La catedral-basílica de Santiago de Bilbao
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La catedral de Bilbao |
Está consagrada al Apóstol Santiago, patrón oficial
de la ciudad, porque Bilbao formó parte del Camino de Santiago por la Costa.
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Santiago |
La catedral basílica de Bilbao se encuentra en pleno
casco antiguo de la ciudad y es un bello templo gótico edificado entre el
último cuarto de siglo XIV y principios del XVI. Su exterior muestra
influencias neogóticas fruto de la profunda reconstrucción de la fachada y la
torre en el siglo XIX.
Fue declarada Patrimonio Histórico y Artístico de
España el 3 de junio de 1931 y es considerada una de las mejores
manifestaciones góticas del País Vasco.
Destaca su acogedor claustro gótico, su portada
meridional, el pórtico,
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Pórtico Sur |
la Capilla mayor y la Puerta del Ángel, conocida
popularmente como Puerta de los Peregrinos, un ejemplo del mejor gótico florido
incluido en el itinerario de peregrinación del camino de Santiago por el ramal de la costa.
Un poco de historia
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D. Diego López de Haro |
El edificio actual sucedió a otros dos anteriores, que
ocuparon el mismo emplazamiento, y con la misma advocación. El primero era
anterior a 1300, fecha de la fundación de la villa por D. Diego López de Haro mediante la Carta Puebla,
y disponía de una necrópolis exterior situada en torno al muro de cabecera. El
segundo templo fue básicamente una ampliación del anterior, obligada ante el
crecimiento demográfico del núcleo urbano. Este segundo templo duró muy poco,
ya que en 1374 quedó arrasado por un incendio, tras lo cual el Papa Gregorio XI dispensó
indulgencias a quienes dieran limosnas para la erección del nuevo templo, con un
proyecto arquitectónico más ambicioso.
La nueva iglesia, todavía no catedral hasta el siglo
XX, levantada tras el siniestro de 1374 es el resultado de un
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Claustro |
período largo y
acumulativo de diferentes elementos como: la iglesia, el claustro, el pórtico,
la sacristía o la torre-fachada.
Comenzada a finales del siglo XIV, hacia 1397, conforme al estilo
gótico clásico entonces imperante, las obras fueron prolongándose lentamente
durante un siglo largo. Hacia mediados del siglo XV estaban terminados el triforio y
la girola con
sus cinco capillas centrales; en la segunda mitad de esta centuria se trabajó
en las demás capillas de la cabecera y posteriormente, ya en la frontera con el
siglo XVI, en las capillas laterales de la nave.
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Puerta del Ángel. Exterior |
En estas mismas fechas se
construyó el claustro y la Puerta del Ángel, que le da acceso desde la calle y
que incorpora ya elementos del gótico florido.
Se completó así el conjunto gótico que años después, bien entrado el siglo
XVI, se enriqueció con la Sacristía, el gran pórtico exterior y el perdido
Retablo Mayor, ambos de estilo renacentista.
El Retablo Mayor
debió ser una gran creación artística del franco-flamenco Guiot de Beaugrant,
que trabajó en Bilbao a mediados del
siglo XVI, quien lo realizó entre 1533 y 1543; fue desmontado en 1805, de este
retablo se conservan cuatro tallas de los Padres de la iglesia latina, hoy
colocadas en la Sacristía, y otros tres bultos hoy sitos en las capillas del
Pilar, el Cristo del Amor y Santa Lucía.
El 11 de junio de 1819 Roma otorgó
a la iglesia el rango de basílica menor, la primera del País Vasco.
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Sacristía con tallas del Retablo Mayor. |
En la segunda mitad del siglo XIX se llevaron a cabo el repicado de paredes
y bóvedas, la reconstrucción de la Sacristía y, en la década de 1880, la gran
reforma de toda la fachada, con su torre y su aguja, en un estilo neogótico armonizado con las viejas
formas góticas, dando al templo su aspecto actual.
En el primer tercio del siglo XX se restauró el claustro y en los años
finales del siglo, con posterioridad a las devastadoras inundaciones
de 1983, cuando las aguas del Nervión-Ibaizábal invadieron
todo el Casco Viejo bilbaíno y anegaron la
Catedral, se actuó en todo el conjunto, reparando y limpiando los interiores y
exteriores dañados por la riada. Las actuaciones se prolongaron hasta el año
2000. Como resultado de esta restauración, la Catedral presenta hoy un perfecto
estado de conservación.
En 1949 la basílica adquirió la dignidad catedralicia al establecerse
la Diócesis de Bilbao como una desmembración
de la Diócesis de Vitoria. La nueva diócesis fue
instituida por Pío XII mediante la bula de erección “Quo Commodius” con
fecha del 2 de noviembre de 1949. En 1950 tomó posesión de la sede episcopal el
primer prelado, Casimiro Morcillo González, quien consagró
la Catedral Basílica el 30 de diciembre de 1955.
Descripción
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Planta de la catedral de Santiago de Bilbao |
Al acceder a su interior se aprecia su equilibrada
planta de cruz latina con tres naves longitudinales de reducidas dimensiones,
de las cuales la central es de mayor altura que la de las laterales.
Está formada por un gran número de capillas
consagradas en sus naves laterales y girola. Y en su cripta, aún hoy y aunque
no se puede visitar, se pueden observar los restos de la ermita original sobre
la cual fue edificada.
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Interior de la catedral |
La catedral de Bilbao está considerada como uno de
los inmuebles más perfectos y completos del arte gótico vasco. Su aparejo es muy uniforme, de piedra de sillería arenisca, y ofrece en su
interior un bello colorido, tostado con vetas.
Se trata, como ya he dicho de un templo de tres
naves,
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Transepto |
con tres tramos, transepto alineado, es decir, no sobresale en planta
hacia los lados del edificio, presbiterio y cabecera con girola tras la Capilla
Mayor y separadas por una serie de pilares circulares con columnillas
adosadas y rematadas con fajas-capitel lisas.
Los tramos de las naves son cuadrados, mientras que
los de la nave principal tienen forma rectangular. La excepción es el crucero,
cuadrado y con los brazos rectangulares. Más peculiar es la solución del
espacio de la girola, que alterna tramos rectangulares y triangulares, tal como
sucede en las construcciones francesas, pero poco habitual en la arquitectura
gótica peninsular.
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Capilla de S. Antón |
En los muros laterales, encontramos capillas de
fundación particular pertenecientes a
familias notables de la villa. Se abrieron entre los contrafuertes exteriores
de la iglesia a partir de finales del siglo XV y principios del siglo XVI
siguiendo fórmulas góticas.
Una de las actuaciones más destacadas durante las
últimas obras de restauración del templo ha sido el rebaje del nivel del suelo cerca de 60 cm., recuperando la cuota
del siglo XVIII.
El alzado de la iglesia se distribuye en tres
registros o
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Alzado |
niveles formados por arcos formeros apuntados (arquería), triforio ornamental
formado por dos pequeños pisos decorados con vanos de cuadrifolias en su parte
inferior y arcos trilobulados en su parte superior y que rodea el edificio por
el interior en todos sus lados excepto en el de cierre en los pies y
claristorio (vitrales/ventanales).
La nave mayor se eleva hasta casi 22,50 m., mucha
más altura que las naves laterales, algo típicamente gótico, su anchura es de
22,3 m. y su longitud de 51,5 m. con una
superficie total de unos 1.200 m². Tal vez por sus dimensiones, parece pequeña para un templo
catedralicio, pero grande para ser una iglesia parroquial, que es como fue
concebida.
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Pilares |
Los pilares son robustos, de sección circular, a los
que se adosan columnillas que arrancan desde las bases escalonadas, propias
del gótico internacional hasta las fajas/capitel
lisas de donde parten los nervios de las bóvedas.
Los pilares exentos y los semipilares adosados a los muros soportan las
cubiertas, consistentes en bóvedas de crucería. Éstas, son simples en
todos los tramos de las naves salvo en el crucero, donde la crucería se complica
con terceletes rectos, y en la Capilla Mayor, que es de tipo estrellado. Las
intersecciones de los nervios están
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Bóvedas de crucería con claves |
decoradas con claves, cinco en el crucero y
siete en la Capilla Mayor.
Este sencillo procedimiento resulta frecuente en el gótico vizcaíno y, posiblemente, se deba a la influencia que sobre
toda la cornisa cantábrica ejerció la construcción de la catedral de Burgos,
donde este tipo de soporte son los habituales.
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Rosetones |
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vidrieras |
La vidrieras se ajustan a la estética gótica, realizadas en la segunda mitad del siglo XIX en estilo neogótico y que se
dividen en 17 ventanales y tres rosetones. Presentan decoración con vegetales y elementos geométricos, a
excepción de las dispuestas en el ábside que llevan representación figurativa,
la central con la representación de la Santísima Trinidad flanqueada por dos
vidrieras que muestran a los cuatro Evangelistas (tetramorfos).
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Vitrales del ábside |
También en los
vitrales del crucero se encuentran dos detalles decorativos: el escudo de
Bilbao, en el centro rosetón del brazo sur del transepto, y el Sagrado Corazón,
en el centro del rosetón del brazo norte.
Las ventanas que daban luz a las naves bajas antes de hacerse las capillas,
que disponen de vanos de iluminación particulares, están actualmente cegadas
con apliques de alabastro.
Portada principal
A pesar del predominio del estilo gótico, la fachada
principal es la que más cambios ha sufrido a lo largo del tiempo.
De la primitiva construcción gótica no se conoce
nada. La precedente de la actual fue construida en el siglo XVII, alrededor de
1650, por Martín Ibáñez de Zalbidea. Constaba de un amplio pórtico apuntado
bajo el que se disponía una portada clasicista con columnas dóricas de jaspe de
Mañaria, y sobre ésta una vidriera de diseño gótico de considerables
dimensiones.
En las décadas de 1880 y 1890 se reedificó por completo toda
la fachada, con su portada, su rosetón,
su torre y su chapitel, respondiendo a
los principios fundamentales del neogótico, que pretendía reconstruir el estilo
artístico de fines de la Edad media dejándose llevar por no pocos sentimientos
románticos.
La portada se encaja entre dos contrafuertes y
consta de cuatro arquivoltas ligeramente abocinadas con decoración vegetal y una chambrana trasdosada con remate conopial
en cogollo. Y está acompañado por las
imágenes pétreas de San Pablo, con su espada y San Pedro, que porta las llaves.
El característico rosetón se sitúa en el nivel superior, envuelto por detalles
de fronda y símbolos jacobeos, que son la venera y la cruz de Santiago. Debajo
de esta serie de emblemas santiaguistas: el canopeo y el tintinábulo.
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Torre |
En cuanto a la torre, es la cuarta de la que se
tiene noticia: al parecer de la primera no se conocen detalles, fue sustituida
por una torre barroca en el siglo XVIII, ésta a su vez fue sustituida por otra
de estructura más maciza y posteriormente ésta por otra neoclásica y cuyo
derribo dejó paso a la actual neogótica diseñada por el arquitecto Severino de
Achúcarro y concluida junto con la fachada en 1891.
Está formada por tres cuerpos: los contrafuertes, el campanario y la
aguja o chapitel. El primero levantado con piedra del monte Oiz, tiene
contrafuertes aciculares (con forma de aguja) en las esquinas y se abre al
exterior a través de dos vanos de estilo neogótico (arco apuntado y arquivolta)
y un reloj por encima de ellos centrado en un arquería ciega de claro aspecto
decorativo, en sus esquinas presenta remates de pináculos al igual que el
siguiente nivel.
El cuerpo central o campanario, confeccionado como
el anterior y los mismos materiales, aloja el campanario que se aloja un total
de once campanas, fundidas en 1890, 1895 y 1916 y distribuidas en tres niveles.
En el primer nivel del campanario de la catedral de Santiago se encuentran las
campanas de volteo que son siete, en el segundo las de repique que son cuatro y
en el tercer piso se alojan unas de volteo y otras de repique, campanas que no
son visibles ya que se encuentran tras
los ventanales apuntados y amainelados con persianas que actúan a modo de cajas
de resonancia y presenta remates de pináculos.
La torre culmina en una esbelta aguja aparejada con
una piedra más clara que el resto procedente de Angulema (Francia). De
inspiración igualmente bajomedieval, alcanza los 64 metros destacando visiblemente sobre el caserío del
casco viejo.
Portada sur
Desde la primitiva construcción la catedral se erige
sobre terrenos de marismas y arenales, una circunstancia que ha provocado
bastantes problemas de cimentación. Por este motivo, cuando se decide levantar
el pórtico sur de la iglesia, éste se realizó no sólo para habilitar un espacio
cubierto, sino también con el objetivo de servir como contrafuerte del edificio, por la nave
de la epístola.
La tremenda presión ejercida por la fábrica de la
iglesia se puede observar en la inclinación de los gruesos pilares que, a
pesar, de su robustez, han ido cediendo por lo inestable del terreno.
Todo ello conforma un imponente atrio de planta
irregular ligeramente triangular, que va,
prácticamente, desde la cabecera del
templo hasta el área de los pies, ocupan todo el lado sur del templo y levantado sobre el mismo lugar que ocupaba
un antiguo cementerio.
Su perímetro está definido por siete pilares de sección
prismática e irregular que sostienen los seis arcos de medio punto. En uno de los pilares, el que da a la calle Tendería, aparecen labradas las
armas de la villa como símbolo de posesión y patronato.
Fue una obra de evolución lenta y gran monumentalidad,
cuyas primeras trazas se deben a Rodrigo de Álbiz y Juan Sáez, continuando poco después Domingo de
Garita con la ejecución del mismo, hasta su conclusión a finales del siglo XVI.
Así pues, la ejecución de todos los elementos nos remiten al estilo
renacentista, a excepción de la bóveda remodelada en el siglo XVII (1686) por Lucas
Longa, que es de claro estilo barroco.
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Portada sur |
En este espacio sobresale especialmente el acceso al
templo. Se trata de una hermosa portada gótica
sin tímpano y de arquivoltas apuntadas abocinadas que presenta
decoración angrelada (con picos o dientes) en sus arcos interiores e
iconográfica en el arco exterior, que muestra las figuras de profetas sedentes
bajo doseletes. De toda la portada ésta es la parte más interesante, la
arquivolta exterior, que lleva esculpida las imágenes sedentes de catorce
profetas bajo
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En el centro: obispo y rey |
doseletes y, arriba junto a la clave, aparecen los bustos de un
obispo y un rey probablemente los que ocupaban esos puestos en el momento de la
erección del templo: D. Gonzalo, obispo de Calahorra, diócesis a la que
pertenecía Bilbao y el rey Juan I de Castilla. Rodeando la portada, por el
exterior, se sitúa una chambrana (guardapolvo en los retablos) con
ornamentación de hojas de vid que arranca de unas ménsulas con las figuras de
una mujer y un clérigo.
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Escudo de Bilbao |
Sobre la portada el escudo de Bilbao, con el puente
de san Antón y los lobos pasantes, realizado sobre madera policromada en el
siglo XVIII. Por el interior de la catedral, el
tímpano de la portada está ocupado por una bella talla de la Inmaculada, obra
de Francisco de Arizmendi realizada en torno a 1783.
Puerta del Ángel
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Puerta del Ángel |
En el lado norte se sitúa la puerta de acceso al claustro, la
llamada Puerta del Ángel, que toma su nombre de un retablo dedicado al
arcángel San Miguel que había en el claustro. Su hermosa portada gótica florida
es de los primeros años del siglo XVI y fue restaurada a finales del siglo XX.
Un parteluz separa las dos puertas de entrada cobijadas bajo arcos carpaneles
deprimidos, sobre los cuales se extiende un amplio tímpano decorado con
relieves flamígeros inspirados en el símbolo vasco
del lauburu.
Las arquivoltas, que flanquean dos pilares decrecientes, presentan en la parte
superior un trasdós conopial, rematado en florón y que enmarca
una venera o concha de peregrino, reflejo de
la tardía incorporación de esta iglesia a la tradición jacobea. Por este motivo
la Puerta del Ángel recibe también el nombre de Puerta de los Peregrinos.
Claustro
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Claustro |
Un claustro suele ser habitual en los conjuntos
catedralicios y monásticos, pero resulta raro agregado a un templo parroquial
como lo fue Santiago desde su origen hasta mediados del siglo pasado.
Fue construido en los mismos años que la sacristía,
a principios del siglo XVI, ocupando el lugar del antiguo cementerio norte del
templo. Junto con el de San Francisco de Bermeo constituyen los únicos
claustros góticos conservados en Bizkaia. Sin embargo, a principios del siglo
XIX se hallaba bastante deteriorado, por lo que entre 1924 y 1931 se renovaron
casi por completo las tracerías los intradoses de las arquerías, los pináculos,
las gárgolas y la crestería, conforme a un proyecto del arquitecto del
arquitecto Manuel Galíndez.
Cuatro alas de 24 metros de largo y 4 metros de ancho divididas en 6 tramos cada una
forman el perímetro de este espacio, adosado al lado septentrional del edificio
parroquial, es decir, a la nave del evangelio. Las bóvedas son de crucería clásica,
salvo la del ángulo cercano al acceso
que comunica con la calle Correo a
través de la Puerta del Ángel.
El jardín central está encajonado por las cuatro
crujías abovedadas que asoman al patio a través de grandes ventanales ornados
con la mencionada tracería flamígera neogótica, que descansa en tres maineles
moldurados.
Al claustro se accede desde el interior de la
iglesia y
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Puerta de entrada al claustro |
también desde la calle Correo por la Puerta del Ángel. Los accesos
desde el interior de la iglesia son dos: desde
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Interior Puerta del Ángel |
el tramo norte del crucero,
pasaje que se recuperó en las últimas intervenciones restauradoras, y desde el
primer tramo de la nave del Evangelio, por donde se
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piezas funerarias |
ingresa también en la
Sacristía.
A lo largo del claustro se hallan distribuidas
varias piezas de tipo funerario, pertenecientes a distintas épocas. Iniciando
el recorrido por la izquierda, según se accede al claustro, se encuentra la
lápida que perteneció a la familia Olloqui, de finales del siglo XVI, que lleva
en relieve el escudo con las armas de su apellido.
Seguidamente aparece la
sepultura de Ortuño de Ugarte, de mediados del XVII. Muestra escudo heráldico e
inscripción informativa de los cargos que desempeñó este caballero, fallecido
en 1634. Pero el enterramiento más destacado es el que está a continuación,
realizado en torno a 1540. Se trata
de un sepulcro renacentista en arcosolio
reaprovechado posteriormente en el siglo XVIII para enterrar parte de los
restos del obispo Andrés de Porras, prelado de la Diócesis de Calahorra, a la
que entonces pertenecía Bilbao. La última y más reciente pieza funeraria es la
de Francisco Iturribarría, a quien se dedicó el relieve sito en el pórtico sur.
Falleció en 1916, aunque no fue hasta 1957 cuando se trasladaron sus restos a
este sepulcro, tallado por el escultor Quintín de la Torre. Asimismo, se exponen
tres losas pertenecientes a las necrópolis primitivas del templo.
Sacristía
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Entrada a la sacristía |
La sacristía se edificó a fines del siglo XV o
principios del XVI. Construida en estilo
gótico-renacentista en el siglo XVI, tuvo una gran remodelación en el siglo XIX.
Es un espacio
rectangular, con eje perpendicular al del templo, adosado a la torre por el
lado noroeste y también a la crujía occidental del claustro, con el que
comparte la mitad del muro y con el que está comunicado. Consta de tres tramos en los que se disponen sendas
ventanas ligeramente apuntadas y abocinadas.
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Bóvedas de terceletes |
La crucería de sus bóvedas es de
terceletes y los plementos están vistosamente decorados, al igual que las claves. Los nervios apean en
grandes ménsulas figurativas y la plementería se
ofrece hoy pintada de un llamativo azul celeste. En las ménsulas al modo de peanas adosadas a los muros se pueden observar
a los Santos Padres de la Iglesia latina: San Agustín, San Ambrosio, San
Jerónimo y San Gregorio Magno.
De madera tallada y policromada, formaban parte
del Retablo Mayor renacentista que los Beaugrant realizaron para presidir el
presbiterio del templo entre 1533 y 1543.
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Piezas de orfebrería litúrgíca |
La sacristía es el lugar donde se guarda la ropa
litúrgica: albas, casullas, estolas, cíngulos…Junto a la ropa también y como se
muestra en la vitrina están los incensarios utilizados para purificar y
perfumar; la naveta, recipiente donde se contiene
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Detalle: "Rendición de Granada" |
el incienso; un acetre con su
hisopo que se utiliza para las aspersiones litúrgicas; bandejitas; vinajeras
donde se deposita el aguar y el vino de la consagración; cálices y copones.
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Vestiduras |
El
Cáliz es el vaso sagrado donde el vino y el agua se transforman en la Sangre
real de Cristo; el Copón que es el que tiene una tapa, es el lugar donde se
custodian las sagradas formas convertidas en el Cuerpo de Cristo.
Tanto en algunos de los armarios como en las
vitrinas instaladas sobre la cajonera se exponen piezas de orfebrería y
ornamentos (vestiduras) que ilustran sobre la vida y actividad del templo. Las
obras más antiguas son unas crismeras de hacia el 1530, pero son más abundantes
las de la época barroca, como el relicario del Lignum Crucis, la magnífica
custodia con la que se procesiona el día del Corpus Christi, o el notable
conjunto de cálices.
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Cristo del siglo XVI |
Resalta el Cristo en la Cruz, una talla de comienzos
del siglo XVI. En el testero norte hay un óleo típicamente barroco del siglo
XVIII con la imagen de la Inmaculada Concepción, que es copia del de Nuestra
Señora de la Portería, en Ávila y otra pintura barroca que recoge la escena de
la Asunción de la Virgen
Cripta-Oratorio
Se sitúa debajo del
altar mayor y frente a la Capilla del Sagrario, se baja a la misma por unas
escaleras desde la girola. En esta cripta se ha preservado como testimonio
arqueológico parte del muro de cabecera del primer templo de Santiago, que ya
existía antes de la fundación de la villa de Bilbao en 1300. También puede
contemplarse un arca que contiene las reliquias de San Fructuoso, San Bonifacio
y otros mártires, que junto con los nombres de los santos y beatos vinculados a
la Diócesis dispuestos en los muros, pretenden ofrecer al visitante un
testimonio de la tradición cristiana local en este particular espacio de
oración.
Coro
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Coro |
Al tratarse el templo
en origen de una mera iglesia parroquial, el coro no se sitúa en un espacio
central de la nave a nivel del suelo, como es habitual en las catedrales, sino
que aparece alzado en el primer tramo de la nave, en su parte anterior. Acoge
un órgano clásico de la casa Pellerín & Uys de Dax (Francia), bautizado con
el nombre del compositor alavés Jesús Guridi,
que fuera organista de la catedral entre 1918 y 1939. Fue construido en 2001 y
colocado en 2002, sustituyendo a otro fabricado por la firma alemana Ibach que
donó la benefactora local Dña. Casilda Iturriza en 1890.
Capilla Mayor
La cabecera del templo
contiene la Capilla Mayor y la Girola. La Capilla Mayor tiene
planta trapezoidal de seis lados, de los cuales, los tres posteriores se abren
a la girola con otros tantos arcos apuntados, que conectan en una serie
ininterrumpida las dos hileras de arcos formeros. La Capilla mayor o presbiterio fue remodelado en el año 2000 y
constituye uno de los elementos más novedosos del conjunto.
Al centro está el Altar, de un original diseño
circular y apoyado en 12 columnas que simbolizan a los apóstoles.
De estructura
similar, aunque con siete columnillas, es el ambón que se encuentra, por
delante en el lado del evangelio y desde el que se realiza las lecturas.
En el frente está la cátedra, desde la que el
obispo, en nombre de Cristo, convoca y preside la asamblea. A ambos lados la
sillería coral para los canónigos formada por doce asientos.
En la actualidad no se cubre con otros muebles, ni
posee retablo, aunque hasta el siglo XIX contaba con un magnífico retablo
renacentista, a juzgar por la calidad de las tallas que han llegado del mismo
hasta nosotros.
Preside este altar un magnífico Cristo tardogótico,
una pieza de hacia 1515 que presenta un plegado del Paño de Pureza muy
característico de estas tallas en Bizkaia.
En las columnas al pie del presbiterio pueden verse
sendas tallas de la Virgen de Begoña y de Santiago Peregrino. Son copias de las
que se conservan en el santuario de la patrona de Bizkaia y en la ermita de
Santiago de Ipiñaburu, en Zeanuri, y hacen alusión a las dos advocaciones de
mayor presencia en el presente templo.
Capillas de la Girola
La cabecera presenta
una amplia girola o deambulatorio. El abovedado
de la girola se articula en siete tramos triangulares y cuadrados alternos,
posiblemente por influencia de algunas construcciones del gótico francés, los
cuales alojan otras tantas capillas radiales, formando semicírculo.
Además de estas
capillas de la girola hay otras hasta un total de quince capillas, alojadas
entre los contrafuertes, éstas tiene menos altura que las naves laterales más
bajas que la central, excepto las cinco del centro de la girola, planificadas
desde el principio y construidas a la vez que la cabecera, ya que fueron
financiadas por feligreses adinerados para colocar allí sus sepulturas. Veamos
esas capillas comenzando por las de la girola comenzando por la nave de la
Epístola.
1.- En la Girola se sitúan las capillas absidiales que fueron
construidas en el siglo XVI.
La primera capilla es la de San José, conocida como capilla
de Santa Marina. De planta rectangular irregular, se accede a ella por
un arco apuntado en cuya clave se ve un escudo con árbol y oso rampante. Esta
capilla servía como espacio de comunicación con el pórtico sur, donde se ubicaba el antiguo cementerio y estuvo
inutilizada durante mucho tiempo.
El suelo aparece cubierto de sepulturas recuperadas
de la nave central, que recuerdan la función funeraria de esta capilla,
destinada, tras la restauración, a recibir los restos de los obispos difuntos (entre ellos monseñor Añoveros).
Una imagen moderna de San José, patrón de la buena muerte,
preside este lugar, talla salida del taller escultórico del bilbaíno
Basterra-Larrea. Lleva al Niño en brazos y sostiene en la mano una vara florida
2.- La siguiente capilla es la de Nuestra Señora de los
Remedios, iluminada por un ventanal apuntado (ojival) con una vidriera
de colores y diseño geométrico. Tiene planta hexagonal, irregular y la bóveda
es de crucería radial formada por seis nervios, que se unen en una clave
policromada con la imagen de la Virgen sedente.
En esta capilla se alza un curioso retablo/relicario
reconstruido hacia 1740 con piezas renacentistas y clasicista reaprovechadas al
arder el retablo precedente en el año 1641.
El cuerpo se estructura en tres calles, con cuatro
registros de reliquias en los laterales, y en el central dos pisos y el ático.
Entre las reliquias se encuentra un Lignum Crucis.
Preside el retablo una imagen de la Virgen de los
Remedios con el Niño realizada hacia 1660. Tiene larga cabellera y el ropaje
resulta abultado y rígido. Sostiene una parte de este ropaje en el brazo,
mientras lleva en el otro lado al Niño. En el segundo nicho se sitúa una talla
de San Ramón Nonato, con mucho más movimiento, de pleno siglo XVIII (mediados).
El ático está ocupado por una imagen de la Virgen de la Merced, en madera policromada
y de ejecución algo anterior a la imagen del Santo.
En esta capilla también se encuentra el Arca de las
reliquias, que acoge un total de 120 reliquias de diversos santos y santas
traídas por el Deán de la catedral de Badajoz, el bilbaíno D. Martín de
Olloqui, en 1583.
3.- La siguiente capilla es la consagrada a la Virgen del Rosario. De
planta simétrica y pentagonal, muy parecida a la de la Piedad, se cubre con
crucería de cinco nervios, que se cortan en una clave con la imagen que
representa al Ángel de la Anunciación. Tiene una ventana ojival con vidriera
que muestra la letra G, de Gortázar, su último patrón.
El retablo de un cuerpo más ático, es una obra
barroca de principios del siglo XVIII. Luce medias columnas con el fuste
estriado y adornos florales y vegetales, con la Virgen titular situada dentro
de una hornacina central de medio punto. La Virgen del rosario es una talla en
pie de mediados del siglo XVIII, con generosa melena y el Niño en brazos.
Arriba, en el ático, hay un óleo barroco, coetáneo a la fábrica del retablo,
que representa a santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los
dominicos, y que pudiera ser de realización local.
En esta capilla se sitúa un austero sepulcro barroco
en arcosolio de mediados del siglo XVII, que perteneció a la familia Gortázar y
Arandia.
4.- Capilla del Sagrario. A continuación y situada en el eje
longitudinal del templo encontramos la Capilla del Sagrario. De esta capilla se han
recuperado, en lo posible, su aspecto y forma
originales. En el año 2000 se
colocaron un cubrimiento de cristal y un sagrario gótico exento. Este tipo de
sagrarios reciben el nombre de torre eucarística y fueron frecuentes en los
Países bajos, Alemania…, durante la época medieval.
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Detalle del forjado |
Está esculpido en piedra arenisca, data del siglo XV
y procede de la iglesia de San Pedro en Mendexa, de donde pasó al Museo
Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, que lo ha depositado en
la Catedral, como reserva eucarística del Jueves Santo
El original sagrario está compuesto por varias
piezas pentagonales superpuestas y presenta una decoración de vegetales y arquitecturas
góticas en el cuerpo central y el copete, este último con fronda calada
decreciente y rematado por una figura antropomorfa que lleva un capuchón. La
puerta es de hierro forjado, muy fina y se flanquea por dos ángeles, uno con un
instrumento musical de cuerda y otro que porta una cruz. Los restantes lados se
ornamentan con tracerías, excepto uno, devastado, que nos informa sobre la
ubicación adosado a un muro o columna del templo. Este Sagrario se apoya en un
pie ornamentado con cinco columnillas góticas labradas.
5.- Capilla de Nuestra Señora de la Piedad. En la siguiente
capilla, también simétrica, de planta pentagonal, y cubierta con crucería de
cinco nervios, con la clave central decorada con una figura sedente de El
Salvador. Similar a la del Rosario, en ella hay una hermosa escultura, del
barroco castellano, que lleva a Cristo en su regazo. Se trata de la Piedad y es
del año 1642, aunque su policromía es posterior.
Esta expresiva imagen fue
realizada para el retablo de nuestra señora de la Misericordia, desaparecido.
Que se debía al escultor y ensamblador Antonio de Alloytiz, quien la realizó
también hacia 1642.
Los muros van decorados con elementos funerarios
pétreos, que estuvieron empotrados en el zócalo del presbiterio; fueron
realizados a mediados del siglo XVI, quizá por el círculo de Juan de Beaugrant.
De las tres laudas sepulcrales, dos presentan bultos yacentes labrados al
detalle y la tercera muestra la representación de las tres virtudes teologales,
fe, esperanza y caridad, enmarcadas en sendos medallones.
6.- A continuación, se presenta la capilla de San Diego Alcalá,
es de planta trapezoidal y con una bóveda de crucería radial de cinco nervios,
que confluyen de una
forma muy forzada
en una clave decorada con un relieve del apóstol San Pedro. En ella destaca el
titular franciscano. Es una fina pieza barroca de hacia 1740 que se presenta en
madera bellamente policromada. El retablo policromado y seguramente algo anterior
a la talla,
muestra ornamento de vides sobre columnas salomónicas y profuso
follaje en todo el conjunto. Consta de un cuerpo y el ático, donde hay un
lienzo con la escena de la Transverberación de Santa Teresa, también barroco que
se enmarca de igual forma en los primeros años del siglo XVIII y nos recuerda
la antigua advocación de la capilla. La escena, indiscutiblemente influida por
Bernini, recoge el momento culmen del éxtasis de la santa, cuando la flecha de
fuego enviada por el ángel atraviesa su corazón.
En esta capilla puede verse también el templete del
Corpus Christi que aloja la custodia con el Santísimo Sacramento el día de su procesión.
7.- La última de las capillas de la girola es la capilla de Santa Lucía. Presenta traza irregular y mayor altura que
las siguientes. Su acceso su acceso es levemente apuntado y su bóveda de
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Sepulcro gótico yacente desconocido |
crucería, sencilla. Posee una ventana rectangular hacia la calle. En el espacio
pueden contemplarse un sepulcro gótico con personaje yacente de identidad
desconocida e indumentaria militar, y un retablo neoclásico
que enmarca la
talla de Santa Lucía, obra renacentista en madera policromada y atribuida al
círculo de Juan de Beaugrant, de hacia 1545. Dispone
de bastante movimiento y está representada con elegante tocado, sin embargo, la
policromía es barroca, de mediados del siglo XVIII. Le acompañan elementos de
su condición de mártir, la palma
y la bandeja con los ojos que, según una
leyenda, ella misma se arrancó.
Esta talla formó parte del desaparecido Retablo
Mayor de la iglesia, más dos tablas barrocas del siglo XVII, en el banco,
correspondientes a San José y San Juan Bautista.
Otras capillas
Capilla de
Nuestra Señora de Begoña. Esta capilla
se encuentra en el quinto y último tramo de la nave del evangelio y es una de las
más grandes en cuanto a sus dimensiones, está consagrada a la patrona de
Bizkaia,
Nuestra Señora de Begoña.
Su acceso es apuntado y la bóveda de crucería
simple. Además, dispone de una ventana de medio punto con vitrales recientes.
El retablo es barroco, cerca de 1700, con las
inconfundibles columnas salomónicas, llenas de vegetales y vides. Presenta un
cuerpo con una calle y el ático. La titular, en el nicho central, es una
reproducción escultórica de la auténtica Virgen de Begoña, que estuvo resguardada
en esta capilla mientras duraron las hostilidades carlistas. La que vemos del
año 1960, lleva la firma del artista De Teresa. En el ático del retablo se
dispone una interesante escultura de Santa María Magdalena con el tarro de
perfume, talla tardogótica quizás de principios del siglo XVI, con generosa
cabellera y amplia túnica de duros y quebrados pliegues.
Enfrente del retablo se encuentra un lienzo barroco
del siglo XVIII de Nuestra señora de Begoña.
También en este espacio hay un sepulcro gótico, bajo
arcosolio, propiedad de la familia Arana- Basurto, también mercaderes bilbaínos
de finales de la Edad Media, con una inscripción y decoración heráldica.
Capilla de San
Antón. Situada en
el cuarto tramo de la
nave del evangelio. San Antonio Abad o San Antón goza de
relevante devoción en la villa. El acceso a la capilla es apuntado y el arco
descansa sobre ménsulas con decoración vegetal calada. Esta capilla carece de
vanos al exterior y se cubre mediante la típica bóveda gótica (de crucería
simple).
La imagen del santo es una talla
hispanoflamenca
policromada de fines del siglo XV que viste hábito de pliegues pronunciados y
presenta un magnífico trabajo. Lee un libro que sujeta con la mano izquierda, y
a los pies le acompañan un cerdito y las llamas del “fuego de San Antón”
alusivas a su fama como santo curador de enfermedades contagiosas.
En este espacio destaca también el
sepulcro/enterramiento de principios del
siglo XVI, tardogótico situado al fondo. Es un sepulcro bajo arcosolio y con
intradós angrelado, de la familia de comerciantes bilbaínos Arbieto. Con una inscripción en una bella letra
gótica. Presenta al matrimonio yacente, Juan Fernández de Arbieto y María
Sánchez de Vitoria, en una piedra oscura (pizarra) y con sendos perros a los
pies, como símbolo de fidelidad.
Capilla de la
Virgen del Pilar. Abierta en el
segundo tramo de la nave del evangelio. Presenta un arco de medio
punto
levemente abocinado y planta rectangular con bóveda de crucería simple de
cuatro nervios.
La capilla tiene una sencilla ventana de medio punto
que da a la crujía sur del claustro, pero que está tapada por el retablito
barroco.
Estaba dedicada a San Julián y las Ánimas, pero su
advocación actual proviene del 1725 año en el que el caballero don Felipe de
Andirengoechea estableció la hermandad/cofradía de la Virgen del Pilar,
cambiando a la
advocación mariana. Fue entonces cuando a la imagen titular,
una conocida como Virgen de los
Prodigios, cuando formaba parte del desaparecido Retablo Mayor de la iglesia ,
se le añadió un pilar metálico (plateado) y la imagen orante de apóstol
Santiago, obra fechable en la segunda mitad del siglo XVIII, a los pies,
convirtiéndose en Nuestra Señora del Pilar de los Prodigios. La imagen es una
fina talla, contenida en un arcosolio y que se le atribuye al taller
franco-flamenco de los Beaugrant, de mediados del siglo XVI.
El retablo donde se inserta es un mueble barroco de
cerca de 1760. Consta de banco sobre el que va un cuerpo de una calle con
columnas corintias más el ático, llevando el conjunto ornato de hojarasca y la
cruz de Santiago entre veneras en el ático.
La capilla recibió esta advocación por los favores
atribuidos a su titular, y desde el siglo XVI y hasta casi el XX, el
Ayuntamiento celebraba anualmente tres o cuatro rogativas a las que iba todo el
pueblo.
Ya fuera de la
Capilla, en su prolongación, correspondiente al brazo septentrional del
crucero, se halla un Santiago Peregrino tallado en madera por el escultor Pérez
Comendador en 1955 con motivo de la consagración de la Catedral.
Capilla del
Cristo del Amor. Situada a los pies del
templo, junto a la portada occidental y en el
arranque de la nave de la Epístola. Tiene un retablo neogótico del siglo XX con
relieves de los cuatro Evangelistas y de las catorce estaciones del Vía Crucis,
que acoge la imagen del Cristo del Amor, de gran devoción en Bilbao. Es una
hermosa talla atribuida al imaginero franco-flamenco Guiot de Beaugrant, de
hacia 1543, y, probablemente, un elemento perteneciente al desaparecido Retablo
Mayor de la iglesia. Cierra la capilla una rica verja neogótica.
Capilla Penitencial. En el primer tramo de la nave de la
Epístola. Es rectangular, su acceso es
de arco carpanel y se cubre con crucería estrellada que arranca de ménsulas con
los signos de los Evangelistas, el Tetramorfos; su ventana es adintelada.
Conoció una considerable reforma en 1867.
Capilla de San Serafín. En el segundo tramo de
la nave
de la Epístola, presenta planta rectangular y es la más pequeña de
todas las capillas de la Catedral. Se cubre con bóveda de crucería simple. A un
lado del sepulcro tardogótico, similar a los anteriores y descubierto en la
última restauración, se sitúa la imagen de San Serafín, talla neoclásica de
hacia 1840.
La Capilla del Bautismo. Presenta en el centro una pila
barroca realizada
en caliza roja de las canteras de Ereño hacia el 1746, así como una escultura
gótica pétrea de San Juan Bautista de hacia 1300; se trata de la pieza más
antigua de la Catedral, tanto del mobiliario como de la arquitectura.
Ésta es una de las capillas más amplias y regulares.
De planta rectangular, se accede a ella por un
arco de medio punto. Dos nervios
cruzados y policromados conforman la cubierta y se ilumina a través de una
ventana de medio punto que da al pórtico.
También se encuentra en esta capilla la antigua sede
episcopal, realizada en madera a fines del siglo XIX y de estilo neogótico.
De especial interés es la puerta del transepto sur que
comunica con el pórtico. Data de mediados del siglo XVII, si bien, debido a su
precario estado de conservación, ha tenido que ser rehecha aprovechando algunas
partes de la antigua puerta y los clavos. El tímpano de la cancela la ocupa una
agraciada talla policromada de la Virgen Inmaculada, obra del guipuzcoano
Francisco de Arizmendi en torno al 1783.
Tiene sepulcro gótico similar al de la capilla del Carmen.
Capilla de la
Virgen del Carmen. La escultura
barroca de la titular que existió en la misma no se conserva en la actualidad.
La capilla presenta planta regular, se accede a ella bajo un arco apuntado. La
cubierta es de crucería simple. En esta capilla se conserva un enterramiento tardogótico adosado al muro, posiblemente perteneciente a la familia Bertendona. En los nervios de la bóveda todavía se conservan cuatro escudos con sus marcas comerciales, que serían como la divisa de los antiguos propietarios. El
sepulcro se corona con una peana decorada con vegetales en la que se apoya una
deteriorada imagen pétrea de la Virgen sobre una peana y sin advocación
específica quizás de fines del siglo XV, principios del XVI.
Hay que señalar que entre el mobiliario del templo, conformado por retablos
y piezas escultóricas, no figuran ni el rico ajuar litúrgico ni la orfebrería:
una selección de las mejores piezas del mismo se exponen en el Museo
Diocesano de Arte Sacro, instalado en el antiguo Convento de la Encarnación de Achuri.