Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas
Si alguna vez visitáis Burgos, creo que no podríais dejar de visitar tres
lugares emblemáticos como son, la catedral, por supuesto, pero además merece la
pena acercarse a ver otras dos joyas de patrimonio artístico de Burgos son Cartuja
de Miraflores y el monasterio de Las
Huelgas. En la otra entrada vimos la Cartuja y en ésta vamos a señalar y
describir las cosas que, en mi humilde opinión, resultan más destacadas sin
obviar todas las demás y todo el conjunto que, en sí mismo, es digno de visitar
Tipo: Monasterio
Orden:
Monjas
Cistercienses
Construcción: 1180-1222
Fundador: Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet
Estilo
arquitectónico: Cisterciense
El monasterio de Santa María la Real de
las Huelgas, conocido popularmente como monasterio de las Huelgas es
un monasterio perteneciente a la congregación
de monjas cistercienses de San Bernardo, siendo el principal monasterio cisterciense femenino
en España y cabeza de todos los que se implantaron en la corona de Castilla en
el medievo.
Alberga obras de gran valor, entre ellas, algunas
de las vidrieras más antiguas de España
y ricos enterramientos, de los que muchos se han podido conservar, pero muchos
otros se perdieron, así como sus ajuares, en expolios y guerras. Por ser
fundación real, pertenece a Patrimonio Nacional.
Situación
Está situado al oeste de la ciudad de Burgos,
en un terreno llano que antiguamente estaba ocupado por prados y que era
conocido como «Las Huelgas», que era la forma en que se denominaba al terreno de cultivo no trabajado,
en barbecho, y dedicado a pastos. Este conjunto, como en su fundación hace 700
años, está compuesto de iglesia, monasterio y dependencias de clausura
para monjas cistercienses
Historia
El monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas se funda hacia 1180
por Alfonso VIII y su mujer Leonor Plantagenet, aunque hasta 1187 no
se hace carta de dotación, en la que se menciona la observancia cisterciense.
El lugar fue elegido por el rey Alfonso VIII y
su esposa Leonor de Plantagenet para levantar
un monasterio cisterciense femenino que se fundó, como
hemos dicho, en junio de 1187. En distintos puntos del complejo como la torre, las jambas o tímpanos podemos
observar el emblema heráldico del rey Alfonso VIII, el castillo.
Alfonso VIII pretendía crear un panteón regio para su propia persona y
descendientes, aunque tuvo que emplearlo prematuramente por el fallecimiento de
varios de sus hijos.
Por su parte Doña Leonor quería crear una abadía donde las mujeres
alcanzasen la misma autoridad que los hombres.
Para llevarlo a cabo se hizo la petición pertinente al Papa Clemente III.
La iniciativa fue muy bien acogida, tanto por el papado, como por el abad de
Citeaux y concedido el permiso papal sin problemas.
Clemente III |
No obstante el objetivo de Alfonso y Leonor de hacer de este monasterio una
especie de matriz o cabeza rectora de todos los conventos cistercienses de
Castilla y León tropezó con la oposición de los demás conventos fundados con
anterioridad. El conflicto será largo y complicado, pero al final el rey logrará
su propósito, pues, por un lado se convirtió en lugar de enterramiento de
bastantes miembros de la realeza y por otra parte, el monasterio de Santa María
la Real de Huelgas además de tener una gran jurisdicción sobre aldeas y otros
monasterios (hasta un total de doce abadías), no estaba bajo la autoridad
episcopal sino solamente dependía del papa.
Privilegio de donación de Sta Mª la Real |
Se donó al monasterio de privilegios, exenciones fiscales (pontazgo,
portazgo y montazgo), y bienes
materiales y tierras, hasta un total de 54 pueblos, que constituyeron un
importante patrimonio y que con el tiempo fue notablemente incrementado.
La importancia que adquirió se demuestra con las prerrogativas con que
contaba la abadesa, que al señorío material sobre los pueblos, añadía la
elevada jerarquía que ocupaba dentro de la curia episcopal castellana, incluso
dependían directamente del papado, no del obispo. Y aunque, como mujeres, las
abadesas, no podían confesar, ni predicar, ni decir misa, sin embargo eran las
que daban las licencias eclesiásticas para que los sacerdotes pudiesen hacerlo.
Leonor Sarmiento abadesa |
Debido a tanta tutela real, el Monasterio de las Huelgas acogió como monjas
a importantes damas de la nobleza castellana.
María Ana de Austria abadesa de las Huelgas |
La mayoría de las primeras abadesas fueron
mujeres pertenecientes a la realeza, las
dos primeras abadesas fueron la infanta de sangre real Misol (o Mariasol) y la
infanta Constanza, hija de los reyes fundadores.
Como dato curioso añadir que las abadesas vestían con un tocado especial y
un báculo que la asemejaban a un “obispo femenino”.
Y en poco tiempo, las Huelgas, se convirtió en casa madre de
los monasterios femeninos de Castilla y de León.
Todos los privilegios se mantuvieron intactos a través de los siglos hasta
el siglo XIX,
en que fueron suprimidos por el papa Pío IX.
Durante la Edad Media, en este monasterio también se
llevaban a cabo importantes ceremonias, como: armar caballeros, proclamación y
coronación de reyes…Y sobre todo tuvo una gran importancia como Panteón Real y
de nobles, con magníficos sepulcros, muchos de los cuales fueron profanados
durante la Guerra de la Independencia Española.
En la actualidad este monasterio está gobernado por monjas cistercienses y
la abadesa actual no tiene privilegios especiales ni civiles, ni jurídicos.
El monasterio tiene preparadas diez habitaciones para retiro espiritual de
mujeres que lo soliciten Y la comunidad de monjas dedican su vida a la oración
y a atender unas mínimas posesiones.
Arquitectura del
monasterio
Las obras comenzaron a finales del siglo XII y
continuaron en el XIII. Al parecer un tal maestro Ricardo
intervino en su construcción.
En él se pueden observar diferentes estilos desde el románico hasta el
renacentista, pasando por el gótico o mudéjar.
La distribución, de las distintas dependencias del monasterio, es algo
compleja e inusual respecto a los cánones arquitectónicos del momento, con un
par de claustros, dependencias, capillas y templo.
El conjunto
monástico impresiona por su aspecto de fortaleza, con una torre fortificada y
un recinto que en su momento estuvo amurallado.
Los compases |
Existen dos
puertas: una para el público, llamada de los Compases, o de entrada al Compás
bajo el torreón de Alfonso XI que conduce al Compás de Adentro donde se abren
distintas estancias que se fueron añadiendo a lo largo de los siglos como la portería,
el torreón de Alfonso XI, la hospedería monástica y otros edificios que en su
día darían cobijo a las viviendas de los criados, clérigos y capellanes, las
casas de la administración o las escuelas. En la actualidad muchas de estas
dependencias son utilizadas por el Patrimonio Nacional.
Arco de entrada al compás de Afuera |
Y dentro del
Compás, en su parte noreste y a través de un precioso arco apuntado entramos en
el Compás de Afuera donde encontramos un atrio de acceso al templo denominado Pórtico
de los Caballeros, y desde donde se llega a la Iglesia y a las capillas
funerarias adyacentes y de ahí al Claustro de San Fernando y demás dependencias
anejas.
Las claustrillas |
Decoración de atauriques |
La parte más antigua corresponde al claustro románico conocido con el nombre
de las Claustrillas, después le sigue en el tiempo la iglesia, como ya
hemos dicho de corriente protogótica,
y el claustro de San Fernando que es ya de claro estilo gótico con
bóvedas de cañón adornadas en algunos tramos por algunos detalles y motivos de yeserías hispano-musulmanas como inscripciones cúficas, lacerías, atauriques, o motivos figurativos como pavos reales,
castillos o “grifos”.
También encontramos una capilla de estilo almohade, la
capilla de la Asunción o la capilla de Santiago de estilo mudéjar.
Escritura cúfica como decoración |
En primer lugar encontramos la iglesia que, en sí, es un caso excepcional
dentro de los monasterios de monjas, pues normalmente sólo poseían una nave,
mientras las de los monasterios masculinos tenían tres.
Existen documentos en que se nombra a un maestro Ricardo que intervino en
su construcción.
Exteriormente es espectacular el grandioso juego de volúmenes de la iglesia
de este monasterio, con distintas alturas de sus techumbres: torre, transepto, pórtico
de los caballeros, etc…, que dan una sensación de estructuras distintas
superpuestas unas a las otras.
A la iglesia se accede a través de
una puerta en el hastial norte del transepto. Iglesia que en su estructura adopta
el modelo cisterciense, siguiendo las normas y modelos protogóticos, es decir,
no son ni plenamente románicos, ni plenamente góticos corresponderían a la primera
corriente del gótico.
A: Compás de Afuera; B: Compás de Adentro; 1:Claustrillas 2: Capilla de la Asunción; 3: Capilla de Santiago 4:Claustro de San Fernando; 5: Sala Capitular |
Tiene planta de
cruz latina y está formada por una cabecera de cinco ábsides, aunque con tan
sólo tres naves alargadas, con ocho tramos y separadas por
soportes, columnas octogonales, con capiteles sin tallar y embutidos en los
muros que separan las naves. La norte, dedicada a Santa Catalina y la sur a
San Juan. En la central se sitúa el coro de las monjas.
Transepto |
Posee un
transepto (nave crucero) que destaca en planta y alzado y que, en este caso,
tiene un muro de separación con el resto de la iglesia debido a la condición de
clausura.
A él se abren los cinco ábsides de la cabecera que forman capillas
cuadrangulares alineadas y de testero recto, a excepción de la capilla central
con un ábside más profundo que los laterales, con un tramo recto, ocupado por
el coro de capellanes, y un testero ochavado (poligonal).
A los pies de la nave se alza la capilla funeraria de doña Ana de Austria,
hija de don Juan de Austria, construida a comienzos del siglo XVII.
Nave central |
Los soportes y el abovedamiento son de tipo cisterciense, pero a diferencia
del Cister en lo que respecta a la severidad de la ornamentación encontramos
numerosos elementos arquitectónicos, en cuanto a las proporciones o a la
concepción espacial, que aunque típicos del gótico tienen una clara función
ornamental, probablemente de influencia francesa, ya que la reina Leonor era de
esa nacionalidad, como son las bóvedas angevinas (clave más alta que los arcos
formeros y fajones) o columnillas voladas sobre repisa.
Bóveda sexpartita |
En el interior destaca la bóveda del presbiterio, de planta rectangular,
con dos arcos fajones apuntados y sus diagonales que generan dos
ventanales en sus laterales y una diagonal que sigue en eje de la nave y que
componen la bóveda sexpartita típica del gótico francés.
Bóveda octopartita del cucero |
En el crucero, por el contrario, de planta cuadrada y formado por los arcos fajones y formeros con
sus diagonales y el espinazo de la nave central y el transepto, se forma una
bóveda octopartita, también de estructura angevina.
Las capillas absidiales que están pegadas a la mayor también responden al
estilo angevino
Ábside central con el retablo mayor |
Desde el presbiterio se contempla
el gran retablo
del siglo XVIII. No olvidemos que en la elaboración
de un retablo intervenían: el arquitecto, el escultor y el dorador. Éste, está
adornado con columnas salomónicas, tiene en su parte central la imagen de la
Asunción y en el ático el Calvario cobijado en una bóveda de horno con forma de
concha y adornada con numerosos ángeles músicos.
Sobre el muro de la Epístola (muro sur) del presbiterio está el órgano barroco.
Ya en el muro que separa el crucero del resto de la iglesia aparece una
pintura que representa la Batalla de las Navas de Tolosa, y en él se puede
apreciar el pendón o estandarte almohade que formó parte del botín de guerra, y
que actualmente se conserva en este monasterio. A sus pies, cerca de la reja en
el costado de la epístola, se sitúa un púlpito de forma octogonal. Es de
hierro forjado y está montado sobre un soporte que le permitía girar de manera
que las monjas pudieran escuchar mejor al predicador desde la clausura
El Descendimiento |
Colocado en la zona alta del muro de separación entre la iglesia y el coro,
se encuentra el “Descendimiento”. Este grupo escultórico, de autor desconocido,
se sitúa cronológicamente en la segunda mitad del siglo XIII. El madero aparece cubierto de hojas de acanto
con una clara idea evangélica de trasmitir el concepto de “Árbol de la Cruz” y en
una clara alusión al bíblico “Árbol de la vida” perdido tras el pecado original
y recobrado ahora por el sacrificio de Jesucristo, hijo de Dios.
Detalle |
Hay en él un detalle muy peculiar en el “Cuadrón” central es: la situación
del castillo (símbolo real) en el lugar privilegiado donde reposó la cabeza de
Jesucristo antes de su muerte y lugar de unión entre lo celestial (madero
vertical) con lo terrenal (madero horizontal), y que el mismo Jesucristo
representa, ya que según el cristianismo fue Dios y Hombre. Otros detalles
simbólicos de este descendimiento son: las tres torres (Trinidad: Padre, Hijo y
Espíritu Santo), la nave con la vela negra (símbolo del malèinvasión
islámica), las torres almenadas (fortaleza de la Iglesia), el número de almenas
(10 èlos mandamientos), en fin distintos elementos que refuerzan el significado
de la Fe cristiana (cristianismo), frente al Islam.
Nave lateral: Epístola |
En las naves longitudinales, cerradas al culto y convertidas en museo, se
encuentran los numerosos sepulcros de infantes y reyes, así como retablos, altares y tapices (bueno
más bien “reposteros”, que se
diferencian de los tapices en que en éstos las figuras están cosidas sobre el
fondo del tapiz) de elegante manufactura que producen la impresión de estar en un
lugar repleto de solemnidad, dignidad y elegancia y sobre todo, de buen hacer.
Pórtico de los Caballeros |
La fachada exterior septentrional, forma una galería porticada, llamada
“Pórtico de los caballeros” y está formada por 19 arcos apuntados, dispuestos de dos en dos,
separados por mainel columnado y entre recios contrafuertes. Bajo las bóvedas
de este Claustro de los Caballeros hay sepulcros de extraordinaria calidad
plástica que se relacionan con posibles caballeros muertos en la Batalla de las
Navas de Tolosa.
En la pared oeste del brazo del crucero se abre un rosetón, mientras su
frontal está ocupado por una puerta de estructura neoclásica con frontón
triangular, y es por la que se accede al templo.
Justo tras el hastial norte del transepto se asienta la torre que consta de
varios pisos, los dos últimos con cuatro vanos apuntados por cara ventanas para
las campanas. Tiene adosado en el lateral de su parte este un cuerpo cilíndrico
(con escalerilla de caracol); culmina con una balaustrada calada sobre
matacanes.
Como remate superior de los contrafuertes están esculpidos los
emblemáticos castillos tallados en piedra, símbolo heráldico del rey Alfonso
VIII.
Torre |
Los sepulcros
Es sabido y está dicho que uno de los principales motivos que impulsó al
rey Alfonso VIII a edificar este monasterio es el de convertirlo en panteón de
reyes y que él mismo quiso ser enterrado aquí junto a su mujer.
En toda la iglesia pueden verse bastantes sepulcros de la familia real,
unos más artísticos y otros más pobremente adornados, pero todos de gran
importancia histórica.
Estos enterramientos sufrieron un grave expolio durante la época de la
ocupación por las tropas francesas de Napoleón en
el siglo XIX.
Muchos se han podido recuperar, pero el ajuar que se conservaba dentro junto al
cadáver está perdido.
Sepulcro en el Pórtico de los Caballeros |
Únicamente se salvó el de don Fernando de la Cerda, cuyos ropajes
intactos se han podido guardar en el Museo de Telas.
Entre ellos los más importantes son:
· Los están en el atrio, antes de entrar en la iglesia por la puerta gótica.
Son de los siglos XIII y XIV,
de profusa decoración, se cree que contienen enterramientos de caballeros
muertos en la Batalla de las Navas de Tolosa.
· Sepulcro de Enrique I de Castilla, hijo de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet, muerto en Palencia en
1217 a la edad de 13 años, tras haber sufrido una intervención en el cráneo. Se
cuenta que le cayó encima una gran teja que le ocasionó una herida mortal. Se
encuentra en la nave del Evangelio (nave norte).
·
Sepulcro de don Fernando de la Cerda hijo de Alfonso X el Sabio, heredero al trono,
pero murió antes que su padre. Es en piedra policromada, con ornamentación de
símbolos heráldicos. Se encontró intacto y sin saquear y pudieron extraerse las
mejores piezas de vestidos medievales que se custodian en la actualidad en
el Museo de Telas Medievales,
ubicado en la antigua cilla o almacén del monasterio.
Sepulcro de D. Fernando de la Cerda |
· Sepulcro de Leonor de Castilla, reina de Aragón.
Es pequeño y muy bien cincelado, de fines del siglo XII,
románico.
Sepulcro de Alfonso VIII y Leonor dePplantagenet |
· Sepulcros de los reyes fundadores, Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet, en
la nave central, La decoración de los sarcófagos es idéntica en los laterales y
las cubiertas (la heráldica del rey, el castillo) y diferente en los frontales,
en los que figuran el castillo de Alfonso y los tres leones (leopardos) del
escudo inglés, Plantagenet, de la reina. En la cabecera de la cubierta del sepulcro de
Alfonso figura la imagen del soberano, sentado en el trono y entregando a la
primera abadesa, que se encuentra arrodillada, el privilegio de fundación del
monasterio. Sus tapas son a doble vertiente. Se apoyan sobre pedestal
custodiado por cuatro leones.
· Sepulcro de Constanza de Castilla,
hija de los reyes fundadores y segunda abadesa del monasterio.
· Sepulcro de Sancho de Castilla, hijo
de Fernando III el Santo, que fue arzobispo
de Toledo.
Sepulcro de Berenguela de Castilla |
· Sepulcros unidos de Berenguela de Castilla (hija
de Fernando III el Santo), con suntuosa
decoración, y de Blanca de Portugal, con
decoración heráldica en entrelazados mudéjares.
Sepulcro de Blanca de Portugal |
· Sepultura lisa de María Ana de Austria,
fallecida en 1629, hija natural de don Juan de
Austria, sobrina de Felipe II y nieta de Carlos I de España, que fue nombrada abadesa perpetua
de este monasterio. Anteriormente estuvo en el convento de
Madrigal de las Altas Torres, donde protagonizó un hecho insólito
junto al famoso pastelero de Madrigal, inmortalizado por el escritor
español José Zorrilla en su obra Traidor,
inconfeso y mártir.
Hasta un total de 39 enterramientos entre las tres naves.
Las vidrieras
En la Sala Capitular de este monasterio se conservan tres vidrieras (San
Pedro, San Pablo y San Juan), y en la actual Hospedería otra (Virgen con el
Niño), escasamente estudiadas y probablemente realizadas entre 1200 y 1220 y
que serían las más antiguas conservadas en España correspondientes a ese
momento de transición entre el románico final
y el gótico inicial y que encajarían en eso que se ha dado en llamar,
por algunos estudiosos como “Estilo 1200” o de “Transición al gótico”.
Vidrieras de San Pedro, San Pablo y San Juan |
Y es que,
por un lado, el uso de vidrieras figurativas en un edificio de la Orden del
Cister, caracterizado por su sobriedad y rigidez, no deja de ser llamativo. Y
por otro que la vidriera en España, que aparece tímidamente durante el románico
final, ya que las paredes no tenían espacios porque los muros eran muy gruesos
para sostener los edificios, durante el siglo XII, era casi ignorada y las que
había, siempre, procedían de maestros extranjeros. Sin embargo, con el gótico,
el peso va a los contrafuertes y se abren ventanales que debido a su tamaño se
van cubriendo con cristaleras (vidrios unidos por varillas de plomo), en lugar
de las viejas celosías de alabastro. Cristaleras que permiten que la luz cambie
del blanco traslucido del alabastro al color, de diversas tonalidades, imitando
la Jerusalén celestial de la que hablan los textos bíblicos.
Detalle |
Vidriera de la Virgen con el Niño |
En sus figuras, en general, hay que destacar la gran estilización y el canon alargado de
las figuras, pintadas con firmes trazos de grisalla sobre vidrios de colores
primarios de gran profundidad y grosor.
Estas vidrieras cuentan historias, escenas o figuras que ocupan todo el
ventanal y que muestra al que se acerca a ellas todo un mundo de imágenes que
actúan sobre el alma.
Si la escultura fue, en el arte románico a través de sus capiteles
historiados, relieves o escultura exenta, la forma de instruir en religión a la
población. Van a ser las vidrieras, en el gótico, las que van a recoger esta
tarea pedagógica.
Las Claustrillas
Las Claustrillas |
Llaman así al pequeño claustro antiguo, y primer núcleo monástico de la
comunidad. De planta rectangular, perteneció al monasterio fundado en 1187.
Cuando se creó el otro claustro el de San Fernando, las monjas utilizaron
este espacio para su propio recreo y meditación.
Se cree que el autor de la obra fue también el maestro Rodrigo, que dejó
otras obras por estas tierras.
Sigue estrictamente el concepto románico de cuatro crujías con techumbre de
madera y arquerías de medio punto sobre columnas geminadas.
Machones |
Cada lado presenta doce arcos que se apoyan sobre columnas pareadas con
capiteles alargados, entre románicos y góticos, pero de clara inspiración
cisterciense, de elegante ornamentación vegetal, principalmente crochets, hojas
rematadas con volutas o pomas con caperuza muy estilizadas. Los capiteles más llamativos muestran un bello diseño, trabajado con la
técnica del trépano, de tallos entrelazados terminados en espiral.
Capitel |
En las esquinas y centro de cada
lado se interrumpe la arquería con machones (o pilares), cuyos capiteles están ricamente labrados con temas de castilletes.
lado se interrumpe la arquería con machones (o pilares), cuyos capiteles están ricamente labrados con temas de castilletes.
Todas las dependencias claustrales han desaparecido, aunque en los muros de
sus paredes todavía quedan restos de puertas cegadas que serían el acceso a las
diversas estancias
Junto a él, en el ángulo noreste,
encontramos la capilla de la Asunción, levantada a comienzos del siglo XIII por
alarifes almohades. Está hecha de ladrillo y se cubre con una bóveda
estrellada, en el lado sur, aparecen dos arcos lobulados que dan paso a un
pequeño espacio rectangular que posiblemente haría las veces de sacristía o tendría
una cierta función funeraria, puesto que en ella se encontró el sepulcro de
Alfonso VIII.
Bóveda estrellada mudéjar |
Arcos lobulados |
La parte que se conserva correspondería a la cabecera de la primitiva
iglesia del monasterio y la única nave, que tendría, se prolongaría a lo largo
de la crujía norte del primer claustro que no sería de muy grandes dimensiones,
pues en los primeros tiempos la comunidad la formarían un número reducido de
religiosas
Y próxima a ella, pero fuera de las construcciones monásticas, nos
encontramos con la capilla de Santiago. Situada
al noreste de las Claustrillas, se accede a ella a través de un paso por la huerta. Complejo
espacio mudéjar construido en piedra y ladrillo que debió levantarse en el
siglo XIII, aunque fue transformado en momentos posteriores. Tiene una puerta
de arco túmido (llamado también arco árabe),
un friso de yesería mudéjar y un artesonado notable.
Arco túmido |
Se accede al presbiterio por otro túmido, donde se encuentra una imagen articulada
de Santiago del siglo XIII.
Santiago/Espaldarazo |
Siguiendo la tradición en esta capilla se realizaba el rito de recepción de
caballeros y la imagen sedente de Santiago, que en ella había, empuñando la
espada con sus brazos articulados, era la que daba el espaldarazo (ya que sólo
Dios o el propio Santiago podían hacerlo) en la ceremonia de armar caballeros a
los reyes.
Finalmente está la capilla del Salvador, también del siglo XIII en la parte
suroccidental del claustro de San Fernando y al lado de la portería, que junto con el llamado Patio de las
Infantas, de la misma época se
encuentran en un área de uso privado, bien de la “familia real” o bien de “clausura”
de las señoras de Las Huelgas.
Claustro de San
Fernando
Al sur de la iglesia se alza el claustro de San Fernando. Es una
obra gótica, al igual que el templo y fue mandado construir por Fernando III, el
Santo, hacia el primer cuarto del siglo XIII.
En este claustro, además de situarse algunas capillas para la devoción de
las monjas, se abren también las galerías, en torno a un patio. Sus galerías
están cubiertas por bóvedas de ladrillo de cañón apuntado,
reforzadas por arcos fajones que se apoyan en ménsulas de
decoración vegetal hacia el interior y lisas hacia el exterior.Añadir leyenda |
Cada panda o
lado está recorrido por arquerías apuntadas, cuyos arcos están agrupados de
tres en tres entre machones rectangulares, a modo de pilastras, y se apoyan sobre columnas con capiteles de crochets. De todos ellos sólo se conservan tres, ubicados en el ángulo noreste,
junto a la capilla de Belén, ya que los demás se macizaron con un muro, por
amenazar ruina y para construir el Claustro Alto, en una reforma realizada en
el siglo XVII.
Yeserías mudéjares |
En la panda sur está el refectorio y en la del oeste estaba la cilla,
bodega o almacén, destinado en la actualidad a Museo de Telas. Y en el
lado este se encuentra la sala capitular.
En este claustro pueden admirarse algunas portadas y algunas puertas de
madera, sobre todo una de origen musulmán, del siglo XI,
procedente de la conquista de Almería.
Desde él se accede al otro claustro llamado Las Claustrillas por un pasadizo
cuyo techo está decorado con yeserías.
Sala capitular
La sala capitular es el centro director de cualquier monasterio y el de las
Huelgas nos muestra unas dimensiones especialmente amplias y de gran elegancia.
La sala capitular del claustro de San Fernando tiene su lugar de
emplazamiento en la misma disposición que en los monasterios de monjes
cistercienses, pero en este caso es especial por su altura y esbeltez que la
hace mucho más amplia y luminosa. En ella tiene su cátedra la abadesa.
El piso de arriba, que, en otros
monasterios, suele estar ocupado por los dormitorios, se desplaza, en este caso,
al ocupar su espacio la parte alta de esta sala.
Acceso desde el claustro |
Se comunica con el claustro de San Fernando por tres vanos: una puerta abocinada
con arquivoltas de medio punto con decoración de zigzagueado, flanqueada por
ventanales bíforos apuntados, bajo un arco de medio punto con decoración de
zigzagueado y de clara tradición románica y cuyo tímpano está ocupado por un
óculo. Curiosamente los capiteles están sin decorar a modo de imposta.
Está construida sobre cuatro apoyos centrales que dividen la sala en tres
naves de igual altura con tres tramos (nueve tramos en total) y nueve perfectas
bóvedas ojivales. Los apoyos son cuerpos cilíndricos que están rodeados de ocho
columnillas exentas y monolíticas, cuyos capiteles, también monolíticos, con
forma de anillos o ménsulas, de los que arrancan los nervios de la bóveda, y
que al igual que los arcos de entrada, quedaron sin tallar. Este núcleo
cilíndrico está despiezado por hiladas horizontales monolíticas, demostrando la
originalidad constructiva de los maestros franceses que aquí intervinieron.
La bóveda es
de crucería, de estilo francés con la particularidad de tener cada plemento de
una sola piedra. La puerta de acceso es abocinada, de varios arcos apuntados labrados
con dientes de sierra.
Pendón de Las Navas |
En esta sala se exhibían varias piezas de valor histórico y artístico, como
el llamado Pendón de las Navas, hoy en el museo de las Telas Medievales, (referido
a la batalla de las Navas de Tolosa
y al parecer era una parte de la tienda o pabellón usado por el
Miramamolín èdeformación castellana del título del califa almohade), aunque en realidad
es un trofeo de guerra conquistado a los almohades precisamente por Fernando
III tras su conquista de Jaén, Córdoba y Sevilla. Está decorada además con
varios tapices/reposteros flamencos y en una vitrina se guarda una carta de Santa Teresa.
Museo de Ricas
Telas Medievales
Así se llama el museo instalado en el claustro de San Fernando en la
estancia que sirvió al monasterio como cilla, bodega o almacén (pueden verse
las tolvas desde las que se introducía el grano en los almacenes del monasterio).
Aunque el conjunto de piezas encontradas está formado por unos 300
elementos, la exposición está formada por 51 piezas (objetos y telas) sobre las que se ha
realizado una exhaustiva tarea de restauración y limpieza.
Vestido de Leonor I de Castilla |
Son vestidos e indumentaria femenina, masculina e infantil de los Reyes y
Reinas de Castilla de los siglos XII, XIII y XIV, que ayudan a conocer la vida
y costumbres de la gente de aquella época.
La sala tiene un techo adornado con rica yesería mudéjar de
estilo cordobés con motivos heráldicos y escrituras de salutaciones latinas.
A pesar del expolio y abandono que hubo a través de los siglos, todavía se
conserva un material de piezas únicas cuya exposición ocupa 18 vitrinas.
Hay ornamentos sagrados, sedas, tafetanes, cendales (tela de seda
transparente), brocados, cojines, etc.
En el centro se halla colocado un ataúd con el cadáver semiincorrupto de Fernando
de la Cerda.
Entre otras
piezas también podemos ver:
En la vitrina nº 6 puede verse el ajuar de Berenguela de Castilla, madre de Fernando III el Santo.
Pendón almohade de las Navas de Tolosa |
El pendón de Las Navas de Tolosa (de comienzos del siglo XIII). Es la pieza
de mayor importancia del museo y la obra cumbre de la tapicería
hispanomusulmana. Tradicionalmente se considera que fue el botín que obtuvo
Alfonso VIII al derrotar al califa almohade Al-Nasir en la batalla de las Navas
de Tolosa (1212). Se trata de un tapiz almohade excepcional, de 326 por 222
centímetros, tejido con hilos de oro sobre sedas de gran colorido. El motivo
compositivo central es una estrella de ocho puntas inscrita en un círculo, en
torno al cual hay cuatro triángulos, que convierten el tema central del tapiz
en un cuadrado. Esta composición aparece encuadrada a su vez por cuatro cenefas
con inscripciones cúficas correspondientes a aleyas o citas coránicas y
estrellas de lacería en las esquinas. En la parte superior del tapiz, destaca
otra gran cenefa con cita coránica. En la parte inferior, rematan el tapiz ocho
círculos con restos de inscripciones cúficas.
El manto de Fernando de la Cerda (hacia 1255-1275). En brocado de seda e
hilos entorchados de oro y plata, con decoración heráldica a base de escudos
cuartelados con castillos y leones rampantes. Se trata de un buen ejemplo de
manto medieval desarrollado conforme a un patrón semicircular.
Saya de Fernando de la Cerda |
Birrete de Fernando de la Cerda |
El ajuar
funerario de Fernando de la Cerda es, sin duda, el conjunto más espectacular
que se exhibe, ya que no fue expoliado durante la ocupación francesa
(1808-1813). Puede verse la riquísima indumentaria con que fue enterrado, a la
moda musulmana en lo que a tejidos y diseños de refiere. Como el birrete de Fernando de la Cerda (anterior a 1275). Bordado matizado
de seda, hilos metálicos, aljófares, corales y vidrios. Guarnición metálica de
oro y engastes de zafiros y granates. O la saya de Fernando de la Cerda (hacia 1255-1275). Samito (lujosa y pesada tela de seda), fibras de seda e
hilos entorchados de oro y plata
Otros:
Pellote de Fernando de la Cerda |
El pellote (prenda de moda en el siglo XIII) de Fernando, el de
Leonor, la crespina del infante don Alfonso, la saya encordada de la reina (de
casi dos metros, lo cual se debe a que en la época los trajes arrastraban por
el suelo y era preciso recogérselos para andar, señal de la condición noble del
portador, cuyas manos se ocupaban únicamente de recogerse las ropas), las capas
y los cinturones extraordinariamente bordados con las armas de Castilla y León,
la espada y el anillo del infante don Fernando.
Almohada de Berenguela de Castilla |
Hay un cojín granate de seda (almohada de Berenguela de Castilla), en tafetán carmesí, presentando decoraciones incrustadas de tapicería,
entre las que destaca el gran medallón central. Éste está formado por una
corona con inscripción árabe en letra cursiva (leyenda que se encuentra en numerosos frisos de edificios musulmanes y que dice: No hay más divinidad que Dios) y que enmarca las figuras de dos
danzarinas enfrentadas en torno a un esquemático árbol de la vida.
El Códice
musical
El Códice de las Huelgas es un manuscrito copiado
en la primera mitad del siglo XIV y encuadernado en época reciente (a
principios del siglo XX) donde se recoge el repertorio musical que cantaban las
monjas del monasterio. Es una de las fuentes europeas más importantes de la
polifonía del Ars Antiqua. El códice se conserva en el propio
monasterio.