domingo, 10 de noviembre de 2019

La cartuja de Miraflores


Los monasterios de los cartujos son conocidos con el
nombre de cartujas por ello este monasterio se llama:
La Cartuja de Santa María de Miraflores.

Descripción general
Lo primero que podemos decir es que la Cartuja de Miraflores es una joya del arte gótico final.
Vista general de la Cartuja
No podemos olvidar que en los monasterios viven los monjes, que en realidad son eremitas, pero que viven en comunidad, a diferencia de los ermitaños o anacoretas. Para ello los monasterios medievales requerían de una gran extensión de terreno y un gran número de dependencias ya que su vida discurría por un lado aislada, con dependencias o estancias individuales, a las que llamaban celdas, donde llevaban una vida contemplativa  y de oración y por otra parte en comunidad, con estancias comunitarias como la cocina, los refectorios, el lavadero, etc. Y entre ellas como lugar de transición o paso los claustros.
Vista general del monasterio
Y fuera de los monasterios, propiamente dichos, pero adscritos a ellos, otras dependencias como los talleres, la forja, etc… Bien, de todos ellos en la cartuja de Miraflores destacaremos la iglesia.
Historia
Enrique III el Doliente
Su origen se remonta al año 1442, cuando el entonces  rey  Juan II, cumpliendo la voluntad  dada a conocer por su padre, Enrique III, el Doliente,  en el testamento,  dona a la orden de la Cartuja, para que lo habilitaran como monasterio, un palacio de recreo que había mandado construir su padre en 1401 a las afueras de Burgos, en un lugar denominado Miraflores.
Al palacete llegaron monjes de provenientes de otras cartujas hispanas, no sin ciertas reticencias, pues el lugar, era y es bastante frío, y carecía de agua.
Monje cartujo
Reformaron las dependencias  y establecieron la comunidad, bajo la advocación de San Francisco (de Miraflores). Diez años más tarde (1452), la estructura sufre un voraz incendio, que destruyó la mayor parte del edificio y obligó a planificar la construcción de otro edificio de nueva planta. Se encargó el proyecto a Juan de Colonia arquitecto de la Catedral de
Agujas de la catedral de Burgos
          obra de Juan de Colonia
Burgos, que diseñó los planos, y comenzó la construcción del actual edificio, siguiendo las costumbres arquitectónicas de los cartujos  por las cuáles el espacio de la nave central estaría dedicado a los distintos colectivos participantes en la liturgia: estancia de los fieles, el coro de los Hermanos, el coro de los Padres y el presbiterio.
Cada uno de los tramos está cerrado por bóveda de crucería con terceletes Entre 1454 y 1488 se desarrollan las obras del nuevo monasterio, puesto ahora bajo la advocación de Santa María de la Anunciación (de Miraflores).
Juan II de Castilla
Con la muerte del rey Juan II, en 1454, y la llegada de Enrique  IV al trono, las obras de la iglesia sufrieron un  parón. Hasta que en 1477 y con el patrocinio de la reina Isabel I, la Católica, se retoma la construcción hasta su finalización en 1488. Bajo su patrocinio se realiza el retablo Mayor, los sepulcros reales, se colocan las vidrieras, procedentes de
Isabel I la Católica
Flandes, en el frontón de la portada de la iglesia el ángel que sostiene el escudo de la reina o el abovedamiento de la iglesia.
Más tarde, ya en la primera mitad del siglo XVI, se emprenden otras obras arquitectónicas, que van dando forma definitiva  al templo como son: las capillas laterales, adosadas al muro del lado del evangelio, se da más altura a la iglesia o se incorporan, en el exterior, las agujas, los pináculos y la crestería típicamente gótica.
Hay que tener en cuenta que esta obra se construye en un momento crítico en que, de alguna forma, agoniza el gusto por lo gótico para dar entrada al plateresco, que le sustituye, es por ello que es difícil catalogarlo, de una forma absoluta, dentro de un estilo u otro. Todos los elementos aparecen mezclados en las diferentes partes del edificio.
Sepulcro de los Reyes
Pero la iglesia de la cartuja de Miraflores es sobre todo un panteón Real ocupado por la familia de Isabel I, la Católica. Juan II, padre de Isabel, es enterrado, por voluntad testamentaria en la Cartuja, al igual que su madre y esposa de Juan II, Isabel de Portugal, en el famoso sepulcro que se encuentra en el presbiterio. El infante Alfonso, su hermano, también fue enterrado en la Cartuja, en el presbiterio, en el lado del evangelio.

Tras el fallecimiento de los Reyes Católicos, La Cartuja gozó de la protección de Felipe el Hermoso y a la muerte de éste, sus restos descansaron temporalmente en la iglesia de Miraflores, hasta que por mandato de su mujer, Juana la Loca, se trasladaron en solemne cortejo a la ciudad de Granada.
Los privilegios de la Cartuja fueron ratificados por parte de Felipe II y fueron patentes las muestras de aprecio por la Cartuja de otros reyes como Felipe IV o Carlos II que se suman a la lista de monarcas que patrocinaron el monasterio de Miraflores. 
En cuanto a su construcción además de Juan de Colonia, como primer arquitecto, también hay que destacar la participaron Garci Fernández de Matienzo, a su muerte y que murió de peste apenas un año después de iniciar su trabajo y el hijo de Juan de Colonia, Simón de Colonia.
Sillería del coro de los Hermanos
Así mismo también tomaron parte en distintas disciplinas Gil de Siloé (sepulcros reales y retablo Mayor), Diego de la Cruz (el retablo Mayor junto con Siloé), el tallador Martín Sánchez (la sillería del coro) o Pedro Berruguete (la Anunciación)

Planta
Planta Cartuja actual
La planta del monasterio actual, como he dicho con anterioridad, sigue el modelo de los monasterios cartujos.  Todas las dependencias se estructuran en torno a la iglesia y a dos claustros principales, situados al lado sur de la iglesia,  uno para cada uno de los grupos de monjes cartujos que lo habitan: Padres y Hermanos, pues la vida monástica de Hermanos y Padres se hacía por separado. 
Alrededor del claustro mayor están las celdas individuales (en número de 24 para Padres y 12 para Hermanos), que permiten a los monjes vivir en la soledad y el silencio propios de la espiritualidad cartujana y el resto de dependencias del monasterio: refectorio, sala capitular…. Hoy en día esta parte del monasterio no se puede visitar.
Plano de la parte visitable
 
La planta de la iglesia está formada por el atrio y una sola nave longitudinal con cinco tramos separados en el exterior por contrafuertes, más la zona presbiterial con dos tramos y el ábside poligonal con nueve plementos. La iluminación del interior tiene su base en grandes ventanales ojivales con unas ricas vidrieras traídas de Flandes.
En primer lugar nos encontramos con el vestíbulo o zaguán que da a la galería de recepción, está enlosado en su parte central, mientras que los laterales están cubiertos con empedrado al modo de lo que se llama “alfombra de portalejo” o portaleio.
Vestíbulo
La cobertura es con bóveda de aristas con arcos de medio punto que está completamente renovada y que se apoya en ménsulas.
La portalada de este pórtico es gótica con sus arquivoltas apuntadas y doveladas que se apoyan en columnas con capiteles vegetales y basamento de pedestal a lo largo de un podium, las más finas son de baquetón corrido sin capitel. Todas ellas protegen al arco escarzano que forma la portalada de entrada y sobre ella el tímpano que aparece ricamente decorado en su parte superior con una escena que bien podría ser la de la Adoración de los Reyes Magos.
Las enjutas determinadas por el alfiz se decoran con los escudos de la portada principal del monasterio, esto es, el escudo de Castilla-León y un blasón con banda engolada de Juan II (motivos que se repetirán a lo largo de toda la construcción).
Además el arco externo (conopial rematado en una especie de cruz vegetal) se decora con crochés  a lo largo de su perfil.
Y entraremos en la galería porticada y, hoy en día, protegida por cristaleras. Está formada, al  interior, por arcos de medio punto rebajados, que se aposentan sobre ménsulas y que sostienen bóvedas de aristas también rebajadas y con
Galería
claves decoradas, a excepción de la bóveda central, con forma de cúpula estrellada de base poligonal de ocho lados y sostenida por ménsulas con figura de ángeles y por cuatro trompas que contienen en su interior figuras entronizadas.
Al exterior del patio los arcos aparecen muy rebajados, siendo el central claramente escarzano con escaso dovelaje.
Capilla de S. Bruno
En esta galería se encuentra la capilla de San Bruno con una preciosa talla gótica  del siglo XVII del santo,  realizada en madera dorada y policromada. El Santo sostiene un crucifijo con la mano derecha, realizado con gran detalle, y sobre el que clava una intensa mirada. El rostro está espléndidamente tallado, lleno de fuerza, de expresividad y de realismo.
S. Bruno
El ropaje presenta un suave plegado que cae verticalmente hasta los pies, la pierna izquierda se adelanta respecto a la derecha, asomando la punta del zapato por debajo de la ropa y la posición de los brazos despegados del hábito, dotan a la talla de un suave movimiento alejando cualquier asomo de rigidez.
La capilla se cubre con una cúpula estrellada de ocho puntas cuyas nerviaciones proceden de ménsulas triangulares que se adornan con preciosos trampantojos simulando los soportes de trompas.
Ya en el patio, en el lado izquierdo, cerca de la portada de la iglesia se encuentra también una estatua de San Bruno de Colonia fundador de la Orden de los Cartujos.
La portada
Portada occidental
Su fachada Oeste u occidental, punto de entrada en la iglesia, es de estilo gótico isabelino y  se construye  en 1486. Originariamente se encontraba en el muro norte del templo con lo cual los fieles tenían acceso directo, mientras que en el lado sur, se encontraban el resto de dependencias del monasterio: claustros, sala capitular, refectorio…
Detalle de la portada
La portada está formada por una puerta ojival con arquivoltas apuntadas, algunas de ellas lisas a modo de baquetones y otras decoradas con motivos vegetales y animales. Estas arquivoltas están situadas bajo un gran arco conopial adornado con motivos vegetales y espigas (macollas) que se apoya en dos ménsulas decoradas en su base con motivos figurativos y de las que parten también dos pilastras que acaban en pináculos, limitando lateralmente el espacio de las enjutas en las que se insertan los escudos de Castilla y León y un blasón con banda engolada de Juan II.
"La piedad"
El dintel es liso y en el tímpano se representa el motivo llamado “La piedad” que representa bajo cánones bajomedievales a la Virgen sentada sujetando con sus brazos a su Hijo muerto, y los símbolos de la luna y el sol sobre los brazos de la cruz y que ha sido recientemente restaurado.
Un frontón triangular, precedido de un barandado pétreo; con el escudo de armas de los Reyes Católicos como reyes de Castilla, León, Aragón y Sicilia remata el hastial del templo, recordando así el importante papel de la reina Isabel como principal agente dinamizador del proyecto arquitectónico tras la muerte de Juan II en 1454.
Detalle del frontón
       El coronamiento del templo fue levemente modificado en 1539 bajo la supervisión de Diego de Mendieta realzando la altura y la belleza del templo mediante agujas de distintas alturas, gárgolas y efigies.
Más tarde, a mediados del siglo XVII, la portada se trasladó la fachada a los pies de la nave del templo (fachada oeste) y hoy en día accedemos a ella a través de un patio ajardinado que sirve de conexión entre las estancias del monasterio y las dependencias de servicio y la portería.
Atrio de la iglesia
A continuación entramos en el atrio de entrada a la iglesia, es un recinto cuadrado cuyo muro derecho es el original del palacio de Enrique III y donde se encuentra una imagen barroca de la Virgen con el Niño.
Bóveda de crucería con
            terceletes
Su cobertura es de bóveda de crucería con terceletes que forman una hermosa estrella de cuatro puntas con claves decoradas con tracería vegetal y en los nervios laterales podemos apreciar los mismos escudos heráldicos que en la portada principal.
La portalada de esta dependencia es típicamente gótica con sus arquivoltas apuntadas de estructura parecida a las del zaguán.
Interior
Centrándonos en el recorrido interior,  a lo largo de la nave se distinguen cuatro espacios claramente diferenciables y perfectamente separados: la estancia de los fieles, el coro de los Hermanos, el coro de los Padres y el presbiterio.
Tríptico de la Virgen de Rogier Van der Weyden
La zona más cercana estaba reservada para los seglares donde se puede ver, a la izquierda, un tríptico flamenco de Van der Weyden, dedicado a la Virgen y donado por Juan II de Castilla, formado por tres tablas: La Natividad, La Piedad y La aparición de Cristo a la Virgen, de gran valor y a la derecha una Anunciación del siglo XVII, seguidamente y separado por una reja se encuentra el espacio intermedio que era para los Hermanos, también llamados conversos o legos, destaca la sillería como obra realizada en 1558 por Simón de Bueras.
Coro lado del evangelio
Está compuesta por 14 (estalos) sillas de madera, siete a la izquierda y siete a la derecha. Los asientos con sus respaldos fijos inclinados y sus misericordias abatibles en cada uno, tienen una  abundante decoración de motivos florales, jarrones, arcos, guirnaldas o cuernos de la abundancia que completan las figurillas que en ellos se representan.
En la parte central de los estalos representaciones de santos y mártires y en la parte superior representaciones de escenas siguiendo un programa iconográfico, que comienza en el lado dela epístola (matrimonio de José y María y la Anunciación) y acaba en el lado del evangelio (con la resurrección de Jesucristo).
Respaldos estalos ladp de la epístola
En el lado de la epístola vemos figuras como San Juan Bautista (con el abrigo de piel de camello), San Jerónimo (con la piedra en la mano y el león)…en la parte central y en la superior desde la Anunciación hasta el bautismo de Jesucristo;
Parte superior coro del lado del evangelio
mientras en el lado izquierdo (lado del evangelio) San Antonio Abad (con el cerdito) o San Juan Evangelista (con el libro y el águila)…y en la parte superior la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
A ambos lados del coro hay puertas que permiten el acceso por un lado (el del evangelio) a la Capilla de la Compasión (sala de la exposición temporal) y por el otro (el de la epístola) a la Clausura, por donde entraban los monjes al coro para rezar los oficios.
Retablos barrocos gemelos
Y pasamos a la última estancia separada de la anterior por dos altares barrocos y gemelos con una gran profusión de motivos decorativos: columnas salomónicas, los consabidos escudos heráldicos de Juan II, etc. completado todo ello con pinturas sobre la vida de Jesucristo e imágenes de santos distribuidas a lo largo de las predelas y las calles de los  retablos.
Entre ambos retablos se sitúa el paso reservado para los Padres, también llamados monjes, con una puerta muy significativa con la frase: “Félix coeli porta”(Feliz puerta del cielo) situada bajo una Inmaculada que representa el paso al presbítero y que está cargado de simbología.
Coro de los Padres. Lado del evangelio
El coro de los Padres ocupa el espacio más grande de la nave central y recibe este nombre porque era el espacio diseñado para que los Padres cartujos cantasen la Liturgia de las Horas (laudes, vísperas, completas…). La primera impresión es de sobriedad como corresponde a su función monacal. 
Estalos en el muro de separación
Está formado por cuarenta sillas de madera de nogal colocadas a los laterales, veinte a cada lado, y diez sillas también de nogal ubicadas en el muro que separa dicho coro con el de los Hermanos, cinco a cada lado, estos sitiales fueron destruidos en la guerra de la Independencia por los franceses y fueron repuestos con posterioridad. Las originales fueron realizadas por el escultor Martín Sánchez entre 1486 y 1489.  
Respaldos del coro de los Padres
A diferencia del coro de los Hermanos toda la ornamentación de los estalos es puramente decorativa con elementos ornamentales propios de la arquitectura gótica, esto es, arcos apuntados, intersección de arcos, círculos tangentes, rectas verticales paralelas, etc…, estando cada respaldo decorado con combinaciones tan complicadas de entalladuras geométricas que forman como un encaje de abundantes florituras, animales fantásticos, rostros distorsionados, hojas de árbol, etc.
Detalle de los estalos
La mayor parte de las figuras que aparecen en la sillería están dibujadas adaptándose a las formas curvas que los contienen, y en el caso de los animales se presentan muchas veces acompañados por frutos o ramas provocando la característica sensación de “horror vacui” tan peculiar en el arte de la época. Los animales no son siempre fáciles de identificar, pues a veces se les deforman las extremidades y adquieren cierto sentido simbólico, moral o religioso. En general predominan las aves o los animales fantásticos; una excepción podría ser una tortuga de larga cola y algunos perros.
Los tableros de los respaldos se dividen decorativamente en tres partes: primero un zócalo (o friso) inferior rectangular (de unos 20 cms. de altura), una parte intermedia decorada a modo de ventanal con sus correspondientes claraboyas -o a imitación de las arquerías de los claustros de la época-, y una zona superior constituida por un rosetón gótico (con un diámetro de unos 50 cms.) con sus filigranas conseguidas por el enlace de elegantes curvas; los espacios intermedios y las enjutas -así como en los apoyamanos-, son los lugares preferentes de aparición de los motivos figurativos.
J
Sede del
              celebrante
unto a la entrada de la sacristía se conserva un mueble a modo de atril donde se leía el evangelio, en frente en el lado de la epístola se encuentra la sede del celebrante tallada a juego con los atalos del coro y que termina en un pináculo de formas góticas que cubren el asiento. Y en el medio de la estancia y enfrente del sepulcro se  encuentra el facistol,  mueble utilizado para exponer los grandes libros de coro que contenían las melodías de la liturgia de las horas. Su parte superior es giratoria para facilitar el movimiento de las páginas y de los libros.
Bóveda de crucería con terceletes
La nave está cerrada con bóvedas de crucería, en cada uno de sus tramos, con terceletes y liernes (ligaduras) que se complican  a lo largo del espinazo central, manteniéndose en los laterales y con nerviaciones que parten de ménsulas adosadas a los muros laterales.
      
Bóveda del ábside
La zona presbiterial y absidial se cubre con bóveda de crucería sencilla con nerviaciones que también parten de ménsulas adosadas a los muros, las nerviaciones están adornadas con el típico adorno gótico, el crochet, y con ventanales sencillos en los plementos laterales de forma alternativa y vidrieras en los tres centrales.
En el ábside hay que destacar la presencia del retablo Mayor, y de los sepulcros que describiremos a continuación, ya que de por sí constituyen uno de los elementos diferenciales y más atractivos de la Cartuja.
Retablo Mayor
Retablo de Gil de Siloé
El Retablo Mayor es obra de Gil de Siloé con su taller, esto es perfectamente constatable por la desigual ejecución de algunas figuras y detalles y comprensible ante un programa escultórico tan complejo y abundante. Respecto al policromado y al dorado son obra de Diego de la Cruz. Incluso, para el dorado del retablo, se dice que se usó el primer oro traído de América por Cristóbal Colón.
El Retablo fue realizado en tres años, de 1496 a 1499, poco después de que el propio Siloé ejecutara en la misma Cartuja los sepulcros de Juan II e Isabel de Portugal y del infante don Alfonso y tuvo un costo bastante superior al coste de los sepulcros de los Reyes e Infante. Se utilizó madera de pino para la estructura y de nogal para las esculturas.
Calvario: Jesucristo, la Virgen
y S. Juan
De todo el conjunto hay que destacar la figura del Crucificado, probablemente uno de los más expresivos y significativos de la Edad Media hispana.
Es un retablo novedoso desde el punto de vista compositivo. Nunca se había visto nada igual en Castilla: primero por la cantidad de madera empleada y después por la complejidad estructural y por la calidad de tallas y relieves.
Se sustituye la tradicional composición en cuerpos y calles por un sistema absolutamente revolucionario y muy diferente  hasta lo que en ese momento se conocía en Hispania.
El retablo se asemeja a un gran tapiz. Está dividido en dos cuerpos rectangulares, pero tomando como base el círculo central que representa a la Eucaristía (hostia). Con ello se pretende, por un lado, un gran impacto visual en el espectador, y al mismo tiempo integrar todos los motivos representados en torno al tema central que es la exaltación de la Eucaristía, un sacramento que constantemente renueva en los cristianos  el sacrificio de Cristo en la Cruz por todos los hombres.
Las escenas temáticas principales representadas en las distintas partes del Retablo Mayor son:
Pináculos superiores: representan, en su parte central las figuras de dos santos dominicos, Santo Domingo de Guzmán (fundador de los dominicos) y San Pedro de Verona (primer mártir dominico). También y a la derecha se reconoce fácilmente al profeta, por la filacteria que rodea su cuerpo. El personaje de la izquierda no tiene atributos que permitan su identificación, pero bien podría ser por contraposición con Isaías, un profeta del Nuevo Testamento.
Detalle del retablo
La presencia de los dos santos se debe a la estrecha colaboración de los dominicos Fray Tomás de Torquemada y Fray Diego de Deza, ambos Inquisidores generales de Castilla con la reina Isabel la Católica, promotora del retablo.
Rueda central: Representa a Cristo crucificado.  Una de las obras maestras de la escultura gótica. La imagen es de un enorme dramatismo, tanto en la tensión de un cuerpo herido y lacerado, anatómicamente incorrecto, como en la cabeza doliente. Todo ello acentúa la expresividad de la obra. Este tipo de imagen se utilizará como modelo, sobre todo en el Barroco.
Haciendo el gesto de sostener los brazos de la Cruz, aparecen Dios Padre (a la izquierda) como emperador celeste, un anciano con la triple corona, y el Espíritu Santo (a la derecha), que en vez de ser representado en su forma habitual de paloma, adopta la forma de un hombre joven imberbe con ropas sacerdotales y corona imperial. Junto con el Cristo crucificado conforman una Trinidad iconográficamente muy original.
A ambos lados del círculo aparecen los santos Pedro y Pablo con sus atributos la llave y la espada.
Pelícano
A los pies de la cruz se sitúan la Virgen María y San Juan Evangelista. También tenemos que destacar la presencia, sobre la cabeza de Cristo, de un bello pelícano. Dicho animal tiene una gran simbología en la iconografía medieval, pues al no tener comida para alimentar a sus crías, se abre el pecho con su pico y alimenta a sus polluelos con la sangre de su corazón. En un claro paralelismo con el  sacrificio de Cristo en la Cruz, sobre el que está colocado el animal.
Los brazos del Crucificado dividen el espacio en cuatro zonas en las que se desarrollan escenas de la Pasión: con la  Oración en el Huerto, la Flagelación, Camino del Calvario y la Piedad o Quinta Angustia. 
La flagelación

Oración en el huerto: Jesús reza en el huerto mientras, los discípulos duermen.
Flagelación: Cristo aparece atado a la columna, mientas, los guardias le azuzan y Pilato contempla la escena sentado desde el lateral.
Cristo con la cruz a cuestas
Cristo con la cruz a cuestas, camino del Calvario: Simón de Cirene,  sostiene por detrás la pesada Cruz de Cristo. Todos los participantes en este episodio visten a la manera del siglo XV.
La Piedad: Cristo muerto sostenido por las mujeres y San Juan como un cuerpo inerte. La imagen de la Virgen, turbada, permanece en sombra por el doloroso momento.
Rueda angelical: enmarcando la cruz y las cuatro escenas de la Pasión, un gran círculo formado por ángeles nos indica la importancia de lo que está representándose en su interior. En las cuatro esquinas de la rueda se representa a los cuatro teólogos y Doctores de la Iglesia: San Gregorio, San Ambrosio, San Jerónimo y San Agustín.
S. Juan y S. Mateo
                S.Marcos y S. Lucas
Evangelistas: en las esquinas del rectángulo exterior a la rueda se sitúan cuatro círculos con los cuatro evangelistas: San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Figuran como escribas sentados ante su atril y junto a sus seres simbólicos (tetramorfos).
S. Lorenzo
Sta. Bárbara
Figuras de santos de las calles exteriores: las figuras ubicadas en las calles exteriores están colocadas por parejas según su rango: papas, mártires, vírgenes y santos. En ellas podemos identificar en la izquierda San Lorenzo con su parrilla, o Santa Lucía por su palma y su bandeja con los ojos; mientras, en la calle derecha, podemos reconocer a   San Esteban por las piedras ya que murió lapidado y Santa Bárbara por la palma y la torre.
Preside la calle central un tabernáculo que sustituyó al original en el siglo XVII, conocido como:
Torno giratorio:
                Anunciación de María
Torno giratorio: por encima del tabernáculo o sagrario, se encuentra uno de los elementos más curiosos del retablo: un tambor o torno giratorio que muestra diversas escenas temáticas, de acuerdo con las festividades litúrgicas Sólo se muestra una escena, dependiendo del momento del año en que nos encontremos. Por detrás del mismo, una rueda en forma de torno posibilita el giro de los distintos paneles, hasta un total de seis y que son los siguientes:
Natividad del Señor: la Virgen se presenta en primer plano, con San José a su izquierda. El Niño Jesús aparece alzado, con las manos juntas en plegaria y rodeado de una luz brillante, reforzada por los colores del manto de su madre que le hacen de fondo. Por la izquierda, la mula y el buey dan calor en el pesebre. Encima de ellos, el ángel está anunciando el nacimiento de Jesús a los Pastores, que se ven entrando en escena por la parte superior derecha.
Torno giratorio:
                Bautismo de Jesucristo
Bautismo de Cristo: Cristo se representa con paño de pureza flanqueado por Andrés y Pedro; de fondo un paisaje escarpado de rocas de las que brota el río Jordán. A la derecha, San Juan Bautista de rodillas le bautiza. En la esquina superior izquierda se muestra entre las nubes Dios Padre con corona imperial y orbe, del que sale un gran haz luminoso por el que una Paloma desciende hacia Jesucristo, representando el Espíritu Santo.
Resurrección del Señor: Jesús resucitado ocupa el centro de la escena con el sepulcro abierto detrás. Aparecen dos soldados: uno dormido y el otro compensando la figura del ángel que sostiene la capa. Por el camino del fondo se acercan las santas mujeres que van a visitar el sepulcro y se lo encuentran vacío.
Ascensión: los Apóstoles rodean a la figura de Cristo que se eleva en el cielo y de la que solamente pueden verse los pies. María es flanqueada por Tomás y Simón (ubicados en el marco), distribuyéndose el resto de los discípulos en dos bloques a ambos lados de una montaña rocosa en actitud orante y de contemplación. Las huellas de los pies del Señor han quedado impresas en el suelo, donde aún pueden verse pese a su ascensión al cielo.
Torno giratorio:
             Pentecostés
Pentecostés: la Virgen María vuelve a aparecer presidiendo la composición visual, rodeada por los discípulos, pese a no citársela en la Biblia cuando ocurre la escena de Pentecostés. Se le representa leyendo un Libro de Horas, según la costumbre flamenca. Los discípulos en actitud orante aguardan la venida del Espíritu Santo, que se manifiesta en la parte superior central descendiendo en forma de paloma que envía rayos de fuego hacia ellos.
Asunción de María: en esta escena se muestra el momento en el que la Virgen María es coronada y conducida por tres pares de ángeles al cielo. Es una imagen que se repite mucho en la Castilla de fines del XV y primeros del siguiente. Flanqueada por dos figurillas de los apóstoles, se piensa que pueden ser Santiago Alfeo y Judas Tadeo.
Sta Catalina, S. Juan Bautista, Mª Magdalena y Santiago
En el rectángulo inferior o cuerpo bajo predominan las líneas verticales, a ambos lados del sagrario aparecen cuatro figuras de gran tamaño, pertenecen a los santos Catalina de Alejandría y Juan Bautista a la izquierda, y María Magdalena y Santiago el Mayor a la derecha, como pilares y patronos de la monarquía de la reina Isabel y de sus padres.
Y en los espacios entre cada pareja de santos y cerca del altar, coincidiendo con el basamento del retablo y  con el tema central de la Pasión, se suceden distintas escenas y figuraciones de la vida de Jesucristo: Anunciación y la Epifanía en la parte superior y la Última Cena y el Beso de Judas en la inferior.
Detalle curioso es la pequeña imagen del Niño que se desliza sobre los rayos hacia su madre en el relieve de la Anunciación.
También cerrando los laterales de este rectángulo imaginario encontramos los escudos reales de los reyes Juan II e Isabel de Portugal padres de Isabel la Católica.  A la izquierda y sostenido por leones rampantes el escudo con las armas de Castilla y León, sobre la efigie de Juan II; a la derecha, y sostenido por dos ángeles el de  Isabel de Portugal, cuya efigie se representa bajo él.
Escudo con las armas de Castilla y León,
 y Portugal
Ambos monarcas aparecen  representados, en actitud orante en sendos reclinatorios y protegidos, respectivamente, por Santiago y Santa Isabel (con su hijo San Juan que presenta los rasgos de un adulto pero en pequeño tamaño).
Rey Juan II con Santiago
Reina Isabel con Sta isabel
Bajo los escudos, al modo de una peana, un tronco ramificado (a semejanza del árbol de Jessé è genealogía divina de Jesucristo), en clara alusión a la genealogía divina de la estirpe real. Esto entraña una importancia política de gran valor. Ya que con ello intenta justificar su propia legitimidad al trono de Castilla, como hija de Juan II e Isabel de Portugal ya que la línea sucesoria había sufrido una alteración al apartar de la corona a  la infanta doña Juana como hija y sucesora de Enrique IV y Juana de Portugal.
Sepulcros
Sepulcro real
Recordemos que Juan II y su segunda esposa Isabel de Portugal fueron los padres de la reina católica, Isabel y de Alfonso su hermano que fue proclamado rey en la conocida “Farsa de Ávila” en 1465 contra su hermanastro el monarca Enrique IV. Tras el inesperado fallecimiento de Alfonso y la muerte del rey Enrique IV, Isabel se postuló como heredera de la corona frente a su sobrina Juana hija de Enrique IV. Estos sepulcros fueron encargados tras la guerra civil castellana, después del triunfo en la sucesión de la corona castellana, con lo que podemos decir que también conllevan una cierta significación política y de legitimación en la sucesión al trono.
Sepulcro del Infante Alfonso
El conjunto de sepulcros reales fue obra del artista Gil de Siloé por encargo de la reina Isabel la Católica. Por una parte se encuentra colocado en el centro de la nave el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal, que tiene forma de estrella de ocho puntas. Y, en el lado del Evangelio de la iglesia, se encuentra colocado el sepulcro del infante Alfonso de Castilla. Ambos sepulcros fueron realizados en alabastro y son joyas de la escultura del gótico tardío
Panteón Real
En cuanto al sepulcro o Panteón Real ocupa el centro del presbiterio de la Cartuja y fue realizado entre 1485 inicio del proyecto, 1489 inicio de la ejecución del proyecto y 1493 finalización, por Gil de Siloé. Fabricado completamente en alabastro y en estilo gótico, y de significativa monumentalidad muestra las efigies reales de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal en la cara superior, mientras que un complejo programa iconográfico envuelve la base desplegando un gran número de figuras y escenas alusivas a la muerte y a la resurrección no exentas de una exquisita calidad en la ejecución de telas, ropajes, carnes y decoraciones vegetales. A ello se une la peculiar forma de estrella de ocho puntas de la composición, cual si de la proyección de una bóveda gótica estrellada se tratase.
Descripción
Como ya se ha mencionado tiene planta octogonal en forma de estrella de ocho puntas, formada por la superposición de un cuadrado y un rombo.
En los dieciséis lados se desarrolla  un rico programa iconográfico, con nichos o capillitas con dosel que contienen figuras y escenas alusivas a la Muerte y la Resurrección.
El sepulcro mide un metro y sesenta centímetros de altura aproximadamente, por lo que es difícil contemplar las estatuas yacentes a nivel del suelo de la iglesia, salvo desde el altar mayor de la iglesia.
Juan II de Castilla
El rey Juan II se representa revestido de sus atributos, un rico manto y adornado con joyas, como la corona en relieve. También portaba un cetro o una espada, desaparecidos en la actualidad, junto con la mano derecha que los sostenía, mientras con la mano izquierda el monarca recoge los pliegues de su manto real. Además, su cabeza apoya sobre dos almohadones en los que se dibuja en relieve una especie de círculo que recuerda un nimbo que enaltece todavía más la figura del rey y está vuelta ligeramente hacia el exterior. La cabeza del monarca, cuyo rostro no es el original, es fruto de una reconstrucción posterior, ya que fue destruido en unas revueltas contra la corona en el reinado de Fernando VII. El rey calza chapines que se apoyan en una peana bajo la que aparecen dos leones que están luchando y tienen entrecruzadas sus patas.
Sepulcro de la reina
La otra estatua yacente representa a la reina Isabel de Portugal, su cabeza, al igual que la del rey, descansa sobre dos almohadones  y también está ligeramente ladeada hacia el exterior. Parece más recostada que su esposo y que apoya ligeramente el peso del cuerpo sobre el  brazo izquierdo. La reina viste ropa larga hasta los pies con sobretúnica, y el manto con el que se cubre está adornado con aljófares y pedrerías. En las manos lleva guantes y numerosos anillos, y ambas manos sostienen un devocionario abierto o Libro de Horas, señal inequívoca de su principal actividad: el rezo y la devoción. A los pies de la reina están colocados un niño, un león y un perro, símbolo, este último, de fidelidad conyugal.
Isabel de Portugal
La imagen de la reina destaca por la calidad a la hora de reflejar las distintas texturas de las encarnaciones y el tejido, por lo que se cree obra directa del maestro Gil de Siloé.
Las estatuas yacentes de ambos monarcas están separadas por una crestería gótica, al igual que los doseles de estilo gótico colocados por encima de las cabezas de las estatuas de ambos cónyuges.
S. Lucas
Rodeando a los reyes, parece ser que había hasta doce figuras, de las cuales sólo se conservan nueve y de ellas tan sólo siete de las originales, y algunas procedentes del sepulcro del Infante don Alfonso.
S. Juan
En el lateral correspondiente al costado de la reina están las siete Virtudes (fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, templanza y fortaleza), que se corresponden con siete figuras del Antiguo Testamento en la parte del rey.
Los expertos comentan que aunque aparecen las Siete Virtudes, no son iguales ni en tamaño ni en estilo y parece que han sufrido cambios de lugar, algo que afecta a todo el conjunto en general, incluso con posibles equivocaciones en cuanto a lo que reza en las peanas y las figuras que las acompañan.
David
El resto de figuras son incluso más difíciles de explicar, creyéndose que algunas no serían del sepulcro original.
Sacrifio de Isaac
Entre todas ellas son de destacar: La figura de Joseph como prefiguración de Jesucristo y que se le atribuye a Siloé, Sansón, David,  Daniel o Abraham representado sacrificando a Isaac, la Virgen de la Leche y la Piedad.
Virgen de la leche
Todas ellas contribuyen a dar forma al sepulcro y son figuras alegóricas, imágenes de santos, apóstoles y, en las esquinas mayores del sepulcro aparecen las imágenes sedentes de los cuatro evangelistas, piezas, éstas de un gran detallismo se muestran como escribas y están acompañados de sus representaciones.
La Esperanza
Lateral del sepulcro
Completan la abundante decoración del sepulcro, tanto en torno al lecho mortuorio como en el soporte, zócalo o basamento de la estrella, una serie de escudos reales, figuras de animales sobre todo leones rampantes que sujetan esos escudos, o se devoran entre ellos o luchan contra perros, decoraciones vegetales y motivos arquitectónicos. Si los observamos con atención no parecen verdaderamente adaptados al conjunto, parecen  demasiado grandes, como si procedieran de otro monumento y se hubieran reubicado ahí.
En los vértices se sitúan pequeñas figuritas de cartujos leyendo breviarios, quizá en perpetua oración por el eterno descanso de los monarcas difuntos.
Sepulcro del Infante D. Alfonso
En cuanto al enterramiento del infante don Alfonso, hermano de Isabel la Católica, se sitúa en la pared del lado del Evangelio del presbiterio, el segundo lugar en importancia después del presbiterio, y también es de alabastro tallado y de Gil de Siloé, terminado por las mismas fechas que el de sus padres.
Descripción
Su emplazamiento condiciona su forma, es un arcosolio de doble arco escarzano sobre el que se sobrepone, y arropa todo el conjunto, otro arco conopial, arco cuyo borde externo aparece adornado por putti (figuras de angelillos desnudos) y crochet  y enmarcado por un alfiz decorado con motivos vegetales y en cuya enjuta, a modo de arquería ciega aparecen arcos apuntados y que prolonga su vértice en una pilastra hexagonal que sirve de peana a un relieve en el que dos figuras angeladas sostienen un jarrón con un ramo de flores que representa la pureza de la Virgen y que junto con las figuras laterales representan la Anunciación.
Sobre ese alfiz aparece un arco de medio punto algo rebajado y decorado con motivos vegetales en el exterior y que asemejan tracerías en el interior.
El conjunto se encuentra enmarcado por dos pilastras adornadas con imágenes de apóstoles, once, y santos, San Juan Bautista, que sirven de soporte al arco de medio punto antes mencionado.  
Santo Tomás o
               ¿Gil de Siloé?

Hay uno de los apóstoles que aparece con gafas, es Santo Tomás, el primero a la izquierda, pero curiosamente entre sus manos aparece una escuadra, hay quien lo ha interpretado como un autorretrato de Gil de Siloé. También es necesario destacar la moldura vertical paralela situada a ambos extremos de los mencionados pilares o pilastras y rellena de parras, uvas y figurillas. Trabajo en el que el escultor realiza un alarde de virtuosismo vaciando el fondo sin quebrar el frágil alabastro.
Adorno lateral
En los laterales de los pilares a media altura aparecen, dos dragones alados, a modo de gárgolas, un detalle habitual en los retablos de Gil de Siloé.
S. Miguel
La superficie entre el arco escarzano y el conopial está ocupada por una rica decoración de cairelado y en la clave cuenta con un espléndido San Miguel, luchando contra el dragón, sobre el que aparece una figura tricéfala a la que se le otorga un cierto sentido trinitario bastante discutido.
Bajo el arco está ubicada la estatua orante que representa al infante Alfonso de Castilla. El Infante parece haber interrumpido la lectura del libro y dirige su plegaria hacia el altar de la capilla. Su figura cubierta de ricas telas que muestran la capacidad del escultor para obtener diversas texturas.
El pelo, liso, cae sobre el cuello y cubre la frente con unos rasgos más bien duros e inexpresivos que sugieren que el infante tenía una edad superior a la que correspondía en el momento de su muerte.
Don Alfonso viste un ropón ceremonial  lujosamente decorado, similar al de su padre, con anchas mangas acuchilladas, las manos cubiertas con guantes adornados con un anillo; lleva la cabeza descubierta, y un rico sombrero de piel adornado con perlas y pedrería cuelga sobre su espalda.
El difunto aparece en una postura orante, arrodillado con las manos juntas, ante un reclinatorio, constituido por un bloque único, cubierto con un paño de brocado similar al traje que viste y sobre un cojín abundantemente adornado. Si miramos con atención  nos daremos cuenta que la tela, a pesar de su peso, no cae verticalmente sino que parece inclinada de una manera no natural.  
Sobre el reclinatorio un devocionario o libro de horas abierto. Y junto al libro aparece la mano  de una persona que quiere cerrar el libro. Junto al libro y mano reposa también un gorro similar al que lleva don Alonso a la espalda.
Ante el Infante, a la altura del cojín sobre el que se arrodilla y sobre una se encuentra la escultura de una santa restaurada que ha perdido sus dos manos y tiene un gran parecido con otras imágenes del sepulcro de los reyes.
El fondo del nicho también está ricamente decorado, con quince cuadrados decorados con distintos motivos y enmarcados por una orla de tallos, hojas, ramas, putti y todo tipo de animalillos.
Escudo heráldico
El frontal del sarcófago muestra el escudo de Castilla sostenido por dos ángeles y flanqueado por dos guerreros con armadura, alabarda y escudo junto a unos putti, quizá con la función de guardianes del difunto.
Vidrieras
El conjunto de las vidrieras de la cartuja de Miraflores está compuesto por diecisiete ventanales y un rosetón sobre la puerta de entrada; pero, el rosetón y cuatro vidrieras historiadas originales que estaban tras el retablo han desaparecido.
Vidriera. lado derecho.
Pentecostés
Al parecer las vidrieras fueron encargadas por mediación del comerciante español Martín de Soria, por mandato directo de la reina Isabel I, en Flandes en 1484, pero su montaje se postergó hasta 1488 cuando  Simón de Colonia ultima la construcción de las bóvedas del templo.
El  transporte de ésta y otras mercancías desde los Países bajos se realizaba por barco desde el puerto de Amberes, al puerto de Bilbao, Laredo o Castro y de allí al interior de Castilla, en este caso a Burgos, en carretas.
La factura de las vidrieras está a la altura de otros conjuntos hispanos del S. XIII y XIV, como las de la Catedral de León, el monasterio de Pedralbes y las catedrales de Girona, Barcelona, Sevilla y Toledo.
Vidriera lado izquierdo.
              Oración del huerto
De las trece vidrieras figurativas o historiadas que se conservan en la Cartuja, diez de ellas, repartidas a ambos lados de la nave, y han sido atribuidas a Niacles Rimbouts, debido a la aparición de su firma en ellas, uno de los vidrieros más famosos de los Países Bajos de finales del siglo XV y principios del siglo XVI. Las otras tres, se encuentran en el ábside, y aunque en ellas, se reconocen rasgos flamencos, parecen distintas, en cuanto a la técnica y un poco anteriores en el tiempo y no parecen ser atribuibles al mismo taller de Niacles Rimbouts siendo difícil su adjudicación.
Vidriera lado izquierdo
            La Flagelación
Además de éstas hay otras cuatro incoloras que se encuentran en el presbiterio. Son de posterior datación que las de Rimbouts y técnica distinta, formadas por cristales incoloros o claros, siendo la red de plomo el único elemento de dibujo que forma patrones geométricos. El empleo de esta técnica nueva, pudo ser debido, por un lado, al cambio de gusto de los arquitectos que optaron por interiores más diáfanos  e iluminados con luz natural y no coloreado para apreciar mejor las pinturas, esculturas, retablos y demás decoración interior propia del período artístico. Y por otro lado, una forma de abaratar de manera importante el precio de los ventanales.
Vidriera lado derecho
             El Descendimiento
Hasta tal punto, que era frecuente, que ante la reparación de una vidriera coloreada, ésta fuese sustituida por una incolora. Es incluso posible que esto, aunque no por razones económicas, pudiese haber sucedido con estas cuatro vidrieras de la Cartuja, que al principio fuesen figurativas de color, siguiendo el programa iconográfico junto con las tres del ábside. Y con el tiempo, en el siglo XVII, se optara por sustituirlas por las incoloras, para facilitar el mejor paso de la luz y permitir una iluminación más adecuada del Retablo y los sepulcros.
Descripción
Vidriera lado derecho
             La Resurrección
Las vidrieras del ábside tienen un solo vano con paneles rectangulares culminados en dos puntas de lanceta. En sus tracerías hay piezas con tratamiento pictórico que representan motivos decorativos de origen vegetal.
Los grandes ventanales de la nave están divididos en tres vanos, separados por maineles. Cada vano se compone de cuatro paneles rectangulares culminados en una sola punta lanceta lobulada cada uno. Sus dimensiones serían de un metro de ancho por cuatro metros de altura y al igual que las del ábside en sus tracerías se incluyen piezas coloreadas.
El programa iconográfico
Vidriera ábside
               Presentación en el templo
Los motivos iconográficos representados en las vidrieras historiadas muestran escenas de la vida de la Virgen y de la Pasión de Cristo y como ya he dicho se distribuyen a lo largo de la nave del templo y el ábside, aunque su disposición actual no se corresponde exactamente con la original.
Vidriera lado izquierdo
              El Calvario
En las vidrieras del ábside aparecen representadas, de izquierda a derecha, las escenas de: La Coronación de la Virgen, la Presentación de Jesús en el templo y la Adoración de los Reyes.
En el muro del lado del evangelio, de los pies a la cabecera, aparecen representadas las escenas de: La Oración en el huerto, la Flagelación, la Coronación de espinas, el Camino de la amargura y el Calvario.
En el lado de la epístola, de la cabecera a los pies: El Descendimiento, la Resurrección, la Ascensión,  Pentecostés y el Juicio final.
Sacristía
Sacristía
Situada en el lado del evangelio tiene su entrada desde el presbiterio, junto al sepulcro del  Infante D. Alonso. La sacristía es el espacio donde el sacerdote se reviste de los ornamentos litúrgicos y se recoge en oración antes de comenzar la Eucaristía.
Hay en ella un retablo transformado en un armario de reliquias a finales del siglo XIX, pero cuya decoración pictórica es anterior, se trata de un óleo: la Adoración del Niño Jesús por los Pastores, imagen de tradición occidental donde se representa el pesebre y destaca la iluminación del rostro de la Virgen. Se atribuye a Diego de Leyva, pintor riojano del siglo XVII afincado en Burgos que acabó siendo monje en Miraflores. A ambos lados dos santos y a su lado los escudos de la portada principal: el de Castilla y el de Juan II.
Cajoneras para ornamentos

También destacan en la sacristía las cajoneras de madera de nogal, elaboradas en el siglo XVIII para guardar los ornamentos litúrgicos, que presentan la estructura idónea para la conservación de las vestiduras: espacios singularmente alargados y anchos que permiten el despliegue de casullas, dalmáticas y albas, junto con una estructura robusta y firme que asegura la resistencia del mueble frente al gran peso de las vestiduras sagradas.
Bóveda de crucería
Su cobertura es de sencilla bóveda de crucería cuatripartita de arcos ligeramente apuntados que se apoyan en ménsulas y en su clave una cruz que asemeja la famosa Cruz de la Victoria de Oviedo.
Capillas laterales
La Anunciación de Berruguete
Hay que destacar también las capillas laterales del lado del evangelio convertidas en salas de exposiciones como la sala de San Bruno con piezas artísticas de un gran valor como una Anunciación del siglo XV, obra de Pedro Berruguete; u objetos litúrgicos como cálices, patenas, una custodia, dos casullas, que muestran el esplendor de los cartujos.
Añadir leyenda
O las pinturas murales que adornan la capilla de Miraflores, con una espectacular decoración barroca, del siglo XVII, con gran profusión de detalles y elementos en forma de trampantojos. En su bóveda se representa la Coronación de la Virgen rodeada de imágenes del Antiguo Testamento.
Virgen de la leche.
                   Réplica
Bóveda con la Coronación
     de la Virgen
En el centro de esta estancia hay una réplica de la 
Virgen de la Leche de Gil de Siloé para el Sepulcro de los Reyes, que fue policromada y cuyo original se conserva en su ubicación natural.
Sala de las Reliquias
En la sala de las Reliquias se acogen ejemplares de manuscritos, códices e incunables conservados en la biblioteca de la cartuja. También hay un cuadro de Joaquín Sorolla: la Elevación de la cruz, de una gran fuerza expresiva. Y una réplica del Apóstol Santiago de Gil de Siloé y cuyo original se expone en The Cloisters en el Metropolitan Museum de Nueva York.