Catalina es una capilla de inicios del siglo XVI. El ámbito tiene forma rectangular y una ventana ojival. Encontramos a los pies de la capilla un arcosolio plateresco, de don Álvaro de Salazar, con el yacente en un sepulcro ornamentado del siglo XVI. En el muro cuelgan dos pinturas sobre lienzo, del siglo XVII que representan a San Gregorio y San Agustín y en el muro lateral, otro lienzo de La Piedad o Descendimiento.
Frente al sepulcro nos encontramos con un retablo barroco de la segunda mitad del siglo XVII. De madera dorada alberga la talla del santo titular San Fernando (Fernando III, el Santo), quien a sus virtudes como gobernante unió las personales, siendo canonizado en 1671. Aparece con los atributos de la monarquía, con coraza, manto de armiño y corona, la espada en la diestra y en la otra el orbe con la cruz.
Puerta de la sacristía

S. Fernando
Y sobre ésta la imagen de Santa Catalina con la rueda y espada de su martirio, junto pinturas sobre lienzo con escenas alusivas a la vida del rey santo: renuncia de su madre, Doña Berenguela, al trono, coronación del monarca, la rendición de Sevilla, San Fernando en oración,
 muerte de San Fernando y San Fernando ante la Virgen, obras de Diego Diez Ferreras.
La imagen de Santa Catalina, acompañada de angelotes, también preside la puerta renacentista que da acceso a la sacristía de la capilla. Aparece encerrada en un óvalo, encima del arquitrabe, sobre un arco rebajado (escarzano), enmarcado entre columnas corintias y con adornos al modo estructuras arquitectónicas.

Capilla de San Ildefonso

Esta capilla fue de patronato del canónigo e intelectual Alonso Fernández de Madrid autor de la Silva Palentina, crónica de la Diócesis de Palencia a través de sus obispos.
En esta capilla está enterrado don Alonso Fernández de Madrid y su escudo campea en su lápida, en las claves de su bóveda estrellada, pintado sobre el retablo, y en la vidriera en color y original del siglo XVI que cierra la ventana ojival que ilumina el espacio rectangular que ocupa la capilla.
Puerta sacristía
La capilla, como todas las de este lado de la catedral, tiene su correspondiente sacristía, a la que se accede mediante una puerta tallada que se enmarca en una portada plateresca del siglo XVI
  con relieve del Creador del Mundo en el tímpano del frontón triangular, con 2 medallones en las enjutas, dos putti teniendo sendos escudos heráldicos y decoración de cabecitas en el arquitrabe sobre un arco escarzano. Conserva todavía su policromía primitiva.
En la capilla de san Ildefonso, en el muro este, se ubica el excepcional retablo renacentista –plateresco (obra cumbre de Juan de Valmaseda y en la que también pudo intervenir Diego de Siloé), sus relieves tallados en madera dorados y policromados años después. Son de gran calidad.
Retablo
Se compone de sotabanco, banco, cuerpo y ático, con tres calles verticales separadas por 
balaustres (columnas abalaustradas). Lo preside, en la calle central, un gran relieve de la Virgen, imponiendo la casulla a San Ildefonso, entre los medallones (tondos) de San Pedro y San Pablo, en la parte superior y el Bautismo de Cristo y el martirio de San Juan Evangelista ante Portam latinam, en la parte inferior.
En el centro del sotabanco destaca la figura de Cristo en un medallón y en el banco o predela, el martirio de San Lorenzo, a la izquierda, la Adoración de los Magos, en el centro 

Ático del retablo
y San Jerónimo penitente, a la derecha. En el ático y bajo un Calvario, un soberbio medallón con la Piedad, flanqueado por dos angelotes.
Los relieves son de una gran calidad y sorprende la cantidad de detalles, así como su refinada ejecución.
Se cierra la capilla con una reja de hierro forjado, obra del siglo XVI.

Capilla de San Gregorio

Al igual que el resto de las capillas de la nave del evangelio esta capilla también es de patronato, en este caso de la familia Arce  y el nombre de la capilla procede de la gran devoción que esta familia profesaba a San Gregorio.
El ámbito tiene forma rectangular, con ventana ojival con la vidriera primitiva del siglo XVI. Toda la capilla debió estar policromada, percibiéndose restos bajo la capa de yeso, y un zócalo de azulejos de Talavera del siglo XVII rodea la capilla. En la clave de su bóveda estrellada aparece el escudo del obispo Alonso de Burgos, cuyo sobrino, el canónigo don Juan de Arce.
En su interior vemos un pequeño retablo plateresco dedicado a San Cosme y San Damián, que muestra en su centro a los hermanos y entre ellos una imagen de San Matías, quizá procedente de otro retablo desmontado, y cuya autoría se atribuye a Alonso Berruguete, siendo una de las tallas más valiosas de la catedral. En el remate, el abrazo de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen, ante la Puerta Dorada, simbolizando su concepción. En la predela está el milagro de la amputación de la pierna gangrenada del sacristán de la iglesia dedicada a los mártires médicos en Roma, y su trasplante por la de un hombre negro muerto.
Detalle del remate del retablo

También encontramos en este ámbito el sepulcro renacentista/plateresco de Juan de Arce, pertenece al tipo de sepulcro bajo arcosolio y es, tal vez, uno de  los más llamativos de la catedral. Realizado en piedra y yeso policromados parcialmente.
En el zócalo dos ángeles alados sostienen la inscripción correspondiente a los datos del difunto, entre una rica decoración de grutescos.
En el cuerpo principal, bajo el arcosolio, pintado en su intradós, hay un nicho/hornacina renacentista para imágenes ocupado por un Ecce Homo tardogótico escoltado por dos columnas corintias y una venera, con una leyenda a los pies y debajo se encuentra el cuerpo del abad, aparece yacente en su lecho mortuorio, con sus galas eclesiales atributos de canónigo. El tratamiento del personaje es de canon poco estilizado y ropajes angulosos.
En las enjutas, dos medallones con las figuras de San Pablo y San Pedro.
Dos blasones, uno con flor de lis del obispo Alonso de Burgos y otro con las armas de la familia de los Arce, se colocan sobre el cuerpo principal del sepulcro.
En los guardapolvos/polseras aparece una abundante decoración vegetal, dispuesta de acuerdo a un eje vertical, con un friso de ángeles alados.
Retablo principal
El arcosolio está coronado por un arco mixtilíneo, gótico-mudéjar cuyo frontón muestra la Virgen sedente con el Niño entre las santas Catalinas, de Siena y Alejandría. Es obra de Diego de Siloé y a él se atribuyen las imágenes de la Virgen sedente y del Ecce Homo.
Remata el sepulcro un pequeño entablamento con un alado querubín y una moldura avenerada con florero.
La estructura asemeja un arco triunfal, flanqueado por columnas abalaustradas, de fuste estilizado y con labor floreada.
Enfrente del sepulcro encontramos el retablo principal obra plateresco/renacentista de 1528, profusamente dorado y policromado. Se compone de banco, dos cuerpos y ático, separados por pilastras planas con decoración agrutescada. El relieve central presenta la misa de San Gregorio, y los de las calles laterales, diversas historias sagradas: martirio de San Juan Evangelista y la degollación de San Juan Bautista, en el primer cuerpo y la Flagelación y Camino del Calvario en el segundo cuerpo, todas ellas cobijadas por veneras.
Relieve central
Misa de S. Gregorio
En la predela encontramos en su centro la Resurrección de Cristo, escoltado por dos escenas de la Pasión y los martirios de Santa Águeda
El retablo aparece coronado por un Calvario escoltado por los bustos de San Pedro y San Pablo.
Es esta capilla una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico, ya que en ella, los elementos que la componen, incluida la azulejería talaverana de su zócalo, en su mayoría del siglo XVI, apenas han sufrido modificaciones, por lo que conservan sus características primigenias del más puro estilo plateresco.

Capilla de Santa Lucía

La capilla de santa Lucía, abierta en el último tramo a los pies de la nave, fue utilizada como sala capitular hasta la construcción del claustro en 1569. Esta capilla, al igual que las otras, es de patronato, en este caso del arcediano de la catedral Francisco de Rivadeneira, para poner aquí su panteón familiar, como vemos en las lápidas que tapizan el suelo. Sus escudos lucen en la bóveda que la cubre, en el retablo y en el centro de la reja que la cierra.
En la pared oriental encontramos un retablo renacentista, realizado en 1550, pero adquirido en 1580 por Francisco de Ribadeneira para instalarlo en la capilla.
Realizado en madera dorada y policromada,  con dos cuerpos y tres calles, El retablo se eleva sobre un pedestal y banco que son posteriores y de estilo barroco.
En la predela observamos las tallas del Salvador y los doce apóstoles. En el primer piso, aparece el grupo de la Piedad entre San Bernardo y San Benito. El segundo, y central, lo preside en una hornacina, la talla de Santa Lucía, la santa titular. Aparece con la palma del martirio y sus ojos en un plato, entre relieves de la Anunciación y Visitación, en la parte inferior  y San Pedro y San Pablo, en la parte superior. Ya en el ático, nos encontramos con una Asunción bajo el Padre Eterno, escoltada por los escudos del arcediano Rivadeneira.
Hornacina central
Junto al retablo se encuentra el Lienzo del Ecce Homo, realizado en los siglos XVII-XVIII por un autor desconocido.
En el muro norte se ubica, a modo de arcosolio el enterramiento del obispo don Buenaventura Moyano. En la parte superior, realizada a principios del siglo XIX  y siguiendo los modelos del neoclasicismo, nos encontramos con el retablo de San Pedro, formado por un lienzo de “las Lágrimas de San Pedro” inspirado en la obra de Ribera y realizado en el siglo XVII, enmarcado por una estructura clásica con tímpano circular ocupado por el escudo del titular.
Puerta sacristía
Sepulcro de
Buenaventura Moyano
Junto a él, la puerta de acceso al espacio de la antigua sacristía, realizada en madera de nogal sin policromar y rodeada de estructuras clásicas, se decora con cuatro relieves, son santa Lucía y sus compañeras mártires, obra del siglo XVI.
En la pared oeste, enmarcado, también, en un arco de medio punto tenemos el enterramiento del canónigo don Blas de la Rúa, con una escultura de la Asunción de María, de mediados del siglo XVII, realizada en estilo barroco y por un autor desconocido.
La reja de hierro forjado y policromado es de estilo renacentista y fue realizada por Juan de Vitoria en 1579.  Con balaustre y dividida en dos pisos y crestería separados por un friso con decoración vegetal.
En las zonas inferiores se han identificado restos de pintura mural al temple que imita un zócalo de azulejería talaverana con diversos motivos decorativos.

Capilla de las reliquias

Capilla de las Reliquias, Capilla del Monumento o Capilla del Tesoro, tres nombres para un mismo ámbito, ya que a través de su historia su función ha variado, en uno u otro sentido, según las piezas religiosas de la catedral palentina que ha albergado.
Retablo rococó
Durante la época barroca una de las preocupaciones del Cabildo fue que existiera en la catedral un lugar en el que ubicar las reliquias y después de muchas vicisitudes se eligió esta ubicación con lo que alberg
ó gran parte de esas reliquias. Éstas estuvieron colocadas en un retablo/relicario rococó realizado 1770 en madera dorada, que contaba con hornacinas que servían para las reliquias. Posteriormente se trasladó a la capilla de la Inmaculada, donde permaneció más de un siglo.
Este tipo de retablos/relicarios fueron muy comunes en la época pero han sobrevivido pocos ejemplares. Algunos de los relicarios, hoy, se encuentran en el Museo catedralicio.
Monumento
Entre esas reliquias que se conservaban en la Catedral, destacan por su curiosidad las siguientes: un fragmento de la esponja con la que dieron de beber a Cristo en la Crucifixión, el brazo derecho y parte del hombro de San Antolín, la mano de San Vicente, retales del velo de la Virgen y del manto San José, fragmentos de los cilicios de San Francisco y Santa Teresa, …
Más tarde se convirtió en lugar de exaltación de la Eucaristía de Miércoles a Viernes Santo, colocándose en ella la custodia procesional de plata, el llamado Monumento. Y como también recogió algunas piezas de orfebrería del tesoro del cabildo, otra de sus acepciones es Capilla del Tesoro.
Está adosada al lado norte de la fachada occidental de la catedral, junto a la puerta de san Antolín o las Descalzas.
Esta fachada occidental estuvo inacabada hasta que se construyó este ámbito. A finales del siglo XIX y principios del XX se criticó este habitáculo, e incluso, se planteó su derribo.
Al exterior parece ser una dependencia exenta de la catedral, pero está unida a la catedral mediante un arco que, en su inicio, estaba previsto para componer los accesos principales a la catedral.
Su situación y construcción determinó  la estructura de su fachada principal Situada a los pies del templo, se construyó en el siglo XVIII por lo que es un ejemplo de transición del barroco al neoclasicismo. Con planta octogonal, sus paramentos aparecen con zócalo de azulejería de estilo neoclásico. 
La bóveda octogonal está pintada y las paredes están revestidas de yeso policromado y dorado con una decoración con motivos rococó y que exhiben los anaqueles donde se guardaban las reliquias. Todo ello enmarcado por guirnaldas y molduras de intrincado diseño. El espacio está iluminado por dos grandes ventanas de medio punto y se cubre con cubierta de media naranja rematada con chapitel de pizarra.
Bóveda capilla Reliquias
En el interior frente a la puerta de entrada, se ha colocado un bello retablo del siglo XVIII con tecas de plata que contienen reliquias y que, juntamente con las que se guardan en la capilla de san Jerónimo, constituyen un preciado tesoro de la catedral.
Decoran las paredes cuatro cuadros; dos con algunos rasgos de la vida de San Juan Nepomuceno, los otros dos pueden representar algunas escenas de la vida de San Antolín.
En el centro, se conserva la sepultura de D. Juan de Herrera.
Recientemente ha sido restaurada, después de permanecer cerrada durante quince años debido al deterioro provocado por problemas de humedades.

Claustro y Sala capitular

En cuanto al claustro, comenzó a erigirse hacia 1440 con financiación obispal, y quedó terminado en 1516, cuando dirigía las obras de la catedral Juan Gil de Hontañón. Ocupa cinco tramos de la nave de la Epístola, desde el crucero hasta los pies. Dispone de dos entradas desde el interior de la catedral y otro acceso desde el exterior.  Los del interior están situados, uno en el quinto tramo, el contiguo al crucero, y otro en el último.
Puerta tardogótica
El primero es una portada ojival tardogótica, compuesta por  
una arquería apuntada con arquivoltas decoradas con hojarasca sobre un rebajado arco carpanel. El tímpano está ocupado por una talla protogótica de madera policromada de la Virgen en Majestad, románica de transición, de principios del siglo XIII, y conocida como “Virgen de don Tello”, a la que estuvo dedicado el templo consagrado en 1219 y. anterior a la portada. En el friso una pareja de ángeles portadores nos muestra los escudos obispales de don Diego Hurtado de Mendoza que enmarcan un floreado adorno de filigranas. Entre dos pilastras rematadas en pináculos, los arcos apuntados se ornan con hojarasca, figurillas, muchas de ellas tocando instrumentos musicales, angelitos y follaje coronándose todo por un arco conopial con ángel portador del escudo del Cabildo.
La portada en sí data de hacia 1485 y muestra notables similitudes con la Puerta de los Novios.
Puerta en esviaje
El segundo acceso es una interesante portada plateresca en esviaje (el eje de la bóveda es oblicuo respecto al muro) fue construida en 1535-36, con puertas de nogal talladas. Diseñada entre dos columnas abalaustradas, muestra arco de medio punto en esviaje, dintel y tímpano calado con volutas y dragones. En las albanegas (enjutas) lucen los escudos del obispo promotor, recubriéndose el conjunto de fina decoración renacentista: guirnaldas, motivos vegetales o candeleri, medallones o tondos (círculos con relieves en el centro), columnas abalaustradas, conchas y grutescos (seres fantásticos mezcla de humanos, animales y vegetales). Decoración
 que se extiende a las puertas, donde en dos paneles se narra la Entrada de Cristo en Jerusalén y el martirio de San Antolín, sobre bustos de San Pedro y San Pablo atribuidas a discípulos de Alonso Berruguete.
Una pintura sobre lienzo, representando a la Inmaculada, obra del siglo XVIII, cuelga a la derecha de esta puerta.
En uno de los tramos un ventanal comunica el interior de la iglesia con el claustro, facilitando la iluminación del templo.
Panda norte
El Claustro situado en la fachada sur y adosado a la nave lateral de la epístola, es de estilo renacentista y sustituyó al medieval de la antigua Catedral- Ocupa cinco tramos, que abarca desde el crucero hasta los pies de la Catedral. Es de planta cuadrada y consta de 24 tramos. Su construcción comenzó hacia 1439 finalizando hacia el 1516, siguiendo el diseño de Juan Gil de Hontañón
Sus bóvedas son de crucería estrellada con terceletes
y sus nervios apean en pilares fasciculados ligeramente resaltados del muro. Presentan un trazado distinto en cada una de las cuatro pandas y lo mismo ocurre con las cuatro bóvedas  angulares.
En uno de los ángulos del claustro podemos ver las tres flores de lis del cabildo catedralicio, más los blasones de los obispos Burgos y Fonseca, que lo hicieron construir a inicios del siglo XVI.
En el centro del patio, en su día empedrado, se encuentra un pozo y, sobre los tejados de las crujías, los pináculos de los contrafuertes que sirven de sostén y refuerzo a los muros, de por sí, potentes. Los arcos apuntados que debieron llevar, como es usual en este estilo, tracerías y maineles que dejaban pasar la luz se encontraban tapiados desde 1696, con el fin de dar mayor resistencia a sus muros sobrecargados por el peso de los corredores altos.
En la actualidad y tras una intervención de fines del siglo XX, se han vuelto a abrir los arcos ojivales dotándolos de tracerías y vidrios de diseño moderno, pero con gustos gotizantes. En varios de estos cierres se muestran las vidrieras originales del siglo XVI.
En la crujía oeste del claustro y adosado a éste, está la sala Capitular, a la que se accede 

a través de una portada gótica constituida por un arco conopial que a su vez enmarca un arco escarzano trilobulado, adornado con arquivoltas de baquetón, las exteriores rematan en pináculos mientras que la arquivolta central aparece profusamente decorada con motivos vegetales. En sus enjutas podemos apreciar escudos obispales.
La sala Capitular es una bella estancia rectangular, dividida en dos tramos,  el primero a modo de antesala y ambos cubiertos con sendas bóvedas de crucería estrellada, con  tracería de terceletes y combados que dibujan cierta figura de flores de cuatro pétalos.
En las claves lucen los escudos del Cabildo y del obispo Fonseca. Encargada a Juan Gil de Hontañón, no fue concluida hasta 1516. La sala se ilumina mediante tres ventanales con vidrieras.
Martirio de S.
 Sebastián
Ambos espacios, que constituyen la sala Capitular, están convertidos en la actualidad en museo de la catedral,  donde encontraremos entre otras joyas artísticas, una píxide esmaltada, románica, del siglo XIII, pinturas de Berruguete o relieves de Felipe Vigarny, así como un cuadro de El Greco con el martirio de San Sebastián, la custodia de Juan de Benavente, de 1585 o el relicario de san Antolín, en plata, con la imagen del santo, obra del siglo XVIII.
También encontramos la colección de tapices,  
Tapices de la Sala
Capitular
constituida por 12 tapices realizados en Bruselas en el siglo XVI, de los 29 con que llegó a contar el templo. Algunos fueron donados por el obispo Juan Rodríguez Fonseca y recubren la antigua sala capitular, con temas del Viejo y Nuevo Testamento, y los cuatro de “la Salve Regina”. Otros tres muestran la Historia de Abraham y se exponen en la Capilla Mayor.
El museo diocesano se encuentra en otras dependencias en  el antiguo Palacio del Obispo.
También hay que destacar algunas curiosidades que aportan otro valor más a la visita que podamos realizar a esta catedral. Así entre ellas destacaremos:
Gárgola del "allien"
La de la gárgola. En la catedral y como es tradición del gótico la presencia de las gárgolas es otro elemento más a tener en cuenta y es aquí donde podemos comentar que en la cobertura
 exterior de la girola podemos observar una curiosa gárgola que representa a un fotógrafo. Esta gárgola es del siglo XIX t realizada por el arquitecto Jerónimo Arroyo, encargado de restaurar la catedral.  Decidió colocarla en honor a un fotógrafo, conocido suyo, que realizaba reportajes fotográficos de sus  trabajos y que, al parecer, falleció realizando unas fotos en el tejado de la catedral. Al lado de esta gárgola se encuentra otra, es la de un esqueleto y que representa la muerte de citado fotógrafo.

También en la puerta de los Reyes  puede verse una reproducción de Alien “el Octavo pasajero”, realizado en la rehabilitación de 1996 en un claro homenaje al personaje de ficción creado por Ridley Scott.

La que denominaremos “de la coleta”. Se encuentra sobre la tumba de Inés de Osorio, una de las grandes mecenas de la catedral y enterrada en la capilla del Sagrario. Sobre su tumba se halla una escultura suya yacente,  tallada en madera policromada y en la que aparece representada, a sus pies, su criada. En ésta, destaca una coleta, que, al decir, de la tradición, tiene el poder de conceder el deseo que se pide a quien tire de ella, en especial a los estudiantes para tener una buena carrera. Por ello, es tradición, el día de San Antolín, el 2 de septiembre, hacer cola y tirar de la coleta para solicitar un deseo.

Retrato anamórfico de
Carlos I
Otra curiosidad aunque se encuentra en el museo catedralicio es la de un cuadro de Carlos I, que está pintado con un efecto de perspectiva tal que es imposible de apreciar su rostro a simple vista, para verlo bien hay que mirarlo desde un agujero practicado en el lateral del marco. En su   cartela pone “Mirum natura et artis”, maravilla de la naturaleza y el arte.

En ella, en la catedral palentina, el 15 de septiembre 1388, se firmaron las capitulaciones matrimoniales entre los infantes Enrique III de Castilla y Catalina de Lancáster, que dos días después celebraron sus esponsales en el convento de San Francisco y que fueron posteriormente reyes de Castilla. Existe una tradición que dice que una de las puertas de la catedral, llamada de los Novios se debe precisamente a este hecho histórico, suponiendo que fue la que utilizaron para acceder al templo bajo palio y dirigirse hasta el lugar ocupado por la capilla del Sagrario que en aquel momento era considerada como capilla Mayor.

Con esto doy fin a esta entrada sobre la catedral de Palencia en la esperanza de que alguien saque algún provecho de la información que hay en ella.