sábado, 27 de enero de 2018

San Isidoro de León

Antes de comenzar esta nueva entrada dar las gracias por toda la información que me han proporcionado al señor García Omedes a través de sus páginas web sobre Arte románico y a áquel, aquella, aquellas o aquellos que se encuentren tras la web  www.jdiezarnal.com.  
Mis más sinceras gracias, porque gracias a ell@s he podido elaborar esta pequeña aportación, para que aquellos que se acerquen a la Real Basílica de San Isidoro de León encuentren en este "trabajito" un poquito más de información. 
 Y sin más preámbulos.

La Real Colegiata Basílica de San Isidoro/ San Isidoro de León
La Real Colegiata Basílica de San Isidoro o, simplemente, San Isidoro de León, es un templo cristiano ubicado en la ciudad de León, en España. Es uno de los conjuntos arquitectónicos de estilo románico más destacados de España, por su historia, arquitectura, escultura, y por los objetos suntuarios románicos que se han podido conservar. Presenta la particularidad de tener un Panteón Real ubicado a los pies de la iglesia, con pintura mural románica y capiteles originales, todo lo cual hace que sea pieza única del mundo románico de la época. El conjunto fue construido y engrandecido durante los siglos XI y XII. Con el transcurso del tiempo se hicieron modificaciones y añadidos góticos, renacentistas y barrocos.
San isidoro de León. Vista aérea
La Colegiata de San Isidoro es uno de los edificios más históricos y queridos de León, así como una de las construcciones románicas más destacadas en toda la geografía española en este estilo arquitectónico. La colegiata se encuentra en pleno casco antiguo, cerca de la Catedral de León.
Cualquiera que sea la fuente que se consulte, experta o de divulgación, todas coinciden en la apreciación de que en ella, en la basílica de San Isidoro de León, se halla el mejor conjunto pictórico románico de Europa. La "Capilla Sixtina del Arte
Románico" la denominan. León es fundación romana. Allí a la orilla del Bernesga alzó su campamento la Legio VII Gémina propiciando el desarrollo de una ciudad: Legio. Tomada por los árabes, fue ulteriormente reconquistada y tuvo una muy relevante influencia en el mundo altomedieval. A ello contribuyó decisivamente el hecho de situarse en la más importante ruta de peregrinación, por la que circularon hombres e ideas, religión, cultura y comercio. La indudable atracción medieval por la veneración de las reliquias de santos insignes la convirtieron en templo de peregrinación de primer orden dentro de esta ruta.
A pesar de todos los cambios, a veces en aras de la modernidad, o del reducido espacio para la liturgia o cualquier otra razón aducida, el edificio románico se nos muestra con rotunda claridad. En buena parte se debe a que la espléndida Catedral de León no fuera edificada sobre este templo, como ocurrió por ejemplo en la ciudad de Palencia.
Contexto histórico-artístico
En los albores del siglo XI en el reino de león y en el condado de Castilla todavía se seguía conservando la cultura hispanogoda, sin embargo en otros lugares de la península como el condado de Barcelona y en el mismo reino aragonés, al igual que e otras partes de Europa había hecho acto de presencia y con una fuerza inusitada el arte románico con nuevas teorías y tendencia en todos los órdenes de la vida: económico, político social, artístico, incluso en el religioso con nuevas tendencias en la liturgia romana.
Concilios de Toledo
Así mientras en León y Castilla, la iglesia católica continuaba practicando la liturgia establecida en los Concilios de Toledo, en otros territorios, se imponía, poco a poco el rito romano. También en muchos monasterios se observaba la misma tendencia, aun cuando los clérigos y monjes reconocían la autoridad del papa de Roma y esto les hacía sentirse hermanados con el resto de los cristianos europeos, ellos seguían apegados al rito hispanogodo frente a lo que se pretendía conseguir que era una unificación de todo el ámbito monacal siguiendo la Regla de San Benito (ora et labora).
Todo ello unido a un hecho político de una relevancia fundamental, como era, el hecho de que el reino de León, germen del reino de Castilla estuvieran inmersos en el
La Reconquista
proceso de la Reconquista, hecho que condicionaba la forma no sólo de actuar, sino también de pensar  y que era extensible de una manera práctica a las condiciones de vida incluido el arte y que provocó la fidelidad a un pasado reciente, el visigodo, que de alguna manera legitimaba el ardor impuesto en la lucha contra el Islam en la península.
Historia y evolución del edificio
La iglesia y monasterio de lo que hoy se conoce como Basílica de San Isidoro tuvo sus orígenes hacia el año 956, un solar aledaño a la muralla romana de la Legio VII Gemina, por la parte del noroeste. Toda la parte occidental del edificio está adosada y superpuesta a ella. Se conservan en buen estado por este ángulo del noroeste bastantes metros de dicha fortaleza.
También se han podido detectar bajo los edificios de la Colegiata, y tras las obras de restauración, importantes vestigios romanos: gruesos muros de ladrillo, alcantarillas, cerámica, tégulas (tejas), atarjeas de letrinas (conducto por donde las aguas de la casa van al sumidero), con el sello de la Legio VII, probablemente se encontraba sobre la edificación de un templo dedicado al dios mercurio.  Del periodo visigodo no queda ni un resto y del periodo árabe, tampoco, ni de los primeros tiempos de la Reconquista.
Las primeras referencias en crónicas y documentos aparecen a mediados del siglo X. Reinando Sancho I (llamado el Craso, hijo de Ramiro II) aparecen en el año 956 las primeras noticias documentadas sobre este edificio. ​ La intención de este rey fue construir un templo para albergar las reliquias de Pelayo, el niño martirizado en Córdoba en el año 925, cuya fama se extendió pronto por toda la cristiandad europea. Hizo las gestiones oportunas con la corte cordobesa (de la que había sido huésped) para el traslado del cuerpo, pero no vio realizado su empeño porque fue asesinado antes.
Su hermana Elvira Ramírez (monja y regente de su sobrino Ramiro III) junto con Teresa Ansúrez, la reina madre, viuda de Sancho I, consiguieron realizar el proyecto, así que los restos de Pelayo fueron trasladados desde Córdoba a León.
Elvira Ramírez y su comunidad se mudaron al nuevo templo de San Pelayo, aquel que se acababa de construir para recibir las reliquias del mártir. Fue levantado este templo junto a otro pequeño y muy antiguo (conocido como el antiquísimo) que estaba dedicado a San Juan Bautista. ​ La vida de esta comunidad monástica duró tan solo 20 años en este lugar. 
En el reinado de Bermudo II el Gotoso (982-999),
Almanzor
León sufrió el ataque y devastación de Almanzor (en el 988), quedando arrasadas las dos pequeñas iglesias, San Juan Bautista y San Pelayo. Por entonces la primera abadesa Elvira ya había muerto, sucediéndola Teresa Ansúrez, la reina viuda que, al tener noticia de las inminentes aceifas de Almanzor, se ocupó (junto con la comunidad) de llevarse el cuerpo de Pelayo a la ciudad de Oviedo para preservar las reliquias.
Alfonso V (el de los Buenos Fueros), rey leonés desde 999 a 1028, tras el paso arrasador de Almanzor por la ciudad de León mandó reconstruir muchos edificios, entre ellos el monasterio de San Pelayo y la iglesia de San Juan Bautista.
Fue construida esta iglesia con materiales pobres (tapial y ladrillo), con planta tradicional, un testero tripartito, recto, y con dos cementerios para la gente de alto rango: uno a la cabecera (este) para obispos y algunos reyes que yacían en León y otro a los pies (oeste) como un atrio sin cubrir, dedicado a enterramiento regio, allí situó los cuerpos de sus padres Bermudo II y Elvira García, y donde él mismo fue enterrado. Sobre su tumba hay un epitafio que dice que edificó la iglesia de San Juan de barro y ladrillos. Esta es la iglesia que se conoce como iglesia antigua y que debió ser de proporciones muy pequeñas.
Sancha de León
Fernando I de León
Sancha de León, hija de Alfonso V junto con su esposo Fernando fueron reyes de León desde 1037. Sancha influyó notablemente en el rey Fernando para llevar a cabo una edificación en piedra de la iglesia de San Juan Bautista, convenciéndole además para que su enterramiento tuviera lugar en este templo. El proyecto se llevó a cabo mandando derribar la humilde iglesia anterior de Alfonso V y construyendo en su lugar un templo con buena piedra labrada.
            No fue un templo grande y abierto a los fieles sino una pequeña iglesia palatina para uso de sus mecenas Fernando y Sancha. 
Reconstruyeron también el espacio dedicado a Panteón de Reyes, en el cementerio de los pies de la iglesia, allí fueron enterrados estos reyes fundadores: Fernando, Sancha y tres de sus hijos: Urraca de Zamora, Elvira de Toro y García de Galicia.
Doña Urraca I de León
Para engrandecer la iglesia y según costumbre de la época era necesario contar con importantes reliquias, por lo que hicieron traer en 1062 desde Sevilla el cuerpo de San Isidoro y desde el monasterio de Arlanza las reliquias de San Vicente de Ávila que se guardaban allí a raíz de las razias de Almanzor. Contaban también desde antiguo con la mandíbula que se decía era de San Juan Bautista.
El 21 de diciembre de 1063 se consagró esta nueva iglesia bajo la advocación de San Isidoro, ofreciendo una solemne ceremonia, y los monarcas dotaron al lugar de un importante ajuar sacro, reliquias y objetos de orfebrería, así como enriquecieron al monasterio con un vasto patrimonio.  Desde el punto de vista del arte constituye una verdadera joya del románico de aquellos tiempos. Desde esta consagración la dedicación del templo fue en exclusiva a San Isidoro.
Mantuvieron los reyes una absoluta protección al templo, acudiendo a él en todas las ocasiones propicias. ​
Esta fue la primera iglesia románica que se levantó en el Reino de León siguiendo las modernas corrientes de este estilo.
El edificio románico de Fernando I y Sancha era de dimensiones reducidas: 16 metros de largo, con tres naves, la central de tres metros de ancho y cerca de 2 metros las laterales. De gran altura: 12 metros la central, 7 las laterales. La cabecera era tripartita con testeros rectos y escalonados cubiertos con bóveda de medio cañón. No tenía crucero.
Edificaron el panteón regio a los pies, al que se accedía desde el interior de la iglesia a través de una puerta que todavía existe y que está condenada. Sus muros —según consta por las excavaciones— estaban alineados con los de las naves de la iglesia. Fue un espacio cerrado, con dos alturas, la de abajo para enterramiento y la de arriba dedicada a tribuna real. De esta fase de construcción perviven: el Panteón, una portada o puerta con capiteles esculpidos que está en la planta superior del Panteón, la Tribuna real, los dos pórticos adosados y los dos primeros cuerpos de la torre. También los muros norte y occidental.
S. Isidoro. Planta actual
La iglesia que actualmente podemos contemplar, es el resultado final de la restauración y ampliación llevada a cabo por Urraca la Zamorana, hija de Fernando y Sancha.  La infanta Urraca Fernández de Zamora, soltera, a la muerte de su madre Sancha en 1067 heredó el patrocinio y mantenimiento del templo. Mandó hacer muchas obras de ampliación (se desconoce el nombre del arquitecto que realizó estas obras): ordenó agrandar su iglesia, mandó hacer la decoración pictórica del Panteón, estancia que ya existía cerrada y como cementerio en tiempos de sus padres, y la enriqueció con numerosos presentes, entre los que se conserva el célebre cáliz de doña Urraca.
La ampliación fue hecha sobre todo por la parte meridional y oriental, doblando las dimensiones y añadiendo el brazo del crucero. Se inició con la construcción de una nueva cabecera unos metros más hacia el este sin destruir la obra de Fernando y Sancha, avanzando hacia los pies donde se encontraban con el límite del panteón y las galerías al oeste y al norte. Al llegar a la cabecera de la iglesia antigua y al proyectar su destrucción, respetaron los muros norte y occidente, lo que condicionó la anchura de las naves laterales que tuvieron que ser más estrechas que la extensión de los nuevos ábsides. Se pararon las obras durante unos años a la altura de las ventanas de la nave mayor, sin que se conozcan muy bien las razones. Cuando se reanudaron era de suponer que las naves se iban a cubrir con techumbre de madera, pero finalmente se optó por rematar la nave central, elevada a gran altura, con una bóveda de cañón y se proporcionó luz directa con ventanales. 
Puertas del Cordero y del Perdón
Las tres puertas del románico pleno, puerta del Cordero, Puerta del Perdón y Puerta Norte, fueron hechas en este espacio de tiempo.  A partir de estas reformas empezó a conocerse el templo como iglesia nueva. Aunque no logró ver terminada las obras que fueron concluidas por Alfonso VII y la hermana de éste Sancha (hijos de hija de Raimundo de Borgoña y de la reina Urraca I de León y sobrinos/nietos de Urraca la zamorana). Fue en esta nueva etapa cuando el monasterio se elevó a la categoría de abadía dependiente directamente de Roma.
Posteriormente con Fernando II, segundo hijo de Alfonso VII y fundador de las órdenes militares de Santiago y Alcántara, consiguió del papa Alejandro III que se nombrase al monasterio y su iglesia como dignidad de abadía, con una serie de privilegios entre los que se encontraba la exención de toda jurisdicción episcopal bajo el título de “Hija predilecta de la Iglesia Romana”, bajo la autoridad de un abad (que llevaron el título de benditos y mitrados hasta 1832). En total pasaron por la abadía 66 abades. ​Pasada la Guerra Civil Española, obtuvo en 1942 el título de Basílica menor concedido por Pío XII.
Estructura del edificio
Interior
Su mayor parte edificada corresponde a mediado el XII, ya románico pleno e influenciado por las formas que se extienden por el Camino.
También hay trazas renacentistas en su fachada norte: sobre la portada del Cordero campea San Isidoro a caballo sobre una decoración del XVI.
A pesar de las ampliaciones y reconstrucciones de la época de la infanta Urraca y posteriores y la altura de sus bóvedas, el resultado final es “armonioso” en su volumetría.
S. Isidoro. Interior
Las modificaciones posteriores  tuvieron que adaptarse al anterior edificio de Fernando y Sancha, por lo que sus ábsides, por ejemplo, no tienen la misma anchura ni el mismo eje que las naves. La nave central es de gran altura y está cubierta con bóveda de cañón (como el tramo recto del ábside y el crucero) mientras que las laterales tienen bóveda de arista. Los arcos de separación de las naves tienen un peralte muy acusado; y los del crucero son polilobulados, detalle de supervivencia de la época mozárabe.
El interior sorprende por su contraste entre la luminosidad de su nave central debido a la gran cantidad de amplios ventanales de esta nave central y del crucero sur y la semipenumbra de sus naves laterales que llama al recogimiento.  
Posee una rica decoración en impostas de ajedrezado, motivo que se ve tanto en paramentos rectos como curvos. También los capiteles son ricos y numerosos.
En lo formal, el templo se halla orientado. Es de triple nave rematadas a levante por otros tantos ábsides y posee una nave crucero alargada que sobresale en anchura en planta dándole forma y planta de cruz latina. 
Altar Mayor. Gótico
La Capilla con el Altar Mayor del ábside central se construyó a principios del siglo XVI por obra del entallador Juan de Badajoz “el Viejo” en estilo gótico hispano-flamenco. El padre Juan de Cusanza (alias Juan de León) encargó las obras en el año 1513, sustituyendo la antigua capilla románica de la infanta Urraca por la actual gótica. En 1971 se hizo una labor de limpieza y de restauración del suelo, que se hallaba muy deteriorado. Con ese motivo salieron otra vez a la vista los cimientos de la planta románica que el arquitecto Torbado había descubierto en su labor de excavación, y siguiendo su trazado se hizo un dibujo en el suelo para que se pudiese ver fácilmente.
Urna de S. Isidoro de León
Posee un retablo gótico ocupando la cabecera de bastante importancia, elaborado entre 1525 y 1530,  consta de veinticuatro tablas de pintura religiosa y pasajes de acontecimientos históricos.
La custodia es de plata y guarda la hostia consagrada expuesta día y noche por privilegio papal muy antiguo, que comparte con la catedral de Lugo. Bajo la custodia y en lugar preferente se halla la urna neoclásica que conserva los restos de San Isidoro, obra realizada en 1847 por un platero leonés.
En su presbiterio se aprecia la existencia de dos pequeños absidiolos en cada uno de los muros laterales, precedidos de una arquivolta dovelada enrasada con el paramento, a base de arco de medio punto, capiteles historiados columnas y basas.
Los ábsides laterales que son también románicos con bóveda de horno son también especialmente oscuros y están centrados por un estrecho ventanal que rebasa en altura la línea de unión entre el muro y bóveda de cuarto de
Vista ábside lateralcon bóveda de aristas
Nave epístola y ábside
esfera marcada por una línea de imposta de taqueado jaqués que se ve obligada a descender para coincidir con los ábacos de los capiteles de esta ventana. Una segunda línea de imposta corre por debajo del nivel del ventanal y ambas se prolongan por el presbiterio que es amplio y se cubre con bóveda de medio cañón. En la unión ábside-presbiterio hay una columnilla que se remata por medio de capitel. Cerca de su embocadura con el transepto hay un fajón que apea por medio de pilastras sobre una especie de bancada corrida que recorre el ábside en si parte inferior.
Capilla de la Trinidad o Santo Martino
Otra de las capillas de la Basílica de San Isidoro es la Capilla de la Trinidad o de Santo Martino, una capilla que el canónigo Santo Martino ordenó construir en 1191 para depositar las reliquias obtenidas durante sus viajes y para servir de cementerio común para los canónigos. La capilla era pequeña, de planta rectangular y cabecera semicircular, y construida con materiales muy pobres con aparejo de ladrillo. Se llamó capilla de la Santísima Trinidad. Se hizo con una portada de medio punto en el muro norte. En el siglo XVI se transformó esta capilla en estilo hispano-flamenco, pasando a llamarse capilla de Santo Martino o San Martín de León, ya que es aquí donde reposan los restos del santo y lleva la imagen del titular. ​ El retablo es del siglo XVII.
Una de las características de S. Isidoro y sin duda que le dan una gran
personalidad son los arcos formeros de los brazos del transepto, su intradós es polilobulado con ocho arcuaciones perfectas de clara tradición hispanomusulmana (mozárabe).
Arco polilobulado
Los brazos del crucero se cubren con bóveda de cañón perpendicular al eje longitudinal de la nave central, con un arco fajón centrado que apea sobre capiteles de semicolumnas adosadas. Por todos los lados observamos u
na línea de imposta de ajedrezado, línea que en ocasiones se quiebra y baja y sube hasta el nivel de los ábacos de los capiteles.
Estos desniveles de la línea de imposta, son fiel reflejo de las vicisitudes edificativas de diversos
Arco fajón delante de ventanal
momentos de la obra. Otro claro exponente de estas dificultades constructivas es la existencia de arcos fajones con sus capiteles (segundo fajón de la nave lateral norte) por delante de los huecos de vanos en los muros de ambas naves laterales,que parecen incrustados en medio de los ventanales.
Como decíamos tres son las naves del templo, más ancha y alta la central. Poseen seis tramos y los tres últimos están ocupados por un coro de piedra del S XV. Todo el conjunto descansa sobre seis parejas de recias pilastras que alternan en su forma entre pilares cruciformes con semicolumnas adosadas y pilares de sección cuadrada con semicolumnas adosadas, pero solo en tres de sus caras (falta la que da a la nave central). Los del primer tipo (con uno así comienza la alternancia en la unión nave central-transepto) arrancan desde un alto podio cilíndrico con su borde libre decorado con ajedrezado jaqués que constituye una verdadera zapata vista de la estructura.
Pilares cruciformes alternados y fajones doblados
Además, los fajones que descargan en estos pilares son doblados a diferencia de los otros que son simples. Otra de las particularidades de esta estructura y que nos da idea de esos cambios estructurales que sufrió el edificio es el segundo de los fajones, desde el transepto, que se apea en grandes ménsulas situadas en la altura del muro, en lugar de hacerlo en columnas como el resto de los fajones, y ya al modo cisterciense estamos cercanos al S. XIII.
La altura de estos arcos fajones, su elegancia debido al notable peralte de su arco, unidos al hecho de que sobre ellos hay una sucesión de ventanales por los que se derrama la luz, les aporta un toque de distinción. El hecho de hacer las naves laterales de menor altura que la central, les permitió a los constructores realizar estos vanos de iluminación en ambos muros de la nave central. Uno por cada arco formero y centrados.  
Las naves laterales del templo son notablemente más estrechas que la central. Se cubren con  bóvedas de arista muy aplanadas entre arcos fajones de elevado peralte.
El coro alto a los pies es de la primera mitad del siglo XV —estilo gótico—, de tiempos del abad Simón Álvarez, cuyo escudo de armas está en una de las claves.  Tras el coro hallamos una alargada puerta de medio punto, en cuyo tímpano hay nada menos que un crismón trinitario con restos de su policromía original. Posee ocho brazos (de tipo oscense) y es del tipo oscense. Los símbolos alfa y omega están permutados en su normal ubicación. Esta ubicación es habitual cuando los crismones aparecen en los accesos a lugares funerarios. Hay una grieta que recorre todo el tímpano.
Puertas tras el coro
Hacia la derecha aparece una portada formada por dos arquivoltas de herradura y el vano interior, como los que se ven en las entradas de los transeptos norte y sur, con perfil polilobulado de seis arcuaciones, puerta que da acceso al panteón real situado directamente detrás de la misma.
Puerta con crsimón
En el interior del templo hallamos un notable número de capiteles de bella labra. Encontramos capiteles decorados con roleos, aunque aquí los roleos son mayores que en otros lugares y las cestas se decoran además con bolas. Otros son de corte clásico a base de palmetas y hojas de acanto; en ocasiones las hojas de acanto están al aire.  También hallamos aves intentando liberarse de los entrelazos de clara simbología románica (almas liberándose de las ataduras terrenales para elevarse al cielo). Otras tienen un matiz exótico, orientalizante. Aparecen episodios del Antiguo Testamento (Sansón desquijando al león) o escenas medievales de combates (quizá podría ser una representación de la lucha leonesa) y luchas contra seres demoníacos.
Almas liberándose de ataduras
Sansón desuijando al león
La decoración de los ábacos es tan dispar como la temática de los capiteles. Los encontramos sencillos sin más decoración que una fina moldura, con bolas en sus ángulos, decorados con palmetas, ajedrezado jaqués o botones florales.
Pero la joya del conjunto es la pequeña estancia cuadrada de 8 m de lado abovedada situada a los pies de la Real basílica y delimitada por el muro occidental de la iglesia que tenía una puerta de entrada al templo que fue cegada a comienzos del XII con motivo de las nuevas obras de ampliación. Se abrió en compensación otra puerta en el ángulo sur oriental. Este espacio estuvo cerrado por el sur con un muro medianero con los palacios reales. Cuando se cerró la primitiva puerta de acceso al templo quedó una zona que se convirtió en altar dedicado a Santa Catalina de Alejandría y toda la estancia tomó el nombre de capilla de Santa Catalina. En la documentación de la época puede verse este nombre, alternando con Capilla de los Reyes.
El origen data de los tiempos del rey Alfonso V el Noble que tras el paso de Almanzor hizo levantar de nuevo la iglesia con pobres materiales y la dotó de dos cementerios, uno en la cabecera y otro en los pies (in occidentali parte), como un atrio sin cubrir, dedicándolo a enterramiento regio; allí depositó los cuerpos de sus padres Bermudo II y Elvira. Fernando I y Sancha reconstruyeron también este panteón, siendo ellos mismos enterrados en él. Así consta en la lápida de consagración y en las crónicas de la época. La historiografía moderna atribuye el resultado final (que se contempla en el presente) a la infanta Urraca la Zamorana, hija de Fernando I y Sancha.
Su estructura pertenece al primer templo aquí existente, el dedicado a San Juan Bautista y que posteriormente cambió de advocación al recibir las reliquias de San Isidoro de Sevilla.
Panteón Real
La cámara tiene poca altura lo que le da un falso aspecto de cripta sin serlo. Dos recias columnas exentas articulan su división en tres naves de dos tramos. Arcos fajones y formeros compartimentan su espacio superior en seis bóvedas de crucería muy aplanadas en las que se plasmó hacia 1170 el más bello ciclo de la pintura románica. Su magnífico estado de conservación ha hecho que se le conozca como "la capilla Sixtina del Arte Románico".
Pero a pesar de su belleza no hay que olvidar cuál es su función original. Es un panteón. Aquí reposan, entre otros, 23 reyes y reinas, 12 infantes y 9 condes. Se sabe que están enterrados en el: Alfonso I, Ramiro II, Ramiro III, Alfonso V, Sancho I, Fernando II, Bermudo I, Dª Sancha y Dª Urraca. Paradójicamente un rey que destacó por su apoyo a la Iglesia de San Isidoro, no reposan en el panteón, se trata del rey Alfonso VII, sus restos reposan en la Catedral de Toledo.
pinturas y capiteles
Y siendo importante la decoración pictórica, no hay que dejar de lado la escultórica. Los capiteles de esta sala son sin duda el punto de arranque de la escultura románica en Castilla. Los hay con tema vegetal de tradición hispánica derivados en ocasiones directamente del mundo mozárabe, mientras que los historiados de tema simbólico parecen de influencia foránea. Son significativos los temas bíblicos pues fueron una primicia del románico.
La lápida que contiene el epitafio del rey Fernando da cuenta de la construcción en piedra de un templo sobre el que dedicado a San Juan Bautista era de barro ("fuit lutea") por parte del excelentísimo rey Fernando y la reina Sancha. También deja constancia del traslado de los restos de San Isidoro desde la ciudad de Sevilla el 12 de enero de 1062; del traslado desde Ávila los cuerpos de San Vicente, y sus hermanas Sabina y Cristeta el 6 de mayo de 1065. Da cuenta por fin de su muerte en 1065 y de la dedicación de esta lápida por la reina Sancha.
Plano del Panteón Real
Las pinturas que adornan sus bóvedas componen un exquisito conjunto de refinada técnica, que prácticamente cubren las bóvedas y los arcos del recinto. Fechadas a mitad del siglo XII en estilo románico, son de autor desconocido, aunque se observan claras influencias bizantinas u orientales. Realizadas al temple sobre una base/fondo de estuco blanco, que es el revoco, se aplica la pintura, se recorta en trazos negros toda la temática y se rellenan los fondos con ocres, amarillos, rojos y grisáceos en diversos matices. Estos tonos, así como los letreros explicativos realizados en negro destacan con fuerza sobre el fondo blanco de base. Destaca el uso del rojo en los arcos. Los personajes tienen textos explicativos en negro. Además su grado de conservación es excepcional para una obra de su cronología (Se acepta que se realizaron hacia 1170).
En ellas se entremezclan escenas de lo divino y lo humano, desde la figuración de Cristo en Majestad rodeado de los Tetramorfos hasta el pastor que da de comer a su perro en una escudilla mientras cuida de su ganado, o un práctico calendario que aleccione a los fieles sobre el momento de cada actividad agrícola y doméstica.
Las pinturas se agrupan en tres ciclos pictóricos: La Natividad, La Pasión y Ciclo de la Pascua.           
Ciclo de la Natividad

La Anunciación y la Visitación.
La Anunciación y Visitación
En el centro de la escena se representa la Anunciación, con el arcángel San Gabriel y la Virgen María, el arcángel tiene pintado su nombre, mientras que en la representación de la Virgen se puede leer: "Ave Maria Gracia plena Dominus tecum". A su derecha, otra escena representa la Visitación o el abrazo de María a su prima Santa Isabel.
En ambos extremos de las dos representaciones, vemos a la izquierda a Santa Ana sentada (la madre de la Virgen) con su nombre, a la derecha una figura masculina también sentada pero en este caso el nombre del personaje se ha perdido, pero se supone pueda representar a San Joaquín (padre de la Virgen).
Las diversas escenas y figuras se encuentran separadas por columnas en un fondo arquitectónico. El conjunto se encuentra pintado en el interior de un arco ciego del muro del panteón.
La Natividad
      
La Natividad
  Sobre un interior palaciego vemos al Niño Jesús en compañía de los dos animales que le dan calor. Un cartel dice. Presepio Domini (el pesebre del Señor). Frente a él la Virgen María con un cartel que dice: Sancta Virgo María. La escena se encuentra bastante deteriorada y falta parte de las pinturas. La escena se desarrolla en el interior de un espacio abovedado con decoración de cortinajes. En otra escena se encontraba la figura de San José, pero esta representación ha desaparecido ya que en el siglo XII se abrió una puerta de comunicación con el templo y esta desapareció.
El anuncio de los pastores
     
  Otra de las escenas famosas del panteón es el anuncio del ángel a los pastores de la buena nueva del nacimiento de Cristo. Un ángel se aparece a los pastores que se encuentran en el campo por la gran cantidad de arbustos que se ven. La imagen figurada de los montes en que pastan los rebaños se resuelve por medio de líneas onduladas que sugieren montecillos. El ángel anunciador,  que parece surgir desde el ángulo inferior izquierdo, señalando al pesebre, da la buena nueva a tres pastores: uno de ellos, en segundo plano, arriba a la izquierda, hace sonar un cuerno, avisando de lo que ocurre, un segundo pastor, magníficamente resuelto, aparece sentado en el suelo sobre su capa mientras toca un silbo o caramillo y empuña su cayado y un tercero está dando de beber o comer a su perro en su escudilla. En el centro un cartel dice: Angelus a Pastores.
Detalle de Anunciación a los Pastores
Como compañía de los pastores vemos diversos animales aquí y allá distribuidos por la escena, algunos de ellos verdaderas obras maestras,  como la cabra abajo a la izquierda que lleva un esquilo colgado del hocico, y que podemos situar al mismo nivel técnico que los personajes: dos machos cabríos peleándose, dos carneros, tres cerdos comiendo bellotas, un perro, tres vacas, y cinco ovejas. Este conjunto está considerado como de lo mejorcito que podemos encontrar en el Panteón. Ocupa un tramo completo de la bóveda.
La Epifanía y la Huida a Egipto
     
Situado en el arco ciego que forma pareja con la Anunciación, se trata de un conjunto bastante mal conservado. En una escena vemos a los Tres Reyes Magos a caballo. A continuación en el arco ciego la Virgen María con el Niño Jesús siendo adorado por los Magos en posición arrodillada. Detrás de ellos San José y una sierva.
       Otra escena narra la Huida a Egipto, en el centro María con el Niño a lomos de un asno, delante San José y detrás una sierva en actitud de despedida. Debajo de esta escena se encuentra un grupo completamente borrado de difícil interpretación.
La matanza de los inocentes
      
Uno de los temas más celebrados de este espacio decorado es el dedicado a la matanza de los Santos Inocentes. Ocupando el techo de la bóveda junto a la escena del Anuncio a los Pastores y bajo seis arcos de medio punto que apean en dos pares de capiteles y columnillas de sencilla hechura se desarrollan las escenas de este tema.
En el marco de un conjunto arquitectónico que quiere representar el Palacio de Herodes, encontramos la escena de la matanza de los inocentes. En el arco que centra el lado derecho, Herodes sentado, desdibujada su imagen, ordena la
Detalle
ejecución de los niños. Mientras un soldado armado de espada y escudo monta guardia tras él, a su otro lado otro soldado espera las órdenes del rey para degollar a un niño que sostiene por los cabellos. Al lado contrario cuatro soldados en diversas actitudes matan a los niños inocentes, en el arco central dos soldados, uno de ellos agarra a un niño por los cabellos, el otro por una pierna, y a ambos lados debajo de cada arco un soldado con similar menester. Tres lo hacen a espada y el cuarto con lanza.
Detalle
Debajo de Herodes otra escena, en ella una madre sostiene a su hijo en brazos mientras un soldado tira de él para arrebatárselo. Un cartel dice: RAHEL PLORANS FILIOS SVOS.
La cara de los sayones es absolutamente inexpresiva. Solo en las de los infantes se aprecia algún matiz gestual, incluso en la del que traspasado de lanza ya está muerto.
Un cartel incompleto de difícil traducción junto a Herodes dice: .... “Geroso limen cum eo”.  Mientras en el otro arco central aparece un rótulo con “Isti Svnt Innocentes Qvi proter devm ocisi svnt”
Es interesante la escena desde el punto de vista de la indumentaria de los soldados y de su armamento, dado el realismo y detalle con que está realizada.

Ciclo de la Pasión

La última Cena
La Última Cena también dispone de su espacio en una de las bóvedas. Un conjunto pictórico con quince figuras y un gallo. Pintado en uno de los tramos de la bóveda, con un fondo arquitectónico que quiere ser el Cenáculo, vemos la imagen de Jesús en el centro, lugar preferente, bajo un arco a modo de ábside y junto a él se hallan San Pedro a su derecha con una navaja en las manos y San Juan recostado en su regazo (con nimbo crucífero), presidiendo una mesa llena de alimentos.
En primer plano Judas Iscariote, reconocible por ser el único de los apóstoles que no llevan nimbo (corona sobre la cabeza) y que aparece robando el pez (símbolo de Cristo). Alrededor de la mesa el resto de los apóstoles, cada uno de ellos con el nombre indicado en un rotulo. Algunos de los nombres se han perdido (el de Jesús y el de San Pedro).
Junto a San Pedro  encontramos a:
• San Andrés con un cuenco de barro en las manos
San Bartolomé con las manos extendidas
• San Felipe con una copa de vino y un trozo de pan
Junto a San Juan encontramos a:
• Santiago El Mayor con un cuenco y una cuchara
• Santo Tomas con las manos libres y hablando con San Jacobo
San Mateo Matevs comiendo y con un cuchillo en la mano
• Santiago El menor hablando con San Mateo y en actitud acalorada
En la parte inferior de la mesa y a ambos extremos
• San Simón que sostiene una cazuela con una mano y con la otra se lleva el   
alimento a la boca
San Matías que llena un cazo con una jarra de vino (Este personaje es ajeno a 
 la Última Cena y se desconoce el motivo por el que está en la mesa). Matías 
fue nombrado apóstol después del suicidio de Judas Iscariote. Pero el detalle y 
virtuosismo con el que está representado, tanto él como algunos otros 
personajes, es asombroso y están llenos de una gran expresividad y con un 
gran cuidado en el detalle de su ejecución.
Bajo la figura de San Matías está el gallo de la Pasión, en alusión a la profecía realizada por Jesús en el sentido de que Pedro lo negará tres veces.
San Matías
Gallo de la pasión
En la parte superior de la escena dos personajes TADEVS y MARCIALIS PINCERNA. Estos dos personajes son curiosos, San Marcial hace referencia a San Marcial de Limoges y nos lo presenta como el copero de la Cena, con una mano sujeta una gran ánfora y con la otra sostiene el cuenco de vino, mientras que el apóstol Judas Tadeo lleva en sus manos el alimento (en este caso un pescado). En ambos casos ni llevan nimbo sobre la cabeza y en sus cartelas correspondientes se omite la palabra Sanctus delante de sus nombres. El porqué de la presencia de Marcial en la escena se desconoce, y el porqué del apóstol Judas Tadeo fuera de la mesa de celebración, también. En cuanto a Marcial se especula que al ser el copero o escanciador de la Última Cena y al estar por ello en ella presente en la misma, se le reconoce la categoría de Apóstol ya que según versiones para ser un Apóstol era requisito imprescindible el haber estado en la Última Cena.
Prendimiento y Juicio de Pilatos
El prendimiento
 En el centro del siguiente tramo de la bóveda, aparece una escena, un tanto desdibujada, en ella se puede ver a Jesús en el momento de ser besado por el traidor Judas Iscariote, mientras unos soldados le atan las manos. Junto a ellos San Pedro corta con su espada la oreja de Malco. Los rótulos de los personajes han desaparecido y sólo se puede leer el nombre del centurión Malcus. (CVS)
En la parte superior dos grupos de tres soldados en cada uno de sus lados, un grupo de ellos con garrotes, mientras que el otro portan lanzas y cayados. Entre ellos se puede leer con mucha dificultad: TANQVAN AD LATRONVM EXISTIS CVM GLADIS ET FVSTIBVS COMPREHENDERE ME (…. con cuchillo y palos a apresarme).
En el ángulo inferior derecho escena de Pilatos lavándose las manos con un texto que dice: PILATVS PONTIFEX PRINCES IVDEORVM (Pilatos pontífice y príncipe de los judíos).
Negación de Pedro
Sobre la parte superior de esta escena, San Pedro negando a Jesús junto a una mujer que le recrimina sus palabras. El texto explicativo dice: MVLIER ANCILLA y sobre San pedro ET TV CVM GALILEO ERAS NUN SVM. Junto a la pareja, el gallo que canta al alba, y un texto: GALLVS CANTABIT ET CVNTRISTATVS EST PETRVS.
En el otro extremo de la escena, en la parte superior vemos a San Pedro llorando, con un texto: PETRVS FLEVIT. San Pedro afligido y llorando por haber negado a Jesús tres veces.
Debajo de la anterior escena un personaje porta una gran Cruz, se trata del
Cireneo
Cireneo, la persona que fue obligada a llevar la cruz con Cristo. Nos lo dice un texto: CIRENENSE. Tanto la escena del Cireneo como la del Prendimiento no están acotadas o encerradas en trazos, lo que quiere decir que estas escenas se desarrollan al aire libre.
La Crucifixión
Ocupando otro de los arcos ciegos del muro de la sala. Situado en uno de los extremos, en el otro extremo se encuentra la Natividad que ya hemos mencionado, es decir nacimiento y muerte.
En el centro de la escena, Jesús en la Cruz, en la parte superior del madero, la cartela con las letras INRI que han desaparecido. A ambos lados el Sol y la Luna. Junto a la cruz dos soldados, uno de ellos lleva el jarro con el vinagre y el otro debía portar la lanza con la esponja. Junto a los soldados San Juan y la Virgen María.
En un plano inferior por debajo de la cruz, un rostro que se ha identificado como la calavera de Adán y a ambos lados el rey Fernando y su esposa. Junto al rey un texto dice. FREDENANDO REX. El texto del nombre de la esposa del rey ha desaparecido por lo que desconocemos a que matrimonio real puede hacer referencia el nombre de Fernando. Se han barajado las hipótesis de Fernando I o de Fernando II.
Detrás de los personajes reales, dos siervos un hombre y una mujer, el hombre debe tratarse de un soldado pues porta un escudo, la mujer (una sirvienta) lleva una jarra y un plato.

Ciclo de la Pascua

Cordero de Dios
En el tímpano del arco ciego que se sitúa sobre la antigua puerta de comunicación con el templo, se encuentra la escena del Cordero de Dios. Preside la escena, el cordero con el nimbo crucífero (representación de Jesucristo) envuelto en un círculo que sostienen dos ángeles. Uno de ellas conserva el nombre Sanctvs Gabriel, el otro lo ha perdido pero debe tratarse de San Rafael, pues además conserva una sola letra, la L.
 Apocalípsis
Ocupa la totalidad de uno de los tramos de la bóveda. En el centro de la escena, Jesús con nimbo crucífero, en posición sedente como Juez Supremo, en el momento del Apocalipsis. De su boca salen dos puñales y a su diestra siete estrellas de ocho puntas y un texto que dice: IHS VII STELLAS IN DEXTERA SVA. Junto al Señor San Juan con un texto que dice. HIC IOANNES CECIDIT AD PEDES DOMINI y en el lado contrario un ángel entrega a Cristo un libro cerrado, el texto dice: ANGELVS A DOMINO. 
Sobre la escena central un altar con siete candelabros y un texto difícil de leer que dice: IN MEDIO SEPTEM CANDELABRORVM AVREORVM SIMILEM FILIO HOMINIS y otro que dice: PRAECINTVS AD MAMILLAS ZONA AVREA.
A ambos lados de la escena del altar las figuras de dos pavos reales como símbolos de la inmortalidad.
Debajo de la escena central, en el interior de un espacio acotado, un ángel con un libro abierto (LIBER DOMINI) y arrodillado San Juan en actitud de recibir el libro. Un texto dice: VBI FACTVS MVTVS IOANNES CVM ANGELO LOCVTVS EST.
Rodeando el conjunto siete edificios que representan a cada una de las siete iglesias del Apocalípsis: EPHESVM, PERGAMVM, TIATHIRE, SMIRNAM, SARDIS, FILADELFIE y LAVDOCIE. Un octavo hueco se rellena con decoración floral.
El Pantocrátor  
Una de las escenas más importantes en este lugar, al igual que en la  gran mayoría de los templos románicos que se decoraron con pinturas figuradas, es la representación de Cristo en Majestad (Pantocrátor). Habitualmente situado en el cascarón absidal del templo, aquí se traslada al espacio central sobre el lugar tomado como cabecera del panteón. En origen cuando la puerta de entrada desde el templo se ubicaba en este lugar, era el primer tramo de la bóveda que quedaba a la vista y en el centro de la bóveda central, el Pantocrátor.
Cristo en Majestad enmarcado por la mandorla mística. La postura de Cristo es sedente; sentado en un trono celestial (semicírculo convexo en el que se ha querido ver el arco iris, así como el semicírculo inferior sobre el que reposa sus pies se dice que evoca la Tierra), bendice con su diestra mientras sujeta sobre su rodilla izquierda un libro en el que recuerda "EGO SUM LUX MUNDI" (Yo soy la luz del mundo). Parece flotar sobre un fondo celeste tachonado de estrellas y en el que se dibujan los símbolos alfa y omega (principio y fin) a ambos lados de su cara realzada por el nimbo crucífero. Su expresión es serena resuelta con trazos sencillos y agradable de contemplar en primer plano.
Mateo

Juan

Marcos

Lucas
Alrededor de Cristo en Majestad, en cada uno de los cuatro ángulos, los cuatro Evangelistas representados como los Tetramorfos. Cuerpos humanos con la cabeza del ser que los evoca: MATEVS OMO (Mateo, el Hombre), IOHANNES AQVILA (Juan, el Águila), MARCVS LEO (Marcos el León) y LUCAS VITULO (Lucas el Novillo).
La Puerta del Cielo
Bajo la escena del Pantocrátor, encontramos la puerta primitiva de entrada desde el templo. Formada por un arco de medio punto con dos arquivoltas que descansan en columnas con capiteles decorados con escenas bíblicas: a la derecha la curación del leproso y a la izquierda la resurrección de Lázaro. Su estado de conservación no es muy bueno, pero si ponemos atención podemos distinguir lo siguiente:
·        En el capitel de Lázaro, vemos un total de siete figuras: Cristo es  identificable por su nimbo crucífero, aparecen Marta y María, dos discípulos y Lázaro saliendo del sepulcro.
·        En el capitel de la curación del leproso, vemos a Cristo con nimbo crucífero y además con las letras IHS apoya su mano en la cabeza del leproso. Junto a Jesús dos apóstoles, uno de ellos San Pedro, portando una gran llave.

Las dos arquivoltas están pintadas la exterior con un lazo ondulante y la inferior con un grueso trazo en alternancia ondulada. Por debajo de estas líneas la representación de los doce símbolos del zodiaco, hoy apenas visibles por su deplorable estado de conservación. Y ya en el tímpano se reprodujo la escena explicada como Cordero de Dios y que es parecida a la que aparece en la portada del cordero al exterior del templo, con la  figura del Agnus Dei o Cordero Místico en el centro y los dos arcángeles: San Gabriel y San Rafael.
En otra de las escenas aparece Cristo en el centro, entregando un libro al ángel que se halla a su izquierda y a su vez el ángel lo entrega en otra escena a sus pies a uno de los evangelistas. Los confines del orbe se representan por medio de cuatro ciudades situadas en cada uno de los ángulos, como una casa con su rótulo identificativo.
Los santos del cielo  
         Repartidos por el todo el panteón encontramos una serie de santos y profetas del Antiguo y Nuevo Testamento, se hayan distribuidos por los intradoses de los arcos, y en los arcos de separación de naves. Entre ellos encontramos:

S. Gregorio Magno
El profeta Elías (ELIA)
El patriarca Enoc (ENOC)
San Gregorio Magno (SANCTVS GREGORIVS EPISCOPI) con un libro entre sus manos y una paloma junto al oído que le sirve de inspiración
San Martín de Tours frente a él una figura de tez negra (el diablo). Un texto dice: SANCTVS MARTINVS DIXIT: VADE SATANAS
• Escena del Espíritu Santo como Paloma y orlada de limbo y los arcángeles San Gabriel y San Rafael. La paloma en el centro de un circulo sostenida por los arcángeles. Un texto dice: SPIRITVS
S. Martín de Tours
SANCTVS. SANCTVS GABRIEL. SANCTVS RAFAEL
San Jorge a caballo matando al dragón-diablo que se protege con un escudo. Texto: SANCTVS GEORGI
San Gil modelando una vasija de hierro. Ha desaparecido el cartel con su nombre.
La mano de Dios
En el intradós de uno de los arcos, en su clave y en altura aparece la mano de Dios, en el interior de un doble círculo, identificada con rótulo: DEXTERA DEI. Hacia ella se orientan y señalan las figuras de dos profetas: Elías y Enoc, identificados por sus rótulos. Elías y Enoc son los dos únicos personajes que se citan en la Biblia que subieron a los Cielos sin pasar por la muerte.
En el intradós del arco formero situado a la derecha de Cristo en la escena del Pantocrator se representaron los doce meses del año con las diversas tareas a
DexteraDei
desarrollar en cada uno de ellos. Se realizaron sobre medallones de 38 cm de diámetro a modo de tira continua. Es el más famoso de los mensarios y zodíacos románicos que aparecen en numerosos lugares, pero sin la calidad antigüedad y conservación que éstos.
El mes de Enero (GENVARIVS). Se dedica al dios romano Jano, representado como Jano bifronte. Se simboliza en un personaje con dos caras escogiendo entre dos casas diferentes a las que acceder, con una cara mira al año que se ha acabado y con la otra cara mira el año que comienza. Es símbolo de las decisiones a tomar al comenzar el año. Entonces se ha de decidir hacia dónde se quiere encaminar la actividad anual.
Febrero
Febrero (FEBRVARIVS). Se supone un mes muy frío y poco propicio para el trabajo en el exterior. Se representa como un achacoso anciano, sentado al fuego, protegiéndose del frío y calentándose manos y pies cerca de la lumbre.
 Marzo (MARCIVS). Es hora de las faenas del campo y el momento de podar y calzar las viñas como gráficamente hace un personaje con capa provisto de gran instrumento curvo  (podón).
Abril (APRILIS). Es el mes de la primavera y de la siembra. Cuando todo florece y se representa como un joven con un par de brotes tiernos en sus manos, listos para sembrar.
Mayo (MAGICIS). Se muestra habitualmente como "Mayo caballero", es una imagen “no campesina”, pues es un mes no asociado a una labor agrícola específica. En este mensario, aparece un caballero enjaezando su caballo y provisto de escudo, que dedica su tiempo a menesteres más lúdicos, como puede ser la cetrería, el ejercicio físico e incluso la guerra´, pues  es el tiempo de salir a las campañas guerreras, si fuere preciso.
Junio (IUNIUS). Momento de la siega (cereales y trigo principalmente). Representado por un campesino que siega a hoz tallos blanquecinos.
Julio
Julio (IULI). Al igual que el mes de junio, durante este mes continua la siega. El personaje siega trigo son sus espigas bien representadas con forma y color adecuados. La siega se efectúa a hoz y en ella se detallaron sus dientes.
Agosto (AGVSTVS). Mes de la trilla, en el que hay que separar el cereal de la paja, en este caso, el sujeto lo realiza al modo clásico, golpeando el cereal, la parva, con el mayal, para separar el grano del tallo.
Septiembre (SETENBER). Mes de la vendimia. Es momento de recoger los frutos de la vid. El personaje recoge la uva y la va introduciendo en una especie de cazo metálico o caldero.
Octubre (OCTOBER). Es momento de cebar a las piaras de cerdos; un personaje sacude un árbol del que caen las bellotas dando de comer a los cerdos.
Diciembre
Noviembre (NOVENBER). Es momento de sacrificar al cerdo, la matanza, que hemos cebado en el mes anterior. En la imagen se efectúa a golpe de pica, sujetándolo de una oreja. Hay un refrán que dice "A cada cerdo le llega su San Martín", no olvidemos que tal onomástica se celebra el 11 de noviembre.
Diciembre (DECENBER). Ante una mesa bien surtida de viandas, el personaje se sienta al fuego y descansa de las labores realizadas durante todo el año.  Es el mes del frío y no hay opción para el trabajo al exterior. Es el momento del calor del fuego junto a la familia.
Exterior
Sólo se pueden ver desde fuera la fachada meridional y el ábside meridional. El resto del edificio está rodeado por otras construcciones y la parte de poniente (occidente) está oculta por la muralla (a excepción de la torre). Desde el exterior se aprecian las alturas de las naves, podemos apreciar las naves central y sur, más alta la central, con sus hiladas de ventanales y cornisa ajedrezada al modo jaqués que se apoya en modillones de influencia mozárabe. De las dos portadas románicas de esta fachada,  la más antigua es la del Cordero y la más moderna, la del Perdón. Son dos ejemplos del románico pleno, lo más antiguo que se construyó en el reino de León.
Puerta del Cordero
Es la principal por donde accederemos al interior del mismo. Se abre en el muro sur y se la conoce como "del Cordero" a causa del Agnus Dei que corona su tímpano.
Está dividida en dos cuerpos: el superior compuesto por peineta barroca del siglo XVIII obra  de los artistas de apellido Valladolid. Contiene el escudo real y lo remata San Isidoro a caballo, siguiendo la leyenda del estandarte real de Baeza (o pendón de Baeza) que se exhibe en el museo.
Y la portada propiamente dicha.
Puerta del Cordero
La portada propiamente dicha contiene un cuerpo ligeramente  adelantado, que en su día debió tener tejaroz, seguramente por encima del horóscopo, hoy en día desaparecido a causa de la posterior actuación renacentista y barroca que se conformó con remontarla por medio de un tremendo escudo de armas centrando el frontón sobre el que cabalga mitrado San Isidoro.
Muestra un notable abocinamiento a causa de las tres arquivoltas que la componen. Las dos interiores de medio punto son de recio baquetón y la exterior de arista lisa, dovelada  y rodeada a modo de guardapolvo de moldura ajedrezada (taqueado jaqués). Entre las arquivoltas (en la escocia interna de cada una de ellas) hay tres molduras/orla decorada con roleos y palmetas.
Apean estas arquivoltas en dos pares de columnas acodilladas, las interiores, que tienen basas áticas sobre plintos muy altos (que no son los originales) y capiteles que presentan figuras humanas con garras en lugar de pies y manos, personajes alados, en cuclillas y entre vegetales. Y la arquivolta exterior se apea en jamba recta por medio de ábaco decorado con palmetas que se continúa con moldura a modo de línea de imposta a lo largo del frontal de la portada.
Tímpano del Cordero
Al igual que sucede en la otra portada su obra clave es el tímpano esculpido de la misma. Es el primer tímpano conocido del Reino de León, conteniendo diversas escenas. Pertenece al románico pleno del siglo XI. Está esculpido en mármol blanco y se apoya en jambas que están rematadas por dos mochetas en forma de  cabezas de carnero.
Tímpano de la puerta del Cordero
Vamos a desglosar la escena por partes: El tímpano tiene dos mitades. La inferior esta esculpida en un solo bloque pétreo, mientras que la superior lo hace en tres. Las dos laterales son de forma triangular con un lado convexo al exterior. En ellas se esculpen sendos ángeles que tienen la cara vuelta hacia lo alto, señalando con su mano exterior, mientras que en la interior portan cruz. Entre ambas, otra pieza rectangular irregular muestra al Agnus Dei (cordero místico) a derecha que con su pata anterior derecha porta la cruz que por detrás del lomo emerge. Tras su cabeza, nimbo crucífero. Se inscribe en mandorla de profunda labra, cuyo bisel exterior se enriquece con una corona de perlas. Es transportada por dos ángeles al modo de los genios alados que aparecen en algunos sarcófagos romanos.
El bloque inferior, en esencia, narra el interrumpido episodio del sacrificio de Isaac pero rodeado de la otra simbología que lo enriquece.
Abraham, descalzo, sujeta a Isaac por el cabello con la mano izquierda mientras que con la derecha se dispone a hundir su cuchillo en el cuerpo de su hijo. La mano derecha de  Dios  (Dextera domini) emerge de entre los arbustos y llamando su atención, lo detiene y él vuelve hacia ese lado la cabeza. Un ángel, desde nuestro lado izquierdo, tras el matorral, le muestra un carnero cuyas patas anteriores se hallan enredadas en la maleza, como víctima alternativa en el sacrificio.   
En la Hispania mozárabe era muy común representar la escena del sacrificio de Isaac en lugar de Cristo crucificado. A la derecha se ve a Sara en la puerta de la tienda y los dos sirvientes que tomó Abraham como compañía, uno montado a caballo y otro que se descalza respetuosamente porque va a pisar un lugar sagrado. Isaac está también descalzo y pueden verse sus sandalias en el suelo.
Es una representación que concuerda con el texto del Génesis, exceptuando la figura de Sara. En el lado de la izquierda hay otras dos figuras del Génesis: Ismael y su madre Agar. Ismael está representado a caballo y como tirador de arco, siguiendo el Génesis (estas representaciones de Ismael con Agar solo se dan en la Hispania del siglo XI).

Capitel con arpía
Los cuatro capiteles que decoran esta portada se hallan muy bien conservados y son interesantes en su forma y mensaje. Comenzando por nuestro lado izquierdo, el primero (interior) que hallamos muestra en su ángulo a una arpía de rasgos inquietantemente humanos, alada, con garras que se aferran al collarín del capitel, al igual que lo hacen las otras dos criaturas maléficas que la flanquean y que comparten vestimenta arrugada. A continuación, en el siguiente capitel (exterior) hallamos un personaje orondo, con una soga alrededor del cuello, desnudo de cintura para arriba y entre dos monos con sus patas transformadas en garras, al igual que las del personaje central.
Capitel con entrelazado
Del otro lado de la puerta, el interior contiene una figura femenina desnuda con los cabellos al viento y el bajo vientre "censurado" que tiene sus pies de aspecto normal y sus manos transformadas en garras. A sus lados, a nuestra izquierda un toro y a la derecha un personaje demoníaco cornudo asimismo de pies humanas y manos en garra. Por fin, el último capitel de entrelazo al aire, felizmente entero y que como en la tradición románica viene a representar el fuego infernal. Unas veces surge de la boca de un león. Otras de un dragón y otras es avivado por el fuelle de un esbirro; pero siempre con la misma morfología iconográfica  (entrelazado). 
Capitel con figura femenina
Capitel con figura de mono
En definitiva, estas sobrecogedoras formas están previendo al peregrino a cuidarse del mal en todas sus formas, mal que tratará de poner una cuerda alrededor de su cuello y transformarlo en mono, animal que representa los vicios, y en especial el de la lujuria, reforzado, todo ello, en el tercero de los capiteles por esa mujer en posición obscena, con su sexo convenientemente “repasado” para ocultarlo en época más "Victoriana". Y de no seguir estas instrucciones, el fuego del infierno del cuarto de los capiteles es lo que aguarda al pecaminoso y despreocupado peregrino. Todo el relieve está ejecutado en piedra procedente de la región.
Por fuera del guardapolvo, en las enjutas del arco, hay relieves y figuras en mármol reutilizadas que tal vez procedan de la iglesia de Fernando y Sancha. Aquí se ubicaron dos grandes esculturas representando a los santos Isidoro (izquierda) y Pelayo (derecha). Aunque en realidad no corresponden al espacio en que están colocadas y hay en ellas cierta incoherencia y desorden. Por eso la estatua del mártir Pelayo tiene un libro que correspondería a la estatua de San Isidoro, a cuyo costado se implantó un verdugo con el cuchillo, correspondiente en realidad a Pelayo. Se cree que estuvieron dispuestas de otra manera y que al restaurar la puerta se movieron olvidando su primitivo lugar. 
San isidoro
San Pelayo
Esta disposición sirvió de modelo a la portada del Perdón, de cronología más tardía que más adelante veremos.
A nuestra izquierda, San Isidoro en actitud de bendecir, revestido de pontifical y con el báculo en la mano izquierda. En el sillar de la portada situado a la altura de su cara y al exterior de la misma, se halla epigrafiado su nombre en dos líneas: "ISIDO-RVS". Porta bonete gallonado por el que asoma pelo corto. Se orla la cabeza con nimbo en la parte posterior. Su aspecto escultórico es de corte clásico y aparece en posición frontal, sedente, asomando tras sus pies calzados unas inquietantes garras que son los extremos de la silla en que se sienta.
En el lado opuesto, San Pelayo, asimismo sedente en silla de tijera de la que asoman garras tras sus pies desnudos y cabecitas de leones por su lado derecho a la altura de la rodilla. Muestra abierta su mano diestra y en la izquierda situada bajo los pliegues de su manto, muestra el Evangelio. Su cara muestra rasgos delicados y largas trenzas poco apretadas. Por detrás nimbo poco trabajado.
Sobre las imágenes descritas, podemos ver alineadas diversas piezas escultóricas, a buen seguro reutilizadas del anterior templo entre las que podemos identificar un friso interrumpido por la arquivolta externa que representa los símbolos del zodiaco ordenado de derecha a izquierda.
Sobre la figura de S. Isidoro un conjunto de seis músicos con David entre ellos, y otro que parece emerger de un tubo anillado, tocando instrumentos musicales, además de un soldado/verdugo con su espada/cuchillo y escudo junto a su cabeza y correspondiente en realidad a Pelayo.
Sobre Pelayo hay otro violinista que también parece emerger de un tubo anillado, más un tamborilero.
Zodíaco
Ambas dos figuras reposan sobre una ménsula compuesta de una cabeza de toro con dos personajes a los lados que sujetan sus patas anteriores, al modo de las que sirven de apoyo a los santos descritos.
Puerta del Perdón
Puerta del Perdón
Pasemos  al frontal sur del transepto (nave crucero), en él se abre la puerta “del Perdón” que se llama así porque era la puerta por donde entraban los peregrinos que iban haciendo el Camino de Santiago, para conseguir en esta iglesia las indulgencias correspondientes y el perdón de los pecados.  Se halla bellamente decorada y realzada por elementos ornamentales y actualmente es la puerta empleada por los peregrinos para acceder al templo durante el periodo de cada Año Santo.
Cronológicamente corresponden a mediados del XII (época del románico pleno). Su ejecución es posterior a la Puerta del Cordero, y sus relieves están atribuidos al maestro Esteban que esculpió por primera vez una serie de temas evangélicos que serían reproducidos después en la portada de la catedral de Compostela, en la Catedral de Santa María de Pamplona y en la de Toulouse.
Una cornisa ajedrezada divide esta fachada en dos cuerpos. En el cuerpo superior hay tres grandes arcos de medio punto, siendo ciegos los dos laterales. Las columnas del centro son geminadas y sus basas son áticas, de garras. El ventanal central está cerrado por una reja románica. Todos estos elementos aportan a esta fachada una ornamentación más propia de la decoración del hastial de poniente (fachada principal) que la del crucero.
Por debajo de la cornisa ajedrezada nos encontramos con el cuerpo inferior ocupado por la portada propiamente dicha.
Tímpano del Perdón
Lo innovador de la misma radica en su tímpano decorado. Es la primera vez que en este arte se plasman tres escenas concatenadas en este elemento. Una verdadera ilustración para el peregrino en la que se le instruye sobre la muerte y resurrección de Cristo.
Esta portada consta de dos arquivoltas doveladas levemente peraltadas, con moldura en bocel (grueso baquetón) flanqueado por sendas escocias y con columnas acodilladas. Apean por medio de imposta decorada con palmetas en capiteles decorados en sus cestas con entrelazo esculpido al aire, lo que ha propiciado su desaparición en gran medida. Por fuera, guardapolvo con moldura de ajedrezado jaqués.  Y por el exterior una moldura decorada con palmetas, trazando un amplio segundo semicírculo que arranca del extremo distal de la prolongación decorada de los ábacos, y que define una amplia superficie en cuyos laterales se empotraron sendas imágenes escultóricas de cuerpo entero de los Santos Pedro y Pablo.
San pablo
San Pedro
Y es aquí donde podemos encontrar una reminiscencia mozárabe, no por el tema sino por la posición que se da a las esculturas de San Pedro y San Pablo; a San Pablo se le concede el lugar de la derecha (izquierda del espectador, derecha de la puerta), el preferente, costumbre muy hispánica que también puede verse en Silos. San Pablo en aquella época era muy venerado en España donde todavía se seguía la liturgia hispánica o mozárabe.
San Pablo a nuestra izquierda, con los Evangelios en la izquierda y mostrando la palma de la diestra. Aparece con amplia vestidura sobre la que porta túnica de airosos pliegues. Sus pies descansan sobre ménsula en la que está epigrafiado su nombre. Su cabeza barbada muestra una calvicie hipocrática y se halla orlada por nimbo decorado con pequeños bezantes en su círculo exterior. Dos botones florales rematan los ángulos superiores del conjunto.
A nuestro lado derecho de la puerta, San Pedro asimismo apeado en ménsula. En esta ocasión no parece figurar su nombre, quizá porque el portar tan conocido atributo en la siniestra (las llaves) es suficiente carta de presentación. Nimbo y botones florales similares a los de San Pablo. Porta báculo episcopal y está vestido con la casulla litúrgica, decorada con motivos florales en cuello y tira central. Calza -al igual que San Pablo- leves sandalias. Apenas una suela con tiras de sujección ,"Las sandalias del pescador". Sobre este conjunto, un tejaroz sustentado por 11 canecillos completa la escena.
Tímpano del Perdón
Pero sin duda lo más interesante de esta portada es la decoración de su tímpano. Dividido en tres dovelas que muestran tres relieves diferentes con temas que ya están lejos de toda influencia mozárabe y que artistas anteriores nunca se atrevieron a tratar En él se advierte la mano del Maestro Esteban con su peculiar forma de hacer y sus mofletudos personajes. Las tres escenas son: Ascensión, Descendimiento y Sepulcro vacío que contemplan las tres Marías.
Escena central "Crucifixión"
La escena central muestra el descendimiento de la cruz ("el abajamiento"). Un personaje con largas tenazas está retirando el clavo de la mano izquierda de Cristo, mientras que la Virgen sujeta el brazo ya liberado de la Cruz. A pesar del dramatismo intrínseco del momento, los personajes de la escena transmiten sensación de serenidad. Por encima, a ambos lados de la cruz, sobre el brazo horizontal, sendos ángeles turiferarios (que portan incensarios) de aspecto orondo se encajan en el espacio existentes.
Santas Mujeres en el sepulcro
A nuestra derecha, la segunda de las escenas en orden cronológico, muestra a las Santas Mujeres que acuden al sepulcro de Cristo portando ungüentarios bajo sus túnicas. De la situada junto al ángel solo se esculpió la cara, quedando en segundo plano y transmitiendo sensación de profundidad a la escena. Un ángel muestra el sepulcro vacío porque Cristo ha resucitado. Al igual que en la escena anterior los semblantes transmiten hieratismo, a excepción de la figura central que parece iniciar una leve sonrisa. El sarcófago se representa bajo un arcosolio de medio punto (románico), peraltado y apeado en columnitas decoradas con entorchado y bezantes y los capiteles lucen cuidadas volutas y hojas de acanto. Tras el, del arcosolio emerge un ángel que retira la tapa del sarcófago mostrando el interior vacío. Sus alargadas alas rellenan magistralmente el hueco del tímpano, enmarcando y resguardando toda la escena. Cara y pliegues del manto son decididamente convexos .
Ascensión de Cristo
La tercera de las escenas, a nuestra izquierda, muestra la Ascensión de Cristo a los Cielos. Epigrafiada en la periferia de esta porción de tímpano, la leyenda que así lo confirma "ASCENDO AD PATREM MEVM ET PATREM VESTRUM..". Dos ángeles -que lo son porque se advierten las alas en segundo plano- portan a Cristo quien apoya sus pies en las rodillas interiores de ambos mientras que con sus manos se aferra a la parte superior de las angelicales alas. Su rostro enmarcado por nimbo crucífero se vuelve hacia lo alto. Llama mucho la atención por la forma en que está tratado el tema, ya que parece que Cristo es ayudado o empujado hacia los cielos por los dos Ángeles. Y es que los los ángeles, más que escoltarlo lo transportan y Él colabora.
Estos temas expresados por el maestro Esteban fueron muy extendidos por los escultores del Camino de Santiago, que a su regreso lo llevaron a Francia en una cronología posterior.
Mochetas
Completan la decoración escultórica de esta portada dos mochetas que sustentan el bello tímpano descrito. Tienen de particular que lejos de hallarse en postura frontal, esto es hacia el intradós, se giran decididamente hacia el exterior mirando al peregrino que va a acceder al templo. La izquierda descrita como un perro más parece oso por sus formas, aunque tratándose del autor de la portada, pudiera serlo. Lleva collar con perlitas y su expresión es más simpática que fiera. Frente a él, la otra mocheta representa lo que parece cabeza de dragón. Esta sí, más inquietante que la anterior.
El perfil del vano de la puerta transforma su bisel en moldura de baquetón que continúa de forma recta en  por la porción central del tímpano (parte central del dintel).
Puerta norte o Capitular
Capilla de los Quiñones con Puerta capitular a la derecha
Se hizo en la parte septentrional del crucero. En el siglo XII daba paso a la sala capitular en el claustro. Más tarde al convertirse esta sala en capilla de los Quiñones se clausuró por la parte de la iglesia y se dejó la puerta sin uso y solo visible desde dicha capilla. Es semejante a la del Cordero pero con el tímpano liso, que en otro tiempo estuvo pintado y que en su origen estaría esculpido como las otras dos puertas. Consta de dos arquivoltas de medio punto cuyos arcos tienen moldura de baquetón, que descansan sobre columnas de fuste monolítico. Tanto en la rosca exterior como en la interior lleva ornamentación de ajedrezado al estilo de Jaca y de Frómista.
Son de destacar los capiteles, en especial el que representa a una mujer desnuda, agachada seguida por otra mujer también desnuda que lleva una serpiente en la mano. En el mismo capitel hay otra serpiente mordisqueando a un hombre vestido. Además de llamar la atención por el simbolismo que encierra, se trata de un perfecto trabajo de escultor clasicista y naturalista que puede verse en algunos capiteles de Jaca y de Frómista. Se atribuye el trabajo al escultor Leodegarius, conocido como el “maestro de las serpientes”.
Ábside sur
En la cabecera y desde el exterior únicamente podemos ver un sólo ábside, el del lado sur (nos recuerda a Jaca). Este ábside está dividido en dos partes por una columna central que desempeña una función de contrafuerte que apoya su basa en un podio se eleva hasta la cornisa a la cual sustenta por medio de un capitel. Se une al transepto sur mediante una lesena. Cada sección del ábside está centrada con un ventanal, tapiado el de su lado izquierdo, conservando el  enrejado original  de hierro forjado el del lado derecho al igual que los ventanales de ambos lados del transepto sur (puerta del Perdón)
El capitel izquierdo del ventanal abierto, de claro estilo románico muestra un ciervo acosado por un monstruo y en el de la derecha entrelazos rematados en palmetas que surgen de las fauces de un león, repitiendo el modelo en su ábaco, mientras que el ábaco del de la izquierda está formado por círculos con flores cuadripétalas (ábacos cuya forma se repite en los capiteles del ventanal cegado).
Ambos ventanales constan de una arquivolta lisa, sencilla y dovelada que se apoya  a través de un ábaco en columnas completas (basa, fuste y capitel). Por fuera guardapolvo con ajedrezado jaqués, al igual que hay en la moldura que corre bajo los ventanales absidales y en el borde libre de la cornisa a modo de lesena. Sin embargo a nivel de los ábacos de los capiteles la moldura está adornada con palmetas.
        
Ciervo acosado por mosntruo
Capitel con entrelazos
Los capiteles del ventanal cegado muestran en el de la izquierda animales (tres bajo un motivo vegetal) y en el de la derecha unos hombres enredados entre los entrelazos.
Los capiteles del ventanal del transepto sur se encuentran bastante deteriorados, pero son claramente motivos vegetales
La nave transepto, dada su longitud, recibe un ventanal del mismo estilo que los anteriores en cada uno de sus lados oriental y occidental. Todos ellos conservan su reja de hierro forjado original.
3 animales bajo vegetales
Hombres enredados
Bajo la cornisa del ábside sur, así como bajo la del brazo meridional del transepto, podemos apreciar una buena serie de canecillos decorados.
En lo alto de la columna que articula el ábside sur podemos ver un gran capitel sustentando la cornisa. A pesar de su deterioro alcanzamos a ver que su decoración se compone de tres figuras en cuclillas que portan serpientes. Una vez más aparece la serpiente tema recurrente en este momento del románico inicial.
En cuanto a la torre decir que está erigida sobre uno de los cubos de la muralla romana y que es una obra del siglo XII. Su plata es cuadrada y no sigue el eje de la iglesia.
En tiempos de Fernando I los dos primeros cuerpos tenían misión defensiva. En el segundo cuerpo hay una estancia con bóveda de cañón y un arco fajón que se apoya sobre columnas y que se utilizó como sala del Tesoro. Se accede a este cuerpo por la ronda de la muralla. Tiene claridad gracias a unos pequeños vanos en aspillera.
El tercer cuerpo (piso) se separa por medio de una línea de imposta biselada y tiene en su interior una sala abovedada con tres ventanas en cada una de las caras del cuadrado y sólo la del centro, mediante una ventana en aspillera, está abierta. El cuarto cuerpo es el de las campanas, con dos vanos de triple arco de medio punto por cara y sobre parejas de columnas cada uno de ellos. Una de las campanas está fechada en el 1086 y se conserva en el museo.
Gallo-veleta de S. Isidoro
            La torre tuvo que ser restaurada en la segunda mitad del siglo XX bajo la dirección del arquitecto Menéndez Pidal y reparada y consolidada con nuevas técnicas a principios del siglo XXI. El segundo piso se dedicó a cámara del Tesoro.
El gallo-veleta de la torre de San Isidoro fue durante siglos el símbolo más preciado de la ciudad de León. La veleta original con forma de gallo se guarda en una de las estancias del interior, en su lugar se subió una copia que es la que prevalece.
El gallo está realizado en cobre plomado recubierto de oro y fue creado por el procedimiento de la cera perdida. Se corona la torre con chapitel de pizarra moderno y una veleta que es el gallo famoso, símbolo de la ciudad de León.
El claustro principal se construyó en el siglo XI, lindando con la nave lateral norte y el Panteón Real y  corresponde a la época de Fernando y Sancha. Para su construcción se aprovechó el pórtico o galería norte del Panteón alargándola hasta dar con el crucero. Fue el claustro románico más antiguo conocido en España, de las cuatro crujías que lo forman tan sólo la del sur es románica, conocida, por ello,  como
Claustro. Panda románica
la galería románica, atrio o porche. El resto del patio son crujías con bóvedas de nervios del siglo XVI (renacentista). Es en esta reforma del siglo XVI, cuando se ciega esta galería románica con un muro de ladrillo que fue demolido a mediados del siglo XX, quedando al descubierto la crujía románica original donde podemos hallar capiteles decorados e historiados, canecillos y arcos románicos. Algunos son de tosca labra, con motivos semejantes a los del interior del panteón, Hay uno historiado que muestra el sacrificio de Abraham.
 Sacrificio Abraham
A partir del siglo XVI las distintas capillas del claustro se dedicaron a capillas mortuorias de las familias que tomaban el patronazgo. También en el claustro podemos encontrar  una bella pila bautismal cuadrada con epigrafía y decoración en sus caras.
El museo
Llamado también tesoro está situado en la tribuna, espacio que está situado sobre el Panteón más el pórtico occidental compartiendo sus muros y comunicado con ellos por una escalera de caracol. Consta de dos cuerpos rectangulares cubiertos por bóveda de cañón y según la tradición, la tribuna real era un palco para uso exclusivo de la reina Sancha, esposa del rey Fernando y desde donde seguían los oficios divinos.
En el siglo XII fue reformada, convirtiéndose en dependencia del palacio de la infanta Sancha Raimúndez, y más tarde, a finales de ese mismo siglo, se  convirtió en la capilla de Santa Cruz.
           
Museo
En la reforma del siglo XVI pasó a ser sala capitular y las pinturas murales que todavía quedan son de esta época. Desde 1962 alberga el museo de orfebrería, siendo también conocida como “Cámara de doña Sancha” y desde 1982 es sede del museo o Tesoro Capitular, con piezas románicas muy valiosas.
 
      También se exhiben objetos en las distintas capillas del claustro procesional.
Algunos de estos tesoros se perdieron en los avatares sufridos a través de los siglos y otras se encuentran custodiadas en museos ajenos a la Colegiata. Algunas de estas piezas que todavía se pueden apreciar son:​
·        Arqueta de San Isidoro. Forrada con chapas de plata y realizada hacia 1065. Está forrada en plata y se decora con relieves de Adán y Eva y su expulsión del Paraíso.
Arqueta de S. isidoro

Durante 900 años guardó el cuerpo del santo. Fue muy deteriorada en 1808.
·        Arca de los marfiles. Realizada en 1059 en madera y forrada con 25 placas de marfil incrustado, se dice que guardó los restos de San Pelayo y San Juan Bautista. En los laterales aparecen los doce apóstoles en el interior de arcos de herradura, en la parte superior se representa el Agnus Dei, El Tetramorfos, San Miguel y San Rafael entre otros personajes celestiales.
·        Portapaz de marfil, siglo XII.
·        Marfil escandinavo. Representa un dragón replegado sobre sí mismo. Obra del siglo X.
Arca de los marfiles
·        Cáliz de doña Urraca de 1100. Formado por dos piezas de onix que se unen con chapas de oro y filigrana. Engastadas diversas piedras como son esmeraldas, perlas, amatista y un camafeo con rostro humano. Tiene una inscripción que dice: IN NOMINE DOMINI URRACA FREDINANDI.
·        Arca de los esmaltes con representación de la crucifixión y pantocrátor. Obra de artesanos franceses de Limoges. Siglo XII.
·        Colección de telas: Dos estolas del siglo XII, 1197 y 1198, tejidas por Leonor de Plantagenet. Fragmentos de telas persas y árabes. Ternos renacentistas.
·        Lignum Crucis, ostensorios y relicarios.
·        Cruz de altar de Enrique de Arfe.
Cáliz de Dña. Urraca
·   Tríptico renacentista con la representación de la Anunciación, Visitación, Adoración de los Reyes y Calvario. En los batientes está el tema de las Once Mil Vírgenes, y el de la aparición de la Virgen a San Bernardo. Obra atribuida a Rodríguez Solís.
·     Pendón de Baeza, del siglo XIV. Es una de las piezas más importantes del museo. La tradición cuenta que fue bordado en el propio campo del sitio de la batalla de Baeza (aunque tal batalla no existió, pues la plaza se rindió por capitulación
Pendón de Baeza, en la sala de los Quiñones
pactada). ​Representa a San Isidoro a caballo con espada y cruz, como se apareció en el campo de batalla. Tema relacionado con las representaciones de esta época de Santiago y San Millán. Fondo carmesí, con las armas de León y Castilla (añadidos más tarde). Tiene honores de Capitán General.
Ha participado en todas las batallas en las que intervino Castilla y León durante la Reconquista.
El Archivo-Biblioteca.
Es un edificio construido a finales del siglo XVI por Juan de Badajoz el Mozo, al que se puede acceder a través de la escalera de caracol, construida a un costado del Panteón o desde el claustro alto. Su planta es rectangular, dividida en tres tramos, con bóvedas estrelladas y con altorrelieves y ventanales renacentistas. La cúpula central es ovalada y en sus pechinas hay cuatro medallones con las figuras de los evangelistas. Por debajo del arranque de la bóveda se ve una imposta donde se escribió con letras doradas una serie de elogios destinados a San Isidoro.
Archivo-Biblioteca de S. isidoro de León
El archivo contiene volúmenes entre los que puede destacarse 300 incunables, libros raros, 800 documentos en pergamino, 150 códices y tesoros de documentos hispánicos. Entre todas estas obras pueden destacarse algunas de las más curiosas o importantes:
·        Biblia del presbítero Sancho (siglo X- hacia el 960) escrito en letra mozárabe y con miniaturas de Florencio, escrito en el Monasterio de Valéranica (Brugos).
·        Biblia románica del siglo XII en tres tomos.
Codex biblicus legionensis
·        Dos tomos de la obra de Santo Martino (siglo XII), canónigo de la Colegiata donde recoge los tratados para la edificación moral de los canónigos. Son ediciones con ornamentación muy rica cuyas miniaturas se distinguen por los colores y perfección del dibujo.
·        Códice conocido como "Morales de Job" Siglo X (en el 951).
·        Códice conocido como "Codex Legionensis" Siglo X.
·        El Chronicon Mundi, del Tudense, siglo XV.